No sólo ha perdido casi un centenar de personas en una masacre sin sentido, sino que la crítica legítima al Islam ha sido profundamente desacreditada por su asociación con un asesino lunático.
23 de julio de 2011
Bruce Bawer
Viviendo en Oslo durante los últimos años, casi todos los días pasaba por los edificios gubernamentales del centro. Yo vivía justo calle arriba de ellos, una caminata de sólo cinco minutos; eran mi puerta de entrada al centro de Oslo. Muy a menudo, cuando examinaba esas estructuras en las que, sabía, el primer ministro y todos los ministerios del gabinete tenían sus oficinas, movía la cabeza asombrándome de la visible absoluta falta de seguridad. Casi nunca vi una sola guardia armada – o aún sin armas. (Las únicas excepciones fueron las raras ocasiones cuando ondeaban banderas extranjeras y una caravana de vehículos estacionados en la acera, indicaban que algún presidente o primer ministro se encontraba de visita desde el extranjero).
Esta falta de seguridad, ciertamente, no era inusual en Noruega, donde la policía no porta armas, y donde la idea misma de la policía portando armas de fuego es ampliamente considerada como un vestigio de una etapa más temprana de la evolución humana. ¿Pero – hola – frente a los edificios de las oficinas principales de un gobierno europeo occidental? ¿Después del 11/9? Parecía pura locura. En las últimas semanas, pasando frente a soldados con ametralladoras de rostros sombríos en el aeropuerto de Amsterdam, y después fuera de la Bolsa de Nueva York, inmediatamente pensé en esos edificios gubernamentales en Oslo, de aspecto vulnerable.
Cuando me enteré de la noticia de las explosiones en esos edificios, mi primer pensamiento, por supuesto, fue que se trataba de un ataque jihadista. Pero no fue así: fue un lunático de extrema derecha. No fue la jihad. Fue un festival de muerte sin sentido por parte de un loco, como las de Columbine y Virginia Tech. Un titular de un diario noruego de hoy señaló que el número de muertos de ayer en Oslo y en Utøya, fue superior a los de Columbine y Virginia Tech combinados. Los medios de comunicación noruegos siempre han informado sobre los asesinatos en masa, por parte de pistoleros solitarios en EE.UU., como si fueran cosas que nunca podrían suceder en Noruega: más bien eran síntomas de una sociedad enferma que los noruegos, posiblemente, nunca podrían entender. En Noruega utilizan el término «amerikanske tilstander» – condiciones estadounidenses. Esto nunca significa algo bueno. La pesadilla de ayer, desde una perspectiva noruega, fue la más estadounidense de las condiciones estadounidenses.
Aquellos de nosotros que pensamos, en las primeras horas después de las explosiones en el centro de Oslo, que estábamos siendo testigos de un acto más de la Jihad, podemos ser perdonados. De alguna manera, tenía sentido. 11/9, Londres, Madrid, Beslan, Bali, Mumbai – ¿Por qué no Oslo? Una vez más. Noruega, aunque un miembro de la OTAN con tropas en Afganistán y Libia, no estaba exactamente a la vanguardia de la lucha para derrotar a la jihad. Por el contrario. Noruega se llama a sí mismo «el país de la paz». Durante años, el gobierno noruego y el establishment cultural se han esforzado por comunicar, incluso a los elementos más extremistas del Islam internacional, que querían ser amigos. Han demostrado su buena fe en una cantidad de formas:
Han hecho una gran demostración de muy pobre tratamiento a los judíos. Jostein Gaarder, autor del best seller internacional El mundo de Sofía, publicó un artículo de opinión, hace unos años, declarando su desprecio por Israel y el pueblo judío. Cuando Gaarder fue objeto de algunas críticas, muchos miembros de alto perfil de la élite cultural de Noruega se apresuraron a ubicarse hombro con hombro con él. Si la élite cultural en Noruega es más antisemita que sus homólogas en cualquier otro país de Europa, tiene mucho que ver con el reconocimiento de que cuanto más te gustan los judíos, más estarás en contra de los musulmanes.
Han sido extremadamente amables con el Mullah Krekar, terrorista residente en Noruega. Mientras que algunos funcionarios del gobierno (admirablemente) trabajaron para hacer que el fundador de Ansar al-Islam vuelva a su país natal, Irak, el sistema lo ha protegido reiteradamente, permitiéndole permanecer en un piso muy bonito de Oslo, donde es mantenido por el estado. A lo largo de los años, los medios de comunicación noruegos han producido un sinnúmero de perfiles de este asesino, monstruo torturador de niños, mostrándolo invariablemente como un tipo encantador, abuelo afable y sensato, permitiéndole un montón de espacio para pegarle a Estados Unidos.
Han succionado las críticas al Islam. En enero de 2006, Vebjørn Selbekk, editor de una pequeña publicación evangélica llamada Magazinet, reimprimió las caricaturas de Mahoma danesas – y el establishment noruego le cayó en picada. Los políticos de más alto nivel presionaron a Selbekk para que pidiera disculpas por su ofensa. Él resistió admirablemente – por un tiempo – pero finalmente fue doblegado y, el 10 de febrero de 2006, se presentó ante una reunión de los imanes de Noruega y les pidió perdón por haber ejercido su libertad de expresión. Altos funcionarios gubernamentales lo vieron con satisfacción, y una delegación encabezada por un obispo de la Iglesia de Noruega viajó a Yemen para entregar la feliz noticia de esta capitulación ante el teólogo, ampliamente considerado como lo más parecido a un papa musulmán, Yusuf al-Qaradawi.
Han arrojado las muestras de totalitarismo islámico al agujero de la memoria. Hace dos años, en dos noches separadas, un pequeño ejército de jóvenes musulmanes noruegos se manifestó en el corazón de Oslo, convirtiendo un generalmente plácido barrio en algo que recuerda a Sarajevo o Beirut en sus peores momentos. El motivo alegado por esta explosión de violencia, fue el descontento por la situación en Gaza; la verdadera intención era montar una exhibición de poder – para intimidar, y para comunicarle a Noruega, que había llegado su hora, y que era mejor que fueran escuchados con respeto, si no… Y en febrero del año pasado, otro pequeño ejército de musulmanes, esta vez no muchachos amotinados, sino hombres de aspecto hosco con largos abrigos y barbas completas, se reunieron en el centro de Oslo, en la misma plaza donde Vidkun Quisling alguna vez celebró sus mítines nazis, y escuchó, con evidente placer, mientras un joven orador llamado Mohyeldeen Mohammed amenazaba a Noruega con su propio 11/9. Ambos eventos fueron y vinieron, y las personas que toman decisiones sobre este tipo de cosas, simplemente decidieron que lo mejor era fingir que nunca habían sucedido.
Han apoyado abiertamente a grupos terroristas. En los últimos días, una de las historias principales de Noruega ha sido la declaración del Ministro de Relaciones Exteriores, Jonas Gahr Støre, sobre el apoyo de su país al esfuerzo del presidente palestino, Mahmoud Abbas, para buscar el reconocimiento de las Naciones Unidas de un estado palestino. Esta postura apenas fue una sorpresa, dado el esfuerzo de larga data del gobierno noruego para «construir puentes» hacia Hamas. Fue Støre, después de todo, quien – cuando un par de decenas de diplomáticos occidentales abandonaron la sala ante un rabioso discurso anti-israelí de Mahmoud Ahmadinejad en la Conferencia sobre Racismo de 2009 de la ONU – fue el único occidental que decidió quedarse y escucharlo hasta el final.
Y la forma en que le han hablado a los musulmanes noruegos sobre el terrorismo islamista ha sido – bueno, consideren esto. Un par de años atrás, cuando Jørn Holme, director de servicios de seguridad de la policía noruega, se presentó ante una reunión patrocinada por la Asociación de Estudiantes Musulmanes, supuestamente para hablar de terrorismo, vigilancia y la comunidad musulmana, su objetivo principal parecía ser la de vincularse con los musulmanes en la asistencia para sofocar a los noruegos étnicos (que, según él, eran «demasiado estúpidos para entender que no hay conexión» entre el Islam y el terrorismo), así como los blancos Cristianos Estadounidenses («En Estados Unidos en los años sesenta”, le dijo a la audiencia, “los negros eran violados por los blancos que, al día siguiente, iban a la iglesia»). Holme llamó a Estados Unidos «país número uno de violación de los derechos humanos» y dijo que su mayor temor, cuando consideraba un posible acto terrorista en Noruega, era que tal acto inflamaría el prejuicio anti-musulmán.
Entonces, puede verse que, mientras un ataque terrorista islámico en Oslo era una posibilidad, habría sido simplemente tonto para los islamistas convertir a Noruega en un enemigo.
Durante esas horas, cuando todos pensaban que esto era un ataque jihadista, un pensamiento que cruzó por mi mente fue que ésto cambiaría el mapa político de Noruega. Durante años, el Partido del Progreso, que es el segundo más grande de los siete u ocho partidos más importantes de Noruega, ha sido el primero en pedir políticas más responsables en relación a la inmigración y la integración de las personas de los países musulmanes – y ha sido demonizado como un grupo de extremistas xenófobos de derecha que odia a los musulmanes. Supuse que, después de este ataque, los noruegos votarían un gobierno liderado por el Partido del Progreso en las próximas elecciones. Ahora parece que el hombre que cometió todos estos asesinatos es un ex miembro del Partido del Progreso y, de hecho, un extremista xenófobo de extrema derecha que alberga (según Dagbladet) un «violento odio a los musulmanes» y al multiculturalismo, y que tuvo como objetivo al campamento de la juventud del Partido Laborista, ya que culpa al gobernante Partido Laborista de la islamización de Noruega. El futuro político de Noruega se ve muy diferente ahora, en resumen, de lo que se veía hace 24 horas.
Es aún peor. Anders Behring Breivik, resulta que era un comentarista frecuente en un sitio web, document.no, que está dirigido por un amigo mío en Noruega, Hans Rustad, y que tiene que ver principalmente con la islamización de Noruega. El sitio web de Hans ahora está de capa caída – no sé por qué – a excepción de una página en la que ha publicado una colección de todos los anuncios de Breivik en el sitio, que se remontan a 2009. El 14 de septiembre de 2009, escribió: «Bawer probablemente no es la persona adecuada para trabajar como constructor de puentes. Es un liberal anti-jihadista y no un conservador cultural en muchas áreas. Tengo mis sospechas de que es DEMASIADO paranoico (me refiero a su orientación homosexual). Puede parecer que teme que los ‘conservadores culturales’ se convertirán en una amenaza para los homosexuales en el futuro. Se niega, por lo tanto, a aprovechar la oportunidad de influir sobre esto en una dirección positiva. Esto parece totalmente irracional».
El 31 de octubre de 2009, escribió que había que hacer varias cosas en los próximos veinte años, con el fin de evitar la islamización de Noruega, entre ellas: «Iniciar una colaboración con las fuerzas conservadoras en la Iglesia noruega. Sé que las fuerzas libertarias en el movimiento europeo anti jihad (Bruce Bawer, entre otros, y algunos otros libertarios) tendrán un problema con esto, pero las fuerzas conservadoras en la iglesia, de hecho, son uno de nuestros mejores aliados. Nuestros principales rivales no deben ser los jihadistas, sino los facilitadores de los jihadistas – es decir, los multiculturalistas». Y el 6 de noviembre de 2009, escribió: «Es tragicómico que una importante ONG como Human-Etisk Forbund [la Asociación Humanista Noruega] haya sido absorbida por un marxista cultural, cuando debería ser dirigida por un liberal anti-jihadista como Bruce Bawer».
Es escalofriante leer mi propio nombre en publicaciones de este asesino en masa. Y es muy deprimente ver a esta malvada y retorcida criatura, convertida en el rostro de la crítica al Islam en Noruega. Periodistas noruegos de televisión que, en las primeras horas de la crisis, estaban evidentemente incómodos ante la perspectiva de tener que hablar del terrorismo islámico, ahora discuten con entusiasmo los peligros de la «islamofobia» y de «la ideología conservadora», estableciendo conexiones entre la locura y el fanatismo de Breivik y la plataforma del Partido del Progreso. Los acontecimientos de ayer, entonces, representan una doble tragedia para Noruega. No sólo ha perdido casi un centenar de personas, incluyendo decenas de gente joven, en una orgía de violencia sin sentido. Pero mucho me temo que la legítima crítica al Islam, que sigue siendo una amenaza muy real para la libertad de Noruega y occidente, ha sido profundamente desacreditada a los ojos de muchos noruegos, por su asociación con este asesino lunático.
Nota del autor: En respuesta a los lectores que han malinterpretado lo que estaba tratando de decir, he reescrito la última frase, que reconozco era engañosa. Por favor, perdonen mi imprecisión. Es difícil escribir bien, incluso bajo las mejores circunstancias, pero los últimos dos días han sido las peores circunstancias de mi vida.
http://pajamasmedia.com/blog/a-double-tragedy-for-norway/
http://pajamasmedia.com/blog/a-double-tragedy-for-norway/2/
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusión: www.porisrael.org
Mi pésame a todas la familias que han perdido un ser querido por la masacre que ha efectuado un Noruego contra su propio pais.Noruega tiene que aprender mucho más de lo que cree que sabe.Tiene que pensar que tiene cientos de individuos mulsumanes que en cualquier momento les puede dar un buen susto,lo mismo que tuvimos en España, el 11-de Marzo,pasado,ahora va hacer varios años.Los españoles,tenemos la memoria bastante deteriorada,que casualidad,nadie esperaba que gobernaran los socialistas,porque España el gobierno anterior la sacó de la miseria que dichos socialistas la llevaron.Hubo doscientos muertos y más de mil heridos,fueron los árabes renegados que tendrían que haber sido ahorcados y sin ropa de ningún tipo.Noruegos sigan su politica y volverán a tener grandes problemas con los terroristas.SHALOM