En 1978-9, estaba yo viviendo y estudiando en Dinamarca. Pero en 1978 – incluso en Copenhague, no se veían inmigrantes musulmanes.
La población danesa acogía a los visitantes, celebraba lo exótico, se desvivía para proteger a cada uno de sus ciudadanos. Estaba orgullosa de su nuevo rótulo de liberalismo socialista en desarrollo, ya que los conservadores habían perdido el poder en 1929 – un sistema en el que ningún trabajador tenía que luchar para sobrevivir, donde, en última instancia, se podía contar con el Estado como, tal vez, en ningún otro país occidental de la época.
El resto de Europa, veía a los escandinavos como librepensadores, progresistas e infinitamente generosos en sus políticas de bienestar. Dinamarca se jactaba de sus bajos índices de delincuencia, su devoción al medio ambiente, un sistema de educación superior y una historia de humanitarismo.
Dinamarca era, también, el más generoso en sus políticas de inmigración –
ofrecía la mejor bienvenida de Europa a los nuevos inmigrantes: generosos subsidios de bienestar social en el primer arribo, más ventajas adicionales en el transporte, la vivienda y la educación. Estaba determinada a dar un ejemplo mundial de integración y multiculturalismo. ¿Cómo podría haber predicho que un día, en 2005, una serie de caricaturas políticas en un diario, desencadenarían la violencia que dejaría a decenas de muertos en las calles – todo porque su compromiso con el multiculturalismo se volvería en su contra y lo mordería?
Para 1990 el crecimiento de la población urbana musulmana era evidente – y su falta de voluntad de integrarse en la sociedad danesa era también evidente.
Durante años, los inmigrantes se habían asentado en enclaves exclusivamente musulmanes. A medida que los dirigentes musulmanes se hacían oír más, acerca de lo que consideran la decadencia del modo de vida liberal de Dinamarca, los daneses – alguna vez tan acogedores – comenzaron a sentirse menospreciados. Muchos daneses habían comenzado a ver al Islam, como incompatible con sus valores largamente sostenidos: la creencia en la libertad personal y la libertad de expresión, en la igualdad de la mujer, en la tolerancia por otros grupos étnicos, y un profundo orgullo en el patrimonio y la historia danesa.
Un artículo de Daniel Pipes y Lars Hedegaard, en el que pronostican, con exactitud, que el creciente problema de inmigración en Dinamarca explotaría. En el artículo informaban: ‘Los inmigrantes musulmanes constituyen el 5 por ciento de la población, pero consumen más del 40 por ciento del gasto en bienestar social’.
‘Los musulmanes son sólo el 4 por ciento de los 5,4 millones de habitantes de Dinamarca, pero constituyen la mayoría de los violadores condenados del país, un tema especialmente combustible, dado que, prácticamente, todas las mujeres víctimas son
no-musulmanes. En forma similar, aunque menores, esas desproporciones se encuentran en otros crímenes’.
‘Con el tiempo, al aumentar el número de inmigrantes musulmanes, menos querrán mezclarse con la población original. Una reciente encuesta concluye que sólo el 5 por ciento de los jóvenes inmigrantes musulmanes, fácilmente, se casaría con un danés’.
‘Matrimonios forzados – prometiendo una hija recién nacida en Dinamarca a un primo en el país de origen y, a continuación, obligándola a casarse con él, a veces bajo pena de muerte – es uno de los problemas’.
‘Los líderes musulmanes declaran, abiertamente, su meta de introducir la ley islámica,
una vez que la población musulmana de Dinamarca crezca lo suficiente – una posibilidad no tan remota. Si las tendencias actuales persisten, un sociólogo
estima que, dentro de 40 años, uno de cada tres habitantes de Dinamarca será musulmán’.
Es fácil entender por qué, un número creciente de daneses, siente que los inmigrantes musulmanes muestran poco respeto por los valores daneses y sus leyes. Un ejemplo es un fenómeno común en otros países europeos y en Canadá: algunos musulmanes en Dinamarca, que optaron por abandonar la fe musulmana, han sido asesinados en nombre del Islam, mientras que otros se esconden, temiendo por sus vidas. También los judíos son abiertamente amenazados y hostigados por los líderes musulmanes de Dinamarca, un país donde, una vez, los ciudadanos cristianos llevaron a cabo el contrabando de la casi la totalidad de sus 7.000 judíos, por la noche, a Suecia – antes de que los nazis pudieran arrestarlos. Pienso en mi amiga danesa Elsa – que como una adolescente, temerosa, cruzaba la calle hacia la panadería, cada mañana, bajo la mirada de los soldados de ocupación nazi – y me pregunto qué diría hoy en día.
En 2001, Dinamarca eligió al gobierno más conservador en unos 70 años – uno que tenía algunas ideas decididamente no generosas acerca de la inmigración liberal sin restricciones. Hoy Dinamarca tiene la política de inmigración más estricta de Europa. (Su esfuerzo para protegerse, ha sido recibido con acusaciones de «racismo» por los medios de comunicación liberales de toda Europa – incluso mientras otros gobiernos luchan por arreglar los problemas sociales causados por años de inmigración demasiado laxa).
Si usted desea convertirse en danés debe asistir, durante tres años, a clases de idioma. Debe aprobar unos exámenes de historia y cultura danesas, y un examen de idioma danés. Debe vivir en Dinamarca durante 7 años antes de solicitar la ciudadanía. Debe demostrar la intención de trabajar, y tener un trabajo que lo espere. Si usted desea traer a su cónyuge a Dinamarca, ambos deben ser mayores de 24 años de edad, y ya no será tan fácil mudar con usted, a sus amigos y familiares a Dinamarca.
No se le permitirá construir una mezquita en Copenhague. A pesar de que sus hijos pueden elegir entre unas 30 escuelas de cultura e idioma árabe en Dinamarca, serán fuertemente alentados a asimilarse a la sociedad danesa, de una manera en que no lo eran los inmigrantes en el pasado.
En 2006, el ministro danés de Empleo, Claus Hjort Frederiksen, habló públicamente sobre la carga de los inmigrantes musulmanes sobre el sistema de bienestar danés, y fue horroroso: el comité de bienestar del gobierno, había calculado que, si se bloqueara la inmigración procedente de los países del Tercer Mundo, el 75 por ciento de los recortes necesarios para mantener el enorme sistema de bienestar, en las próximas décadas, serían innecesarios. En otras palabras, el sistema de bienestar, del modo que
existe, está siendo explotado por los inmigrantes, hasta el punto de, finalmente, llevar a la quiebra al gobierno. ‘Simplemente, estamos obligados a adoptar una nueva política de inmigración’.
‘Los cálculos del comité de bienestar son escalofriantes y muestran cuánto, hasta ahora, ha fracasado la integración de los inmigrantes’, dijo.
Una gran espina en el costado de los imanes de Dinamarca, es la Ministro de
Inmigración e Integración, Rikke Hvilshøj. Ella no escatima detalles acerca de la nueva política de inmigración, ‘El número de extranjeros que vienen al país hace la diferencia’, dice Hvilshøj, ‘Existe una correlación inversa entre la cantidad que viene aquí y lo bien que podemos recibir a los extranjeros que vienen’. Y, acerca de los inmigrantes musulmanes que deben demostrar su voluntad de mezclarse, ‘En mi opinión, Dinamarca debería ser un país con espacio para las diferentes culturas y religiones. Algunos valores, sin embargo, son más importantes que otros. Nos negamos a cuestionar la democracia, la igualdad de derechos y la libertad de expresión’.
«Hvilshøj ha pagado un precio por su demostración de temple. Tal vez para hacer una prueba y error; por su resolución, el imán radical líder de Dinamarca, Ahmed Abdel Rahman Abu Laban, exigió que el gobierno pague dinero manchado de sangre, a la familia de un musulmán que fue asesinado en un suburbio de Copenhague, afirmando que la sed de venganza de la familia puede ser frustrada por dinero. Cuando Hvilshøj desestimó su demanda, argumentó que en la cultura musulmana el pago de dinero en retribución era común, a lo que Hvilshøj respondió que lo que se hace en un país musulmán no es necesariamente lo que se hace en Dinamarca.
La respuesta musulmana se produjo poco después: su casa fue incendiada, mientras ella, su esposo y sus hijos dormían. Todos lograron escapar ilesos, pero ella y su familia fueron trasladadas a un lugar secreto, y a ella y a otros ministros se les asignó guardaespaldas, por primera vez – en un país donde la violencia criminal como esa era, alguna vez, muy escasa.
Su gobierno se ha volcado a la derecha, y sus fronteras se han endurecido. Muchos creen que lo que ocurra en la próxima década, determinará si Dinamarca sobrevive como un bastión de la buena vida, el pensamiento humano y la responsabilidad social, o si se convierte en una nación en guerra civil con los partidarios de la ley islámica.
Y, mientras tanto, los canadienses claman por políticas de inmigración más estrictas, y exigen el fin de los programas de bienestar estatales, que permiten a muchos inmigrantes vivir del subsidio público. Al ver, en Canadá, los enclaves de musulmanes entre nosotros, y ver a los que entran en nuestras costas con demasiada facilidad, que se atreven a vivir de nuestros impuestos, pero se niegan a adoptar nuestra cultura, respetar nuestras tradiciones, participar en nuestro ordenamiento jurídico, obedecer nuestras leyes, hablar nuestra lengua, apreciar nuestra historia.. Haríamos bien en mirar a Dinamarca, y recitar una oración por su futuro y por el nuestro.
Traducción para porisrael.org : José Blumenfeld
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