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El drama de Siria, contado desde adentro y de incógnito


La nacion

Viernes 25 de noviembre de 2011

Siria-bandera

La BBC se infiltró en los bastiones rebeldes; cada vez más hay más soldados desertores en las filas opositoras; advierten que el régimen está más débil que nunca

Más de mil dólares por un Kalashnikov. Un flujo incesante de soldados desertores del régimen de Bashar al-Asad que se escabullen por antiguas rutas de contrabando. Heridos que salen clandestinamente de Siria. Son algunas de las imágenes que se ven en estos días en la frontera entre Líbano y Siria, país que vive una violencia que algunos ya califican de guerra civil.

La BBC logró infiltrarse en el corazón de la oposición y pudo ver de primera mano que la lucha por la democracia en ese país se está convirtiendo en una insurgencia armada, que persigue frenéticamente el derrocamiento del gobierno de Bashir al-Assad.

El corresponsal Paul Wood, junto con el camarógrafo Fred Scott, se introdujeron de incógnito desde Líbano junto con los combatientes insurgentes y llegaron al sitio considerado el bastión de la oposición al régimen por la cantidad de muertes que allí han ocurrido: la ciudad de Homs.

Los primeros signos del creciente conflicto en Siria se pueden ver en Líbano, explica Wood. Allí, el precio de un fusil Kalashnikov en el mercado negro alcanza los US$1.200 y la demanda de armas va en aumento.

La BBC se unió a los partidarios del Ejército Libre Sirio, que llevan armas desde Líbano a través de antiguas vías de contrabando. En dirección contraria circulan heridos que prefieren ser tratados en Líbano ya que no confían en los hospitales del gobierno de al-Asad.

La zona fronteriza está minada y repleta de patrullas del régimen, pero las autoridades hasta ahora no han podido bloquear totalmente el paso.

Los opositores al régimen pide que se instale una zona de exclusión aérea y que se cree una zona segura en el norte, en el límite con Turquía, para poder evitar que siga la masacre, que según ellos ya ha dejado unos 4500 muertos, la mayoría de ellos manifestantes pacíficos.

Una vez dentro, la BBC pudo ver un flujo pequeño pero constante de desertores de las fuerzas de seguridad oficiales, que cada vez más abandonan las filas, horrorizados por las órdenes que reciben: dispararles a los manifestantes en Homs.

Los intercambios de disparos se suceden cuando sus antiguos compañeros tratan de detenerlos. Es aterrador, dice Wood, pero los militantes están tan acostumbrados que casi no lo notan.

CRÍMENES A DIARIO

En una mezquita en las afueras de Homs, un grupo de hombres rodean el cuerpo de un niño de seis años que recibió un disparo mortal en la puerta de su casa. Su familia no tiene dudas de que fue un francotirador del gobierno.

Ante este tipo de situaciones, muchos residentes han tomado las armas.

En Homs la BBC se encontró con un grupo de soldados que acaban de desertar. Cinco habían logrado escapar, seis de ellos no. «Nosotros los oímos gritar», cuenta uno de ellos, «pero no pudimos volver a buscarlos. Había demasiadas fuerzas gubernamentales».

Casi desde el principio, la propaganda del gobierno sirio insiste en que los grupos armados están apoyando a la oposición. Ahora, después de meses de protestas, el mito de que se trata una insurgencia armada se está convirtiendo en realidad.

ROCES ETNICOS

Cuando la gente habla del tema de manera apasionada, no hablan de opositores contra gobierno sino de alauíes (secta chiíta a la que pertenece Al-Asad) contra sunitas, que componen la mayor parte de la población de Homs. Como relata Wood, en la semana que pasó en el bastión opositor casi la mayoría de las personas con las que se cruzó eran sunitas.

Aquí abundan las historias de mujeres violadas por pertenecer a determinada secta o de personas a las que les revisan el documento para ver a qué grupo pertenecen antes de matarlas.

Como ejemplo, Wood describe la historia que le contó un militar desertor que, capturado por las fuerzas de al-Asad, les dijo: «soy sunita, ustedes son alauíes, sabemos dónde viven sus familias, si ustedes me matan mi tribu irá a su aldea y la destrozará».

¿GUERRA CIVIL?

John Simpson, de la BBC, logró localizar y entrevistar al coronel Riyad al-Asad, líder de la oposición, cerca de la frontera de Turquía con Siria. Aunque el nombre del coronel suena parecido al del presidente, su único objetivo es derrocarlo.

No se le permite salir del campamento y no puede recibir visitas, por lo cual es entrevistado por Skype. En gran medida, esto es para su propia protección. Los turcos parecen considerar al coronel al-Asad como una figura potencialmente importante para el futuro y están decididos a que nada malo le pase.

El coronel está en contacto a toda hora con grupos de soldados que se hallan dentro de Siria y afirma que tiene una idea clara de la situación. «Les aseguramos a todos que el presidente de Siria está acabado», dice. «La nación siria está decidida a derrocar a este dictador».

Este es el tipo de cosas que los rebeldes dicen habitualmente y que, por supuesto, no siempre se cumplen. Pero el coronel parece convencido. «Inshallah, Inshallah [si Dios quiere], caerá muy pronto. El sistema está podrido hasta la médula. Puede parecer fuerte por fuera, pero en el fondo es débil».

¿Ha comenzado una guerra civil en Siria? Muchos dicen que sí. Según relata Simpson, el coronel al-Asad no necesariamente está de acuerdo, por el momento. Pero con más de 4.500 personas muertas y un número creciente de soldados que se vuelven contra la represión que han sido obligados a alimentar, la situación puede desembocar pronto en una guerra civil.

 
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