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| jueves diciembre 26, 2024

La religión como arma política


EL PELIGRO DE LA SEMÁNTICA VARIABLE

En cierta oportunidad, comentamos que el  tiempo y el uso influyen en la terminología,  modifican la semántica, cambian el significado que se da a las palabras y a sus combinaciones. En política – esto conduce a procesos  que  permiten «acomodar» los  hechos y sus descripciones a nuevos intereses.

Por ejemplo, no es lo mismo ser «islámico» que ser «islamista». Islámico es todo lo relativo o perteneciente al Islam. Islamista es todo lo relativo o perteneciente al integrismo musulmán, siendo integrismo la actitud de ciertos sectores religiosos, ideológicos o políticos, partidarios de la intangibilidad de la doctrina tradicional.

Estamos hablando de una corriente activista y atropelladora iniciada por los «Hermanos Musulmanes», organización política con un ideario basado en el Islam, que fue fundada en 1928 por Hassan al-Banna en Egipto. Consideraban  que la sociedad islámica, después de desintegrarse el Imperio otomano en 1918, se había debilitado y por ello era imprescindible suprimir la presencia occidental en el Medio Oriente.

¿Cuáles son las motivaciones? Cambios  religiosos  y  sociales  en  los  países  de  la  región ; el  triunfo en 1979 de la «Revolución  Islámica» de Houmeini  en  Irán; la crisis  ideológica por la sensación  de vergüenza por la derrota de los árabes en la Guerra de los  Seis  Días; la presencia occidental en Irak, Afganistán y Pakistán y lo inoperante de los países árabes, algunos de ellos tildados de cómplices del «invasor imperialista»; el debilitamiento de la «familia árabe» como factor aglutinante y conductor de opinión; la aspiración de la restauración del «Califato»; etc.

En Gaza y Cisjordania, el grupo islamista Hamás es, desde su creación en 1987, el referente de los «Hermanos» en Palestina. Ellos se acreditan varios éxitos: triunfaron en las elecciones palestinas y tienen el poder absoluto en la Franja de Gaza; «vencieron» a Israel en la Operación Plomo Fundido de enero del 2009; según ellos, el «fracaso» de Israel frente a Hizbollah es índice que Israel se va debilitando.

Todo esto los conduce a sostener que la victoria sobre Israel es factible y será completa, de seguir los preceptos del Islam. Israel debe desaparecer. Israel ha usurpado  territorio Islámico, que además es Wakf – propiedad religiosa islámica. Israel tortura a los palestinos y es un país artificial y genocida.

Los Hermanos Musulmanes consideran que los «Protocolos de los Sabios de Sion» son verdaderos y de actualidad. Todos los cambios en occidente fueron culpa de los judíos: la revolución francesa, la revolución bolchevique, las dos contiendas mundiales. Aseveran que el Holocausto fue una maniobra entre los judíos y los alemanes para promover la aliá a Israel y desplazar a los árabes de la región. Los judíos son los dueños de la cinematografía, la televisión y dominan el Internet, que corrompen a las juventudes musulmanas y las alejan del Corán.

¡Cuántas  contradicciones  juntas!  Fantasías y acusación,  democracia e islam,  religión y terrorismo, devoción y destrucción. ¿Plataforma política o esquizofrenia?

ISRAEL COMO EJEMPLO

Según el Dr. Uriáh Shavit, en una conferencia desarrollada en marcos del Instituto Moshé Dayán para la Investigación del Medio Oriente y África, en la Universidad de Tel Aviv, los islamistas odian a Occidente pero no se oponen al modernismo. Los extremistas religiosos cristianos y judíos sí lo hacen (p.e. Amish y «jaredim»).

Los islamistas anuncian que cuando lleguen al poder establecerán sistemas democráticos más exitosos. Pero la democracia es entendida por ellos como mecanismo administrativo y no como concepción de vida. A su frente deberán estar los líderes religiosos.

Sostienen que la derrota árabe durante la Guerra de los Seis Días en 1967 fue resultado de haber perdido la fé en Aláh. Los judíos triunfaron respaldados por su profunda convicción religiosa, equipados por la fe y la ayuda divina. En forma paralela explican que la Intifada iniciada en el año 2000, titulada «El Aqsa»- es decir, orientada por lemas  religiosos – fue exitosa.

Los islamistas se asombran de la capacidad sionista de actuar como «potencia mundial». Lo atribuyen a la fidelidad y devoción por el Pueblo Judío que tienen sus integrantes. Traen como referencia la conducta del Dr. Jaim Weizmann, primer Presidente de Israel: sus logros científicos fueron recompensados, a su pedido, con la Declaración Balfour de 1917. Weizmann no pidió ventajas personales.  Así deberían actuar los musulmanes: dedicarse a la ciencia, superar los intereses personales e integrarse íntegramente al Islam y a la Nación islámica.

También consideran que los musulmanes no actúan como Mahoma, que tenía estrategias claras en toda su acción. Los judíos si tienen éxito, pues fijan estrategias claras. El ejemplo es el Dr. Teodoro Herzl, quien dijo «… En Basilea establecí el Estado Judío. Si lo hubiera dicho hoy en voz alta, hubiera recibido una risotada como respuesta, tal vez en otros cinco años, pero seguramente en otros cincuenta años todos reconocerán esto».  El Islam debe fijar estrategias de la misma manera, con la misma claridad, con la misma energía y voluntad de realizarlas.

Insisten que los árabes deben aprender de Israel cómo levantar un estado propio. Señalan como ejemplo al Kibutz, donde el compromiso de cada individuo con la sociedad es absoluto. De la misma manera, todo musulmán debe participar de la implacable lucha por extirpar la presencia sionista de Palestina.

Los debates de Doha son un foro para la libertad de expresión en Qatar y hacer frente a los problemas y temas de actualidad más controversiales de la región, del cual han participado centenares de  personalidades, tanto políticos como representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) y científicos. En una de sus sesiones, en las que se discutía si hay que apoyarse el establecimiento de un Estado Árabe junto a un Estado Judío, que habrían de convivir en paz, uno de los participantes enfatizó que no se debían esperar las resoluciones internacionales, sino que hay que actuar y establecer las bases del estado árabe soberano e independiente antes de la declaración formal de la independencia, como lo hicieron los judíos. Concretamente, se propuso allí establecer un mecanismo semejante al del Keren Kayemeth Le-Israel que comience con la reforestación del desierto en la zona de la Banda Occidental del Jordán.

En definitiva, concluyó el Dr. Shavit,  los islamistas no entienden a Occidente, no interpretan a Israel, no conocen su idiosincrasia, confunden los contenidos de la democracia, acomodan los sentimientos religiosos a objetivos políticos.

El prolongado conflicto israelí-palestino nunca tuvo carácter de conflicto religioso. Las diferencias religiosas no eran las causantes del enfrentamiento. Con la acción de los islamistas, la faz religiosa se convierte en fundamental, desplazando a los temas centrales del conflicto: los asentamientos, las fronteras, los refugiados, el agua, Jerusalén.

Esto dificulta el diálogo,  precipita la agresión, aleja el entendimiento. Confiemos que los sectores moderados, la mayoría que aspira a vivir en paz, puedan seguir el camino marcado por Egipto y Jordania, que firmaron acuerdos de paz con Israel, vigentes hasta el presente.

Lic. Samuel Leillen, 29.10.10

Difusion: www.porisrael.org

 
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