Gracias al apoyo de la familia, Sherian Kihia supera las críticas internas y miradas de perplejidad de los pacientes árabes y judíos en el camino para cumplir su sueño. ‘Estoy comprometida en salvar vidas, no en cuestiones de religión’, dice
Ari Galahar
Publicado: 9.02.12 / Israel Activism
Durante años, Sherian Kihia, de 24 años de edad, de Jerusalén oriental, soñaba con ser voluntaria en la organización de emergencias Magen David Adom. Para hacer realidad su ambición tuvo que superar las críticas internas y externas acerca de trabajar junto a hombres y hasta la madrugada.
Por un momento temió, incluso, que no sería capaz de encontrar compatibilidad. Pero todo esto no le impidió cumplir el sueño de su vida.
Ahora, después de haber sido admitida por MDA y hacer historia como la primera voluntaria árabe de la organización, dice con plena confianza: «Estoy comprometida en salvar vidas y no entro en cuestiones de religión o nacionalidad. En realidad estoy recibiendo mucho apoyo dentro de mi sector».
‘Me tratan bien’
Kihia entró recientemente en una estación de MDA de Jerusalén oriental y fue admitida como conductora de ambulancias. «Vine a MDA después de escuchar, durante años, acerca de sus operaciones para salvar vidas», dice con orgullo. «Al principio tomé cursos básicos de primeros auxilios y lentamente hice progresos».
Había no pocas dificultades en el camino. «Los amigos y familiares me preguntaban por qué querría yo hacer trabajo voluntario con MDA y no con la Cruz Roja, por ejemplo. Pero mis padres me ayudaron a seguir adelante y avanzar en los cursos de formación profesional ofrecidos por la organización».
[Kihia. Superando las críticas (Foto: Shlomi Cohen)]
Si se le pregunta a Kihia, éste no es su última parada en la organización de rescate – un día le gustaría convertirse en paramédica. Mientras tanto, recibe todo el apoyo posible de los miembros de su familia y, en particular, de su nuevo marido, con quien se casó hace varios meses.
«Uno de los problemas fue el hecho de que llegaba a casa tarde, lo cual es inaceptable en mi sector», comparte, «pero mi familia me apoyó y también lo hizo mi marido. Me dijo: ‘Haz lo que quieras. Tienes mi apoyo'».
«La verdad es que yo ni siquiera pensaba en lo que la gente diría. Aún antes de que lo conociera dije que no querría casarme con un hombre que se molestara por el hecho de que volviera tarde a casa o condujera una ambulancia».
Los otros voluntarios de MDA, dice, parecían impasibles ante el hecho de que fuera una musulmana. «Me tratan bien y les gusta que esté aquí, a pesar de las dificultades con el idioma», dice.
Mientras tanto, en la calle recibe miradas de perplejidad cuando la gente la reconoce como parte del personal de emergencia.
«Los árabes están muy sorprendidos al verme conducir una ambulancia. No pueden creer que tenga una licencia de conducir y que sea asistente médico» dice. «Después que entienden, en realidad me felicitan».
Kihia recibe una gran cantidad de aliento desde el otro lado también. «En Iom Kipur estaba estacionada fuera de una muy grande sinagoga en Jerusalén, con miles de fieles. Todas las mujeres estaban muy emocionadas al verme, sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que soy árabe», recuerda. «Me trataron bien y me mostraron un gran respeto».
Admite, sin embargo, que no todos los encuentros con pacientes judíos son tan agradables. En algunos casos, dice, se le pide que apague o desconecte la electricidad en los hogares judíos en Shabat y días festivos.
¿Está usted preparada para ataques terroristas y la posibilidad de que la gente la insulte?
«Estoy mentalmente preparada, y, naturalmente, separo mi trabajo de mis emociones».
¿Cómo reacciona la gente de su sector cuando viste el uniforme con el símbolo del MDA, especialmente en estos días de tensión?
«En lo que a mí respecta, estoy salvando vidas y no entro en esas cuestiones. Nunca encontré este tipo de problemas».
Otro obstáculo con el que Kihia se ve obligada a lidiar es la necesidad de trabajar junto a hombres durante todo el día.
«Al principio fue difícil trabajar con un equipo compuesto principalmente por hombres, pero ya me acostumbré a eso. Son amables. En la estación soy amiga de las chicas judías. Les enseño árabe y aprendo hebreo de ellas. Mientras tanto, uso la ventaja de mi lengua en Jerusalén oriental».
Murad Salman, director del equipo de Jerusalén oriental, concluye: «Esperemos que la decisión de Kihia de unirse a nosotros, eleve la conciencia por el trabajo voluntario entre otros jóvenes del sector árabe».
http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4164516,00.html
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
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