El reciente asesinato, en Dubai, de Mahmud el-Mabhuh, uno de los jefes del brazo armado de la organización integrista islámica palestina Hamas, llevó a los titulares a quien todo el mundo cree hoy fue el responsable del mismo: el Mossad, el servicio exterior de seguridad de Israel. Nadie tiene pruebas para vincularlo al hecho, más allá de la interpretación-que hicieron también expertos israelíes en el tema de Inteligencia- que «parecía obra del Mossad».
Israel, claro está, no desmiente ni reivindica, y su Canciller Avigdor Liberman declaró días atrás que «los árabes siempre afirman que todo lo que pasa en el mundo, lo hace el Mossad». Sin embargo, cronistas y analistas israelíes especializados en temas de Inteligencia y seguridad, estiman que el operativo contra Mabhuh fue en efecto llevado a cabo por el Mossad.
Medio mundo ha puesto grito en el cielo. Es comprensible que países europeos que creen que pasaportes suyos han sido falsificados-según afirma la policía de Dubai-investiguen qué ha sucedido. Pero a mi se me ocurre que sería lógico que alguien pregunte no sólo si el Mossad-si es que fue el responsable de este operativo- falsificó pasaportes de otros países sino por qué mataron a Mahmud el-Mabhuh.
Puede que sea más atractivo publicar fotos y filmaciones de los supuestos agentes secretos que lo mataron, pero a mi se me ocurre que más relevante todavía es preguntarnos qué hacía este hombre en Dubai. ¿Por qué la policía de Dubai, que hasta publicó las imágenes de una mujer, supuesta miembro de la célula secreta, pagando en efectivo en el hotel, no publicó nada sobre los encuentros de este miembro de Hamas en el emirato? Lo único que sacaron de Mabhuh al público, fue la filmación en la que se lo ve saliendo del ascensor en el piso de su habitación.
Lo que tendría que destacarse aquí es que Mahmud el-Mabhuh tenía a su cargo la organización de todos los envíos de armas de la República Islámica de Irán a la Franja de Gaza, donde eran recibidos por Hamas, a menos, claro, que fueran interceptados, como pasó varias veces, en singulares operativos de seguridad de Israel.
Mabhuh no nació como blanco del Mossad. Aún sin poder confirmar que fue el Mossad quien lo mató, claro está que nadie allí lamenta su muerte. Y se convirtió en blanco buscado por sus actividades, no por ser simplemente miembro de Hamas. Se convirtió en blanco cuando con el correr del tiempo, toda la información de Inteligencia que se iba recabando a raíz de la interceptación de envíos de armas a Hamas, él siempre era una de las piezas claves. Si se capturaba un barco, un convoy de camiones, lo que fuera, con armas para Hamas, y se lograba interrogar por ejemplo al capitán del barco (que no sabía necesariamente qué cargamento llevaba) o al dueño de la empresa que había arrendado los camiones, al mostrárseles fotos diversas, siempre, todos, identifican a Mabhuh como una pieza clave en el sistema. Su foto era incluida ya que hacía mucho que se sabía que trabajaba por Hamas desde el exterior. Poco a poco, al ver que el hombre estaba en todos lados, ocupándose de los detalles más importantes, se comprendió cuán central era en el sistema general de envío de armas a Hamas, desde Irán, por diferentes vías.
Ahora, en medio del esfuerzo constante por enviar armas a Hamas, tenía un objetivo específico, muy especial: conseguir los misiles que permitan a Hamas disparar desde Gaza ya no solamente al sur de Israel, llegando quizás a Gan Yavne y Ashdod, sino al centro mismo de Tel Aviv. El efecto que tendría un golpe de ese tipo, considerando que aunque es Jerusalem la capital, es Tel Aviv la gran urbe de Israel, es evidente y ni necesita ser explicado.
Mabhuh se colocó a si mismo en la mirilla de Israel debido a lo que hace y a lo que busca. Ese es el tema central: comprender a qué dedica el tiempo, el dinero y la energía, la organización que gobierna Gaza.
Si fue el Mossad, a nadie debería sorprender. Un país que no sepa defenderse frustrando los planes enemigos antes de que sean concretados, se suicida. No es elegante, ni agradable ni políticamente correcto. Pero al parecer, a veces es inevitable.
En opinión de Ronen Bergman, especialista de Seguridad e Inteligencia del «Yediot Ahronot», que ha escrito también diversos libros sobre esta temática, el recurso del asesinato no es nuevo en la lucha de Inteligencia a nivel mundial.
En conversación con este diario, explica: «Ningún país que se enfrente a la amenaza del terrorismo externo en la escala con la que lidia Israel, puede permitirse renunciar al uso del sistema de asesinatos selectivos, a pesar de los problemas éticos y legales que esas ejecuciones pueden despertar».
Eso no quita que tenga dudas sobre cómo se concretó el operativo en curso, si es que fue el Mossad.. «Sin embargo, esos actos deben ser extremadamente raros. En el caso de Israel, esos operativos requieren la aprobación explícita del Primer Ministro, y son aprobadas recién después de analizar concienzudamente los riesgos políticos».
Bergman teme que en el caso de Dubai, ello no ha sucedido.»Hay dos opciones: no explicaron debidamente los riesgos al Primer Ministro Netanyahu o él, simplemente, calculó mal».
Israel Hasson, diputado del partido Kadima, que fue entre 1978 y 2002 miembro del Shin Bet (el servicio de seguridad interna, que a diferencia del Mossad, opera sólo dentro de las fronteras de Israel y en Cisjordania y Gaza) y finalizó allí sus funciones con el alto cargo de Responsable de los Operativos del servicio, nos dice: «Ni el Shin Bet ni el Mossad hacen nada que no hagan otros servicios de seguridad. Pero trabajan con mucha osadía y en forma muy inteligente, porque tienen claro que están defendiendo a la propia casa». Hasson agrega: «No hay otro país en el mundo cuya existencia misma esté amenazada. Eso nos obliga a ser los mejores del mundo. En los medios a nuestro alcance, seguro que las potencias están mejor. Pero en el nivel de estos servicios, en su capacidad, no tenemos más remedio que ir al frente».
Reenvia: www.porisrael.org
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