Raz Zimmt, PhD1
The Meir Amit Intelligence and Terrorism Information Center
20 de diciembre de 2011
http://www.terrorism-info.org.il/malam_multimedia/English/eng_n/html/iran_e147.htm
Perspectiva general
1. Después de la revolución islámica, el régimen iraní se centró en dos objetivos interrelacionados: primero, estabilizar y consolidar el régimen islámico al mismo tiempo que asegurar su continuidad; segundo, implementar la ideología revolucionaria que fue la fuerza motriz de los clérigos, por ser un medio para construir un modelo de sociedad islámica y curar las dolencias que fueron un factor importante detrás de la revolución. La ambición fundamental de los líderes de Irán, después de la revolución, era llevar los ideales revolucionarios a la vida, como un medio de resolver los problemas de la sociedad y establecer un régimen islámico, así como también presentar a la revolución de Irán como un ejemplo a seguir por el resto de las sociedades musulmanas.2
2. La ideología revolucionaria islámica ha desempeñado, y todavía lo hace, un papel importante en la promoción de los objetivos del régimen y los intereses políticos del estado iraní. En una conferencia celebrada en diciembre de 2007, dedicada a promover el concepto de «poder blando» en la política exterior de Irán, Ali Larijani, entonces el representante del Líder Supremo ante el Supremo Consejo de Seguridad Nacional, subrayó la importancia de la ideología en la política de Irán, y dijo que una de las características que distingue a la república islámica y le da fuerza, es su capacidad de inspirar a otros.3
Desafío nacional: la erosión del concepto de «gobierno del jurisprudente religioso»
3. La capacidad del régimen para presentar la revolución islámica y el concepto de «gobierno jurisprudente religioso» (velayat-e faqih) como un modelo exitoso, tanto para la opinión pública nacional como para otras sociedades musulmanas, enfrentó crecientes desafíos en los últimos años. Desde el estallido de la revolución, y más aún después de la muerte del fundador de la revolución, Ayatollah Ruhollah Khomeini, en 1989, intelectuales y clérigos pidieron la disminución de la participación de figuras destacadas, dentro del establishment religioso, en los asuntos del estado, y desafiaron intentos realizados por el régimen Islámico para imponer su interpretación oficial. Cualquier punto de vista con el potencial de socavar el estatus de los clérigos y que permita una interpretación que no dependa del establishment religioso, es percibido como una significativa amenaza teológica, ideológica y política para el régimen y para el estatus del Líder Supremo.
4. Por lo tanto, en los últimos años, el régimen iraní ha llevado a cabo una exhaustiva campaña para reforzar su control sobre la vida religiosa del país y sobre las expresiones religiosas que no coincidan con la interpretación favorecida por el actual liderazgo religioso de Irán. Los signos de la campaña son evidentes en el cercenamiento de la libertad de los clérigos que se oponen al concepto de «gobierno del jurisprudente religioso», la intensificación de la lucha contra expresiones populares del Islam y del mesianismo chiita, y la supresión de las órdenes Sufi.4
5. A juzgar por los recientes acontecimientos en Irán, está en aumento la crítica contra el régimen y su visión del mundo, y ya no se limita a pequeños círculos de intelectuales, clérigos, y opositores al régimen. Este año pasado, la crisis ideológica que enfrenta el régimen pudo verse, incluso, en el propio campo conservador. El conflicto entre el establishment religioso conservador, bajo el liderazgo del Líder Supremo, Ayatollah Ali Khamenei, y los partidarios de la facción política cercana al presidente Mahmoud Ahmadinejad y su jefe de oficina, Rahim Esfandiar Masha’i, es una manifestación, no sólo de una lucha interna de poder en la élite política de Irán, sino también de una feroz batalla ideológica por la identidad de la república islámica. Los puntos de vista mesiánicos y anticlericales de los aliados del presidente (referidos por sus oponentes como la «facción desviada»), el énfasis del componente nacional-cultural de la identidad iraní sobre el Islam, y el desafío al estatus de los clérigos encabezados por el Líder Supremo, son percibidos por el establishment conservador como una amenaza significativa. El creciente poder de esta facción política e ideológica, en el campo conservador, refleja una mayor erosión en el estatus de los clérigos gobernantes de Irán y la legitimidad del gobierno del jurisprudente religioso5. Las crecientes dificultades sociales y económicas en Irán, hacen aún más severa esta erosión, llevando al régimen a que se vea frente a otro desafío más a su estabilidad y capacidad para contener la intensificada protesta política, cuyo ímpetu proviene, en gran medida, de la generación joven de Irán.
El modelo revolucionario iraní y la Primavera Árabe: entre visión y realidad
6. Son evidentes las dificultades que enfrenta el liderazgo iraní, en su intento de presentar al régimen islámico como un modelo revolucionario exitoso, no sólo en casa sino también entre las sociedades musulmanas en el mundo árabe. Los levantamientos políticos en los países árabes que se han visto este último año, han abierto nuevas oportunidades para que Irán amplíe sus relaciones con el mundo árabe. Irán considera que cualquier despertar islámico – de hecho, cualquier lucha librada en nombre del Islam – es un signo de su éxito en la difusión de su filosofía revolucionaria y un reflejo de su posición clave en el mundo del Islam. Alentado por el creciente poder de los movimientos islámicos, Irán los presenta, a la opinión pública nacional, musulmana y mundial, como el comienzo de un punto de inflexión impulsado por la revolución islámica – que es liderada por Irán y algún día, pronto, cambiará la cara de la región.6
7. La intención de Irán de tomar ventaja de los desarrollos en el mundo árabe, para consolidar su influencia y difundir su filosofía revolucionaria, se demostró bien en la sesión de apertura de la conferencia internacional Despertar Islámico, celebrada en Teherán en septiembre de 2011, y pudo verse en los comentarios del Líder Supremo. En un discurso pronunciado ante los asistentes a la conferencia, Khamenei llamó a las naciones de la región a trabajar por la unidad islámica y tener cuidado con las conspiraciones de los países occidentales, que se esfuerzan por mantener el control de la región. Dijo que es necesario preservar los principios islámicos que, según él, están detrás de los levantamientos en el mundo árabe, y evitar desviarse del camino revolucionario y de las consignas de la revolution7. En los últimos meses, importantes funcionarios iraníes han retratado los acontecimientos en el mundo árabe, reiteradamente, como indicando la formación de un nuevo Medio Oriente, inspirado en la revolución islámica, que pondrá fin a la hegemonía occidental en la región. Un editorial publicado por el diario conservador Resalat, después de la caída del régimen del presidente Mubarak en Egipto, dijo que el futuro tiene oportunidades reservadas para Irán. La caída de Mubarak es un reflejo de la victoria divina y una prueba de que las revoluciones en Medio Oriente están inspiradas en la revolución islámica de Irán. Los acontecimientos en el mundo árabe, que comenzaron con la victoria de la revolución islámica, ahora están llegando a su pico con la caída de los gobiernos árabes corruptos, decía el artículo.8
8. A pesar de que los levantamientos en el mundo árabe han abierto nuevas oportunidades para Irán, cada vez está más claro que la capacidad del país para funcionar como un modelo a imitar para el mundo árabe, es altamente dudoso. La aptitud de copiar el gobierno dirigido por clérigos de Irán, a otros países musulmanes – ni que hablar de los países sunitas – es dudosa, para empezar. Sin un significativo modelo de gobierno islámico alternativo en la región, sin embargo, Irán podría tener una gran popularidad entre el público árabe. Durante muchos años, el régimen iraní afirmó combinar los valores religiosos islámicos con características republicano-democráticas que reflejan la soberanía del pueblo, y siguieron una política exterior independiente que se opuso a Occidente e Israel. Como parte de sus esfuerzos para aumentar su influencia en el mundo árabe, y haciendo uso de su «poder blando», Irán trató de lanzar la revolución islámica a las naciones árabes, como un modelo exitoso a imitar. El régimen iraní se enfrentó a los regímenes seculares y pro-occidentales que se alejaban cada vez más de sus ciudadanos, y presentó, con un cierto nivel de éxito, un modelo de gobierno alternativo que desafía a la influencia occidental en la región y se atreve a enfrentarse a Israel, Estados Unidos y sus aliados en el mundo árabe.
9. El establecimiento de un nuevo orden político en el mundo árabe, donde juegan un papel cada vez mayor los movimientos islámicos, arroja dudas sobre la capacidad de Irán para seguir funcionando como un modelo atractivo para las sociedades árabes. El colapso de las dictaduras seculares y pro-occidentales y la posible integración política de los movimientos islámicos árabes en los gobiernos, puede reducir aún más el atractivo que el modelo iraní tiene para la opinión pública árabe. La elección que enfrentan las sociedades árabes en esta nueva realidad política, ya no es entre un tipo de gobierno secular y pro-occidental, por un lado, y un gobierno islámico al estilo revolucionario y anti-occidental de Irán, por el otro. En cambio, la elección es entre un modelo sunita religioso dispuesto, aparentemente, a incorporar elementos democráticos, y un modelo autoritario, chiita y teocrático, gobernado por clérigos, donde cualquier manifestación de resistencia política es brutalmente suprimida. El desafío que enfrenta el régimen iraní es aún mayor por el hecho que un modelo alternativo de gobierno islámico ya ha surgido, en Turquía, en los últimos años y, a diferencia del modelo iraní, tiene significativos logros económicos ya en su haber.
10. Si bien las declaraciones públicas hechas por funcionarios iraníes describen los acontecimientos en el mundo árabe como una manifestación del éxito de la revolución islámica, Irán también es consciente de los riesgos planteados por estos levantamientos. Un informe sobre el efecto de los acontecimientos en el mundo árabe sobre la república islámica, publicado por el Centro de Investigación Majles en abril de 2011, decía que los levantamientos en Medio Oriente y Noráfrica crean oportunidades para Irán, pero también amenazas. El centro advirtió que los acontecimientos en el mundo árabe pueden tener graves consecuencias para el régimen de Irán y la seguridad nacional, a menos que adopte una bien pensada estrategia en relación a los levantamientos experimentados en la región.9
11. El discurso en la prensa iraní sobre la Primavera Árabe, refleja también la creciente preocupación sobre el estatus de Irán, especialmente a la luz de las iniciativas políticas de Turquía en la región. En septiembre de 2011, el sitio web de la diplomacia iraní sostuvo que Irán tiene que tomar ventaja de la conferencia Despertar Islámico para ampliar su influencia en la opinión pública de Medio Oriente y difundir el modelo islámico iraní en la región. El sitio web discrepa con el hecho que la influencia de Irán sobre los acontecimientos en el mundo árabe sigue siendo limitada, mientras que Turquía hace considerables esfuerzos para fortalecer su posición como líder regional y utiliza su influencia para establecer un orden político.10
12. El Prof. Sadeq Zibakalam, uno de los principales intelectuales reformistas de Irán, también afirmó, recientemente, que los movimientos islámicos en el mundo árabe están inspirados en el modelo turco. En un artículo publicado por el diario reformista Sharq, después de la victoria de los islamistas en la primera ronda de las elecciones para la cámara baja del parlamento de Egipto, Zibakalam dijo que la corriente islamista dominante, incluida la Hermandad Musulmana de Egipto, es esencialmente democrática y ni siquiera tiene un enfoque radical anti-occidental. Esta visión del mundo le permite a Turquía consolidar su condición de principal y más influyente potencia en el mundo árabe.11
13. La evaluación de la influencia de Turquía sobre los acontecimientos en el mundo árabe, a través de los ojos iraníes, puede ser exagerada. A pesar del aparente entusiasmo que se vio en la bienvenida dispensada al PM turco, Recep Tayyip Erdogan, durante su visita a Egipto, Libia y Túnez, en octubre de 2011, el mundo árabe tiene muchas dudas y preocupaciones acerca de la validez de la experiencia de Turquía con los países árabes, así como de sus verdaderas intenciones12. Es evidente, sin embargo, que el modelo iraní es visto como menos atractivo, comparado con el turco, y que el estatus de Irán en el mundo árabe es cada vez más débil. Una reciente encuesta de opinión pública, realizada por el Instituto Árabe Americano, en seis países árabes (Marruecos, Egipto, Arabia Saudita, Líbano, Jordania y los EAU) encontró que en los últimos años ha habido una disminución considerable en la simpatía hacia Irán en el mundo árabe, y que la mayoría del público árabe cree que Irán juega un papel negativo en Irak y la región del Golfo Pérsico.13
Resumen
14. Los acontecimientos internos en Irán y los levantamientos en el mundo árabe le plantean un importante desafío al régimen iraní. La erosión en el estatus de los clérigos, la creciente resistencia al concepto de «gobierno del jurisprudente religioso» y la creciente dificultad para presentar la revolución islámica como un modelo exitoso a ser imitado por las sociedades musulmanas arroja dudas sobre el futuro del régimen.
15. En el corto plazo, el liderazgo iraní puede ser capaz de eliminar cualquier amenaza a la estabilidad del régimen y aprovechar las nuevas oportunidades para aumentar su influencia en el mundo árabe. Sin embargo, el creciente poder de los puntos de vista ideológicos alternativos en el país, junto con la aparición de modelos de gobierno islámico competidores en el mundo árabe, pueden hacer que sea aún más difícil, para Irán, hacer realidad sus objetivos a mediano y largo plazo.
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1 Raz Zimmt, PhD, es un investigador en el Centro para Estudios Iraníes de la Universidad de Tel-Aviv y editor de Enfoque sobre Irán, un periódico semanal publicado por el Centro de Información de Inteligencia y Terrorismo.
2 David Menashri, Irán después de Khomeini: Ideología Revolucionaria versus Intereses Nacionales (en hebreo, Tel-Aviv, 1999), p. 15.
4 Para más detalles, véase Raz Zimmt, El Islam en la República Islámica: La Lucha del Régimen para Mantener su Monopolio sobre la Vida Religiosa, Iran Pule #13, 19 de julio de 2007, Centro para Estudios Iraníes de la Universidad de Tel-Aviv http://tau.ac.il/humanities/iranian_studies/pulse13.eng.html .
5 Para mayor información sobre la lucha política e ideológica entre la facción tradicional-conservadora y la «facción desviada», véase Raz Zimmt, «Un Enemigo desde dentro: el Régimen Iraní y el Nuevo Desafío Político», Middle East Media Monitor, junio 2011, Foreign Policy Research Institute, http://www.fpri.org/enotes/201106.zimmt.iran.pdf.
6 Menashri, p. 73.
7 Fars News Agency, 17 de septiembre de 2011.
8 Resalat, 22 de febrero de 2011.
9 Para el informe completo, consultar http://rc.majlis.ir/fa/report/show/789029 .
10 Sitio web Diplomacia Iraní (www.irdiplomacy.ir), 18 de septiembre de 2011.
11 Diario Sharq, 3 de diciembre de 2011.
12 Ofra Bengio, «La democracia turca: ¿un modelo a imitar?» (En hebreo), Middle East Junction, vol. 1, Número 12, 8 de diciembre de 2011.
13 Para el informe completo, consultar http://www.aaiusa.org/reports/arab-attitudes-toward-iran-2011 .
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
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