Sin novedad en el frente. Ayer, otro disparate más de España en política exterior esta vez de boca del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Resulta que Zapatero recibió en Madrid al primer ministro de Líbano, Saad Hariri. Cuando acabaron su charleta ¿Cuál es la conclusión? Pues uno dice que los palestinos tienen que regresar y formar un Estado con capital en Jerusalén. El otro añade que Israel «tiene que dar los pasos necesarios» para relanzar el proceso de paz. Es difícil distinguir quién dijo el qué. Una imagen clara de lo equilibrada que es la posición española en el asunto.
Naturalmente Zapatero es el de los «pasos necesarios». Unas palabras que parecen más inocentes pero son más venenosas, porque cargan sobre Israel toda la responsabilidad de un fracaso del proceso de paz. Es alucinante. Zapatero recibe ayer a un gobernante cuyo padre fue asesinado por un país vecino, Siria no Israel, y a cuyo consejo de ministros se sientan varias personas que junto a la botella de agua apoyan el kalashnikof. Se trata de Hizbullah, no de Israel. Y Zapatero ha enviado soldados españoles a Líbano, entre otras cosas, para evitar que Hizbullah, no Israel, acumule armas en la frontera. Y es Hizbullah, no Israel, quien en sus declaraciones públicas no renuncia a la guerra. ¿Y de quién es la culpa según Zapatero? De Israel, naturalmente.
Como español este periodista lamenta que en la actualidad España no pinte absolutamente nada en la esfera internacional, pero siendo sincero reconoce que es mucho mejor para todos que sea así.
http://israeltodos.blogspot.com/
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