Israel debería adoptar una estrategia desafiante, políticamente incorrecta, pero impulsada por principios.
Yoram Ettinger
Ynetnews
12.05.11 / Israel Opinion
Los Secretarios de Estado Shultz y Baker no estaban de acuerdo con la visión del mundo del Primer Ministro Shamir, pero respetaban su tenacidad, impulsada por principios. Al concluir una reunión con los entonces líderes de la mayoría y de la minoría del Senado, George Mitchell y Bob Dole, éste último le dijo a Shamir: «Independientemente de nuestro desacuerdo con su política, lo respetamos, porque es fuerte».
La arena internacional no respeta a los primeros ministros israelíes que buscan popularidad en lugar de respeto, transformando Líneas Rojas en Líneas Rosas, con el fin de evitar la confrontación. El mundo no aprecia a los primeros ministros que subordinan la visión a largo plazo y la convicción, a la conveniencia diplomática y política a corto plazo.
En contraste con el legado de los Primeros Ministros Ben Gurion, Eshkol, Golda Meir, Begin y Shamir, la actual diplomacia pública de Israel refleja endeble convicción, al tiempo que expresa empatía por las reclamaciones formuladas por los enemigos de Israel. Tolera los simplistas supuestos occidentales acerca del conflicto árabe-israelí y minimiza la contribución de Israel a la seguridad nacional de EE.UU.
Israel apenas ha aprovechado la actual agitación árabe, que subraya la naturaleza tenue/violenta de los enemigos del estado judío y los obstáculos inherentes a la paz entre los países árabes (por no hablar de la paz árabe-israelí). Israel ha fracasado en hacer hincapié en el requisito de un excepcionalmente elevado umbral de seguridad del estado judío, en el barrio más peligroso del mundo, y el papel especial desempeñado por Israel como puesto de avanzada de las democracias occidentales y único faro de la democracia.
En contraste con los árabes, que ponen de relieve sus “derechos», Israel pone de relieve requisitos de seguridad, y minimiza las antiguas raíces, bien documentadas y únicas. Mientras tanto, los mismos líderes israelíes se enorgullecen de su «pragmatismo» y su voluntad de distanciarse de sus raíces históricas lo que, de hecho, socava la legitimidad global de Israel. El estado judío ignora la lección del Juicio del Rey Salomón: El que está de acuerdo «en dividir la diferencia» pierde sus derechos a todo.
Desde 1993, el estado judío ha minimizado al elevado nivel moral, adoptando la equivalencia moral. Por lo tanto, ha legitimado a la Autoridad Palestina como un supuesto socio para las negociaciones de paz, a pesar de los antecedentes de Mahmoud Abbas: establecimiento de la educación para el odio palestino, negación del Holocausto, coordinación de las relaciones de la OLP con los despiadados regímenes comunistas, planificación de la colaboración para la Masacre de Múnich, perpetrando la subversión en Egipto, Siria, Jordania y Líbano y colaboración en la invasión de Saddam a Kuwait.
Además, Israel ha adoptado el punto de vista de «Tierra por Paz», a pesar del hecho que el conflicto siempre ha sido en relación a la existencia – y no al tamaño – del estado judío. Desde 1993, la tierra concedida a la Autoridad Palestina ha sido transformada en una plataforma de educación para el odio y el terrorismo, alimentando el conflicto.
Simplistas conceptos erróneos
Los sísmicos acontecimientos actuales en el mundo árabe ruegan por una ofensiva de diplomacia pública israelí. Estos eventos deberían eliminar el «Protector de Pantalla de Medio Oriente», exponiendo a la región como el modelo de inestabilidad, fragmentación étnico-religioso-tribal-geográfica, terrorismo, violencia como norma de solución de conflictos políticos, cultura de odio, regímenes de un hombre una revolución, regímenes-acuerdos-alianzas tenues, traiciones, volatilidad, imprevisibilidad e incertidumbre.
Cuanto más profunda es la incertidumbre y la violencia, mayores son los requisitos de seguridad de Israel, en más críticas se convierten la cadena montañosa de Judea y Samaria, los Altos del Golán, Jerusalem y los 25 kilómetros de ancho de Israel de antes de 1967. El estado judío se destaca como el único aliado estable, confiable, capaz, democrático e incondicional de EE.UU.
La agitación en los países árabes también elimina el «Protector de Pantalla Palestino», develando el orden de prioridades en Medio Oriente. Por lo tanto, la cuestión palestina no es la causa raíz de la turbulencia regional, no es la joya de la corona de la formulación de las políticas árabes, no es la causa central del terrorismo islámico anti occidental y no es el meollo del conflicto árabe-israelí.
De todos modos, Israel persiste en subordinar su visión, su política, sus requisitos de seguridad y sus relaciones públicas, a simplistas errores de percepción, que están rotundamente refutados en las calles árabes en Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Omán, Bahrein, Siria, etc.
Pero, como un venado atrapado en algo con aspecto de faros, Israel está pegado al «Protector de Pantalla Palestino». Por otra parte, los líderes árabes riegan a los palestinos con retórica, pero no con recursos. No derraman sangre en nombre de la cuestión palestina. Además, consideran a los palestinos un elemento subversivo, basados en la violencia de la OLP en Egipto, Siria, Jordania, Líbano y Kuwait. ¡¿Qué saben los árabes acerca de la OLP y que Israel se niega a compartir con el mundo?!
Israel se ha abstenido de presentar la amenaza que, el propuesto estado palestino, representa para los intereses vitales estadounidenses y occidentales: Condena a muerte para el régimen hashemita pro EE.UU.; un viento de cola para el terrorismo anti-estadounidense en Irak y en toda la región, ampliación del acceso por parte de Rusia, China, Corea del Norte, Irán y, posiblemente, hacia el flanco oriental del Mediterráneo; recompensa a un régimen que expulsa a los cristianos de Belén; un voto adicional anti-estadounidense en la ONU, y un combustible añadido al infierno de Medio Oriente.
El fallecido general Alexander Haig, quien fue comandante supremo de la OTAN y Secretario de Estado de EE.UU., definió a Israel como «el mayor portaaviones estadounidense, que no requiere de un solo soldado de EE.UU., no puede ser hundido, de mayor costo-efectividad y probado en batalla, desplegado en un área crítica para los intereses vitales económicos y de seguridad nacional de EE.UU., ahorrándole a EE.UU. los $20 mil millones anuales que serían necesarios para desplegar portaaviones reales».
¿Aprovechará la diplomacia pública de Israel el efecto palanca que tienen los significativos datos mencionados, cambiando hacia una táctica decidida, lúcida, desafiante, políticamente incorrecta, pero impulsada por principios, o va a persistir en su táctica vacilante, ambigua, impulsada por la popularidad y apologética, que intensifica la presión y las amenazas, socava la seguridad, se aleja de la paz y acerca la guerra?
http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4067509,00.html
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
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