Yoav J. Tenembaum
Jpost.com
23/10/2011
Hamas quiere presentar la liberación de prisioneros como una victoria que Abbas no podría haber logrado. La verdad no es tan simple. El acuerdo entre Israel y Hamas, que provocó la liberación de Gilad Shalit, es percibido como un triunfo por Hamas.
Como resultado de este acuerdo, mucha gente cree que Hamas ha demostrado que la violencia contra Israel cosecha más frutos que la política no violenta de la Autoridad Palestina del Presidente Mahmoud Abbas. No cabe duda de que el último acuerdo, logrado con la ayuda de la mediación de Egipto, es ampliamente considerado, entre los árabes palestinos, como una victoria de Hamas.
Sin embargo, la fórmula mediante la cual Hamas ha demostrado que la violencia paga, y que los secuestros son más capaces de dar resultados para el pueblo palestino que la no violencia de Fatah, es una distorsión de la realidad.
La comparación entre la violencia de Hamas y la postura no violenta de Fatah, es simplista y estrecha de miras. Más bien, la pregunta correcta a plantearse debe ser. ¿Son las tácticas violentas de Hamas y la postura de rechazo, más exitosas en lograr resultados tangibles, a largo plazo, para los árabes palestinos, que un proceso serio de negociaciones con Israel?
Sin duda, Abbas – conocido entre los palestinos como Abu Mazen – actualmente es prisionero de sus propias políticas. No puede demostrarle a su propio pueblo que las negociaciones serias con Israel son preferibles, y una opción más rentable, que cualquier cosa que Hamas tiene para ofrecer. Ha adelantado dos condiciones previas con el objeto de reanudar las negociaciones con Israel. Hasta que esas dos condiciones previas se cumplan, ha dicho en repetidas ocasiones, las conversaciones de paz con Israel no son posibles.
Estas dos condiciones previas son: un congelamiento total de la actividad de asentamientos israelíes y negociaciones basadas en el límite del 4 de junio de 1967. Sin duda, estas condiciones fueron presentadas por Abu Mazen después de declaraciones similares efectuadas por el Presidente de EE.UU., Barack Obama, que, desde entonces, ha cambiado su posición (respecto a la actividad de asentamientos) o se ha visto obligado a aclarar lo que quería decir (en relación con las negociaciones sobre la base de las líneas vigentes antes de la Guerra de los Seis Días).
El Primer Ministro Binyamin Netanyahu congeló la actividad de los asentamientos, durante un período de 10 meses, con el fin de facilitar la reanudación de las negociaciones con la Autoridad Palestina. Sin embargo, a Abu Mazen le llevó nueve meses ir a la mesa de negociaciones.
Por lo tanto, el presidente de la Autoridad Palestina y líder del Movimiento Fatah, ha creado una realidad, a través de su propia retórica, que no le permite demostrar a su propio pueblo que su elegida vía pacífica y diplomática, es la única manera de avanzar.
Sólo mediante la negociación con Israel será capaz de obtener resultados tangibles. Su visión alternativa a lo que Hamas tiene para ofrecer, no debería ser sólo el adoptar una política de no violencia. Necesita negociar con Israel con el objeto de ser capaz de demostrar que su curso de acción preferido obtiene resultados más concretos y de largo plazo para su pueblo.
Negociando con el ex primer ministro, Ehud Olmert, Abu Mazen logró obtener una oferta de paz sin precedentes que implicaba una retirada de Israel de prácticamente el 100 por ciento de la Margen Occidental (Judea y Samaria) y de Jerusalem Oriental. La violencia de Hamas nunca habría llevado a los mismos resultados. Secuestrando a israelíes y asesinando a civiles inocentes nunca habría llevado a ningún líder israelí a aceptar nada que se acercara a las concesiones creadas por un proceso pacífico y serio de negociación.
A la larga, las tácticas violentas de Hamas y la ideología de rechazo no serán rivales para Abu Mazen. Por esa razón, Abu Mazen debe negociar con Israel – y cuanto antes mejor.
Emulando la retórica de Hamas, como lo ha intentado desde el acuerdo Shalit y el regreso de cientos de prisioneros palestinos a la AP, no llevará a Abu Mazen a ninguna parte. No puede competir con Hamas en su propio campo. Debe ofrecerle algo al pueblo palestino que sus rivales de Hamas no pueden: negociaciones serias con Israel, que podrían conducir a resultados tangibles.
Por supuesto, Abu Mazen podría creer que el Primer Ministro Binyamin Netanyahu le ofrecería lo que le ofreció Olmert. Teniendo en cuenta que no dio ninguna respuesta al plan de paz de Olmert, Abu Mazen no puede protestar ahora por no poder obtener lo mismo de Netanyahu. De cualquier modo, por no negociar con Israel, Abu Mazen está perdiendo su ventaja relativa con respecto a Hamas.
El escritor es profesor en el Programa de Diplomacia de postgrado en la Universidad de Tel Aviv, y tiene un doctorado en Historia Moderna de la Universidad de Oxford.
http://www.jpost.com/Opinion/Op-EdContributors/Article.aspx?id=242891
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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