Marcelo Sneh
Dos adolescentes aburridos dibujaron cruces svásticas y rociaron consignas antisemitas en el cementerio judío de la húmeda y bellísima ciudad de Venecia, Italia. Uno de los dos adolescentes que dibujaron las cruces svásticas confesó la autoría del hecho con lágrimas en los ojos.
Y aquí viene la parte que por lo menos a mí me llenó de asombro por lo inusual: los padres de los jóvenes presentaron una disculpa ante los representantes de la comunidad judía y solicitaron clemencia de las autoridades municipales por los hechos cometidos por sus hijos, quienes fueron penados inmediatamente con determinadas misiones correctivas, entre ellas la obligación de estudiar sobre el Holocausto.
A raíz de la mencionada denuncia, radicada a raíz de los vergonzosos hechos ante las autoridades, se publicó de inmediato una reacción en un diario local y por iniciativa del padre de uno de los jóvenes. En su rápida y digna reacción, el padre se disculpó por el despreciable proceder de los adolescentes, subrayando que serían debidamente castigados. Ambos jóvenes, alumnos de la enseñanza media, confesaron la autoría del hecho ante sus padres.
Parece ser que el hecho cometido por los jóvenes fue una “travesura” basada en elementos nazi-fascistas que lamentablemente aparecen y surgen cada tanto en lugares como la hermosa, señorial y artística ciudad de Venecia. “Estoy sumamente indignado por lo sucedido” dijo el padre de uno de los jóvenes. “Lamento mucho lo sucedido y nos disculpamos y pedimos perdón a los habitantes de esta ciudad y a la comunidad judía de Venecia. Los niños serán castigados con el rigor que se requiera, y ya hemos decidido cómo.”
“Primeramente, quedan suspendidas para ellos todas las actividades de recreación durante las vacaciones de verano. Deberán tomar parte en todas las tareas domésticas en sus hogares todos los días, y también se les obligará a leer como mínimo una docena de libros que traten sobre el tema del Holocausto, su influencia sobre el pueblo judío y el sufrimiento que debió soportar el pueblo hebreo durante la Segunda Guerra Mundial a manos de los nazis y los fascistas. Entre los libros de lectura obligatoria mencionados anteriormente, figuran “El diario de Ana Frank”, “Si esto es un hombre” de Primo Levi y “Segundo encuentro” de Fred Ullman. Después de la lectura los jóvenes deberán redactar y presentar un trabajo sobre lo leído y aprendido ante quien corresponda, para participar luego de actividades como voluntarios en actividades de carácter social en bien de la comunidad.”
Mientras tanto, ya fueron borrados los grafiti y las cruces svásticas, en parte a manos de los mismos adolescentes, quienes quisieron borrar de inmediato todo indicio de tan oprobiosa conducta que mancilló la santidad del lugar con pintura negra y símbolos infamantes.
“Parece que la mente de los autores de estas despreciables acciones no puede llegar a comprehender la gravedad de los hechos que cometieron”, expresó el intendente de la ciudad de Venecia, Giorgio Vianello, miembro del Concejo municipal. El sociólogo Gianfranco Bettin agregó: “la reacción de las familias fue sumamente honorable y hay que felicitarlas por ello. También los castigos impuestos a los jóvenes fueron medidos y adecuados a la actitud de los padres que consideran la reacción a los hechos cometidos por sus hijos como de un significado educativo y rehabilitador. Más allá de ello, es de subrayar la importancia de la exposición de los jóvenes a la literatura que expone la tragedia impuesta por el nazi – fascismo.”
“Aparte de ello, la forma en que las familias tomaron los hechos demuestra su valor y la calidad de sus miembros, porque no siempre se da una reacción así. Tiene una inmensa importancia la existencia de una red de seguridad educativa clara y definida por parte de los progenitores. Este lamentable hecho no tendría que haber sucedido. ¿Darán sus frutos las medidas punitivas que se tomaron para el caso? Ello sólo se podrá comprobar en el futuro. Me parece que como primer e importante paso, se hace necesario incluir a los dos jóvenes en las actividades que tendrán lugar en conmemoración del próximo Día de Recordación de las víctimas del Holocausto, aunque en vista que los acusados son menores, el castigo que recibieron de sus familiares puede ser bastante significativo para ellos”.
Caros lectores: parafraseando a Shakespeare cuando uno de sus inmortales personajes dice que “algo está podrido en Dinamarca” podríamos decir que “algo está floreciendo en Venecia”. Todo este evento, su desarrollo, la reacción de sus implicados y de quienes deben decidir qué importancia darle, nos demuestra que no sólo se trata aquí de la hombría de bien de un padre indignado por un hecho cometido por su propio hijo, al que no vaciló en poner en vereda y disculparse en su nombre, tanto ante las autoridades municipales como ante los miembros de la comunidad judía, las medidas adoptadas, que son un ejemplo para otras comunidades europeas que permiten que el nazismo resurja entre sus jóvenes sin darse cuenta que es un monstruo que en cualquier momento puede olfatear hacia atrás y devorarse sin piedad a quien lo estuvo alimentando de impunidad e indiferencia… Y no crean, caros lectores, que esto termina aquí: ambos adolescentes deberán enfrentar una demanda judicial por su “travesura”. Está visto que en Sodoma no quedaba ningún justo, pero parece que en Venecia… algunos quedan. Y por suerte uno de esos justos es un padre lo suficientemente hombre como para pedir disculpas ante un pecado de su hijo… y sancionarlo con asombrosa sabiduría.
Quizá para evitar que su hijo sea pasto y víctima de una de las peores calamidades del pensamiento humano: el nazi – fascismo.
Marcelo Sneh
Beer Sheva, Israel
Lamentablemente, las lacras como el antijudaísmo no se erradican solo con leyes punitivas sino con educación. Estos niños deberían ser incorporados temporariamente a alguna comunidad recreativa judía para relacionarse con jóvenes judíos de su misma edad. Esto es mejor que un castigo