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| domingo diciembre 22, 2024

El Auge de la Construcción en las Ruinas de Gaza Oculta la Miseria que Queda


Una obra de construcción en la ciudad de Gaza es una señal del primer período de crecimiento económico de la zona, desde que comenzó el sitio israelí en 2007.

Ethan Bronner  

New York Times

25 de junio de 2011

construccion

GAZA – Dos hoteles de lujo serán inaugurados en Gaza este mes. Miles de automóviles nuevos recorren los caminos. Un segundo centro comercial – con escaleras mecánicas importadas de Israel – se inaugurará el mes próximo. Cientos de viviendas y dos docenas de escuelas están a punto de construirse. Una granja dirigida por Hamas, donde alguna vez hubo asentamientos judíos, está produciendo suficiente fruta como para que las importaciones israelíes estén disminuyendo.

Cuando activistas pro-palestinos se preparan para zarpar a bordo de una flotilla destinada a mantener la atención internacional sobre Gaza y la presión sobre Israel, este aislado enclave costero palestino está viviendo su primer período real de crecimiento económico desde el sitio del que se quejan y que comenzó en 2007.

«Las cosas están mejor que hace un año», dijo Jamal El-Khoudary, presidente de la junta directiva de la Universidad Islámica, que dirige el Comité Popular de Gaza Contra el Sitio. «El sitio sobre los bienes ahora terminó en un 60 a 70 por ciento».

Ala al-Rafati, el ministro de economía de Hamas, el grupo militante que gobierna Gaza, dijo en una entrevista que cerca de 1.000 fábricas están operando aquí, y estimó el desempleo en no más del 25 por ciento, después de una fuerte caída en los niveles de desempleo en el primer trimestre de este año. «Sólo ayer, la municipalidad de Gaza lanzó 12 proyectos para la pavimentación de carreteras, excavación de pozos y construcción de parques», dijo.

¿Así son las noticias de Gaza a mediados de 2011? Sí, pero también lo es la siguiente: Miles de casas que fueron destruidas en la invasión israelí anti cohetes, hace dos años y medio, no han sido reconstruidas. Los hospitales han cancelado la cirugía electiva por falta de suministros. La electricidad sigue siendo exasperantemente irregular. La muy publicitada apertura de la frontera con Egipto ha fracasado, por lo que la gente permanece atrapada aquí. El número de residentes que viven con menos de 1,60 dólares al día se ha triplicado en cuatro años. Tres cuartas partes de la población dependen de la ayuda alimentaria.

Las áreas con una historia tan controvertida como ésta, pueden elegir entre aniversarios para celebrar. Han pasado cuatro años desde que Hamas tomó el control, lo que llevó a Israel y Egipto a imponer un bloqueo sobre personas y sobre la mayoría de los productos. Ha pasado un año desde que una flotilla turca desafió el asedio y los comandos israelíes mataron a nueve activistas a bordo de las naves, dando lugar a la indignación internacional y a una flexibilización de las condiciones. Y han pasado cinco años desde que un soldado israelí, el sargento Gilad Shalit, fue secuestrado y mantenido en cautiverio, sin siquiera visitas de la Cruz Roja.

En la evaluación de la condición de los 1,6 millones de personas que viven en Gaza, hay cuestiones en dónde se pueden trazar líneas de base y – con frecuencia – lo que motiva la discusión. Nunca ha estado entre los lugares más pobres del mundo. Hay alfabetización cercana a la universal y una mortalidad infantil relativamente baja, y las condiciones de salud siguen siendo mejores que en gran parte del mundo en desarrollo.

«Tenemos 100 por ciento de vacunación; no hay poliomielitis, sarampión, difteria o SIDA», dijo Mahmoud Daher, un funcionario de la Organización Mundial de la Salud aquí. «Nunca hemos tenido un brote de cólera».

El gobierno israelí y sus defensores utilizan esos datos para describir a Gaza como que le está yendo bien y a la política israelí como humana y apropiada: no hay necesidad de que zarpen flotillas.

Los críticos de Israel dicen que el hecho que las condiciones en Gaza no se comparen con los problemas del África subsahariana, sólo hace que la crisis de derechos humanos y políticos sea más trágica – y solucionable. Israel, hacen notar, sigue controlando el acceso al mar, al aire y a la mayoría de las rutas terrestres, y sus políticas de seguridad han estrangulado, conscientemente, oportunidades de desarrollo para una población educada y, potencialmente, de alto rendimiento, que se encuentra atrapada sin horizonte. La presión debe ser mantenida para poner fin del todo al sitio, dicen, y hablar de la mejoría es contraproducente.

Los recientes progresos se derivan de una combinación de cambios en la política israelí y del caos en Egipto. La nueva política fronteriza con Egipto ha significado una pequeña diferencia, pero la revolución de Egipto y su reducida vigilancia en el Sinaí han tenido un profundo efecto.

Durante el año pasado, Israel ha permitido que entre casi de todo a Gaza, menos cemento, acero y otros materiales de construcción – que no sean para proyectos con supervisión internacional – porque temen que esos suministros puedan ser utilizados por Hamas para bunkers y bombas. Una serie de proyectos internacionales se están llevando a cabo, pero hay una necesidad urgente de vivienda, pavimentación de calles, escuelas, fábricas y proyectos de obras públicas, todo ello bajo control de Hamas o del sector privado, y la política de Israel prohíbe el acceso a los bienes para llevarlos adelante.

Así que, en los últimos meses, los túneles bajo la frontera sur, que eran utilizados para traer bienes de consumo, se han dedicado, casi en su totalidad, al contrabando de materiales de construcción.

Bolsas de cemento y montones de grava, de origen turco y comprados legalmente en Egipto, son contrabandeados a través de los cientos de túneles, en dos turnos, día y noche, en un total de 3.000 toneladas por día. Desde el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak, las autoridades de seguridad egipcias no detienen a los contrabandistas. Se pavimentan calles y se construyen edificios.

«Antes Mubarak nos aplastaba», dijo Mahmoud Mohammad, un subcontratista cuyo equipo de 10 personas en la ciudad de Gaza estaba descargando barras de acero que se habían transportado a través de los túneles y estaban destinados a un nuevo restaurante. «El año pasado estábamos en casa. El contratista para el que trabajo tiene tres grandes proyectos en marcha».

Cerca de allí, Amer Selmi estaba supervisando la construcción de un salón de bodas de tres pisos de $2 millones. La mayoría de sus materiales provienen de los túneles.

Karim Gharbawi es un arquitecto y el diseñador del edificio, con 10 proyectos en marcha, todos ellos de ocho y nueve pisos de viviendas. Dijo que había unas 130 empresas de ingeniería y diseño en Gaza. Hace dos años, ninguna estaba trabajando. Hoy, dijo, todas ellas trabajan.

Otro resultado de los cambios regionales son los muchos automóviles nuevos aquí. Israel permite que entren 20 por semana, pero eso no responde a las necesidades. Cientos de BMW, camionetas y otros vehículos han llegado en los últimos meses de Libia, conducidos a través de Egipto y vendidos a través de los túneles sin control. Decenas de modelos blancos Kia Sportage, omnipresentes en la calle, se cree ampliamente que han llegado a través del mismo concesionario en Benghazi, Libia, que fue saqueado después que allí se iniciara la revuelta.

El control de Gaza por parte de Hamas parece más firme que nunca, y las menos estrictas patrullas de los túneles en Egipto, significa también un mayor acceso a armas. Pero las encuestas de opinión muestran que su rival más secular, Fatah, es más popular. Eso podría explicar por qué un intento de unidad política con Fatah se está moviendo lentamente: los líderes de Hamas aquí, probablemente, perderán sus puestos de trabajo. La crisis de abastecimiento hospitalario es un resultado directo de las tensiones con Fatah en la Margen Occidental, que hace que los suministros no sean enviados aquí.

Los esfuerzos de los grupos islamistas marginales para desafiar a Hamas han tenido poco efecto. Y ha pasado un año desde que el gobierno trató, sin éxito, de imponer mayores restricciones religiosas, prohibiendo a las mujeres fumar pipas de agua en público. En una reciente tarde en el nuevo restaurante Carino – con mesas de billar, enormes televisores de pantalla plana, sillones de suave tapizado – mujeres sin cubrirse la cabeza, fumaban libremente.

Pero esos lugares y personas representan una porción muy pequeña de la sociedad de Gaza, y centrarse en ellas distorsiona el más amplio y más sombrío panorama.

Samah Saleh es una estudiante de medicina de 21 años de edad que vive en el campamento de refugiados de Jabaliya. Su padre, un electricista, está adicionando un segundo piso a su casa, ahora que el material está disponible a través de los túneles. La Srta. Saleh tendrá su propia habitación, por primera vez en su vida, pero ve su buena fortuna en contexto.

«Para la gran mayoría en Gaza, las cosas no están mejorando», dijo. «La mayoría de la gente en Gaza se mantiene olvidada».

Fares Akram contribuyó al informe. 

http://www.nytimes.com/2011/06/26/world/middleeast/26gaza.html?_r=1&emc=eta1

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Difusion: www.porisrael.org

 
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