Marcelo Sneh
Porisrael.org
A veces hay noticias pequeñas.
Noticias que pasan desapercibidas para periodistas que buscan «la» nota que les otorgará el premio Pulitzer, noticias que parecen intrascendentes, noticias a las que quizá no les demos la debida importancia…
Como esta, con la que me topé en el marco de mi trabajo como traductor.
Y que produjo, además de mi usual indignación por este tipo de porquería humana que se está adueñando de vastos sectores de una Europa que parece estar retrocediendo históricamente hacia lo más profundo y siniestro de la década del 30, también me llevó a reflexionar que quizás, sólo quizás… no todo está perdido.
La gacetilla es breve, sencilla y eficaz y nos cuenta lo que le pasó al distinguido profesor Georges Elia Sarfati, lingüista y semántico israelí de origen francés y fundador de la Universidad Popular de Jerusalén, profesor de la Academia y que se encuentra actualmente en París con el objeto de dictar una serie de conferencias.
El jueves pasado, 17 de marzo, día del Ayuno de Esther, el profesor Sarfati fue atacado mientras viajaba con su mujer en el Metro (subterráneo de París) por tres individuos jóvenes, de aspecto netamente levantino. Los atacantes, seguramente un tanto aburridos del largo viaje, lo marcaron de inmediato como objetivo para su esparcimiento, seguramente por su sombrero y su barba que definían claramente su aspecto de judío tradicionalista, así como también por la cofia que llevaba puesta su esposa Jessica sobre su cabeza.
A diferencia de otros lamentables incidentes de este tipo, esta vez no mediaron ni amenazas ni provocaciones, pasando los tres «señores pasajeros» directamente a la vía de los hechos Uno de los atacantes, contando con la impunidad del «no te metas» y seguramente envalentonado por el maduro aspecto del catedrático a todas luces hebraico e indefenso, se dirigió hacia su potencial víctima profiriendo un sobrio «Allah u Akbar» (Alá es grande) y amagando con sus manos un conato de agresión, aunque no contó con la repentina reacción del profesor: los airados y certeros golpes que comenzó a recibir del oportuno bastón con el que Georges se ayuda para caminar. El profesor Sarfati acompañó su inesperada golpiza con jugosos y policromos insultos en hebreo y en árabe (lo que resultó muy propicio en esas circunstancias ya que fueron muy claros dado el origen de los malvivientes), mientras continuaba golpeando sañuda e initerrumpidamente con su bastón. Presas del pánico, los tres «valientes» atacantes antisemitas aprovecharon la llegada del tren a una estación y salieron (nunca este dicho gauchesco se adapta más a los hechos) como ratas por tirante.
Desde esta modestas líneas envío todo mi respeto y mi admiración por el profesor Sarfati, quien hizo lo que todos debemos hacer contra esta basura que se cree que Alá tiene a todos los que no son musulmanes agarrados de los nísperos y que la santa misión sobre la Tierra de estos infelices es recordarnos a todos nosotros, los «infieles», cuánto salimos sobrando en este mundo.
Esta, caros lectores, es la forma que hay que proceder con esta escoria. El ejemplo del profesor Sarfati no es más que una nueva confirmación de que estos energúmenos fundamentalistas entienden una sola ley: la del garrote.
Nada de conversaciones, nada de negociaciones, nada de libertad de expresión.
Sólo palo y a la bolsa.
Por eso, caros lectores, la próxima vez que paseéis por la Ciudad Luz, no olvidéis llevar con vosotros, además de la guía Michelin, un contundente bastón de mano. No sea cosa que alguno de estos «iajabibis» os individualice por vuestro aspecto y os quiera recordar vuestro parentesco con Moisés o Aarón.
Así nos va a ir… si no sabemos defendernos.
AM ISRAEL JAI
Marcelo Sneh
Beer Sheva, Israel
Fuente y difusion: www.porisrael.org
Bravo Monsieur le Professeur!!!
Bravo Monsieur Farsati!!! Merci mon ami!!!