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| viernes noviembre 22, 2024

Propagación del odio a Occidente gracias al satélite español, Hispasat


Masha Gabriel

Revista de Medio Oriente

20 de Enero de 2012

El 23 de Octubre de 2011, el diario El País publicaba el artículo Irán se lanza a la conquista del mundo hispano a través de la televisión en español, en el que informaba de la puesta en marcha de Hispan TV, un canal de televisión iraní internacional en lengua española, que vería la luz a finales de año.

El País se hacía eco de las declaraciones de los responsables que definían los objetivos de la nueva cadena:

«Esta nueva cadena en español tendrá un papel fundamental a la hora de reflejar la legitimación ideológica de nuestro sistema en el mundo» (sic), declaró, a principios de mes, Ezatollah Zarqami, presidente de IRIB, el ente que reagrupa a las televisiones públicas de Irán, las únicas que existen en el país.”

El medio también explicaba que

“la cadena […] emitirá inicialmente para Europa y América a través de los satélites españoles Hispasat 1C. Más tarde tiene previsto contratar también con otros satélites.”

Poco después, el 20 de diciembre de 2011, El País volvía a tratar el tema y ampliaba la información asegurando que otra cadena islámica, en este caso saudí, se sumaba a la oferta del satélite español:

“Con las Navidades llegaron las televisiones islámicas. Dos canales vía satélite en español, uno iraní y otro saudí, van a empezar a emitir, mañana miércoles y el 1 de enero respectivamente, las 24 horas del día a través de los satélites Hispasat para España y América Latina, según fuentes del sector audiovisual.”

Sin embargo, pocos medios se hicieron eco de esta información, que sin duda tiene su relevancia.

Por un lado, la irrupción de una cadena de propaganda iraní diseminando su discurso hacia Latinoamérica y la importante minoría hispana en Estados Unidos gracias a España, resulta, cuando mínimo, sorprendente. Especialmente en estos momentos, en los que la creciente tensión internacional respecto a su carrera armamentística nuclear, parece situar al régimen iraní en las antípodas de Occidente.

¿Acaso no es España consciente de la importancia del factor propagandístico? El diario El País, sin embargo, lo dejaba claro en su artículo:

«En Irán la televisión es un arma ideológica. Prueba de ello es que está bajo el control directo del líder supremo, el ayatola Ali Jamenei. Una de sus tareas consiste en interferir las emisiones de la BBC y de Voice of America en farsi, según reconoció su presidente durante una charla en agosto de 2010 con veteranos de guerra de Irak. Por esa razón dos satélites árabes (Nile Sat y Arab Sat) rehúsan transmitir la señal de Al Alam, el canal iraní en árabe.»

 

Pero no sólo Nile Sat y Arab Sat son conscientes de lo que está en juego, sino que recientemente, Gran Bretaña prohibía emitir al canal Press TV, canal “hermano” de Hispan TV.

El 16 de enero de 2012, la periodista Elvira Huelbes, de Cuarto Poder, reflexionaba al respecto a través de su artículo Ideología wahabí, a caballo troyano en el que mostraba su sorpresa de que no se “haya producido debate alguno sobre el hecho”.

En dicho texto Huelbes muestra su preocupación ante ambos hechos:

«Sabemos que uno de los pilares fundamentales de la democracia es el derecho de la información y de la libertad de expresión. La paradoja es que estas emisoras provienen de países que persiguen y castigan con la cárcel y con la muerte esos valores democráticos

En cuanto al canal saudí, la periodista analiza, no sin cierta ironía:

«Córdoba Televisión, está promovida por el jeque saudí Al Fwazan, quien posee unas naves en San Sebastián de los Reyes (Madrid) a nombre de la Fundación para el Mensaje del Islam que él preside.[…] Sostiene, en sus soflamas televisivas, el jeque, que “hay que profesar un odio positivo” hacia los cristianos y desde luego defiende, a chilaba y alfanje, la marginación de esa parte oscura y sucia de la humanidad que son las mujeres.»

Y con respecto a Hispan TV, la emisora iraní, Huelbes se pregunta:

«En cuanto al canal iraní, visto cómo han reaccionado ante la comitiva de Ahmadineyad los jefes de Venezuela, Cuba y Nicaragua con tal de tocarle las gónadas al imperio yanqui, se entiende que allí pueda la TV iraní campar por sus ondas, pero, ¿por qué se le permite en España?»

Esa es la gran cuestión que se plantea ante estas dos noticias, que apenas han tenido su espacio en los grandes foros mediáticos. Si la respuesta apela a la tolerancia y a los valores democráticos, se abren no obstante dudas razonables, tal y como escribía la periodista de Cuarto Poder:

cómo se explica que en Arabia Saudí, de donde proviene la ideología que defiende (el) canal, la tolerancia entre religiones se escenifique en la persecución a muerte de cualquiera que profese una que no sea la suya.

¿Es consciente Hispasat de que su satélite está siendo utilizado como plataforma de propaganda de dos regímenes fanáticos?

Y concretamente, con respecto a Irán, ¿comprenden los responsables de Hispasat en qué situación los colocaría, en caso de conflicto armado con Irán, ser quienes han propagado a todo el mundo hispano el mensaje de odio a Estados Unidos, Israel y Occidente en general? ¿Y las repercusiones que esto podría tener para la imagen de España en el mundo?
 
 
 

 
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