Alan M. Dershowitz**
La decisión de apuntar y matar a Osama Bin Laden está siendo aplaudida por todas las personas decentes. La aprobación para la captura o muerte de este líder terrorista asesino de masas, fue efectuada por los presidentes Obama y Bush. Fue la decisión correcta, tanto moral como legalmente.
Aunque Bin Laden no vestía uniforme militar y no tenía rango militar oficial, era un objetivo militar apropiado. Como jefe titular y espiritual de Al Qaeda, era el equivalente funcional de un jefe de Estado o comandante en jefe de un ejército terrorista. Desde el comienzo de la historia registrada, matar al rey era el objeto legítimo de la acción militar. La misma frase «jaque mate» significa «el rey está muerto», que significa el final exitoso de la batalla.
Sin embargo, hay quienes afirman que todas las muertes selectivas son inmorales e ilegales. Estos críticos caracterizan tales acciones como «ejecuciones extrajudiciales» y exigen que los líderes y los funcionarios terroristas sean tratados como delincuentes comunes que deben ser arrestados y llevados a juicio.
La operación que resultó en la muerte de Bin Laden fue una acción militar calculada para matarlo en lugar de «arrestarlo». Es posible, aunque muy improbable, que podría haber sido capturado vivo y llevado a juicio. La decisión de emplear personal militar con armas de fuego, en lugar de lanzar cohetes desde un avión no tripulado fue, probablemente, tomada por generales en lugar de abogados.
Si hubiera sido militarmente preferible disparar un cohete, esa opción, casi seguro, habría sido elegida – como lo fue, por parte de las fuerzas de la OTAN, el disparar contra el complejo habitacional de Khaddafi. Un ataque con cohetes habría sido una pura muerte selectiva sin posibilidad de capturarlo vivo. La operación dirigida contra Bin Laden podría haber sido planeada, en parte, conservando la opción teórica del «arresto», aunque la probabilidad de capturarlo vivo era virtualmente imposible bajo las circunstancias. En realidad, es probable que la muerte de Bin Laden fuera considerada preferible a su captura y enjuiciamiento, ya que esto último habría planteado la probabilidad de que Al Qaeda pudiera tomar rehenes y tratara de cambiarlos por Bin Laden.
De hecho, un funcionario de seguridad nacional de EE.UU. ha confirmado a Reuters que «ésta fue una operación para matar» y no había ningún deseo de capturar a Bin Laden vivo. Esta fue una muerte selectiva apropiada para un ejército combatiente, no para un simple (o aún extraordinario) criminal.
No obstante, nuestro gobierno sintió la necesidad de anunciar que a Bin Laden se le disparó después de que, presuntamente, se resistió, lo que sugiere que no fue asesinado a sangre fría. Pero está claro que habría sido muerto sea que se resistiera o no, ya que se trataba de una operación de muerte desde el principio y es improbable que se le haya dado la oportunidad de rendirse, una oportunidad no requerida bajo las leyes de la guerra.
En consecuencia, aquellos que se han opuesto al concepto mismo de muertes selectivas deben estar clamando contra la muerte de Osama Bin Laden.
Entre otros, estos críticos incluyen a funcionarios de Gran Bretaña, Francia, Italia, Rusia, la Unión Europea, Jordania y las Naciones Unidas. Un ex Ministro de Relaciones Exteriores británico dijo una vez: «El gobierno británico ha dejado varias veces en claro que los así llamados asesinatos selectivos de este tipo son ilegales, injustificados y contraproducentes». El Ministerio de Relaciones Exteriores francés ha declarado que las ejecuciones extrajudiciales contravienen el derecho internacional y son inaceptables». El Ministro de Relaciones Exteriores italiano ha dicho, Italia, como el conjunto de la Unión Europea, siempre ha condenado la práctica de asesinatos selectivos. Los rusos han afirmado que Rusia ha subrayado repetidamente la inaceptabilidad del ajuste de cuentas extrajudicial y de ‘muertes selectivas’. Javier Solana ha señalado que la Unión Europea ha condenado consistentemente las muertes extrajudiciales. Los jordanos han dicho, Jordania siempre ha denunciado esta política de asesinato y su posición sobre esto siempre ha sido clara». Y Kofi Annan ha declarado que las muertes extrajudiciales son violaciones a la ley internacional.
Sin embargo, ninguna de estas naciones, grupos o individuos, han criticado la muerte selectiva de Osama Bin Laden por parte de EE.UU. La razón es obvia. Todas las condenas contra la muerte selectiva estaban dirigidas contra un país. ¿Adivinen cuál? Israel, por supuesto.
Israel desarrolló el concepto de muertes selectivas y lo usó eficazmente contra el «Osama Bin Laden» de Hamas, que dirigió los ataques terroristas contra civiles israelíes, matando e hiriendo a más israelíes, como porcentaje de su población, que el número muerto por Bin Laden. Fue en oportunidad en que Israel se las arregló para matar al jefe de Hamas, que la comunidad internacional, con la notable excepción de Estados Unidos, decidió que la muerte selectiva es ilegal e inmoral.
Pero ahora que se ha utilizado contra un enemigo de Gran Bretaña, Francia, Italia y otras naciones europeas, el tono ha cambiado. De pronto, la muerte selectiva no sólo es legal y moral, es digna de elogio.
Bueno, la verdad es que cuando se la utiliza correctamente, la muerte selectiva siempre ha sido merecedora de aprobación – incluso cuando es empleada por Israel, una nación contra la cual parece que siempre se aplica un doble rasero.
En realidad, en Israel, el uso de las muertes selectivas siempre ha estado estrechamente regulado por su Corte Suprema y permitido sólo contra terroristas que estén activamente comprometidos en actos de terrorismo en curso. En Estados Unidos, por el contrario, la decisión de recurrir a esta táctica es tomada únicamente por el Presidente, sin ningún tipo de revisión judicial. Por lo tanto, que el mundo deje de aplicar un doble rasero a Israel y comience a juzgar los méritos y deméritos de las tácticas militares, como la muerte selectiva. A fin de cuentas, la muerte selectiva, cuando se usa con prudencia contra objetivos militares apropiados, puede ser una herramienta eficaz, legal y moral en la guerra contra el terrorismo.
* La última novela de Alan Dershowitz es Los Juicios de Sión.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusión: porisrael.org
Excelente artículo para abrirle los ojos al mundo.