Ruben Kaplan
En una irrefutable evidencia que la estrategia es lo único que diferencia al Movimiento terrorista Hamas que gobierna Gaza, con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que preside Mahmoud Abbas en Cisjordania, ambas facciones anunciaron el 27 de abril en Egipto, un entendimiento sobre todos los asuntos en los que discrepaban, incluidos los referidos a la formación de un gobierno y elecciones.
En virtud de la posición radicalizada del Hamas, Occidente e inclusive Israel, buscan afanosamente un interlocutor válido para entablar conversaciones de paz.
Debieran tener presente para ese anhelo, que Mahmoud Abbas, (llamado socio para la paz por Israel) también conocido como Abu Mazen, el actual presidente de la Autoridad Palestina, fue uno de los fundadores de Al Fatah, y discípulo dilecto de Yasser Arafat, quien en los discursos en medios occidentales condenaba algunos actos terroristas contra civiles, hablaba de paz y cuando se dirigía a la población árabe en su idioma, invocaba a la Jihad y alababa a los “mártires” suicidas. La misma conducta repite Abbas. Desde la suscripción del convenio palestino-israelí rubricado en 1994 en el marco de “Los Acuerdos de Oslo”, La Autoridad Nacional Palestina, tiene soberanía sobre todo aquello que concierne a los programas de enseñanza y edición de libros y cuadernos escolares. Estos se basan fundamentalmente en los manuales publicados en Egipto y Jordania, pero el Ministerio de Educación de la ANP, asume por sí solo, la responsabilidad del contenido pedagógico, diagramación e impresión de dichos materiales para uso de los niños palestinos. Hace unos años, The Center for Monitoring the Impact of Peace, (CMIP) examinó 160 manuales y libros escolares publicados por la ANP. Los resultados de esta evaluación, espantan. Muestran que esos textos apuntan a inculcar en la niñez y juventud, el odio a los judíos en general y a Israel en particular, instándolos a ser futuros mártires. También la televisión de los palestinos, exacerba ese sentimiento, con programas que instilan ponzoña antijudía, apelando a recetas nazis y libelos medievales o a los desacreditados “Protocolos de Los Sabios de Sión”.
Fruto de esa educación, los niños palestinos, quienes aprendieron que judíos y cristianos son monos y cerdos, expresan que su máxima aspiración cuando crezcan, es la de ser un shaid (mártir).
En abril de 2008 el embajador de la OLP en el Líbano, Abbas Zaki, en una entrevista concedida a la NBN TV libanesa que tradujo el Instituto de Investigaciones de Medios de Medio Oriente (MEMRI), declaró que “La OLP, devenida en la Autoridad Nacional Palestina, es la legítima y única representante del pueblo palestino, y no ha cambiado un ápice su plataforma”. En su alocución agregó que en vista de la debilidad de las naciones árabes, y ante la carencia de valores y a la luz de la hegemonía de USA en el mundo, la OLP está procediendo a través de fases, sin cambiar de estrategia. Continuó aseverando que cuando la ideología de Israel colapse, los palestinos comenzarán a progresar con su propia ideología y que al menos tomarían en principio Jerusalén, para después con la ayuda de Allah, expulsar a todos los israelíes de Palestina. La carta orgánica original de la OLP, que para el Hamas, sigue vigente, llamaba abiertamente a la aniquilación de Israel, así como el retorno de los refugiados palestinos y la autodeterminación de los árabes palestinos. Estas últimas premisas son manifiestamente compartidas por la ANP, que distribuye actualmente mapas ilustrados con un fusil y una pluma, donde ignoran la existencia del Estado de Israel, con textos donde además de negar el vínculo entre el pueblo judío y la Tierra Santa, enfatizan la obligación de cumplir los palestinos con el “derecho al retorno” y exhortan a la lucha armada para la liberación de “Palestina” refiriéndose a todo el territorio de Israel. Este aserto, demuestra palmariamente que la intención de los palestinos nunca fue erigir un Estado palestino junto a Israel, sino uno en reemplazo de éste.
El anuncio en Egipto de un acuerdo entre Hamas y la ANP, suscitó preocupación en Israel. Previendo esa hipótesis, el gobierno hebreo había declarado que dejaría de tratar con la Autoridad Palestina si ésta incorporaba a Hamas en el Gobierno. “Abbas tiene que elegir si quiere la paz con Israel, o la paz con Hamas”, dijo un funcionario israelí. “Él no puede tener ambas. Si elige la paz con Hamas va a enterrar el proceso de paz. “Las objeciones de Israel a Hamas dentro del Gobierno de la ANP podrían evaporarse, si la organización terrorista acepta las tres condiciones del Cuarteto para la paz en Medio Oriente: Fin de la violencia, reconocimiento de Israel y aceptar los acuerdos anteriores de Israel y Palestina”. En una entrevista concedida a la CNN el mes pasado, el Primer Ministro de Israel Binyamin Netanyahu, realísticamente preguntó: ¿Cómo puede haber paz con Israel y el Hamas que exige nuestra destrucción? La respuesta de Mahmoud Abbas, a través de su vocero Nabil Abu Rudaineh, fue que Israel debía elegir entre la paz y los colonos. Probablemente por el peligro que representaba uno de ellos Ben Yosef Livnat, -sobrino de la Ministro de Cultura y Deportes de Israel, Limor Livnat- quien mientras rezaba pacíficamente en el lugar bíblico sagrado para el judaísmo, Kever Iosef, (la Tumba de Iosef) fue asesinado por un policía de la Autoridad Nacional Palestina. Luego del injustificado crimen a un feligrés inerme, el vocero de las fuerzas de seguridad de la ANP defendió el luctuoso episodio y dijo que los “colonos no son personas normales”. Como corolario, una semana después, turbas árabes celebraron el asesinato, prendiéndole fuego a la cueva donde se encuentra la Tumba de Iosef, profanándola, a la usanza de los musulmanes extremistas.
En la convergencia entre Hamas y la ANP, anunciada en Egipto, como parte de los acuerdos se liberarán prisioneros de ambos grupos, que depondrán sus enconos, incluyendo crímenes y torturas entre ellos. Israel asoma como el catalizador propicio para zanjar sus discrepancias. En rigor, lo único que los diferencia hasta ahora en el odio hacia el Estado judío, que los dos se niegan a reconocer, es solamente la estrategia.
Rubén Kaplan
Autor «Tras el velo- La mujer en el Islam»
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La ANP y Hamas parece que estrechan relaciones, lo que se podría interpretarse como que nunca dejaron de estar tan estrechas, esto solo puede significar dos cosas a mi modo de ver que la ANP busque un apoyo que no ha encontrado en otra parte, como el que Palestina sea reconocida por la ONU, lo cual muestra a la ANP con una mas que limitada capacidad política para buscar determinadas opciones ante sus respetables propuestas, o que nunca buscaba la paz que parecía respaldar dichas propuestas ante las Naciones Unidas.
Hamas y la paz no son argumentos que precisamente puedan presentarse ante esa Naciones Unidas que han desestimado aceptar quizás por el momento ese reconocimiento de un Estado Palestino, parece que la capacidad política de la ANP es tan desastrosa como sus decisiones.