¿Quiénes son mis enemigos?
De hermanos y enemigos
Guido Maisuls
Queridos Amigos.
En estas curiosas épocas que tenemos en suerte transcurrir aparecen por arte de magia, en nuestras mentes y en nuestra imaginación, la dramática presencia de enemigos.
Muchas veces nos perdemos y no podemos encontrar el camino de vuelta a casa. El laberinto mental donde nos internamos se torna a menudo, demasiado confuso e intrincado.
Entonces comenzamos a ver visiones y espejismos y nos ponemos a pensar que nuestro hermano, que a veces piensa diferente o a menudo ve los objetos de otro color, es nuestro enemigo.
Y de pronto comenzamos a mirarlo como a un enemigo y le decimos que es nuestro enemigo y accionamos contra él como El Gran Enemigo.
Ya estamos definitivamente prisioneros en las rejas del laberinto imaginario, convertido en una lúgubre cárcel interna, con subjetivas rejas y fantasmales puertas blindadas.
¿Pero, qué ocurre entonces con nuestros verdaderos enemigos?
Aquellos que por acción u omisión, no permiten salvar la vida de 9,2 millones de niños que cada año mueren por causas fácilmente evitables como el hambre y la desnutrición, el abandono y el maltrato infantil, la marginación y la pobreza, la carencia de prevención y tratamientos adecuados ante enfermedades prevenibles.
Aquellos que fabrican arsenales atómicos para borrarnos del mapa. Aquellos que planifican el próximo genocidio nuclear que, al igual que Hiroshima y Nagasaki amenaza reiterarse pero esta vez multiplicado en poder y destrucción.
Aquellos que minimizan parcialmente o niegan totalmente la tremenda atrocidad de la Shoah, del genocidio más grave y emblemático de la historia humana producido hace tan solo sesenta y picos de años atrás.
Aquellos que presionan a Israel hasta que acepte absolutamente toda la culpa de que «los pobres y sufrientes» palestinos y los países árabes no condenen la violencia terrorista, no reconozcan el carácter judío de Israel y no acepten sus derechos inalienables a vivir pacíficamente en la tierra de sus ancestros.
Aquellos que hacen que «El hambre sea una sensación desagradable y dolorosa causada por la falta de alimentos». Un hambre que ya afecta a 1020 millones de personas, es decir el 15 % de la población mundial y con claras tendencia al crecimiento.
Aquellos que ensanchan la brecha entre ricos y pobres para que siga aumentando día a día y que permiten concientemente que más de 3.000 millones de personas carezcan de una vida digna a causa de la pobreza y el hambre.
Aquellos que envían a pobres infelices a reventarse como bombas humanas en nuestros autobuses, cafés y lugares de reunión.
Aquellos que volaron la Amia y la Embajada de Israel en Buenos Aires.
Aquellos que día a día trabajan incansablemente, con prisa y sin pausa, para sembrar el Terror como arma letal de dominación sobre esta desprevenida humanidad.
Aquellos que nos niegan aun, nuestro inalienable derecho de seguir construyendo nuestro propio Estado judío y democrático en la tierra de nuestro ancestros..
Cuando estamos perdidos en el laberinto estos verdaderos enemigos desaparecen por arte de magia de nuestras mentes pues el árbol de la intolerancia ocultó definitivamente el GRAN BOSQUE DE LA REALIDAD.
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