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| martes abril 16, 2024

Peligroso odio árabe e islámico

Otra simiente de este antijudaísmo está en el conflicto árabe-israelí, el cual derivó en un componente religioso, al punto que la parálisis del proceso de paz se debe esencialmente al factor islámico


Hace poco conmemoramos 75 años de la “liberación” del campo de exterminio de Auschwitz, sin embargo, en estos tiempos enfrentamos un impresionante incremento del antisemitismo y una de sus fuentes se halla en el mundo árabe e islámico, especialmente el radical.

Este tipo de odio tiene varias vertientes. Una de ellas está en El Corán y en la historia de Mahoma. A raíz del renacimiento de Israel, la mayoría de los judíos de estos países, unos 850.000 que en muchos casos integraban comunidades milenarias, se vio forzada a emigrar y un buen número fue absorbido por el Estado judío.
También la judeofobia árabe-islámica radica en la influencia del antisemitismo europeo; lo vimos en las simpatías que el nazismo despertó en las autoridades árabes de esa época, uno de los casos más emblemáticos es el del Mufti de Jerusalén, Haj Amin al Huseini, retratado junto a Hitler y pasando revista a las tropas SS. Además, lo notamos en el gran volumen de libros en árabe que reproducen los libelos y prejuicios antisemitas clásicos de las sociedades cristianas.
Otra simiente de este antijudaísmo está en el conflicto árabe-israelí, el cual derivó en un fuerte componente religioso, al punto que la parálisis del proceso de paz se debe esencialmente al factor islamista; ello se observa en la negativa palestina en reconocer a Israel como Estado judío; en las constantes instigaciones de Abbas, como el insistir en una inexistente intención judía de destruir la mezquita de Al Aqsa; en los numerosos ataques terroristas contra objetivos judíos en Francia, Alemania, Bélgica, Dinamarca, etc. inspirados en ISIS; en los ataques terroristas que destruyeron la embajada de Israel en Buenos Aires y la sede de la AMIA, así como asaltos en Bulgaria, Tailandia, Chipre, planificados por la teocracia iraní y perpetrados por Hezbollah.
La deshumanización y demonización del pueblo judío en el ámbito árabe e islámico imposibilita un acuerdo de paz sostenible con Israel y, peor aún, es en extremo peligrosa por el uso de la violencia y el terror. Resulta primordial reconocer esta realidad para intentar una evolución sustancial de los conceptos religiosos, un proyecto educativo y una actitud pragmática de sus dirigentes a fin de alcanzar verdaderos logros que beneficiarán a todos los sectores.
 
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