Khaled Desouki
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Stratfor.com
2/2/2011
Con el régimen de Egipto, de casi 60 años de edad, aparentemente derrumbándose, muchos se preguntan si el movimiento islamista más grande del mundo, la Hermandad Musulmana (HM), está a punto de beneficiarse de las demandas por democracia en Egipto, el más fundamental estado árabe.
Las preocupaciones occidentales son lo contrario, la HM es, probablemente, incapaz de dominar Egipto. En el mejor de los casos, siendo realista, espera ser la mayor fuerza política en un futuro gobierno, en el cual los militares tendrían la última palabra.
La HM y el Estado Egipcio
El temor al islamismo, durante años, le permitió al partido-estado único evitar la emergencia de una oposición secular. Muchas fuerzas seculares estaban alineadas con el estado para evitar una toma de poder islamista. Los que no se alinearon quedaron marginados por el sistema autoritario. Como resultado, a lo largo de los años, la HM se ha convertido en la única fuerza organizada de oposición socio-política más grande del país.
A pesar que no existe un grupo coherente secular que pueda rivalizar con la habilidad organizativa de la HM, el principal movimiento islamista de Egipto difícilmente tenga un monopolio sobre el apoyo del público. Un gran número de egipcios son liberales seculares o religiosos conservadores que no suscriben los principios islamistas. Ciertamente, la mayor parte de la gente en las calles, en los disturbios recientes, no está exigiendo que la autocracia secular sea sustituida por una democracia islamista.
Sin embargo, como el mayor movimiento político de Egipto, la HM ha aumentado los temores occidentales e israelíes acerca de un Egipto siguiendo el camino del islamismo, especialmente, si el ejército no es capaz de manejar la transición. Para entender la HM de hoy – y, por lo tanto, para evaluar estos temores internacionales – debemos, en primer lugar, tener en cuenta los orígenes y la evolución del grupo.
Orígenes y Evolución de la HM
Fundada en la ciudad de Ismailía, en 1928, por un maestro de escuela llamado Hassan al-Banna, la HM fue el primer movimiento islamista organizado (aunque el islamismo, como ideología, estaba en gestación desde finales del siglo XIX). Se formó como un movimiento social para lograr el renacimiento del Islam en el país y más allá, en un momento en el que el nacionalismo laico de izquierda crecía en el mundo árabe y musulmán.
Sin embargo, rápidamente se volcó más allá de las actividades caritativas y educativas, para surgir como un movimiento político. Los puntos de vista de Al-Banna formaron el núcleo de la ideología del grupo, que es una amalgama de los valores islámicos y el pensamiento político occidental, que rechaza tanto las ideas religiosas tradicionales como la occidentalización al por mayor. La HM fue la primera manifestación organizada de la tendencia modernista dentro del pensamiento musulmán religioso-político, que abrazó el nacionalismo y se trasladó más allá de la idea de un califato. Dicho esto, el movimiento también fue la primera respuesta organizada islámica a la modernidad secular dirigida por Occidente.
Su punto de vista de la Jihad, en el sentido de lucha armada, se limitaba a liberarse de la ocupación extranjera (la ocupación británica en el caso de Egipto y la ocupación israelí de tierras palestinas). Pero tenía una comprensión más integral de la jihad concerniente al despertar intelectual de las masas y a la movilización política. También fue muy ecuménica en términos de cuestiones internas musulmanas. Cada uno de estos aspectos le permitió al movimiento obtener rápidamente fuerza; para fines la década de 1940, al parecer, había más de un millón de miembros.
A finales de la década de 1930, hubo una gran presión interna sobre el liderazgo de la HM, para formar un ala militar que llevara a cabo una lucha armada contra la ocupación británica. El liderazgo temía que esa medida perjudicara al movimiento, que estaba buscando un enfoque gradual para el cambio socio-político, proveyendo servicios sociales y creando sindicatos profesionales entre abogados, médicos, ingenieros, académicos, etc. La HM, aunque reticentemente, permitió la formación de una entidad secreta militante, que pronto comenzó a realizar ataques militantes no autorizados por al-Banna ni por el liderazgo.
Hasta fines de la década de 1940, la HM fue una entidad legal en el país, pero la monarquía comenzó a verla como una gran amenaza a su poder – especialmente dado su énfasis en liberarse de los británicos y la oposición a todos los aliados a las fuerzas de ocupación. La HM se encontraba en la vanguardia de la organización de huelgas y manifestaciones nacionalistas. También participó, aunque sin éxito, en las elecciones de 1945.
Si bien, oficialmente, se mantenía fuera de cualquier participación en la Segunda Guerra Mundial, la HM se alineó a la Alemania nazi contra el Reino Unido, que vio al movimiento involucrándose en la militancia contra los británicos. La participación de la HM en la guerra árabe-israelí de 1948 les dio más energía a los militantes. Ese mismo año, la entidad secreta militante, dentro del movimiento, asesinó a un juez que había sentenciado a pena de prisión a un miembro de la HM por atacar a tropas británicas.
Fue en este momento que la monarquía se decidió a disolver el movimiento y a llevar a cabo los primeros arrestos, a gran escala, de su liderazgo. Las duras medidas contra la HM les permitieron, a los elementos extremistas, el libre ejercicio de su programa, libres del peso de la jerarquía del movimiento. El asesinato del entonces primer ministro Nokrashy Pasha, a manos de un militante de la HM, resultó ser un punto de inflexión en la historia del movimiento.
Al-Banna condenó el asesinato y distanció al movimiento de los militantes, pero él también fue asesinado en 1949, presuntamente por agentes del gobierno. Al-Banna fue sustituido, como guía general del movimiento, por un prominente juez, Hassan al-Hudaybi, que no era miembro del movimiento pero que tenía a al-Banna en alta estima. El nombramiento, que estaba en conflicto con la Carta de la HM, creó numerosos problemas internos y agravó la brecha entre el núcleo del movimiento y la facción militante.
Mientras tanto, la decisión del gobierno egipcio, de octubre de 1951, de derogar el tratado anglo-egipcio de 1936, inició una agitación en todo el país contra el dominio británico. Estallaron enfrentamientos armados entre las fuerzas británicas y los egipcios. La facción militante de la HM tomó parte, mientras que el núcleo del movimiento se mantuvo alejado de los disturbios. Fue en medio de esta agitación que se llevó a cabo el golpe contra la monarquía de 1952, encabezado por Gamal Abdel Nasser. La HM apoyó el golpe, pensando que sería recompensada con una participación política en el gobierno. La relación cordial entre el nuevo régimen de los Oficiales Libres y la HM no duró mucho, sin embargo, en gran parte porque el régimen militar no quería compartir el poder con la HM y, como la monarquía, veía a la HM como una amenaza a su naciente estado.
Inicialmente, el nuevo régimen abolió todos los grupos políticos, excepto la HM. El régimen de Nasser, en un intento por controlar el poder de la HM, le pidió que se uniera a la Coalición de Liberación – el primer vehículo político creado por el nuevo estado. Sin éxito en sus intentos de captar a la HM, el régimen de Nasser comenzó a explotar las diferencias internas dentro del movimiento, sobre todo en relación al liderazgo de al-Hudaybi. El líder de la HM enfrentaba crecientes críticas sobre que había convertido al movimiento en un grupo de élite que habían reducido al movimiento a la emisión de declaraciones y que se había aprovechado de la noción de obediencia y lealtad al líder para perpetuar su control autoritario. Al-Hudaybi, sin embargo, prevaleció y la HM disolvió la entidad militante secreta y expulsó a sus miembros del movimiento.
En 1954, finalmente, el régimen decidió prohibir la HM, acusándola de conspirar para derrocar al gobierno y arrestó a muchos de sus miembros y líderes, incluyendo a al-Hudaybi. Mientras tanto, el régimen militar tuvo problemas internos, con Nasser envuelto en una lucha de poder con el general Muhammad Naguib, que se convirtió en el primer presidente de la república moderna (1953-1954). Nasser logró obtener el apoyo de al-Hudaybi y de la HM para hacer frente a la división interna a cambio de permitirle a la HM operar legalmente y liberar a sus miembros.
El gobierno no cumplió con sus promesas de liberar a los presos y la compleja relación entre Nasser y al-Hudaybi desestabilizó aún más a la HM desde dentro, permitiéndole a la facción militante recuperar influencia. La HM exigió el fin de la ley marcial y la restauración de la democracia parlamentaria. El Cairo, mientras tanto, anunció un nuevo tratado con Londres sobre el Canal de Suez, que fue criticado por los líderes dirigidos por al-Hudaybi, como equivalente a convertir a Egipto en siervo del Reino Unido.
Esto dio lugar a la posterior acción policial en contra del movimiento y a una campaña en contra de su liderazgo en la prensa oficial. El gobierno de Nasser trató también de que al-Hudaybi fuera removido como líder de la HM. Entre las presiones internas y las del régimen, el movimiento había entrado en un período de desorden interno.
La facción secreta militante, que ya no estaba bajo el control del liderazgo, debido a las expulsiones anteriores, consideró el tratado como una traición y a la HM como incapaz de enfrentar al régimen, por lo que trató de intensificar las cosas. Algunos miembros, presuntamente, estuvieron implicados en el intento de asesinato de Nasser en octubre de 1954, lo que permitió que el régimen se involucrara en la mayor ofensiva contra la HM en su historia. Miles de miembros, entre ellos al-Hudaybi, fueron condenados a severas penas de prisión y torturados.
Fue durante este período que un otro relativamente ajeno al movimiento, Sayyid Qutb, una figura literaria y funcionario público, emergió como un influyente ideólogo del grupo, poco después de unirse a él. Qutb también experimentó largos períodos de prisión y tortura, los que radicalizaron sus puntos de vista. Finalmente llamó al derrocamiento completo del sistema. Escribió muchos tratados pero uno en particular, Hitos, fue extremadamente influyente – no tanto dentro el movimiento, sino entre una nueva generación de islamistas más radicales.
Qutb fue ejecutado en 1966 por cargos de tratar de derrocar al gobierno, pero sus ideas inspiraron la fundación del jihadismo. Desencantada con la ideología de la HM y su enfoque, emergió una nueva generación de islamistas extremadamente militantes. Estos elementos, que fundarían los primeros grupos jihadistas del mundo, veían a la HM como comprometiendo los principios islámicos y aceptando las ideas occidentales. Lo que galvanizó aún más a esta nueva generación de militantes islámicos, fueron la derrota árabe en la guerra de 1967 con Israel y la renuncia formal de la HM a la violencia en 1970.
La ascensión al poder de Anwar Sadat, después de la muerte de Nasser en 1970, ayudó a que la HM ganara algún aplazamiento, en el que Sadat suavizó gradualmente las restricciones sobre el movimiento (pero mantuvo la prohibición del mismo) y trató de usarlo para contener a las fuerzas de izquierda. Después de casi dos décadas de hacer frente a la represión estatal, la HM había sido eclipsada por grupos más militantes, tales como Tandheem al-Jihad y Gamaa al-Islamiyah, que se elevaron a la prominencia en las décadas de los años 1980 y 1990. Estrechos vínculos con Arabia Saudita, que buscaban contener el nasserismo, también ayudaron a que la organización se mantuviera.
Aunque nunca legalizada, la HM pasó los años, después del ascenso de Sadat, tratando de hacer uso del hecho que el régimen toleraba que el movimiento se reconstruyera. Su legado histórico ayudó a que la HM mantuviera su estatus como el principal movimiento islamista, así como también su estructura organizativa y su presencia en la sociedad civil. Además, el régimen del sucesor de Sadat, Hosni Mubarak, fue capaz de aplastar a los grupos jihadistas a fines de la década de 1990, y esto también ayudó a que la HM recuperara su importancia.
Es así que la HM pasó por diferentes fases, durante la monarquía y la república moderna, cuando trató de equilibrar, en gran medida, sus actividades políticas con limitados experimentos con la militancia, y hubo varios períodos durante los cuales el Estado trató de suprimir a la HM. (El primer período de éstos, fue en la década de 1940, la segunda fase a mediados de la década de 1950, cuando el régimen de Nasser comenzó a desmantelar la HM, y la tercera tuvo lugar a mediados de la década de 1960, durante los años Qutbistas).
La HM más allá de Egipto
Poco después de su surgimiento en Egipto, la HM se propagó a otras partes del mundo árabe. La rama siria, fundada entre finales de los años 1930 y principios de los 1940, creció mucho más radical que su matriz, adoptando, de todo corazón, la lucha armada – lo que provocó una importante ofensiva, en 1982, por parte del régimen del presidente sirio Hafez al Assad, en la que murieron decenas de miles. En agudo contraste, la Hermandad Musulmana en Jordania, a principios de la década de 1940, muy pronto estableció una actitud acomodaticia con la monarquía hachemita, se convirtió en una entidad jurídica y fundó un partido político.
Hasta la captura israelí de la Margen Occidental y la Franja de Gaza, en la guerra de 1967, las ramas palestina y jordana constituían más o menos una entidad singular. La rama, con sede en Gaza, estaba afiliada a la Hermandad Musulmana egipcia, que Israel usaba para debilitar a la Organización de Liberación de Palestina (OLP). Esos elementos pasaron a formar Hamas en 1987, que llevó a cabo sus actividades en una doble vía – pragmatismo político en los asuntos internos palestinos y lucha armada contra Israel. Hamas también surgió en la Margen Occidental, aunque no en la misma escala que en Gaza.
En forma similar, en los estados de la Península Arábiga, Irak y África del Norte, hay partidos legales de oposición que no se llaman HM, pero son descendientes ideológicos de la HM. La matriz HM, por el contrario, nunca fue legalizada y nunca formó un partido político por sí misma. Mientras que la Hermandad Musulmana de Egipto es el cuerpo matriz y hay mucha coordinación entre los diversos capítulos en los distintos países, cada rama es una entidad independiente, lo que también ha permitido que una gran variedad de grupos evolucionen de manera diferente, en función de las circunstancias en los distintos países
A pesar de los escarceos en la militancia, la HM de Egipto siempre se mantuvo como una organización pragmática. Los reales militantes islámicos de Egipto, de hecho, representan un rechazo al pragmatismo de la HM. Décadas antes de que al Qaeda entrara en escena con su jihadismo transnacional, Egipto estaba luchando con hasta cinco diferentes grupos jihadistas (nacidos del rechazo al enfoque de la HM) que luchaban contra El Cairo. Dos de ellos llegaron a ser muy importantes: Tandheem al-Jihad, que estuvo detrás del asesinato de Sadat, y Gamaa al-Islamiyah, que lideró una insurgencia violenta en la década de 1990 y fue responsable de los asesinatos de turistas extranjeros. El movimiento jihadista en el país, en última instancia, estaba contenido, tanto Tandheem al-Jihad como Gamaa al-Ilamiyah renunciaron a la violencia, aunque pequeños elementos de ambos grupos se unieron con el movimiento jihadista transnacional liderado por al Qaeda.
La percepción global de la HM y de los islamistas políticos, no ha distinguido entre los islamistas pragmáticos y los militantes, especialmente después del ataque del 11/9 y los crecientes temores sobre los éxitos de Hamas y Hezbollah. En cambio, la HM, frecuentemente, ha sido asociada, a los ojos occidentales, con el más radical de los radicales. Muy poca atención se ha prestado a la mayoría de los islamistas que no son jihadistas y, en cambio, son fuerzas políticas. De hecho, incluso Hamas y Hezbollah son más bien grupos políticos que simplemente militantes.
Hay un creciente grupo de presión, dentro de Estados Unidos y Europa, entre académicos y miembros de think tanks, que han tratado de establecer la distinción entre pragmáticos y radicales. Durante más de una década, este grupo de presión ha presionado para la búsqueda de moderados en la HM y otras fuerzas islamistas en el mundo árabe y musulmán, para mejor gestionar el radicalismo y los cambios que vendrán de los regímenes envejecidos que se desmoronan.
Evaluación
Debido a que Egipto nunca ha tenido elecciones libres y justas, tanto la popularidad de la HM como su compromiso con la democracia siguen sin estar verificadas. En las elecciones de 2005 en Egipto, que fueron menos amañadas que cualquier votación egipcia anterior, habida cuenta del impulso de la administración Bush para una mayor democratización en Medio Oriente, los miembros de la HM, que se postularon como independientes, lograron aumentar cinco veces su participación en la legislatura. Ganaron 88 escaños, convirtiéndose en el mayor bloque de oposición en el parlamento.
Sin embargo, la HM está internamente dividida. Se enfrenta a una lucha generacional, con una vieja guardia tratando de impedir que sus ideales sean diluidos, mientras que una generación más joven (el grupo de 35-55 años de edad) ve al partido Justicia y Desarrollo de Turquía (AKP) como un modelo a seguir. La HM también carece de un monopolio sobre el discurso religioso en Egipto. Una gran cantidad de religiosos conservadores no apoyan a la HM. Egipto también tiene una significativa tendencia salafista apolítica. La mayoría de la muy grande clase de los teólogos centrados alrededor de la Universidad Al-Azhar, no ha salido en apoyo de la HM o de cualquier otro grupo islamista. También hay fuerzas islamistas tanto más pragmáticas como más militantes que la HM. Por ejemplo, Hizb al-Wasat, que no ha conseguido una licencia para operar como un partido de oposición oficial, es una rama pequeña de la HM que es mucho más pragmática que la entidad matriz. Lo que queda de Tandheem al-Jihad y Gamaa al-Islamiyah, que renunciaron a la violencia y condenaron a al Qaeda, son ejemplos de grupos radicales islamistas. Y pequeñas células jihadistas inspiradas por, o vinculadas con al Qaeda también complican este panorama.
Considerada en conjunto, la HM sigue siendo una fuerza política no probada, que enfrenta luchas internas, a competidores de la repisa islamista y a una gran población secular. Dados estos desafíos para la HM, la confrontación con Occidente, de ninguna manera es un hecho, aunque la HM surgió como una fuerza importante en un orden post-Mubarak.
La HM es, también, muy consciente de la oposición que enfrenta en Egipto, en la región y en Occidente. El desmoronamiento del régimen de Mubarak y, tal vez, del régimen que dañó a la HM durante décadas, es una oportunidad histórica para el movimiento, que no quiere desperdiciar. Por lo tanto, va a manejar esta oportunidad con mucho cuidado y evitará movidas radicales. La HM tampoco está diseñada para dirigir una revolución; más bien, su configuración interna es tal que, poco a poco, tratará de buscar un orden democrático.
Estados Unidos, en los últimos años, ha tenido considerable experiencia en el trato con fuerzas islamistas, siendo Turquía, bajo el AKP, el ejemplo más destacado. Del mismo modo, en Irak, Washington ha tratado con islamistas, tanto sunitas (el vicepresidente iraquí Tariq al-Hashmi, durante muchos años, fue una figura prominente en el capítulo iraquí de la HM, llamado Partido Islámico Iraquí) y chiita (el Primer Ministro Nouri al-Maliki, líder del Consejo Supremo Islámico de Irak, el líder Abdel Aziz al-Hakim, Muqtada al-Sadr, etc) como parte del esfuerzo para forjar la república post-Baathista.
Dicho esto, la Hermandad Musulmana de Egipto es vista como una organización muy poco transparente, lo que aumenta las inquietudes de EE.UU. e israelíes. Ninguno de estos poderes está dispuesto a poner sus intereses de seguridad nacional en el supuesto de que la Hermandad Musulmana seguirá siendo una fuerza benigna (como parece serlo) en el caso de que llegue al poder. También existen preocupaciones acerca de potenciales fisuras dentro de la organización, que pueden dirigir al movimiento en una dirección radical, especialmente cuando se trata de cuestiones de política exterior, tales como la alianza con Estados Unidos y el tratado de paz con Israel.
El posible inminente colapso del orden egipcio, de 60 años, presenta una oportunidad histórica de posicionarse para la HM. A pesar de que el movimiento se ha mantenido pragmático, durante gran parte de su historia, busca alcanzar sus objetivos a través de medios constitucionales y electorales y ha optado por la obediencia civil pacífica y la colaboración con los militares, como una forma de salir del actual callejón sin salida; su compromiso con la política democrática es algo que aún está por verse. Más importante aún, se espera que impulse una política exterior más independiente de Washington y una actitud más dura hacia Israel.
En esta etapa, sin embargo, no está claro si la HM, necesariamente, llegará al poder. Si lo hace, entonces es probable que esté limitada por otras fuerzas políticas y por los militares. También existen obstáculos estructurales en el camino de la toma del poder por parte de la HM. En primer lugar, la prohibición sobre el movimiento tendría que ser levantada. En segundo lugar, la Constitución tendría que ser modificada para permitir que existan partidos religiosos, para que la HM participe como un movimiento. Alternativamente, podría formar un partido político según los lineamientos de su homólogo jordano. Ser parte de un futuro gobierno de coalición podría permitir a Estados Unidos gestionar su mejora. De cualquier manera, la HM – una organización enormemente paciente – siente que su tiempo, finalmente, ha llegado.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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