24 de septiembre de 2009.- El aeropuerto de Tel Aviv recibe y despide diariamente a decenas de personas con el apellido ‘Cohen’, pero sólo uno porta el sombrero de mito: Leonard. El cantante canadiense ha vuelto a Israel para cerrar su gira en el concierto que se celebrará en Tel Aviv. Fuente de admiración, ya ha batido un récord local: la venta en escasas horas de las 47.000 entradas del Estadio de Ramat Gan. El desmayo de Cohen en Valencia preocupó a muchos -en especial a los organizadores- pero su eufórico 75 aniversario celebrado el lunes en el Palau Sant Jordi de Barcelona tranquilizó a los israelíes, hipnotizados por su voz, estilo y letra.
Por si acaso, le han asignado un médico personal que no se separa de él ni de sus ocho guardaespaldas. Cohen ha anunciado que los beneficios del concierto irán a parar a organizaciones a favor de la paz como la asociación de familias de víctimas palestinas e israelíes.
Cada vez que aterriza en el aeropuerto de Tel Aviv, el artista judío deja un recuerdo. Miri Ben Yosef, su relaciones públicas en la visita del 74, solía contar una curiosa anécdota: «Nada más aterrizar, Cohen advirtió que no iba a salir del aeropuerto ni actuar si no le traíamos algo bueno para fumar. El organizador de la gira, Shmuel Tsemaj, me pidió ayuda y yo improvisé acudiendo a un famoso humorista israelí que vino rápido con todo lo necesario. Si no fuera por él, la actuación se hubiera anulado».
No se sabe si esta semana el canadiense ha vuelto a pedir la misma ración en el aeropuerto de Tel Aviv pero en cualquier caso ha vuelto a acaparar portadas. Cuando la comitiva del cantante abandonaba la terminal, los flashes bombardearon un hombre mayor, bien vestido y camuflado con su característico sombrero. A pocos metros, salía el verdadero Cohen. Su doble confundió a muchos pero no a un fotógrafo y un cámara de televisión. Su representante Robert Kory revela que el otro Cohen era un israelí que encontraron en el aeropuerto. «Le hemos dado sus cinco minutos de fama… Para reducir la presión que Leonard soporta, usamos un doble y así puede llegar al hotel de forma tranquila», confiesa.
«Cohen no ha pedido nada especial. No tiene caprichos ni nada por el estilo. Es cierto que quiere mucho a Israel donde tiene muchos amigos pero él ha venido a cantar», explican desde la organización en el Estadio donde habitualmente empata la selección local. Solo le han puesto a su disposición un helicóptero para viajar al Mar Muerto.
La comitiva de Cohen ocupa 30 habitaciones de un famoso hotel en Tel Aviv. El cantante pidió un cuarto normal y el hotel le dio como ‘regalo de cumpleaños’ la suite presidencial que recientemente disfrutaron Madonna y Tarantino. Por separado, claro está.
Los más veteranos en Israel recuerdan su última actuación en el 85. El experto musical Dubi Lentz-que estuvo en el concierto de Barcelona- recuerda: «Entre las numerosas sorpresas y cualidades en el 85, me acuerdo de su puntualidad. La actuación empezó a las 20.30 como estaba anunciado. Algo inusual por estas tierras».
En los inicios de los 70, Cohen llegó con la idea de recolectar tomates en un Kibutz (agrupación agrícola) pero fue sorprendido, como el resto de Israel, con el estallido de la guerra de Kipur (73). Sus planes cambiaron y se dedicó a actuar ante los soldados. En la noche de Tel Aviv conoció a Raquel, una bella israelí de origen yemenita que le volvió loco. Esta azafata de la compañía ‘El Al’ fue su mejor medicina contra la crónica depresión del canadiense.
La propia amante lo contaba en el pasado al diario Yediot Ajaronot: «Yo tenía 22 años y sinceramente no sabía quién era Leonard Cohen. Fui a una fiesta en Herzliah Pituaj (norte de Tel Aviv) y el manager de Cohen se acercó y me dijo que el cantante deseaba conocerme. Me llevó a un cuarto pequeño donde estaba Cohen tirado en el suelo. Me miró y me dijo: ‘Sólo quiero que me digas sí o no. Nada más’. Observé sus ojos, mejor dicho, caí en su interior y dije ‘sí, podemos vernos’. Estuvimos un año juntos hasta que Suzanne se quedó embarazada y nos separamos».
Cohen tenía previsto actuar también en la ciudad palestina Ramala pero los organizadores anunciaron su cancelación tras la protesta de la Campaña Palestina para el Boicot Cultural y Académico contra Israel que aseguraban que «la llegada de Cohen a Ramala es un falso intento para equilibrar y blanquear su actuación en Israel que supone un apoyo a la ocupación y su régimen colonialista».
Antes de subirse al escenario en Tel Aviv, Cohen presidirá el homenaje a la asociación que reúne y acerca a familiares de víctimas palestinas e israelíes. Después, llegará su turno ante 50.000 fans. El esperado turno del viejo poeta, compositor y cantante.
Hallelujah.
Por si acaso, le han asignado un médico personal que no se separa de él ni de sus ocho guardaespaldas. Cohen ha anunciado que los beneficios del concierto irán a parar a organizaciones a favor de la paz como la asociación de familias de víctimas palestinas e israelíes.
Cada vez que aterriza en el aeropuerto de Tel Aviv, el artista judío deja un recuerdo. Miri Ben Yosef, su relaciones públicas en la visita del 74, solía contar una curiosa anécdota: «Nada más aterrizar, Cohen advirtió que no iba a salir del aeropuerto ni actuar si no le traíamos algo bueno para fumar. El organizador de la gira, Shmuel Tsemaj, me pidió ayuda y yo improvisé acudiendo a un famoso humorista israelí que vino rápido con todo lo necesario. Si no fuera por él, la actuación se hubiera anulado».
No se sabe si esta semana el canadiense ha vuelto a pedir la misma ración en el aeropuerto de Tel Aviv pero en cualquier caso ha vuelto a acaparar portadas. Cuando la comitiva del cantante abandonaba la terminal, los flashes bombardearon un hombre mayor, bien vestido y camuflado con su característico sombrero. A pocos metros, salía el verdadero Cohen. Su doble confundió a muchos pero no a un fotógrafo y un cámara de televisión. Su representante Robert Kory revela que el otro Cohen era un israelí que encontraron en el aeropuerto. «Le hemos dado sus cinco minutos de fama… Para reducir la presión que Leonard soporta, usamos un doble y así puede llegar al hotel de forma tranquila», confiesa.
«Cohen no ha pedido nada especial. No tiene caprichos ni nada por el estilo. Es cierto que quiere mucho a Israel donde tiene muchos amigos pero él ha venido a cantar», explican desde la organización en el Estadio donde habitualmente empata la selección local. Solo le han puesto a su disposición un helicóptero para viajar al Mar Muerto.
La comitiva de Cohen ocupa 30 habitaciones de un famoso hotel en Tel Aviv. El cantante pidió un cuarto normal y el hotel le dio como ‘regalo de cumpleaños’ la suite presidencial que recientemente disfrutaron Madonna y Tarantino. Por separado, claro está.
Los más veteranos en Israel recuerdan su última actuación en el 85. El experto musical Dubi Lentz-que estuvo en el concierto de Barcelona- recuerda: «Entre las numerosas sorpresas y cualidades en el 85, me acuerdo de su puntualidad. La actuación empezó a las 20.30 como estaba anunciado. Algo inusual por estas tierras».
En los inicios de los 70, Cohen llegó con la idea de recolectar tomates en un Kibutz (agrupación agrícola) pero fue sorprendido, como el resto de Israel, con el estallido de la guerra de Kipur (73). Sus planes cambiaron y se dedicó a actuar ante los soldados. En la noche de Tel Aviv conoció a Raquel, una bella israelí de origen yemenita que le volvió loco. Esta azafata de la compañía ‘El Al’ fue su mejor medicina contra la crónica depresión del canadiense.
La propia amante lo contaba en el pasado al diario Yediot Ajaronot: «Yo tenía 22 años y sinceramente no sabía quién era Leonard Cohen. Fui a una fiesta en Herzliah Pituaj (norte de Tel Aviv) y el manager de Cohen se acercó y me dijo que el cantante deseaba conocerme. Me llevó a un cuarto pequeño donde estaba Cohen tirado en el suelo. Me miró y me dijo: ‘Sólo quiero que me digas sí o no. Nada más’. Observé sus ojos, mejor dicho, caí en su interior y dije ‘sí, podemos vernos’. Estuvimos un año juntos hasta que Suzanne se quedó embarazada y nos separamos».
Cohen tenía previsto actuar también en la ciudad palestina Ramala pero los organizadores anunciaron su cancelación tras la protesta de la Campaña Palestina para el Boicot Cultural y Académico contra Israel que aseguraban que «la llegada de Cohen a Ramala es un falso intento para equilibrar y blanquear su actuación en Israel que supone un apoyo a la ocupación y su régimen colonialista».
Antes de subirse al escenario en Tel Aviv, Cohen presidirá el homenaje a la asociación que reúne y acerca a familiares de víctimas palestinas e israelíes. Después, llegará su turno ante 50.000 fans. El esperado turno del viejo poeta, compositor y cantante.
Hallelujah.
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