Florentino Portero
Libertaddigtal.com
29 de Abril de 2011.
Dirigentes palestinos comunicaron a la prensa que Hamás y Fatah habían llegado a un acuerdo que será formalmente ratificado en breve. Nos han adelantado tres elementos fundamentales: se va a formar un gobierno conjunto compuesto por profesionales, se convocarán elecciones antes de fin de año y se liberarán presos ¿Es una buena noticia? La formación de un nuevo gobierno supone que el actual primer ministro, un hombre que ha puesto orden en las cuentas y en la Administración, no va a seguir. Esa es una mala noticia. Las elecciones tenían que haberse convocado hace tiempo, pero Hamás negó a la Autoridad Palestina legitimidad para hacerlo, por lo que fueron pospuestas. Bien está que las convoquen, pero convendría que fijaran fecha pronto y que se realizaran antes de septiembre, por razones que luego explicaré. De la liberación de presos, muchos de ellos terroristas, no creo que sea necesario explicar que es una pésima noticia para los palestinos, para los israelíes y para casi todo el mundo.
El acuerdo no entra en lo fundamental: si va a haber un gobierno de coalición ¿cuál va a ser su posición hacia Israel? ¿Va a aceptar su existencia o no? ¿Va a defender el ejercicio del terrorismo y del uso de la fuerza o no? ¿Va a ser capaz de tener una posición?
El acuerdo en cuestión está cogido con alfileres y trata de ocultar las enormes diferencias que separan a ambas formaciones. No hay que esperar mucho de él, pero no debemos desaprovechar esta circunstancia para profundizar en el conocimiento del campo palestino, porque una medida tan apresurada, un cambio de posición tan importante, no ocurre porque sí. Se han visto forzados a emprender una huída hacia adelante para, como en tantas otras ocasiones, tratar de convertir una derrota en un triunfo. Desde mi punto de vista hay dos hechos determinantes de la aproximación de posiciones a la que estamos asistiendo.
La revuelta árabe ha empujado a miles de personas a salir a la calle, denunciar la incompetencia de sus gobernantes y la corrupción rampante en la Administración. El mundo palestino no es ajeno a este proceso. Es verdad que en Cisjordania el gobierno ha hecho un trabajo digno, pero aún así Fatah continúa siendo un sindicato de delincuentes, razón por la cual en las anteriores elecciones Hamás creció tanto. Los dirigentes temen una revuelta y maniobran para evitarla. Esta sensación de inseguridad se acrecienta por la pérdida o merma de padrinazgos. Fatah se encontraba bajo el patrocinio de Egipto. Al fin y al cabo la OLP y el nasserismo eran parte de una misma corriente nacional-socialista y tenían en los Hermanos Musulmanes el enemigo a batir. Mubarak está fuera de juego y la Hermandad se está haciendo con el control del país, por lo que Fatah pierde apoyo al tiempo que Hamás refuerza su frontera sur. Pero los islamistas palestinos ven cómo la dictadura siria, uno de sus grandes valedores, se resquebraja y deslegitima en la calle árabe, manchando su propia reputación como fuerza de regeneración. Tenían que hacer algo, que mover ficha en la dirección adecuada…
La estrategia de Fatah para romper el impasse en el que se encuentra el proceso de paz -desde el estallido del conflicto civil palestino, la pérdida del control de Gaza por parte de la Autoridad Palestina y la imposibilidad de convocar elecciones- pasa por plantear el próximo mes de Septiembre y ante la Asamblea General de Naciones Unidas el reconocimiento de la independencia de Palestina, haciendo de la Línea Verde del armisticio de 1949 la frontera del nuevo estado. Pero, ¿es posible reconocer un estado cuyo gobierno no es capaz de imponer la autoridad en todo su territorio, de convocar elecciones y que además exige la ratificación de unas fronteras que no tienen ninguna base legal? Fatah necesitaba que Hamás se prestara a una representación de unidad nacional para dar credibilidad a su propuesta y, más o menos, lo ha conseguido. Sin embargo, Hamás ha sido siempre contraria al proceso de paz y no acepta la idea de reconocer la existencia de Israel al oeste del Jordán. Está por ver qué posición fijan al final sobre este delicado y sensible tema, que afectará el comportamiento de los electores. De ahí la conveniencia de que las elecciones se realicen antes de Septiembre, antes de que el Abbas pida formalmente el reconocimiento de Palestina.
Difusion: www.porisrael.org
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