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| lunes diciembre 23, 2024

Goodbye Irak. Hello Iran!


Dore Gold

23 de diciembre, 2011

ahmlejmedah

La retirada final de las fuerzas estadounidenses de Irak hace surgir el interrogante del futuro rol de Bagdad a lo largo del frente oriental de Israel. Históricamente tal vez se olvida que, Irak, fue, alguna vez, un Estado con el que confrontó. Con destacada consistencia, Irak, bajo varios gobiernos, envió un tercio de su plan de batalla terrestre contra Israel, moviendo sus fuerzas a través de Jordania en 1948 y, otra vez, en 1967, mientras se unía a las batallas en las Alturas del Golan, en 1973. En 1991, Saddam Hussein lanzó 39 misiles contra Israel.

Sin embargo, la derrota de Saddam en 1991 y su derrocamiento en 2003 quitaron, durante 20 años, el factor iraquí de los cálculos estratégicos israelíes ¿Cómo debe tener en cuenta Israel a Irak ahora que, EEUU, se retiro?

El futuro rol de Irak en Medio Oriente estará, en gran medida,  afectado  por Irán. Con el surgimiento de los partidos shiítas, luego de la invasión estadounidense a Irak (2003), Irán tuvo muchas oportunidades de influenciar su orientación política. Hay, apenas, ocho grupos shiítas en Irak que mantienen lazos con Irán;  la mayoría de los cuales recibieron financiamiento iraní. Eso incluye al Partido al-Dawa del Primer Ministro Mouri al-Maliki, quien partió de Irak en 1979 y vivió en Irán durante ocho años (1982 -1990). Los iraníes proporcionaron entrenamiento al Partido al-Dawa de al-Maliki. De hecho, al-Dawa se comprometió en operativos terroristas de parte de Irán en Kuwait junto con shiítas libaneses. De 1990 hasta 2003, al-Maliki vivió en Damasco y trabajó, de modo cercano,  a Hezbollah. Desde que se convirtió en Primer Ministro, equilibró, con cuidado,  sus vínculos con Teherán, manteniendo una relación laboral con Washington.

Irán fue capaz de influenciar  los acontecimientos en Irak post-Saddam. Detrás de las escenas, ayudó a formar la coalición de partidos shiítas que eligieron a al-Maliki como “su” candidato a Primer Ministro (2006). El comandante de fuerzas estadounidenses en Irak, General Ray Odierno, dio una entrevista a The Washington Post (octubre, 2008), en la que reveló  que había visto informes de inteligencia que indicaban que, Teherán, sobornó  a los líderes iraquíes a fin de evitar la llegada a un nuevo acuerdo entre EEUU e Irak, el cual permitiera a las fuerzas estadounidenses permanecer en Irak. En ese momento, Irán presionó a sus aliados en Irak para asegurarse que hubiera una retirada completa de las fuerzas estadounidenses de Irak hacia diciembre de 2011.

En un cable de EEUU (marzo, 2009), publicado a través de Wikileaks, el Rey Abdullah de Arabia Saudita confesó al asesor de contraterrorismo del Presidente Obama, John Brennan, que no confiaba en al-Maliki, a quien consideraba “agente iraní”. Esto fue una declaración asombrosa que el monarca saudí hiciera en relación al nuevo líder iraquí (antipatía saudí hacia el chiismo).

Irán tiene otros modos de influenciar los acontecimientos en Irak. Después de 2003, Irán infiltró a miles de Guardias Revolucionarias en Irak que ayudaron a las milicias shiítas. Hacia 2007, con el “surgimiento” de las fuerzas estadounidenses en Irak bajo el General David Petraeus, EEUU amenazó a esas  fuerzas iraníes que temieron que, cualquier escalada, llevase a una guerra con EEUU. Esto implicó  su retirada desde Irak. Sin embargo, Teherán continuó financiando, entrenando y suministrando armas a varias fuerzas shiítas iraquíes, que fueron llevadas a las bases en Irán.

Claramente, sin la presencia de las fuerzas estadounidenses en Irak, los iraníes serán capaces de infiltrarse en Irak e influenciar su estabilidad interna. El 7 de diciembre, el vice-jefe de operaciones de las fuerzas estadounidenses en Irak, Tte. Gral. Frank Helmick admitió que hay “vacíos  de seguridad” en el nuevo ejército iraquí que Washington está dejando detrás. Eso hace surgir interrogantes acerca de si Bagdad tiene la capacidad de enfrentar el desafío iraní sin la ayuda estadounidense.

Irán desarrollo  sus relaciones con instituciones religiosas shiítas en Irak, donde las ciudades sagradas shiítas de Najaf donde la tumba de Ali, primer Imam shiíta, fue construida, y Karbala, donde la tumba de su hijo, Hussein (el segundo Imam) está ubicada. En Samarra, se encuentra la sepultura del 10º y 11º Imam; es también donde el 12º Imam desapareció, de acuerdo con la tradición shiíta, hasta que regresó como el Mahdi. Decenas de miles de peregrinos iraníes visitan, cada mes,  esos sitios sagrados.

Como con los partidos políticos iraquíes, Irán está proveyendo de dinero a líderes e instituciones shiítas, a pesar que, en el presente, el más alto líder iraquí shiíta, Ayatola Sistani, se opuso, en el pasado,  a la política iraní en Irak.

En resumen, Irán tiene fuertes intereses estratégicos, económicos y religiosos que buscará en Irak luego de la retirada de EEUU. Su objetivo principal es asegurarse que Irak nunca más se convierta en un poder fuerte, como en la era de Saddam Hussein, que pueda amenazar la seguridad iraní. Para alcanzar ese objetivo, Teherán intentará reducir a Irak a un estado satélite, que apoyará la estrategia regional de Irán en Medio Oriente. Ya, Irán exige que, al-Maliki, apoye el acuciado régimen de Bashar al-Assad en Siria, más que la oposición siria, a la que Turquía está ayudando. Al-Maliki está apoyando la posición iraní

La retirada estadounidense de Irak produce  un cambio estratégico en la situación de Israel en Medio Oriente. Desde 1980 hasta 1988, el expansionismo iraní fue bloqueado por la Guerra Irán-Irak, con excepción de Líbano, al que Teherán explotó como frente contra Israel y Occidente. Desde 1991 hasta fines de 2011, Irak sirvió como barrera estratégica para Irán y, desde 2003, esa barrera fue reforzada por el poderío militar estadounidense. Ahora parece que, el muro iraquí está siendo removido por estar, cada vez,  más bajo influencia iraní.

Esto dará como resultado la  presión iraní cada vez mayor sobre Jordania para evitar que se convierta en la primera línea para detener la propagación de la influencia iraní, que podría, si no se opone, buscar rodear a Arabia Saudita desde el norte y abrir un frente con Israel hacia su parte oriental. Dada esa nueva realidad, EEUU y sus aliados deben reforzar la capacidad de Jordania, de enfrentarse a los nuevos desafíos que encarará desde el este dado que, Irak, entra cada vez más dentro de la órbita iraní. Un nuevo esfuerzo de apoyo a Jordania fue evidente este año cuando los estados del Golfo propusieron al Reino Hashemita como miembro del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC).

Más aun: hay implicancias directas de la retirada estadounidense de Irak para Israel. Si Irán perdiera su relación especial con Siria, luego de la caída de Bashar al-Assad,  buscará utilizar a Irak como plataforma para escalar en el conflicto con Israel. La nueva situación, surgida como resultado hace que, la lógica estratégica de Israel, retenga el Valle del Jordán, de manera imperiosa,  como su línea delantera, dado que, con pesar,  las voces líderes en la comunidad internacional lo presionan para retirarse por completo de la Margen Occidental y aceptar las fronteras de 1967.

CIDIPAL

 
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