Alan Dershowitz
10/14/11
http://www.huffingtonpost.com/alan-dershowitz/should-israel-have-agreed_b_1011415.html
El gobierno israelí ha accedido liberar a cientos de terroristas palestinos, correctamente convictos, a cambio de un soldado israelí secuestrado ilegalmente. Esta decisión, comprensible como lo es emocionalmente, ilustra dramáticamente por qué el terrorismo funciona. Al aceptar este intercambio, Israel, una vez más, ha demostrado su compromiso en salvar la vida de, aún, un solo soldado secuestrado, sin importar el costo. Y el costo aquí es muy alto, porque algunos de los terroristas liberados, es casi seguro, tratarán de matar de nuevo.
Los líderes de los grupos terroristas, como Hamas y Hezbollah, entienden cabalmente esta cruel aritmética de muerte. Como Hassan Nasrallah, el jefe de Hezbollah, lo declaró: «Vamos a ganar porque ellos aman la vida y nosotros amamos la muerte». Las sociedades democráticas que valoran la vida de cada ciudadano, son más vulnerables al chantaje emocional que las sociedades que están inmersas en la cultura de la muerte. Los terroristas entienden lo que ha demostrado la historia: que las sociedades democráticas, independientemente de lo que digan acerca de no negociar con terroristas, al final, se someten al chantaje emocional. Liberarán a sus prisioneros terroristas, con el fin de obtener la liberación de sus propios ciudadanos raptados o secuestrados. En consecuencia, la amenaza de disuasión contra los terroristas es débil, porque todos los terroristas saben que, independientemente de la pena de prisión que reciban, hay una alta probabilidad de que serán liberados antes de que la hayan cumplido. Ésto no sólo alienta más terrorismo, sino que también incentiva los raptos y los secuestros, que les proporcionan, a los terroristas, rehenes para intercambiar terroristas capturados.
En consecuencia, desde un puro punto de vista costo-beneficio, podría ser un error acordar tales desproporcionados intercambios. Pero las democracias no funcionan únicamente sobre una base de costo-beneficio, porque los familiares de los ciudadanos, raptados o secuestrados, tienen el derecho de presentar su caso emocional en el tribunal de la opinión pública, como la familia de Gilad Shalit, especialmente su madre, tan efectivamente lo hizo. Pueden influir en la política, contra un simple cálculo de costo-beneficio y en favor de un enfoque más humanista. Los israelíes conocen a Gilad Shalit. Es hijo de todos. No conocen a los que, algún día, podrían ser asesinados por los terroristas liberados. Son estadísticas sin rostro y sin nombre – al menos por ahora. El pedido de la familia Shalit resuena en todos los israelíes que aman a sus hijos.
Contrástense, los pedidos de la familia de Shalit, con el pedido de Zahra Maladan. Maladan es una mujer educada que edita una revista de mujeres en Líbano. También es una madre que, sin duda, ama a su hijo. Tiene ambiciones para él, pero son diferentes a las de la mayoría de las madres en Occidente. Ella quiere que su hijo se convirtiera en un terrorista suicida. En el funeral del asesinado terrorista de Hezbollah, Imad Mugniyah – el asesino en serie responsable del asesinato de 241 infantes de marina en 1983, y más de 100 mujeres, niños y hombres en Buenos Aires, en 1992 y 1994 – la Sra. Maladan fue citada, en el New York, ofreciendo la siguiente admonición a su hijo: «Si no siguieras los pasos de los mártires de la resistencia islámica, entonces no te quiero».
La Sra. Maladan no está sola cuando insta a sus hijos a convertirse en asesinos suicidas. Umm Nidal, que se postuló para el Consejo Legislativo Palestino, «preparó a todos sus hijos» para el martirio. Tiene diez hijos, uno de los cuales ya participó en una operación suicida, que ella consideró «una bendición, no una tragedia.» Ahora se está preparando para «sacrificar a todos».
Es imposible, por supuesto, hacer generalizaciones sobre culturas. Hubo genuina alegría entre muchos en Gaza, cuando se anunció el acuerdo y cuando se hizo evidente que sus seres queridos, a pesar de sus actividades terroristas, serían devueltos. Todas las personas decentes aman a sus hijos y quieren que vivan buenas vidas. Son sus líderes los que prefieren la muerte (aunque no la suya) sobre la vida, y los que hacen que sus seguidores se sientan culpables por no actuar con esa perversa preferencia. Los líderes democráticos, en cambio, instan a sus ciudadanos a actuar en interés de la vida y ven la muerte como un mal necesario en la lucha contra males aún mayores.
Mientras que, la preferencia por la vida sobre la muerte, pueda parecer una debilidad en la capacidad de las democracias para luchar contra el terrorismo, a fin de cuentas es una fortaleza. Es una fortaleza, porque señala el compromiso de una democracia hacia el valor de la vida de todos y cada uno de sus ciudadanos. Los soldados israelíes y estadounidenses van a la batalla sabiendo que sus países harán todo lo posible para rescatarlos, incluso si ésto significa asumir riesgos extraordinarios. Las naciones que están comprometidas con tales valores humanísticos, tienden a tener ejércitos superiores, como Estados Unidos e Israel los tienen.
Un importante objetivo de los terroristas es forzar a las democracias a renunciar a sus valores humanísticos. Los valores de Israel nunca incluyen abandonar atrás a un soldado, sea que esté vivo, como Shalit, o muerto, como lo han sido otros soldados, cuyos cuerpos han sido intercambiados por prisioneros. Israel, al aceptar el intercambio de cientos de terroristas por un soldado, le ha mostrado al mundo que no comprometerá su sistema de valores, el cual proclama que «el que salva a un ser humano, es como si hubiera salvado al mundo.»
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
Por eso es que Israel ha sobrevivido durante milenios imbuído de valores trascendentes como la decencia y su apego por el amor, la verdad y la justicia promoviendo la creatividad humana y el destino de grandeza. También por eso los palestinos serán siempre irrelevantes para la Historia de la Civilizaciones por la falsedad de sus argumentos, sus malintencionadas pretensiones, y su culto a la brutalidad y la muerte.