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| viernes noviembre 22, 2024

Carta de Denis MacEoin, un editor principal del Middle East Quarterly, a la Asociación de Estudiantes de la Universidad de Edimburgo


Dr. Denis MacEoin

El Comité

Asociación de Estudiantes de la Universidad de Edimburgo

Permítaseme decir unas pocas palabras a los miembros de la AEUE. Soy un graduado de Edimburgo (MA 1975) que estudió persa, árabe e Historia Islámica en Buccleuch Place bajo la guía de William Montgomery Watt y Laurence Elwell Sutton, en su época dos de los grandes expertos en Medio Oriente de Gran Bretaña. Más tarde fui a hacer un doctorado en Cambridge y a enseñar Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Newcastle. Naturalmente, soy el autor de varios libros y cientos de artículos en este campo.

Digo todo esto para mostrar que estoy bien informado en asuntos de Medio Oriente y que, por esa razón, estoy asombrado y descorazonado por la moción y el voto de la AEUE. Estoy asombrado por una simple razón: no hay ni nunca hubo un sistema de apartheid en Israel. Esa no es mi opinión, ese es un hecho que puede ser contrastado con la realidad por parte de cualquier estudiante de Edimburgo, en caso de que, él o ella, decida visitar Israel para verlo por sí mismo.

Permítanme explicarlo con detalle, ya que tengo la impresión de que aquellos miembros de la AEUE que votaron por esta propuesta son absolutamente negados en materia concerniente a Israel, y que son, con toda probabilidad, víctimas de la propaganda extremadamente sesgada proveniente del lobby anti-Israel. Ser anti-israelí no es en sí mismo objetable. Pero no estoy hablando de la crítica común de Israel. Estoy hablando de un odio que no se permite límites en las mentiras y los mitos que derrama. Por lo tanto, Israel es repetidamente referido como un estado «nazi». ¿En qué sentido ésto es cierto, aún como metáfora? ¿Dónde están los campos de concentración israelíes? ¿Los einzatsgruppen? ¿Las SS? ¿Las leyes de Nuremberg? ¿La solución final? Ninguna de estas cosas, ni nada remotamente parecido, existe en Israel, precisamente porque los judíos, más que nadie en la tierra, comprenden lo que el nazismo representaba. Se afirma que ha habido un Holocausto de Israel en Gaza (o en otro lugar). ¿Dónde? ¿Cuándo? Ningún historiador honesto trataría esa afirmación con otra cosa que el desprecio que se merece. Pero llamar a los judíos nazis y decir que han cometido un holocausto es una manera tan básica de subvertir el hecho histórico como ninguna que se pueda imaginar.

Del mismo modo apartheid. Para que exista apartheid debería existir una situación que se pareciera a las cosas en Sudáfrica bajo el régimen del apartheid. Por desgracia para los que creen esto, un fin de semana en cualquier parte de Israel sería suficiente para mostrar cuán ridícula es esa pretensión. Que un organismo de estudiantes universitarios realmente se enamoró de esto y votó por esto, es un comentario triste sobre el estado de la educación moderna. El enfoque más obvio para un apartheid sería sobre el 20% de la población árabe del país. Bajo la ley israelí, los árabes israelíes tienen exactamente los mismos derechos que los judíos o cualquier otra persona; los musulmanes tienen los mismos derechos que judíos o cristianos; los bahá’ís, severamente perseguidos en Irán, florecen en Israel, donde tienen su centro mundial; los musulmanes Ahmadi, severamente perseguidos en Pakistán y otros países, son mantenidos seguros por Israel; los lugares santos de todas las religiones están protegidos por una ley específica de Israel. Los árabes forman el 20% de la población universitaria (un reflejo exacto de su porcentaje en la población general). En Irán, los bahá’ís (la mayor minoría religiosa) tienen prohibido estudiar en cualquier universidad o tener sus propias universidades: ¿por qué vuestros miembros no boicotea a Irán?

Los árabes en Israel pueden ir a cualquier lugar que quieran, a diferencia de los negros en la Sudáfrica del apartheid. Usan el transporte público, comen en los restaurantes, van a las piscinas, utilizan las bibliotecas, van a los cines junto a judíos; algo que no podían hacer los negros en Sudáfrica. Los hospitales israelíes no sólo tratan a judíos y árabes, sino que también tratan a los palestinos de Gaza o la Margen Occidental. En las mismas salas, en los mismos quirófanos.

 

En Israel, las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres: no existe el apartheid de género. Los hombres y las mujeres gay no tienen restricciones, y los gays palestinos, a menudo, escapan a Israel, sabiendo que podrían morir en casa. Me parece extraño que los grupos LGBT llaman a un boicot de Israel y no dicen nada sobre países como Irán, donde los hombres gay son ahorcados o apedreados hasta la muerte. Eso ilustra un modo de pensar que empobrece la creencia. Estudiantes inteligentes que piensan que es mejor guardar silencio acerca de los regímenes que matan a los gay, pero que es bueno condenar al único país en Medio Oriente que rescata y protege a las personas gay. ¿Se supone que es una broma de mal gusto?

Se supone que en la Universidad se trata de aprender a utilizar el cerebro para pensar racionalmente, para examinar las pruebas, para llegar a conclusiones basadas en pruebas sólidas, para comparar las fuentes, para sopesar un punto de vista contra otro o varios otros. Si lo mejor que Edimburgo puede producir ahora son estudiantes que no tienen idea de cómo hacer ninguna de estas cosas, entonces el futuro es sombrío. No objeto la crítica bien documentada de Israel. Sí objeto cuando gente supuestamente inteligente menciona al estado judío por encima de estados que son horrendos en el tratamiento de sus poblaciones. Estamos atravesando la mayor agitación en Medio Oriente desde los siglos 7° y 8°, y está claro que los árabes y los iraníes se rebelan contra regímenes aterradores, los que responden matando a sus propios ciudadanos. Los ciudadanos israelíes, judíos y árabes por igual, no se rebelan (aunque son libres de protestar). Sin embargo, los estudiantes de Edimburgo no organizan manifestaciones y no llaman a ningún boicot contra Libia, Bahrein, Arabia Saudita, Yemen e Irán. Prefieren hacer acusaciones falsas en contra de uno de los países más libres del mundo, el único país en Medio Oriente que ha acogido refugiados de Darfur, el único país en Medio Oriente que da refugio a hombres y mujeres gay, el único país de Medio Oriente que protege a los bahá’ís …. ¿Hace falta seguir? El desequilibrio es perceptible, y no derrama ningún crédito sobre nadie que haya votado a favor de este boicot.

Les pido que muestren algo de sentido común. Obtengan información de la embajada israelí. Pidan algunos oradores. Escuchen más que a un solo lado. No tomen una decisión hasta que no hayan escuchado imparcialmente a ambas partes. Ustedes tienen una obligación con vuestros estudiantes, que es la de protegerlos de argumentos parciales. No están en la universidad para que les hagan propaganda. Y ciertamente no están allí para ser engañados hacia el antisemitismo, mediante el castigo de un país entre todos los países del mundo, que resulta ser el único estado judío. Si hubiera habido un solo estado judío en la década de 1930 (que, por desgracia, no lo había), ¿no creen que Adolf Hitler habría decidido boicotearlo? Por supuesto que lo habría hecho, y no se habría detenido allí. Vuestra generación tiene el deber de garantizar que el eterno racismo del antisemitismo nunca eche raíces entre vosotros. Hoy, sin embargo, hay indicios claros de que lo ha hecho y está echando más raíces. Ustedes tienen la oportunidad de evitar un mal muy grande, simplemente usando la razón y un sentido de juego limpio. Por favor, díganme que esto tiene sentido. Os he dado algunas de las pruebas. Depende de ustedes descubrir otras.

Los saluda atentamente,

Dr. Denis MacEoin

El Dr. Denis MacEoin es un editor principal de Middle East Quarterly,


http://israelagainstterror.blogspot.com/2011/04/denis-maceoin-addresses-committee.html

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

 
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