Ana Jerozolimski
Semanario hebreo. Uruguay
Esta semana se cumplieron cinco años desde la así llamada “segunda guerra del Líbano”. Fueron 34 días de combate entre Israel y la milicia pro iraní Hizbala, durante los cuales más de 4.000 misiles katyusha fueron disparados desde territorio libanés hacia el norte de Israel. Más de un millón y medio de ciudadanos israelíes estaban bajo la amenaza de los cohetes.
La guerra estalló a raíz de un ataque de Hizbalá contra una patrulla israelí que recorría el lado israelí de la frontera, sin ningún tipo de previa provocación. Tres soldados murieron al instante y dos fueron secuestrados. Ahora se sabe que también ellos murieron casi al momento. Un año después, Eldad Regev (Z”L) y Ehud Goldwasser (Z”L), volvieron a casa en ataúdes. Como “cortina” para confundir y desviar la atención en el momento del secuestro, Hizbalá lanzó un ataque masivo de misiles contra el norte de Israel. Luego, durante toda la guerra, siguieron disparando diariamente, colocando en su mirilla a toda la zona norte y bajando casi hasta Yavne y Hadera. La ciudadanía israelí, era el frente.
Recordando claramente aquellos días, nos resulta simbólico que hace pocos días haya asumido como nuevo Jefe del Comando norte de las Fuerzas de Defensa de Israel el General Yair Golan. Quien tiene ahora tiene bajo su jurisdicción el mantenimiento de la seguridad en la frontera entre Israel y Líbano, estaba hasta hace un mes en otro cargo muy relacionado a su nuevo desafío: Jefe del Comando Civil, quien tiene la responsabilidad de proteger a la ciudadanía y organizarla en caso de ataques en su contra desde territorio enemigo.
Ahora, en el nuevo cargo, tiene que tratar de garantizar que no sean disparados misiles que atenten contra la población, mientras otro de sus colegas tiene a su cargo la responsabilidad de proteger a la ciudadanía cuando esos misiles caigan.
Y lamentablemente, nadie se hace ilusiones. El silencio que reina en la frontera entre Israel y Líbano, es temporario. Si bien los últimos cinco años han sido de los más tranquilos en mucho tiempo y aunque los aproximadamente diez misiles disparados en este lustro desde Líbano hacia Israel no fueron lanzados por Hizbalá, está claro que todo esto es el silencio previo a la tormenta.
Esto, a menos que Hizbalá haya acumulado los 50.000 misiles que tiene en su arsenal (¡más que tres veces más lo que tenía al comenzar la guerra hace cinco años!), como mera demostración de capacidad y fuerza. No creemos que esa sea su intención. Desde el fin de la guerra, desafiando abiertamente a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad que puso fin a la misma y determinó que Hizbalá no se puede rearmar, Hizbalá no sólo que lo ha hecho sino que ha desarrollado una más intensa infraestructura en las aldeas chiitas del sur, donde a Israel le consta está todo preparado para el día en que se dé la orden.
Sí, es cierto…Hizbalá perdió mucho en aquella guerra. Perdió infraestructura, perdió misiles, perdió gente…y muchos dentro de Líbano le acusaron de la destrucción que sufrió el sur cuando Israel reaccionó. Además, su jefe Hassan Nasrallah sigue en un bunker. Desafía, lanza discursos enardecidos…pero desde su escondite.
Sin embargo, para esa gente, las cosas se miden de otra forma. Para ellos, el tiempo tiene otra dimensión…y la cuenta regresiva ya ha comenzado…hasta el nuevo choque. Es que su problema no es con tal o cual frontera o gobierno de Israel, sino contra el Estado judío mismo. Además, son el brazo de Irán en Líbano…y Teherán, que ha dado a Hizbalá sumas astronómicas por año desde el fin de la guerra, determinará según sus intereses cuándo ordenará a Hizbalá calentar de nuevo la frontera.
En medio de todo esto, Israel tiene un margen limitado de acción.
Ante todo, lo sucedido después de la guerra ha demostrado que Israel puede confiar sólo en si mismo para preservar su seguridad. Se encomendó al ejército del Líbano garantizar que Hizbala no baje del río Litani y que no se arme…¿Alguien creía que eso iba a cumplirse? Y se encargó a los cascos azules de la FINUL su parte del trabajo…¿acaso algo funcionó? Nada. Hoy Hizbalá tiene tres veces más misiles que antes de la guerra, capaces de cubrir todo Israel. Le llegaron de Siria y de Irán…Y para colmo, controla de hecho al Líbano todo. Ya no es sólo una milicia parte del gobierno…es el factor sin el cual no hay gobierno en Beirut.
El problema en cuanto al margen de maniobra de Israel, es que está sucediendo algo similar a lo que pasó después de la retirada en mayo del 2000 de la así llamada franja de seguridad. Cuando fueron secuestrados meses después de aquella retirada tres soldados que luego volvieron en féretros- Adi Avitan, Omar Sawaed y Beni Avraham- quedó en claro qué infraestructura armada había desarrollado Hizbala en el sur libanés. Se culpó no sólo al gobierno de ese momento sino también al antecesor, que no había tomado medidas.
Ahora, después de la guerra…la frontera está tranquila pero en el terreno se preparó la próxima guerra. ¿Acaso puede Israel ahora, como medida preventiva, atacar a Hizbala para impedir que se prepare más todavía de lo que ya está? ¿Acaso la comunidad internacional aceptaría algo así, sin tildar a Israel de agresor? La propia ciudadanía israelí estaría dividida al respecto.
Pero que quede claro ya ahora, pase lo que pase cuando estalle otra guerra, sean las que sean las circunstancias del primer disparo, venga cuando venga: la guerra la empezó ya Hizbala, cuando violó la resolución 1701 y volvió a preparar al sur del Líbano como escenario de guerra contra Israel.
Difusion: www.porisrael.org
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