La congresista demócrata Ilhan Omar acudió el martes al programa Estado de la Unión de la CNN, donde Jake Tapper le preguntó por su abultado historial de virulentas declaraciones antiisraelíes (que incluye su reciente comparación de Israel con Hamás) y por la amonestación de que ha sido objeto por varios de sus colegas judíos del Congreso por aventar tropos antisemitas.
Como ha hecho tantas veces en el pasado, Omar cargó contra sus críticos en lugar de asumir responsabilidades. “Cuando mis colegas me piden tener una conversación para aprender de ellos y para que ellos aprendan de mí, siempre me complace”, dijo. “Creo que es realmente importante que esos congresistas comprendan que no están siendo aliados en [las exigencias de] justicia”.
Soy un palestino que creció en un campo de refugiados de la UNRWA a las afueras de Jerusalén y lleva toda la vida siendo activista por los derechos humanos. Déjenme decirles todo lo directamente que pueda que la congresista Omar no tiene ni idea de lo que habla.
Peor aún: en vez de debatir sobre hechos, la congresista Omar lleva años evacuando epítetos antisemitas; es como una imagen especular del antisemitismo de los supremacistas blancos que dice deplorar.
Políticos como Omar, Rashida Tlaib y Alexandria Ocasio-Cortez [las tres, congresistas demócratas] dedican una considerable cantidad de tiempo a Israel por los supuestos daños que inflige a los palestinos. Si de verdad se preocuparan por el bienestar de los palestinos, deberían poner el foco en otro lugar. A día de hoy, los sufrimientos que padecen los palestinos son en su inmensa mayoría resultado directo de la corrupción de la AP y del influjo de grupos terroristas como Hamás.
La corrupción afecta a todos los ámbitos de la vida palestina. Paraliza nuestra economía, lo que hace que los empleos públicos se cuenten entre los más preciados. Pero esos empleos se conceden por conexiones en vez de por cualificaciones, lo que perpetúa el ciclo de corrupción. No se publicitan las ofertas de empleo público, y esta falta de transparencia permea toda Gaza y la Margen Occidental.
El proceso de vacunación es un buen ejemplo de corrupción. Varias organizaciones de la sociedad civil y grupos de derechos humanos denunciaron que altos cargos ricachones se estaban quedando con dosis destinadas al personal sanitario. Al final, el Ministerio de Sanidad palestino admitió que muchas de las dosis recibidas fueron administradas a miembros del Gobierno.
Mientras no se ataje esta corrupción, los palestinos seguirán sufriendo.
Hamás ha sido designada organización terrorista por Israel, EEUU, la UE y el Reino Unido, entre otros muchos. El objetivo fundacional de Hamás es destruir Israel y matar a todos los judíos residentes allí. Y en ello sigue empeñada.
Hamás gobierna Gaza y tiene un tremendo predicamento entre los residentes en la Margen Occidental, especialmente desde que instigara el último conflicto con Israel y mostrara su relativa competencia frente a la patéticamente inepta Autoridad Palestina.
Por otro lado, Hamás sigue reclutando y sirviéndose de niños soldado. Según The Jerusalem Post, más de 30 menores palestinos fueron alistados para la campaña de apuñalamientos contra israelíes de 2015-16, mientras que otros 30 fueron utilizados con éxito como terroristas suicidas (muchos más lo intentaron infructuosamente) y más de 17.000 fueron incluidos en los programas de adiestramiento militar de 2019.
Al menos uno de los menores que según las autoridades murieron en la reciente guerra de Gaza era miembro de Hamás.
El uso de niños soldado es siempre aberrante.
Hamás continuará haciendo miserable la vida de los palestinos, pero los medios y los políticos norteamericanos siguen centrados en criticar a Israel.
Llamar al boicot, a la imposición de sanciones y a la destrucción de Israel no genera cambios verdaderamente positivos para los palestinos. Hay líderes audaces, como Mansur Abás, que sí están trabajando por conseguir esos auténticos cambios benéficos. Abás es israelí de ciudadanía y un árabe palestino en términos culturales. Así como un devoto musulmán. Recientemente se sumó al nuevo Gobierno israelí como viceministro y consiguió una impresionante lista de beneficios para sus votantes.
El Raam de Abás es el primer partido político exclusivamente árabe que se incorpora plenamente al Gobierno israelí. Abás ha dicho que trabajará para conseguir fuertes aumentos del gasto público y de la mejora de los servicios sociales en las comunidades árabes. El acuerdo de coalición ya incluía una partida de 53.000 millones de shékels (16.000 millones de dólares) para combatir el crimen y mejorar las infraestructuras en las localidades árabes.
Así es como se mejora la vida de los palestinos, no mediante la violencia, la corrupción y el terrorismo.
En ese mismo espíritu de remar juntos, invito a las congresistas Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Alexandria Ocasio-Cortez a reunirse conmigo, un palestino residente en la Margen Occidental, para hablar de los problemas de los palestinos y de cómo resolverlos de la mejor manera. Ellas dicen estar dispuestas a escuchar y aprender; bueno, pues si es así, aquí tienen la oportunidad.
© Versión original (en inglés): The Algemeiner
© Versión en español: Revista El Medio
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