Jonathan D. Halevi
Jerusalem Center for Public Affairs
8 de febrero de 2012
El 6 de febrero de 2012, el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y el líder de Hamas, Khaled Mashaal, firmaron un nuevo acuerdo para crear un gobierno de unidad nacional palestino en la Margen Occidental y Gaza. El acuerdo, conocido como la Declaración de Doha – bajo el patrocinio del emir de Qatar, Hamad bin Khalifa Al Thani – incluye las siguientes disposiciones:
-El funcionamiento continuado de la OLP a través de la reforma del Consejo Nacional Palestino, junto con elecciones para la presidencia y el parlamento.
-La celebración de una segunda reunión, en El Cairo el 18 de febrero, del comité ad hoc sobre la revitalización de la OLP.
-La creación de un gobierno de unidad nacional de tecnócratas, encabezado por «el presidente» (Abbas), cuya misión será poner en marcha las elecciones para la presidencia y el parlamento y para comenzar la rehabilitación de Gaza.
-Continuar con la actividad de los comités creados por el documento de reconciliación firmado por las dos partes en El Cairo en diciembre, a saber: el Comité de Libertades Públicas, que está autorizado para gestionar la liberación de prisioneros, la apertura de instituciones (incluidas las sociedades de caridad de Hamas ) que se cerraron durante el período de hostilidad entre las partes, el regreso de los activistas de Fatah a Gaza, la expedición de pasaportes y la libertad de acción; y la Comisión de Reconciliación Comunitaria, que se encargará de la compensación a las familias de los fallecidos en los violentos enfrentamientos entre Fatah y Hamas.
Con la firma del acuerdo como fondo, y como una medida de construcción de confianza, Abbas anunció la liberación de 64 prisioneros de las cárceles de la Autoridad Palestina (AP) en la Margen Occidental. Aunque las identidades de los prisioneros liberados no se han dejado en claro, probablemente la mayoría de ellos pertenecen a Hamas, dada su fuerte demanda de liberar a todos los «presos políticos» como condición esencial para la reconciliación entre las partes.
Consecuencias iniciales
El acuerdo convierte a Abbas en la suprema autoridad para todas las instituciones de la AP. Además de encabezar a Fatah, Abbas, sirve como líder de la OLP, presidente de la AP, y pronto como primer ministro palestino también. A pesar de que designar a «el presidente» como primer ministro, contraviene la ley básica palestina, sirvió como un compromiso para superar el desacuerdo entre Fatah y Hamas sobre este tema.
Aunque las palabras suenan importantes, su importancia práctica es pequeña, dado que la Declaración de Doha, al igual que el acuerdo de reconciliación de El Cairo, que la precedió, no expresa un verdadero reconocimiento, por parte de Hamas, del liderazgo de Abbas o de su autoridad como líder del pueblo palestino. En cambio, es meramente verbal, conveniente reconocimiento por razones tácticas, destinado a posibilitar la entrada oficial de Hamas en la OLP, en el marco de la celebración de nuevas elecciones para el Consejo Nacional Palestino y para allanar el camino para las elecciones presidenciales y parlamentarias.
Los líderes de Hamas están tratando de poner en práctica la estrategia de la Primavera Árabe en la arena palestina. Asumen que van a ganar una abrumadora mayoría en las elecciones para las instituciones palestinas representativas y, de ese modo, completar su toma de posesión histórica del movimiento nacional palestino. En otras palabras, ellos ven a Abbas como el portero que abre las puertas al caballo de Troya.
Hamas no ve ninguna significación política en el concebido gobierno de transición encabezado por Abbas. Esto es evidente por el hecho que sus poderes se limitan a llevar a cabo las elecciones presidenciales y parlamentarias y trabajar para la rehabilitación de Gaza. Desde la perspectiva de Abbas, su nombramiento como primer ministro, además de presidente, le permitirá mantener el reconocimiento internacional del gobierno palestino, a pesar del acuerdo con Hamas, y le dará un margen de maniobra en los contactos con la comunidad internacional, tanto políticamente como en términos de mantener fluyendo el dinero de la ayuda.
La Declaración de Doha, al igual que los anteriores acuerdos Fatah-Hamas, subrayan la necesidad de implementar los acuerdos entre las partes – demostrando una vez más la dificultad de lograr la unidad institucional en la arena palestina, a la luz de la declarada ambición de Hamas de asumir la condición de representante de alto nivel del pueblo palestino. Las dos partes tendrán que demostrar una gran creatividad para superar los muchos obstáculos que enfrenta la celebración de elecciones, desde unificar a la separada población civil y a las instituciones de seguridad de la Margen Occidental y Gaza, hasta las asignaciones presupuestarias.
Ambas partes tienen un interés básico en la unión de fuerzas. Hamas, como se señaló, ve la medida como una oportunidad para alcanzar jerarquía y para reconstruir su infraestructura en la Margen Occidental. Fatah es introducido en la reconciliación por la fuerza de las circunstancias y por la conciencia de las lecciones y las consecuencias de la Primavera Árabe, que ha llevado a la pérdida de su apoyo egipcio y el surgimiento al poder de la Hermandad Musulmana, el movimiento padre de Hamas. Parece que los líderes de Fatah prefieren nadar con la corriente a hundirse debajo de ella. Abbas, de ese modo, se compra un poco de tranquilidad durante un período transitorio. Cuando termine, sin embargo, es probable que se encuentre sin activos y en minoría en las instituciones representativas del movimiento nacional palestino.
La cooperación de Abbas con Mashaal, y su inflexible rechazo a reunirse con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ilustra la opción estratégica que ha hecho. No prefiere el camino de una solución política, sino, más bien, unirse con Hamas y las otras fuerzas regionales emergentes en la Primavera Árabe y, de ese modo, utilizarlas como un multiplicador de fuerzas en contra de Israel, sin tener que ofrecer concesiones políticas. La liberación de los 64 prisioneros no es sólo un gesto hacia Hamas, sino también un mensaje implícito de que la cooperación de seguridad con Israel es secundaria a los ojos de Abbas, respecto de la vieja-nueva alianza con Hamas.
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El Teniente Coronel (r) Jonathan D. Halevi es un investigador senior de Medio Oriente y el Islam Radical en el Centro Jerusalén para Asuntos Públicos. Es co-fundador de Orient Research Group Ltd. y es un ex asesor de la División de Planificación de Políticas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
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