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Bien está una rectificación a medias, que debiera suponer la retirada del informe. Ahora, por alimentar durante años el antisemitismo con pruebas falsas, ¿Quién pide perdón a Israel?
La famosa comisión «Goldstone» que publicó en septiembre de 2009 su informe sobre la guerra de Gaza de 2008 ni era imparcial ni objetiva, cargaba la responsabilidad de la guerra sobre Israel –y eso que fue la Autoridad Nacional Palestina en su versión de Gaza, la de Hamás, la que comenzó las agresiones– y aceptó las maniobras y ocultaciones de Hamás en la investigación. Eran una comisión y un informe pensados por y para deslegitimar a Israel en la ONU y llevar su caso al Tribunal Penal Internacional. Un escándalo en toda regla del que era responsable su chairman, el juez Goldstonel y las propias Naciones Unidad, que amparaban tan burda maniobra.
Ahora Goldstone se confiesa en un artículo publicado en The Washington Post. Lo hace reconociendo dos cosas. En primer lugar, que Israel –como cualquiera de nuestros países democráticos– colaboró con la hostil comisión, y realizó investigaciones sobre cada suceso sin aclarar. Por el contrario, la Autoridad Nacional Palestina en su versión Hamás –y como cualquiera de los Gobiernos despóticos de la tierra– obstaculizó la investigación, incluida la parte que afecta a las víctimas gaceñas. No hay forma de saber cuántas víctimas civiles costó la guerra, simplemente porque Hamás impidió e impide elaborar listas que no sean las suyas.
En segundo lugar, está el hecho reconocido por Goldstone –por algunos subrayados cuando la comunidad internacional se ponía en la fila de linchar al Estado judío– de que mientras Israel trató de evitar las víctimas civiles, la ANP/Hamás las buscó premeditadamente y con la intención de causar el máximo de muertes de mujeres y niños. Aún se deja el arrepentido Goldstone en el tintero la estrategia de la ANP/Hamás de involucrar conscientemente a su población civil, utilizando escudos humanos en escuelas y hospitales, y el hecho de que Israel se preocupó más de los civiles palestinos que sus propios gobernantes.
Goldstone se confiesa, pero su arrepentimiento ocupa pequeños espacios en los medios que en España se caracterizaron en septiembre de 2009 por la criminalización de los israelíes gracias al informe. El mal ya está hecho. Quizá El País deba hacer más propósito de enmienda que la publicitación de un informe sobre antisemitismo en España que por caridad se olvida del que emana de PRISA, hoy el de mayor trascendencia en nuestro país: «Israel asalta la legalidad internacional en Gaza», «la ONU denuncia crímenes contra la humanidad en Gaza», «demoledor informe Goldstone» son expresiones suyas a toda página por aquel entonces.
Por parte de la ONU, es de esperar la invalidación inmediata de una comisión fraudulenta desde el principio, y cuyo responsable reconoce ahora que su investigación tiene enormes errores de los que –añadimos nosotros– es culpable el propio Goldstone. Bien está una rectificación a medias, que debiera suponer la retirada del informe. Ahora, por alimentar durante años el antisemitismo con pruebas falsas, ¿quién pide perdón a Israel?
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos
Libertaddigital.com
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