Primera parte
Demoliendo los Mitos de la Guerra de Propaganda en contra de Israel
DAVID MEIR-LEVI
Introducción de David Horowitz
Una publicación del Centro para el Estudio de la Cultura Popular
TABLA DE CONTENIDOS
La importancia de este Texto – por David Horowitz
1. Los Orígenes del Problema de los Refugiados
2. Las Ocho Etapas de la Creación del Problema
3. La Cuestión de la «Ocupación» y los Asentamientos
Nota Bibliográfica
LA IMPORTANCIA DE ESTE TEXTO
David Horowitz
La guerra en el Medio Oriente [1] tiene cerca de sesenta años de antigüedad. La mayoría de la gente viva actualmente no está familiarizada con su historia y orígenes, además de que carece de conocimiento acerca de los hechos. Este estado de ignorancia provee un campo fértil para que los inescrupulosos creen mitos que justifiquen sus intenciones [2] destructivas. La maquinaria de propaganda política ha creado muchos mitos para alimentar su guerra en contra del Estado judío » .
Israel es la única democracia en el Medio Oriente, la cual elige a sus líderes en elecciones libres y garantiza derechos a sus ciudadanos, honrándolos. Aun así, Israel es el objetivo de aquellos que dicen luchar por los «derechos humanos». Existen alrededor de un millón y medio de árabes viviendo como ciudadanos en Israel, quienes eligen representantes al parlamento israelí y que tienen más derechos que los ciudadanos árabes de cualquier Estado árabe. Aun así, Israel es el objetivo de aquellos que dicen luchar por la «justicia social». La sola creación de Israel es referida por sus enemigos árabes como » la Nakba «, o la «catástrofe», cuya clara implicación es que Israel no debería existir. Aun así, Israel es el objetivo de aquellos que dicen apoyar la autodeterminación y se oponen al genocidio. Israel fue la víctima –en su mismo nacimiento- de una agresión no provocada por parte de cinco monarquías y dictaduras árabes. Ha sido el objetivo de una guerra árabe que ha continuado ininterrumpidamente por cerca de sesenta años, pues los Estados árabes se niegan a hacer la paz. Aun así, Israel es la víctima de ataques terroristas –bombardeos suicidas- que buscan la extinción de los judíos pero que también matan mujeres y niños palestinos. Aun así, Israel es el objetivo de aquellos que dicen hablar por la humanidad y por un futuro «libre».
¿Cómo puede ser esto posible? ¿Cómo puede vestirse el mal en ropajes de justicia? ¿Cómo puede una guerra genocida para destruir un pueblo democrático justificarse como una lucha de «liberación nacional»? Esto sólo es posible mediante la creación de mitos políticos que racionalizan la agresión y justifican la guerra contra poblaciones civiles.
En «1984», la novela futurista de George Orwell, el Ministro de la Verdad del Estado Totalitario proclamaba: El Conocimiento es Ignorancia; la Libertad es la Esclavitud. La naturaleza del doble lenguaje político nunca cambia y su agenda es siempre la misma: La cerrazón de la memoria histórica al servicio del poder. «La lucha del hombre contra el poder», escribió el escritor checo Milan Kundera, «es la lucha de la memoria contra el olvido». Solamente una memoria restaurada puede demoler mitos totalitarios y convertir al hombre en libre.
David Meir-Levi ha escrito un texto que recobra la memoria de los hechos que yacen en el corazón del conflicto del Medio Oriente. Estos hechos son cruciales no solamente para la restauración de la historia que la política ha oscurecido, sino para la supervivencia de un pueblo que vive en la sombra de su propia destrucción. Todo interesado en la justicia querrá leer este pequeño libro.
1. LA CUESTIÓN DE LOS REFUGIADOS
La versión árabe del trágico destino de los refugiados árabes que huyeron del mandato palestino antes y durante la guerra de 1948, y desde Israel inmediatamente después de la guerra, ha dominado de tal forma el pensamiento de inclusive historiadores bien educados, comentaristas, periodistas y políticos, que es casi dado por un hecho que la creación del Estado de Israel causó la huída de casi un millón de desgraciados, desahuciados y desesperanzados refugiados árabes. Israel causó el problema y por ende Israel debe resolverlo . Esta aseveración, a pesar de ser visceralmente acoplable y todo menos canonizada por la propaganda antiisraelí que la hace el núcleo de su narración del conflicto en el Medio Oriente, es inequívoca y totalmente falsa.
Orígenes del Problema
El Estado de Israel fue creado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mediante un proceso pacífico y legal. No fue creado de tierras palestinas sino a partir del Imperio Otomano, el cual fue reino de los turcos durante cuatrocientos años hasta que lo perdieron al ser derrotados en la Primera Guerra Mundial. No existían tierras «palestinas» en ese tiempo pues no existían personas proclamando ser palestinas. Había árabes que vivían en la región de Palestina, quienes se consideraban a sí mismos sirios. Sólo después de la Primera Guerra Mundial los estados de Jordania, Siria, Líbano e Irak también fueron creados –también artificialmente a partir del Imperio Turco, por los victoriosos británicos y franceses. Jordania fue creada en casi 80% del Mandato Palestino, el cual fue originalmente designado por la Liga de las Naciones como parte de la tierra natal judía. A partir de entonces, los judíos han tenido prohibido adquirir propiedad allí. Dos terceras partes de sus ciudadanos son árabes palestinos, pero es regida por una monarquía hachemita.
En 1947, el plan de partición emitido por la ONU ordenaba la creación de dos Estados a partir del 20% del Mandato Palestino: el Estado de Israel para los judíos, y otro Estado para los árabes. Los árabes rechazaron su Estado y lanzaron la guerra contra Israel. Esta es la causa primordial del problema de los refugiados árabes.
Los refugiados árabes eran apenas 725,000 personas que huyeron debido a la guerra que iniciaron los Estados árabes –no los árabes palestinos. Los Estados árabes –dictaduras todos ellos- no deseaban un Estado no-árabe en el Medio Oriente. Los dirigentes de 8 países árabes, cuyas poblaciones superaban por mucho en número a los asentamientos de judíos en el Imperio Turco, iniciaron la guerra con invasiones simultáneas desde tres frentes contra el recientemente creado Estado de Israel. Éste imploró la paz y ofreció amistad y cooperación a sus vecinos. Los dictadores árabes rechazaron tal oferta y respondieron con una guerra de aniquilación contra los judíos. La guerra fracasó. Sin embargo, el estado de guerra ha continuado ininterrumpidamente debido al fracaso de los Estados árabes –Arabia Saudita e Irak en particular- en firmar un tratado de paz con Israel. Hasta este día, los Estados árabes y los palestinos se refieren al fracaso de su agresión y a la supervivencia de Israel como an-Nakba (la catástrofe).
De no haber existido agresión árabe, guerra e invasión a manos de ejércitos árabes (cuyo intento era genocida), no solamente no habría ya refugiados árabes sino también existiría un Estado palestino en Cisjordania y Gaza desde 1948.
En la guerra, Israel adquirió territorio adicional. Ante la ausencia de un tratado de paz entre beligerantes, la ley de las naciones permite la anexión de territorio del agresor después de un conflicto –aunque el territorio en cuestión pertenecía a los turcos y posteriormente a los vencedores de la Primera Guerra Mundial. De hecho, Israel ofreció restituir territorio, que adquirió defendiéndose contra la agresión árabe, a cambio de una paz formal. Hizo esta oferta durante las pláticas del Armisticio de Rodas y la conferencia de Lausana en 1949. Los dirigentes árabes rehusaron el territorio pues buscaban mantener un estado de guerra con tal de destruir al Estado de Israel. De haber sido aceptada la propuesta de Israel, pudo haber una pronta y justa resolución a todos los problemas que han afligido a la región desde entonces. El único problema que no habría sido resuelto, a satisfacción de los árabes, sería su deseo de borrar el Estado de Israel.
Después de la victoria, Israel emitió una ley que permitía a los refugiados árabes reinstalarse en Israel, previa firma de un formato en el que renunciaban a la violencia, juraban lealtad al estado de Israel así como convertirse en pacíficos ciudadanos productivos. Durante las décadas en las que estuvo en vigor esta ley, más de 150,000 árabes han tomado ventaja de la misma para proseguir una vida productiva en Israel. Los judíos no poseen opción similar de convertirse en ciudadanos de los Estados árabes en los cuales son rechazados.
Debería ser completamente obvio para cualquier observador razonable y equilibrado de esta historia, por ende, que no es Israel quien causó el problema de los refugiados árabes, ni que es Israel quien ha bloqueado su solución. Al contrario, el problema de los refugiados árabes fue el resultado directo de la agresión por parte de los Estados árabes, así como de su negativa, tras fracasar a borrar el estado de Israel, a firmar un tratado de paz o hacerse cargo de los refugiados árabes que permanecieron fuera de las fronteras de Israel.
Los Refugiados Judíos
Hubo otros refugiados a partir del conflicto árabe-israelí que aquellos del lado árabe deciden olvidar convenientemente. Entre 1949 y 1954, cerca de 800,000 judíos fueron forzados a huir de tierras árabes y musulmanas donde habían vivido durante cientos y quizá miles de años –Irak, Marruecos, Túnez, Jordania e Irán, Siria, Egipto, Líbano y otros países musulmanes. Estos judíos eran ciudadanos pacíficos de sus países árabes y de ninguna manera una población hostil. Sin embargo, fueron forzados a punta de pistola a huir sin nada más que la ropa puesta. La única razón de su expulsión fue vengar la vergüenza de su derrota en su guerra de agresión, tomándosela contra la ciudadanía judía de países árabes.
La mayoría de estos judíos refugiados vinieron a Israel, donde se integraron a la normalidad por el novato y pequeño país. Los Estados árabes (y más tarde la OLP ) se rehusaron a hacer lo mismo por los refugiados árabes, pues prefirieron mantener el agravio para usarlo en su guerra contra Israel.
Algunos observadores han sugerido que la situación dual de los refugiados debe entenderse como «intercambio de población –árabes huyeron a países árabes de la forma en que judíos huyeron rumbo a país judío, ambos como resultado de la guerra de 1948, ambos bajo condiciones que su facción considera como evacuaciones forzadas. Por otro lado, nadie de la facción árabe ha sugerido lo obvio: Si los refugiados judíos fueron reubicados en territorio abandonado por árabes que huyeron, ¿por qué no reubicar refugiados árabes en las tierras que los judíos fueron forzados a abandonar en países árabes? Una razón por la cual nadie ha sugerido esto es porque ningún Estado árabe, con excepción de Jordania, permitirá a refugiados árabes convertirse en ciudadanos.
Tomando en cuenta los activos confiscados de los refugiados judíos cuando éstos fueron echados de territorios árabes y musulmanes, uno puede concluir que los judíos han pagado ya ingentes «reparaciones» a los árabes, con o sin garantía. Las propiedades y pertenencias de los refugiados judíos, confiscados por los gobiernos árabes, han sido conservadoramente estimados en cerca de 2.5 miles de millones en dólares de 1948. Si invertimos ese dinero a una modesta tasa del 6.5% a lo largo de 57 años, se obtendría una suma de $80 mil millones, los cuales los gobiernos árabes y musulmanes donde están las tierras de las que fueron expulsados los judíos bien podrían aplicar para el beneficio de los refugiados árabes. Dicha suma es suficiente como reparación para los refugiados árabes. No hay manera de calcular el valor de la propiedad de árabes dejada bajo control de Israel; sin embargo, no hay estimados tan altos como los 2.5 miles de millones de 1948. Así que, hipotéticamente, la facción árabe ha obtenido ya lo mejor del acuerdo.
Durante las muchas guerras del siglo 20, decenas de millones de refugiados fueron generados en Europa y Asia. En 1922, 1.8 millones de personas fueron reubicadas para resolver la guerra entre Turquía y Grecia. Tras la Segunda Guerra Mundial, cerca de 3,000,000 de alemanes fueron echados de países de Europa del Este y reubicados en Alemania. Cuando el subcontinente de India fue dividido, más de 12 millones de personas fueron transferidas entre India y Paquistán.
Dichos sucesos de refugiados han sido resueltos, con excepción de los casi 725,000 árabes que huyeron de Israel durante la guerra de 1948 y a quienes los Estados árabes y la Autoridad Palestina han mantenido en campos de refugiados.
El Problema de los Refugiados Árabes
Otra ironía debe ser considerada en el contexto del asunto de los refugiados. Israel manejó su problema de refugiados judíos destinando grandes cantidades de recursos a la educación e integración de la población refugiada judía a su sociedad. Estos refugiados nunca se convirtieron en una carga para el mundo, nunca necesitaron la asistencia de la ONU , y nunca les fueron negados sus derechos civiles y humanos por su país anfitrión. Al contrario, a pesar de las dificultades de discriminación, adaptación y privaciones iniciales, ellos y su descendencia se han convertido en ciudadanos productivos de la única democracia del Medio Oriente, al igual que han contribuido a una de las sociedades tecnológica y socialmente más avanzadas del mundo.
El destino de los refugiados árabes ha sido diametralmente opuesto a esta obvia solución a sus problemas. El liderazgo árabe ha mantenido a propósito a sus hermanos palestinos en tugurios de refugiados, a veces alcanzando el grado de campos de concentración, con su miseria perpetuada por dirigentes maquiavélicos para su uso como arma de propaganda contra Israel y el Occidente.
Los refugiados palestinos en Gaza fueron forzados ahí en 1948 no por Israel sino por los egipcios, quienes los vigilaban y en caso de huir se les disparaba, además de que nunca se les dio la ciudadanía o pasaportes egipcios (estos datos son recogidos por el mismo Yasir Arafat en su biografía autorizada Arafat: ¿Terrorista o Pacificador? , 1982, de Alan Hart). Los refugiados en Líbano eran retenidos bajo condiciones similares pero con una represión menos draconiana. Se les impedía ejercer casi 70 profesiones, no se les daba ciudadanía, y no se les permitía viajar. Solamente Jordania les dio ciudadanía a los refugiados.
Sakher Habash, un miembro mayor del Comité Central Fatah, sucintamente explicó la razón de la calculada negativa de los dirigentes árabes, incluyendo los dirigentes palestinos, a ayudar a los refugiados para que recobrasen su vida normal. Durante una ponencia en 1998 en la Universidad Shechem ‘s An-Najah, Habash dijo: «Para nosotros, el asunto de los refugiados es una carta ganadora que significa el fin del Estado de Israel» En otras palabras, la guerra, el terrorismo, el aislamiento diplomático de Israel, campañas mundiales de relaciones públicas para demonizarlo; todo ello puede fallar (y ha fallado hasta ahora). No obstante, mientras esta última carta triunfadora esté viva, la esperanza de la destrucción de Israel aún late en los corazones de los árabes revanchistas.
Los palestinos que huyeron de Israel en 1948 y que aún están vivos no tienen el derecho legítimo de regresar a Israel, pues el liderazgo árabe que los representa (las naciones árabes hasta 1933 y posteriormente la Autoridad Palestina ) aún se encuentra, de jure y de facto , en guerra contra Israel; y estos refugiados, por lo tanto, son aún hostiles potenciales. El derecho internacional no requiere que un país en guerra cometa suicidio mediante la admisión de cientos de miles de personas potencialmente hostiles. En el contexto de un tratado de paz, en 1949, los refugiados árabes pudieron tomar ventaja de la oferta de Israel, pero sus líderes se rehusaron.
Por supuesto, el actual reclamo palestino del «Derecho de Retorno» está acompañado por el reclamo de que no son 725,000 refugiados (menos los que han muerto en el ínterin) sino 5 millones . Este número sirve a muchas intenciones políticas, pero desde el punto de vista del derecho internacional, las generaciones nacidas en una población de refugiados que han sido reubicados y que viven en el exilio no tienen el status legal de refugiados. Eso significa que el status legal de refugiado actualmente se aplica solamente a aquellos árabes sobrevivientes que huyeron en 1948, entre los cuales la mayoría son de edad avanzada.
Un Resumen de los Hechos
La prolongada crisis de los refugiados árabes es una crisis artificialmente mantenida durante 60 años a manos de dirigentes árabes, cuyo fin es explotar el sufrimiento de su propia gente (crear un «niño de póster» para el victimismo palestino [3] ); es una base para la propaganda anti-israelí, un centro de entrenamiento para terroristas árabes, y una carta de triunfo para la jihad anti-Israel (por Sakher Habash) para cuando todo lo demás (guerra, terrorismo, diplomacia internacional) falle.
«Haq el-Auda», la «ley del retorno» para árabes palestinos respecto a sus propias casas y granjas y huertas, las cuales han sido parte de Israel durante los últimos 57 años, es una impostura.
Hace 60 años había casi un millón de judíos en los Estados árabes del Medio Oriente: Honestos ciudadanos trabajadores contribuyendo a la cultura y economía de sus países de residencia. Hoy, ya casi no quedan judíos en países árabes del Medio Oriente, y leyes racistas segregacionistas prohíben inclusive a turistas judíos la entrada a algunos países árabes.
En Israel, por el otro lado, los árabes que no huyeron ascendían a 170,000 en 1949; y ahora ascienden a más de 1,400,000. Tienen 7 representantes en el Parlamento israelí, jueces ocupando posiciones en las cortes israelíes y en la Suprema Corte de Israel, y Doctores en Filosofía y renombrados profesores enseñando en colegios y universidades israelíes. Son una población que goza de más libertad, educación y oportunidades económicas que cualquiera otra población árabe en cualquier parte del mundo árabe.
Los dirigentes árabes causaron el problema de refugiados árabes en 1948 por su guerra de agresión contra el naciente Estado de Israel, siendo éste una creación legítima de la ONU ; los dirigentes árabes, desde entonces, han mantenido la población árabe de refugiados y le han negado cualquier posibilidad de una vida normal en países árabes con el fin de usar el sufrimiento que ellos mismos han causado, como un arma en su guerra sin fin contra Israel.
Durante todas estas décadas, los campos de refugiados y sus explotadores árabes han sido financiados con miles de millones de dólares de la ONU , los EE.UU., el Reino Unido, la Unión Europea , entre otros.
2. LAS OCHO ETAPAS DE CREACIÓN DEL PROBLEMA
La salida de árabes de lo que pronto se conocería como Israel sucedió en ocho etapas:
Uno. Tan pronto como la primavera de 1947, meses antes del plan de partición de la ONU de fecha 29 de noviembre del mismo año, estaba claro que habría una guerra sin importar cómo se dibujara la línea de partición. En antelación a esta guerra, muchos de los árabes acomodados (los effendi) de Galilea Occidental, desde Haifa hasta Acco y las poblaciones intermedias, cerraron sus casas y partieron a Beirut o Damasco. Con su riqueza y relaciones, podían esperar la guerra en condición de seguridad. Nadie imaginaba que el joven Estado de Israel pudiera ganar una guerra contra los Estados árabes. Los árabes que se fueron pensaron que estarían fuera del ámbito de peligro, y que cuando la guerra terminara volverían a sus hogares. Las estimaciones actuales de observadores objetivos (Conor Cruise O’Brien, en su libro «The Siege», quizá el más objetivo) es que aproximadamente 70,000 huyeron.
Dos. Estos refugiados causaron una súbita ausencia de liderazgo político y social entre los árabes de Galilea y, por ende, cuando las hostilidades se desarrollaron en el invierno de 1947 muchos de los árabes pobres ( Felahin) huyeron también, siguiendo el ejemplo de sus líderes. A diferencia de los effendi , los felahin carecían del dinero y relaciones para hacer un viaje confortable fuera del peligro; muchos de ellos sencillamente caminaron hasta Líbano o Siria con cualquier cosa que pudieran cargar en sus manos. Sus líderes habían huido, lo cual los llevó a asumir que las cosas estaban muy mal, así que concluyeron que debían partir también. Asimismo, estaban seguros, según la prensa árabe del momento, que regresarían a sus casas en cuanto la guerra terminara y los judíos fueran exterminados o expulsados de Israel.
No hay números conclusivos respecto a este éxodo, pero algunos estimados fluctúan alrededor de las 100,000 personas. Eran tantos los que salían que los Estados árabes sostuvieron una conferencia especial en Beirut para decidir cómo manejar a todos los árabes que se desbordaban por las fronteras. Y establecieron campos especiales, más tarde conocidos como campos de refugiados. Estos árabes estaban saliendo por su propia voluntad y nadie, ni Israel ni los Estados árabes, estaban animándolos, atemorizándolos, u ordenándoles que lo hicieran. La guerra aún no había comenzado.
Tres. Después del 29 de noviembre de 1947, comenzaron las hostilidades entre la Haganah israelí y los voluntarios paramilitares árabes, los cuales se contaban en decenas de miles.
La prensa árabe y los discursos públicos dejaban en claro que sería una guerra de aniquilación, como aquellas de las grandes hordas de mongoles matando todo en su camino. Los judíos perecerían o huirían. Israel estaba peleando no una guerra de independencia, sino una guerra de supervivencia.
Con el fin de defender ciertas áreas donde los judíos estaban totalmente rodeados por árabes (como los judíos de Jaffa, aldeas judías o kibbutzim en partes de Galilea y el área cerril central, y en Jerusalén), la Haganah adoptó tácticas para atemorizar que pretendían sembrar el terror en la población árabe de dichas áreas, de tal forma que se retiraran a áreas seguras. Así entonces la Haganah estaría en posibilidad de defender a esos judíos que, en otras circunstancias, estarían inasequibles y por ende vulnerables a las intenciones genocidas de los árabes.
Muchos árabes en partes de Galilea occidental, Jaffa, y partes de Jerusalén occidental, huyeron debido a tácticas tales como rumores de que un enorme ejército judío del occidente estaba a punto de desembarcar en la costa, granadas de mano arrojadas a los patios delanteros de las casas, disparos desde vehículos a las paredes o rejas de las casas, rumores circulando por parte de judíos árabe-parlantes respecto a que la Haganah era más grande de lo que realmente era y que estaba a punto de surgir con un masivo ejército judío, etc.
Aquí es importante hacer notar que los judíos fueron responsables en esta parte de la huída árabe; pero no era porque deseaban limpiar étnicamente al país o arrasar a los árabes, sino porque sabían que judíos superados en número, indefensos en enclaves árabes, serían masacrados (como fue el caso de los judíos en las villas de Gush Etzion y en el cuadrante judío de la Ciudad Vieja en Jerusalén, y como sucedió en Hebrón en 1929). Era la exigencia de su lucha de supervivencia contra un enemigo más grande y mejor armado lo que los llevó a tácticas como las descritas anteriormente.
También es importante no olvidar estos hechos: De haber aceptado los líderes árabes el plan de partición de la ONU , habría existido un Estado de Palestina desde el 29 de noviembre de 1947 para los árabes, junto a Israel. De no haber invadido los árabes, no habría problema de refugiados. Manteniendo en mente estos dos hechos, queda claro que la carga de la culpabilidad por el inicio del problema de los refugiados descansa total y únicamente en los Estados árabes que invadieron, en claro desafío de la resolución 181 de la ONU y del derecho internacional.
Cuatro. El liderazgo árabe de entre las fuerzas paramilitares y las fuerzas de Siria fueron vociferantes en sus anuncios respecto a que querían que los árabes se fueran, de tal forma que pudieran tener territorio libre en el cual perpetrar su genocidio sobre los judíos. Cuando la guerra terminara y los judíos fueran expulsados o exterminados, los residentes árabes podrían regresar y tener tanto su propia tierra como la de los judíos.
No podemos saber cuántos árabes huyeron debido a esos anuncios; sin embargo, dado que un número de voceros árabes tras la guerra admitieron haber hecho esto y se arrepintieron públicamente de haber creado el problema de los refugiados, está claro que el mensaje de los líderes árabes hacia muchos árabes del área fue un gran factor en la huída [4] .
También es importante señalar en este momento que hubo casos en los que líderes judíos públicamente pidieron a los árabes que no se fueran. El alcalde de Haifa es el mejor ejemplo de esto. Bajo riesgo de su propia vida, él manejó su vehículo a través de la sección árabe de Haifa, usando un megáfono para decir en árabe a los residentes que desestimaran la propaganda árabe. Sin embargo, decenas de miles huyeron. Los incrédulos funcionarios británicos que presenciaron este hecho lo documentaron en una variedad de fuentes. Y aquellos árabes que permanecieron allí, salieron ilesos y se convirtieron en ciudadanos de Israel [5] .
Los británicos también documentaron para el mundo en fenómeno parecido en Tiberias (un pueblo en el cual la población árabe superaba en número a los judíos). Los árabes literalmente eligieron abandonar aunque no estaban en directa amenaza de los judíos y solicitaron ayuda a los británicos. Decenas de miles abandonaron el lugar bajo guardia británica, mientras los judíos, tanto civiles como Haganah, observaban. En un giro ligeramente diferente, los árabes de Safed (Tzefat) huyeron antes de que la Haganah atacara, aunque las fuerzas árabes en Safed superaban en número a los judíos en una proporción de 10 a 1.
En cualquier lugar donde los árabes eligieron permanecer, salieron ilesos y posteriormente se convirtieron en ciudadanos de Israel.
Ha habido un conjunto de ensayos escritos por historiadores contradiciendo la verdad de la aseveración respecto que los líderes árabes le dijeron a su gente que huyera. Sin embargo, en los libros The Siege de Conor Cruise O’Brien y Myths and Facts of the Middle East Conflict de Mitchell Bard, se ofrece prueba irrefutable de la existencia de dichos pronunciamientos.
Cinco. Deir Yassin: Los eventos acaecidos en Deir Yassin aún son candentemente debatidos. Pero por su propia voz, los líderes árabes hoy día aceptan que las mentiras creadas por los árabes acerca de la «masacre» ficticia fueron urdidas con el fin de azuzar a los ejércitos árabes para pelear contra los judíos, atemorizar a los árabes, y animarlos a huir [6]. La villa se sitúa cerca de Jerusalén, sobre el camino desde Tel Aviv. La Jerusalén judía estaba bajo ataque, y su única oportunidad era este único camino a Tel Aviv. Un contingente de tropas iraquíes había entrado a Deir Yassin el 13 de marzo de 1948. Algunas fuentes sugieren que se les requirió que se fueran. Aparentemente no lo hicieron, dado que sus cuerpos armados eran numerosos entre los muertos después de la batalla. Era obvio que intentarían cortar el camino. Hacerlo habría significado el fin de la Jerusalén judía. Así que el 9 de abril de 1948 un contingente del Irgun (un grupo de asalto paramilitar) entró a la villa. Esta operación era completamente legítima en el contexto de las reglas de combate, dado que la presencia del ejército iraquí convertía a la villa en un objetivo militar legítimo.
Su intento (capturar la villa y echar a los iraquíes) era totalmente claro por la escenificación, pues entraron con vehículo y megáfono pidiendo a la población civil huir de la villa. Desdichadamente este vehículo cayó en una zanja, así que algunos de los aldeanos quizá no escucharon el mensaje; sin embargo, muchos sí lo hicieron y huyeron antes que el Irgun llegara a la villa. En lugar de rodear la villa y prevenir su escape, el Irgun dejó numerosas rutas abiertas para que los civiles huyeran, las cuales cientos de ellos utilizaron. No obstante, los iraquíes se habían disfrazado como mujeres –es sencillo ocultar armas debajo de las volátiles batas de la burqa- y se habían escondido entre mujeres y niños del poblado. Así que, cuando los combatientes Irgun entraron, se encontraron con fuego ¡disparado por «mujeres»!
Cuando los combatientes Irgun dispararon de vuelta mataron a mujeres inocentes debido a que los iraquíes estaban vestidos como mujeres y escondiéndose tras ellas. Después de sufrir más de 40% de bajas en sus filas, los Irgun tuvieron éxito en matar o capturar a los iraquíes. Entonces, mientras estaban en grupo, aún vestidos como mujeres y habiéndose rendido y acordado ser tomados como prisioneros, algunos de los iraquíes abrieron fuego con armas escondidas bajo sus ropajes de mujer. Los combatientes Irgun fueron capturados con la guardia baja, más fueron eliminados, y otros abrieron fuego dentro del grupo. Los iraquíes que se habían rendido fueron eliminados juntos con aquellos que sólo habían pretendido hacerlo y que habían abierto fuego.
Cuando la Haganah llegó encontraron a las mujeres muertas y a otros civiles y por lo tanto, incorrectamente, acusaron al Irgun de homicidio y masacre. Pero la Cruz Roja , que fue llamada a asistir a los heridos y a los civiles, no encontró evidencia de una masacre. De hecho, inclusive la más reciente revisión de la evidencia (julio de 1999), por parte de académicos árabes en la Universidad Beir-Zayyit de Ramallah, indica que no hubo masacre sino un conflicto militar en el cual civiles fueron eliminados en fuego cruzado. El total de árabes muertos, incluyendo a los soldados iraquíes, de acuerdo al cálculo en Beir Zayyit, fue de 107.
Así que ¿de dónde viene la idea de una masacre? Las mismas fuentes árabes que confiesan haber apresurado a los árabes a huir, han aceptado que voceros árabes de aquel momento cínicamente exageraron las bajas de la batalla de Deir Yassin, tejiendo historias de violación tumultuaria, violencia en mujeres embarazadas, muerte de fetos cortados de la matriz de su madre por judíos sedientos de sangre, y homicidio masivo con cuerpos arrojados en una mina cercana. Las mismas fuentes árabes admiten que su propósito con estas mentiras era azuzar a las naciones árabes para entrar al conflicto con mayor acritud, de tal forma que los judíos fueran destruidos por el asfixiante número de invasores árabes [7] .
El plan fue contraproducente. Como resultado de esta propaganda, los civiles árabes entraron en pánico y huyeron por decenas de miles. Esto fue confirmado en 1993 por el documental de PBS llamado The Fifty Years of War en el cual sobrevivientes de Deir Yassin fueron entrevistados. Ellos testificaron que suplicaron al Dr. Hussein Khalidi, director de la Voz de Palestina (la estación palestina de radio en el este de Jerusalén), que editara esas mentiras y fabricaciones de atrocidades que nunca ocurrieron. Él les respondió: «¡Debemos capitalizar esta gran oportunidad!»
La huída de árabes había comenzado muchos meses antes de Deir Yassin. Así que no pueden atribuirse a Deir Yassin los cientos de miles de árabes que buscaron refugio con antelación al 9 de abril de 1948. Además, mientras la propaganda árabe afirma que Deir Yassin fue uno de los muchos ejemplos de masacre y exterminio por parte de los judíos, no existe otro ejemplo documentado de comportamiento similar por parte de éstos. En todo caso, Deir Yassin no fue un ejemplo, sino una excepción.
En suma, no fue lo que pasó en Deir Yassin lo que causó la huída de decenas de miles de árabes. Fueron las mentiras inventadas por el Alto Comando árabe y por el Dr. Hussein Khalidi del canal de radio noticias «Voz de Palestina» los que provocaron el pánico. Uno difícilmente puede culpar a Israel por ello.
Además, tenemos información de una fuente famosa, el mismo Yassir Arafat (su biografía autorizada, por Alan Harta, Arafat: Terrorist or Peace Maker ), respecto a que las mentiras de Deir Yassin fueron esparcidas «como una bandera roja frente a un toro» por los egipcios. Así que, habiéndolos aterrorizado con estas historias, los egipcios procedieron a desarmar a los árabes del área y los enviaron a campos de detención en Gaza (los actuales campos de refugiados de Gaza). ¿Por qué los egipcios hicieron esto? De acuerdo con Arafat, fue para sacar a los árabes del área porque Egipto quería mano libre para librar su guerra. Egipto tenía toda la intención de conquistar el Neguev y la parte sur de la planicie costera. No querían interferencia de los árabes locales.
Deir Yassin no fue una masacre; nada siquiera vagamente incrimina a los judíos sobre lo que sucedió. No sabemos porqué muchos árabes huyeron como resultado de la propaganda árabe respecto a Deir Yassin. Cientos de miles es un buen estimado. La mayoría de ellos terminaron en campos de detención egipcios en Gaza.
Seis. Además de Deir Yassin, hay otros dos incidentes en los cuales se dice que refugiados árabes huyeron debido a acciones militares israelíes: Lydda y Ramala.
Ambos poblados están asentados el camino de Tel Aviv a Jerusalén. Conforme se intensificó el asedio a Jerusalén, las fuerzas israelíes se percataron que para salvar a los judíos del occidente de Jerusalén de la derrota y posible aniquilación, debían mantener ese camino abierto. Así que una noche entraron a ambos poblados y sacaron a los residentes árabes. Los sacaron de sus camas y los enviaron caminando a través de los campos a las áreas bajo control jordano, a algunos kilómetros de distancia.
Ninguno fue eliminado. No hubo masacre, sino que fueron sacados. Por otro lado, fueron sacados porque sus villas se asentaban en el camino a Jerusalén, y la única manera de garantizar la supervivencia de 150,000 judíos en Jerusalén era controlando este camino.
Siete. Para el 15 de mayo de 1948 los británicos habían evacuado a sus fuerzas del Dominio Palestino Británico, y la Haganah , que se había convertido en la Fuerza de Defensa Israelí (IDF [8] ), tuvo manos libres. Los países árabes también tuvieron manos libres para atacar, y fue lo que hicieron. Ejércitos de ocho dictaduras árabes se posaron sobre el área desde Líbano, Siria, Jordania, Irak y Egipto (voluntarios y soldados de Arabia Saudita, Yemen y Marruecos también arribaron). Superaban en número a la IDF aproximadamente cinco a uno. Durante el próximo mes los israelíes pelearon una terrible guerra defensiva y apenas pudieron mantener a los invasores fuera. Había cerca de 63,000 voluntarios de la IDF pero armas para sólo 22,000.
En junio de 1948 la ONU impuso un cese al fuego. Para julio, cuando los árabes reiniciaron hostilidades, los israelíes habían utilizado el cese al fuego para importar armas y aeronaves de Rusia y Alemania a través de Checoslovaquia. Mejor armada ahora, la IDF totalizaba 65,000 y las posibilidades se redujeron a 2 a 1. Y aquellas posibilidades eran buenas para los determinados combatientes judíos.
Cuando se reinició la lucha en julio, la IDF fue a la ofensiva y tuvo éxito sacando a los ejércitos árabes fuera tanto de las áreas judías como de grandes áreas que la ONU pretendía que fueran el Estado palestino (Galilea occidental y la planicie costera del sur al norte de Gaza). Cuando esta ofensiva comenzó, más árabes huyeron. Como se mencionó anteriormente, los árabes que permanecieron no fueron lastimados y se convirtieron en ciudadanos de Israel.
Contrario a la propaganda revisionista árabe, nunca hubo un intento de masacrar árabes a pesar de que los árabes claramente sí intentaban masacrar judíos. Muchos civiles murieron en fuego cruzado, y la vasta mayoría de los árabes que huyeron lo hicieron innecesariamente, a iniciativa propia o debido a que el liderazgo árabe les mintió e intimidó. En por lo menos dos casos específicos unos pocos árabes fueron echados por la IDF como medida defensiva. No era parte de ningún plan limpiar étnicamente el territorio o masacrar a los árabes. Estas acusaciones son parte de un nuevo y mendaz revisionismo apuntado a exonerar a los árabes tanto de su culpabilidad como agresores como de su papel en la creación del problema de los refugiados árabes. Su intención es transferir la culpa de ellos mismos –donde pertenece – a Israel.
Prueba de que Israel nunca pretendió limpiar étnicamente a los árabes de Palestina se puede ver en los siguientes hechos: 1) la ausencia completa de cobertura por parte de prensa internacional, incluida la prensa árabe y la abiertamente hostil prensa occidental, respecto a alguna acción de semejante tipo por parte de Israel; 2) la ausencia completa de estas acusaciones por parte de voceros árabes durante aquella época, inclusive en el clímax de la huída (posterior a Deir Yassin) y por muchos años después; y 3) el destino de los árabes que se quedaron: Éstos se convirtieron en ciudadanos israelíes y disfrutan más libertad, democracia, representación política, alta calidad de vida, mejor educación, y oportunidades económicas que muchos árabes en cualquier parte del mundo árabe hoy en día.
Finalmente, después del cese al fuego de febrero de 1949, el cual marcó el fin de la guerra, aún hubo una huída continua de decenas de miles de árabes. Los judíos no hicieron absolutamente nada para motivar o forzar dicha huída.
Ocho. Durante las pláticas del Armisticio de Rodas en febrero de 1949, Israel ofreció restituir a los árabes las tierras que ahora ocupaba como resultado de la guerra y que originalmente eran para el Estado palestino, si los árabes firmaban un tratado de paz. Esto hubiese permitido a cientos de miles de refugiados regresar a sus casas. Pero los árabes rechazaron la oferta porque, como ellos mismos admiten, estaban a punto de montar una nueva ofensiva. Habían perdido el primer asalto pero esperaban más y más asaltos hasta que alcanzaran la victoria. Su nueva ofensiva tomó la forma de 9,000 ataques terroristas contra Israel desde 1949 hasta 1959.
En la conferencia de Lausana, que tuvo lugar desde agosto hasta septiembre de 1949, Israel ofreció repatriar 100,000 refugiados inclusive sin un tratado de paz. Pero los Estados árabes rechazaron la oferta porque aceptarla significaba tácitamente reconocer al Estado de Israel.
En otras palabras, a pesar de las ofertas israelíes de repatriación, los árabes insistieron en mantener a los refugiados árabes en reclusión y sufrimiento. Los voceros árabes en Siria y Egipto fueron citados en sus periódicos diciendo: Mantendremos a los refugiados en sus campos hasta que la bandera de Palestina hondee sobre todo el territorio. Solamente regresarán a casa como victoriosos, sobre las tumbas y cadáveres de los judíos.
Además, como algunos árabes fueron tan cándidos de anunciar en público, el problema de los refugiados serviría como «un dolor en el trasero de Europa», como una palanca moral para ser usada contra Israel con el fin de ganar el apoyo emocional del Occidente en contra Israel.
Conclusión
El problema de los refugiados árabes fue creado por beligerantes dictadores árabes que desafiaron a la ONU , invadieron Israel, motivaron a los árabes a huir, y después mantuvieron a propósito a los refugiados árabes en un estado de pobreza con fines de propaganda. El papel de Israel en la creación del problema de los refugiados fue uno relativamente menor, restringido a contextos legítimamente militares, e inclusive trató de revertirlos después de la guerra, aunque fue desairado por los Estados árabes.
El problema de los refugiados fue por ende perpetrado por los Estados árabes a través de su negativa a dar cumplimiento a las resoluciones de la ONU y de la Convención de Ginebra, su negativa a integrar cualquier refugiado en países árabes de baja población (excepto Jordania), su negativa a entrar a negociaciones de paz con Israel, y su negativa a secundar cualquier paso rumbo a la solución tomado por Israel u otros.
Al perpetuar el problema de los refugiados, los líderes árabes buscaron ganar una palanca seudo moral contra Europa e Israel, mantener un «dolor humano» al frente de su guerra de propaganda, y usar el asunto como un arma política, todo ello contra Israel.
Aún tanto tiempo después como en 1979, cuando Egipto firmó un tratado de paz con Israel, los egipcios se rehusaron a lidiar con el asunto de los refugiados en la franja de Gaza y optaron, al contrario, por ceder toda la franja de Gaza a Israel. Un patrón similar fue establecido en el tratado de paz de Jordania con Israel de 1994. Jordania había integrado miles de palestinos en su economía y no vio ninguna necesidad o responsabilidad de lidiar con aquellos en Cisjordania.
Los abusos, exageraciones, mentiras y distorsiones perpetradas tanto por los gobiernos árabes como por la Agencia de Refugiados de la ONU y por los voceros de los refugiados, hicieron imposible que inclusive en 1949 se identificara una población refugiada bona fide .
En 1967 los Estados árabes de nuevo lanzaron una agresiva guerra contra Israel y, como resultado, Israel se convirtió en la autoridad gobernante en la franja de Gaza, la Península del Sinaí, los Altos del Golán, y Cisjordania. Bajo el mandato israelí de 1967 a 1992, la población palestina de Cisjordania experimentó el más alto estándar de vida de cualquier país árabe con excepción de los Estados petroleros. Lo mismo es verdad de los árabes israelitas. ¡La población árabe de Cisjordania y Gaza se ha triplicado desde junio de 1967!
En contraste, desde la transferencia de la autoridad en Cisjordania a la OLP [9] en 1993, las condiciones de la población palestina han declinado estrepitosamente. El estándar de vida de los palestinos de Cisjordania se ha erosionado y el PIB [10] es una décima de lo que era bajo control israelita. Esto se debe a la apropiación indebida de más de $5.2 miles de millones por la dirigencia de la Autoridad Palestina , canalizando dicha suma a las cuentas personales de Arafat y de sus tenientes para usarla en el acopio de armas, en detrimento de la infraestructura; y esto obedece a la continua guerra de terror contra la cual Israel debe ejercitar controles defensivos y disuasiones.
La justicia para los judíos y para los refugiados árabes pudo haber sido parte de un acuerdo de paz si los Estados árabes hubieran tenido voluntad. Hoy, las soluciones son posibles, pero solamente si la Autoridad Palestina cesa en su nueva guerra de terror.
APÉNDICE
Fuentes que confirman que los líderes árabes le dijeron a su pueblo que huyera y reportes relacionados con la salida de los refugiados árabes:
- «El primer grupo de nuestra quinta columna consiste en aquellos que abandonaron sus casas… A la primera señal de problema ellos corren para escapar de compartir la carga de la lucha» – Ash-Sha’ab , Jaffa, 30 de enero de 1948
- «(Los aldeanos que huyen)… están trayendo desgracia en todos nosotros… al abandonar sus villas» – As-Sarih , Jaffa, 30 de marzo de 1948
- «Cualquier esfuerzo se está haciendo por los judíos para persuadir a la población árabe de permanecer y seguir con sus vidas normales, para abrir sus tiendas y negocios y asegurarles que sus vidas e intereses estarán seguros» – Cuarteles de la policía británica en el distrito de Haifa, 26 de abril de 1948 (citado en Battleground , por Samuel Katz).
- «La evacuación masiva, provocada en parte por el miedo, en parte por orden de los líderes árabes, dejó en pueblo fantasma el cuadrante árabe de Haifa… Mediante el retiro de trabajadores árabes sus líderes esperaban paralizar Haifa» – Revista Time , 3 de mayo de 1948, página 25
- «Las calles árabes (de Palestina) están curiosamente desiertas (porque)… siguiendo el pobre ejemplo de la clase adinerada, ha habido un éxodo desde Jerusalén, pero no en la misma extensión como desde Jaffa y Haifa». — London Times , 5 de mayo de 1948
- «Los civiles árabes entraron en pánico y huyeron ignominiosamente. Las aldeas fueron frecuentemente abandonadas antes de ser amenazadas por el progreso de la guerra.» – General John Glubb «Pasha», The London Daily Mail , 12 de agosto de 1948
- «El hecho de que haya estos refugiados es una consecuencia directa del acto de los Estados árabes al oponerse a la partición y al Estado judío. Los Estados árabes accedieron a esta política unánimemente y deben compartir en la solución del problema.» – Emile Ghoury, secretario del Alto Comité Palestino Árabe, en una entrevista con el Beirut Telegraph , 6 de septiembre de 1948 (misma aparecida en The London Telegraph , agosto de 1948)
- «El factor más potente [en la huída de palestinos] fueron los anuncios hechos al aire por el Alto Ejecutivo Árabe-Palestino, urgiendo a renunciar a todos los árabes de Haifa… Fue claramente intimado que los árabes que permanecieran en Haifa y aceptaran protección judía serían considerados como renegados.» – London Economist , 2 de octubre de 1948
- «No debe olvidarse que el Alto Comité Árabe motivó la huída de los refugiados de sus casas en Jaffa, Haifa y Jerusalén.» – Estación de Difusión Árabe del Cercano Oriente, Chipre, 3 de abril de 1949.
- «Los árabes de Haifa huyeron a pesar del hecho de que las autoridades judías garantizaron su seguridad y derechos como ciudadanos de Israel» – Monseñor George Hakim, Obispo Católico griego de Galilea, New York Herald Tribune , 30 de junio de 1949
- «Las autoridades civiles y militares (israelíes) expresaron su profundo desconsuelo por esta grave decisión (tomada por los delegados militares árabes de Haifa y la dirigencia actuante del Alto Comité Árabe Palestino de evacuar Haifa a pesar de la oferta israelí de una trgua). El alcalde judío de Haifa hizo un apasionada llamado a la delegación (de líderes militares árabes) para reconsiderar esta decisión» – Memorando de la Liga Árabe, citado en The Refugees in the World , de J. B. Schechtman, NY 1963, pp. 192f .
- Sir John Troutbeck, Oficina Británica del Medio Oriente en Cairo, hizo notar en cablegramas a sus superiores (1948-49) que los refugiados (en Gaza) no tienen amargura alguna contra los judíos, pero albergan intenso odio hacia los egipcios: «Dicen ‘sabemos quiénes son nuestros enemigos (refiriéndose a los egipcios)’, declarando que sus hermanos árabes los persuadieron de innecesariamente dejar sus casas… inclusive escuché decir que muchos de los refugiados darían la bienvenida a los israelíes si vinieran y tomaran el distrito»
- «Los Estados árabes que han animado a los árabes palestinos a dejar sus casas temporalmente con el fin de dejar el camino libre a los ejércitos invasores árabes, han fallado en mantener su promesa de ayudar a estos refugiados.» – El diario jordano Falastin , 19 de febrero de 1949.
- «El Secretario General de la Liga Árabe, Asma Pasha, aseguró a los pueblos árabes que la ocupación de Palestina y de Tel Aviv sería tan simple como un desfile militar… Consejo fraternal fue dado a los árabes de Palestina para dejar sus tierras, casas, y propiedad para permanecer temporalmente en Estados vecinos hermanos, a fin de que las armas de los ejércitos invasores árabes se los podaran» – Al Hoda , un diario libanés con sede en Nueva York, 8 de junio de 1951.
- «¿Quien trajo a los palestinos a Líbano como refugiados, sufriendo ahora por la maligna actitud de periódicos y líderes comunales, quienes no tienen honor un conciencia? ¿Quién los trajo en trapos y sin dinero, después de haber perdido su honor? Los Estados árabes, Líbano entre ellos, lo hicieron.» – El semanario musulmán de Beirut Kul-Shay , 19 de agosto de 1951.
- «Nosotros aplastaremos el país con nuestras armas y borraremos cualquier lugar donde los judíos busquen refugio. Los árabes deben conducir a sus esposas e hijos a áreas seguras hasta que la lucha haya muerto.» – Primer Ministro de Irak, Nuri Said, citado en Sir An-Nakbah («The Secret Behind the Disaster»), por Nimr el-Hawari, Nazareth, 1952.
- «El éxodo árabe… no fue causado por la actual batalla, sino por la descripción exagerada difundida por los líderes árabes para incitar a luchar contra los judíos… por la huída y caída de las otras aldeas son nuestros líderes quienes son responsables por su diseminación de rumores exagerando los crímenes judíos y describiéndolos como atrocidades con el fin de inflamar a los árabes… al esparcir rumores de atrocidades judías, asesinatos de mujeres y niños, etc., ellos inyectaron miedo y terror en los corazones de los árabes en Palestina, hasta que huyeron dejando sus hogares y propiedades al enemigo.» – El diario jordano Al Urdun , 9 de abril de 1953.
- «Los gobiernos árabes nos dijeron: Salgan para que podamos entrar. Así que nos salimos, pero ellos no entraron.» Un refugiado citado en Al Difaa (Jordania) 6 de septiembre de 1954.
- «Todo el éxodo se debió en parte a la creencia de los árabes, animada por la jactancia de una prensa nada realista y las irresponsables elocuciones de algunos de los líderes árabes de que podía ser sólo una cuestión de semanas antes de que los judíos fueran derrotados por los ejércitos de los Estados árabes, y los árabes palestinos permitidos para reentrar y retomar posesión de su país.» – Edgard Atiyah (Secretario de la Liga Árabe, Londres, The Arabs , 1955, p. 183)
- «Tan pronto como los primeros meses de 1948, la Liga Árabe emitió órdenes exhortando a la población a buscar refugio temporal en países vecinos, después a retornar a sus fueros… y obtener su parte de la propiedad judía abandonada.» – Boletín del Grupo de Investigación para Problemas Migratorios Europeos, 1957.
- «Los israelíes argumentan que los Estados árabes animaron a los palestinos a huir. Y, de hecho, los árabes aún viviendo en Israel recuerdan ser urgidos a evacuar Haifa por los comandantes militares árabes que querían bombardear la ciudad.» Newsweek , 20 de enero de 1963.
- «El 15 de mayo de 1948, arribó… En ese día el mufti de Jerusalén apeló a los árabes de Palestina a dejar el país, porque los ejércitos árabes estaban a punto de entrar y pelear en su nombre.» El diario de Cairo Akhbar el Yom , 12 de octubre de 1963.
- Al listar las razones del fracaso árabe en 1948, Khaled al-Azm (Primer Ministro de Siria) hace notar que «… el quinto factor fue el llamado de los gobiernos árabes a los habitantes de Palestina para evacuarla (Palestina) y dejar con rumbo a los países árabes colindantes. Desde 1948, somos nosotros quienes hemos demandado el retorno de los refugiados, mientras somos nosotros quienes los hicieron irse. Trajimos desastre a un millón de refugiados árabes invitándolos y trayendo presión para que se fueran. Los hemos acostumbrado a mendigar… hemos participado en degradar su moral y nivel social… luego los explotamos al ejecutar crímenes de homicidio, asolada y arrojando piedras sobre hombres, mujeres y niños… todo esto en servicio de propósitos políticos.» – Khaled el-Azm, Primer Ministro de Siria después de la Guerra de 1948, en sus memorias de 1972, publicadas en 1973.
- «Los Estados árabes triunfaron en diseminar a la población palestina y destruir su unidad. No los reconocieron como un pueblo unificado hasta que los Estados del mundo lo hicieron, y esto es reprochable.» – Abu Mazen (Mahmoud Abbas), del diario oficial de la OLP , Falastin el-Thawra («Lo que Hemos Aprendido y lo que Debemos Hacer»), Beirut, Marzo de 1976.
- «Desde 1948, los líderes árabes se han acercado al problema palestino de una manera irresponsable. Han usado a la población palestina para propósitos políticos; esto es ridículo, y quizá podría decir criminal…» Rey Hussein, Reino Hachemita de Jordania, 1996.
- «Abu Mazen adjudica que los Estados árabes son la causa del problema de los refugiados palestinos» ( Wall Street Journal , 5 de junio de 2003): Mahmoud Abbas (Abu Mazen) escribió un artículo en marzo de 1976 en Falastian al-Thawra , el diario oficial de la OLP en Beirut: «Los ejércitos árabes entraron a Palestina para proteger a los palestinos de la tiranía sionista, pero en cambio los abandonaron, forzándolos a emigrar y dejar su hogar, imponiéndoles un bloqueo político e ideológico y tirándolos en prisiones similares a los guetos en los cuales los judíos vivían en Europa del Este.» Como Abu Mazen aludió, fue en gran parte debido a las amenazas y difusión del miedo por parte de líderes árabes que algo como 700,000 árabes huyeron de Israel en 1948 cuando el nuevo Estado fue invadido por ejércitos árabes. Desde entonces, la creciente población refugiada, ahora alrededor de los 4 millones según estimados de la ONU , han sido acorralados en escuálidos campos diseminados a lo largo del Medio Oriente – en Líbano, Jordania, Siria, Gaza, y Cisjordania. En 1950, la ONU estableció la Agencia de las Naciones Unidas para el Alivio y Trabajos [12] como un esfuerzo de alivio temporal para los palestinos refugiados. El antiguo director de la UNRWA Ralph Galloway estableció ocho años después que, «los Estados árabes no quieren resolver el problema de los refugiados. Ellos quieren mantenerlo como un dolor abierto, como un arma contra Israel. Los líderes árabes no les importa un bledo si los refugiados árabes viven o mueren. Lo único que ha cambiado desde [1949] es el número de palestinos copados en estos campos de prisión»
3. LA CUESTIÓN DE LA OCUPACIÓN Y LOS ASENTAMIENTOS
Además del problema de los refugiados, los dos asuntos más importantes en la guerra de propaganda árabe contra Israel son las presunta ocupación judía de tierras árabes y la existencia de asentamientos israelíes en Cisjordania y la franja de Gaza. Para quitar la cáscara [13] de los mitos que rodean estas cuestiones y proceder a las realidades subyacentes, es necesario revisar su historia dentro del contexto de la guerra árabe contra Israel, la cual ha seguido sin interrupción desde la creación de éste en 1948, y la cual incluye la hostilidad árabe hacia los judíos antes de eso.
GRANDES MENTIRAS :
Segunda parte
Demoliendo los Mitos de la Guerra de Propaganda en contra de Israel
Por DAVID MEIR-LEVI
CONTEXTO HISTÓRICO
Sionismo Temprano
De la mitad del siglo 19 en adelante, pioneros sionistas se unieron a las comunidades locales judías en la reconstrucción de un hogar judío en lo que era entonces el Imperio Turco, usando para ello la compra de tierra a manos de la Corona Turca y de los propietarios árabes ( effendi ). No hubo invasión, ni conquista, y ningún robo de tierra árabe –y ciertamente no de una tierra de Palestina, pues los árabes que vivían en la región habían sido súbditos turcos por 400 años. Desarmados y sin poseer milicia alguna, los judíos compraron tanta tierra de los árabes que en 1892 un grupo de effendi envió una carta al Sultán turco, solicitando que convirtiera en ilegal para sus súbditos la venta de tierra a los judíos. Sus sucesores hicieron lo mismo, vía telegrama, en 1915. Evidentemente, la sola presencia de los judíos poseyendo tierra en el Medio Oriente –aunque adquirida legalmente – era ofensiva para algunos.
Es indiscutible que no hubo robo, pues nadie se quejó de ello. Ningún árabe fue sacado de su casa. De hecho, como lo demuestra un estudio demográfico publicado por la Universidad de Columbia [5] , la población árabe del área creció tremendamente durante ese período, debido esto en parte al desarrollo económico que los judíos ayudaron a generar. Entre 1514 d.C. y 1850, la población árabe de esta región del Imperio Turco se mantuvo más o menos estática alrededor de los 340,000. Súbitamente comenzó a crecer alrededor de 1855 y, para 1947, la población árabe ascendió a alrededor de 1, 300,000 –casi cuadruplicándose en menos de 100 años. Las causas exactas de este aumento de población están más allá del enfoque de este ensayo, pero la casual correlación entre este fenómeno independientemente documentado y la empresa sionista está más allá de argumentos racionales.
Lejos de echar a cualquier árabe, robar su tierra o arruinar su economía, el trabajo de los pioneros judíos en el Siglo 19 y principios del Siglo 20 de hecho permitió a la población árabe cuadruplicarse, que la economía entrara a la era moderna, y que la sociedad se sacudiera los vestigios de servidumbre que caracterizaban la relación effendi-fellah (propietario/sirviente) de la era Otomana. Un árabe trabajando en una fábrica judía o en una comunidad granjera podía llegar a ganar en un mes lo que su padre ganaba en un año rasguñando un sustento como granjero de subsistencia y utilizando tecnología medieval. La tasa de mortalidad infantil decreció y la longevidad se incrementó conforme los judíos compartieron su moderna tecnología médica con sus vecinos árabes.
Mucha de la tierra que los sionistas adquirieron era desierto y pantano, inhabitado y tachado de inhabitable por los árabes. Las modernas técnicas agrarias instituidas por los judíos, así como la sangre y sudor de miles de sionistas idealistas, reclamaron la tierra y la convirtieron en bien raíz de primera calidad con florecientes granjas y comunidades de rápido crecimiento con tecnología moderna y una saludable economía de mercado. Como resultado, los inmigrantes árabes se derramaron sobre la región desde los Estados colindantes, con cientos de miles buscando una mejor vida y mayor oportunidad económica. Basado en lo anterior, es justo sugerir que una significativa pluralidad, si no es que una mayoría de árabes viviendo hoy en Israel, deben su mera existencia al esfuerzo sionista.
La validación de esta historia, la cual varía de la propaganda árabe estándar, proviene de una fuente sorprendente. El Sheik Yousuf al-Qaradhawi, terrorista internacional árabe y teniente de Osama Bin Laden, en un discurso televisado en mayo de 2005 [14] , azuzó a sus seguidores con las siguientes palabras: «Desafortunadamente, nosotros [los árabes] no nos distinguimos ni en industrias militares ni civiles. Importamos todo, desde agujas hasta misiles… ¿Cómo la pandilla sionista ha logrado ser superior a nosotros, a pesar de ser tan pocos? Se ha convertido en superior a través del conocimiento, a través de la tecnología, y a través de la fuerza. Se ha convertido en superior a nosotros a través del trabajo. Nosotros teníamos el desierto ante nuestros ojos pero no hicimos nada con él. Cuando ellos lo tomaron, lo convirtieron en un verde oasis . ¿Cómo puede progresar una nación que no trabaja?, ¿cómo puede crecer?» [15] (Énfasis adicionado)
Fue precisamente este éxito del esfuerzo sionista lo que excitó el miedo y la ira de los líderes árabes. El progreso, tecnología y economía sionista, así como la voluntad judía de compartir esta tecnología con sus vecinos árabes, amenazó el bastión medieval de los effendi sobre los fellahin (campesinos). Los métodos turcos de asegurar tranquilidad bajo el mando del Sultán eran más bien draconianos. Consecuentemente, como parte del Imperio Turco, los árabes en la región no deseaban arriesgarse al disturbio civil y, por ende, mantenían un estoico sufrimiento ante la presencia judía que algunos interpretaron como tolerancia. Sin embargo el mandato británico que siguió a la Primera Guerra Mundial no fue tan severo. Cuando la Gran Bretaña tomó control del Dominio Palestino Británico (hoy los Estados de Israel y Jordania), los líderes árabes descubrieron que tenían mucha más mano libre. Apilando odio religioso y aireando las flamas del resentimiento fellah con mentiras acerca del intento judío de destruir el Islam, representantes de los líderes familiares effendi , dirigidos por Hajj Amin el-Husseini, comenzaron una jihad islámica abarcando una serie de pogromos contra los judíos.
El Plan de Partición de Peel
De 1919 a 1936, la violencia árabe contra judíos se expandió en miras y creció en brutalidad. Los británicos casi no hicieron cosa alguna para cortar esto e inclusive, en algunas ocasiones, lo alimentaron. El Lord Earl Peel dirigió una comisión de averiguación en 1936 con el objetivo de encontrar una solución a la aparentemente inacabable violencia. Su sugerencia fue la partición. Dejen que los judíos tener su Estado con el 15% de las tierras que han adquirido y redimido. Dejen que los árabes tengan lo suyo con el remanente 85%. En otras palabras, la sola idea de partición se convirtió en un plan político porque los árabes no podían vivir en paz junto a los judíos.
En 1922 la Gran Bretaña cedió todo el Mandato Palestino al este del Río Jordán al Emir Abdullah. Esto se convirtió en el Reino Hachemita de Jordania, con una población mayoritariamente palestina, que por ley no permitía entrada a ningún judío. Cuando les ofrecieron su propio Estado en 1937, en casi el 85% del Mandato Palestino Británico, al oeste del Río Jordán, los líderes árabes escogieron la guerra y el terrorismo. Esta fue la «Gran Revuelta Árabe» de 1937-1939. Con la Segunda Guerra Mundial en ciernes, la Gran Bretaña no perdió tiempo en aplastar brutalmente el levantamiento.
Mientras tanto, los esfuerzos de los pioneros sionistas continuaron con la adquisición de más tierra a manos de la corona británica. Es importante hacer notar que de acuerdo al derecho internacional, lo que había sido legalmente tierra de la corona bajo el Imperio Turco era ahora legalmente tierra de la corona bajo el mandato británico. La disposición de esa tierra a través de compras legales estaba dentro de los derechos de los británicos. Asimismo, se encontraba dentro de los parámetros del derecho internacional. Cuando el occidente emergió victorioso de la Segunda Guerra Mundial, las organizaciones sionistas eran propietarias de cerca de 28% de lo que es hoy Israel, y la propiedad privada árabe o la corona británica conformaban el resto.
Con el fin de la guerra, el liderazgo árabe promovió la violencia y el terrorismo contra los asentamientos judíos y contra los británicos. La mayoría de los líderes judíos predicaban la contención y practicaban la exploración de soluciones políticas por la vía de la recientemente formada ONU. Una minoría practicaba el terrorismo contra los británicos y represalias violentas contra los árabes.
El Plan de Partición de la ONU
Cansados de la violencia y afrontando una crisis política a partir de problemas económicos derivados de la Segunda Guerra Mundial, los británicos abandonaron la mayoría de su imperio y decidieron poner la «Cuestión Palestina» en manos de la ONU. En 1947 varias misiones de exploración de la ONU llegaron a la conclusión de Lord Peel de una década atrás. El 29 de noviembre de 1947, la ONU declaró la existencia de dos Estados: Un Estado para los árabes con cerca del 45% de la tierra, y el Estado de Israel para los judíos con cerca del 55%. Pero más de la mitad de la porción judía (60%) era el desierto del Neguev, tierra de la corona en su mayoría deshabitada y considerada sin valor. El Plan de Partición de la ONU (Resolución No. 181 de la ONU ) creaba infranqueables fronteras entre los dos nacientes Estados, basado en la propiedad de la tierra y la densidad de población de los dos grupos.
Los Estados árabes eran miembros de la ONU. Su membresía presumiblemente implicaba una voluntad de cumplir con la mayoría de las decisiones del órgano mundial de reciente formación. Pero no lo hicieron.
En abierto desafío del plan de partición de la ONU , los árabes lanzaron una guerra de agresión la cual, por su propia retórica pública, pretendía ser una guerra de aniquilación. Su intención no era corregir cierta disputa de fronteras o reclamar algo perdido en alguna batalla anterior. Su intención era destruir el recién creado Estado de Israel, y despachar por cualquier medio necesario a sus 650,000 judíos.
Para su eterna mohína, los Estados árabes perdieron su guerra de agresión. Al perder, además, perdieron mucho del territorio que la ONU había designado para el Estado de Palestina. Sin embargo, inclusive este recordatorio de lo que habría sido Palestina (Cisjordania y la franja de Gaza) fue borrado –por sus dos Estados árabes vecinos. Egipto mantuvo la ocupación ilegal de la franja de Gaza y Jordania ilegalmente anexó Cisjordania. Ambas acciones eran un alto desafío del derecho internacional y de las resoluciones 181 y 194 de la ONU. No hubo protesta árabe o palestina sobre esto. ¿Por qué? La única conclusión que puede obtenerse es que en 1949 los palestinos no se consideraban a sí mismos «palestinos» sino árabes, y de hecho el término «palestino» era universalmente usado para referirse al Estado judío.
Para alimentar más la vergüenza de los árabes, Israel les ofreció en 1949 un tratado de paz formal a cambio del cual Israel restituiría mucha de la tierra conquistada en la guerra y permitiría la repatriación de una parte substancial de los refugiados árabes creada por la guerra (las pláticas del Armisticio de Rodas, febrero – julio, 1949). De haber tenido las naciones árabes la voluntad de aceptar el plan de partición de la ONU , o de haber tenido voluntad de aceptar la oferta de paz de Israel, no solamente habría existido un Estado de Palestina desde 1949 sino que jamás habría existido un problema de refugiados árabes.
Sin embargo, la respuesta árabe fue: No hay paz. Los refugiados podrían regresar a sus casas solamente cuando pudieran ondear la bandera de Palestina sobre los cadáveres de los judíos. Mejor se pudrirían los palestinos en escuálidos campos a que los árabes reconocieran un Estado no musulmán en su región. Como en 1937, los líderes árabes rechazaron la posibilidad de un Estado palestino a favor de continuar la agresión contra Israel. No fue la creación del Estado de Israel lo que causó a los refugiados y otros problemas subsecuentes; fue la guerra de aniquilación llevada por los Estados árabes lo que creó a los refugiados y rechazó la segunda oportunidad para la creación de un Estado palestino.
Terrorismo contra Israel previo a 1967
De 1949 a 1956 Egipto llevó una guerra de terror contra Israel, lanzando cerca de 9,000 ataques desde células terroristas asentadas en los campos de refugiados de la franja de Gaza. La «Campaña Sinaí» de 1956, en la cual Israel derrotó al ejército egipcio, terminó la guerra de terror de éstos, aunque los Estados Unidos forzaron a Israel a revolver el Sinaí a Egipto sin un tratado de paz. Pero el terror continuó en otros frentes.
En 1964 fue creada la Organización para la Liberación de Palestina, no para liberar a los palestinos del yugo de Jordania y Egipto sino para iniciar una campaña de terror de 40 años contra Israel, con la meta jurada de «empujar a los judíos al mar.» Patrocinado primero por Kuwait, luego por Arabia Saudita, Egipto, Irak, Irán y otros, los líderes de la OLP declararon una guerra sin fin contra Israel hasta que todos los «palestinos» fueran liberados, redimidos en «fuego y sangre».
De 1949 a 1967 no hubo asentamientos judíos en Cisjordania o en Gaza. La «Palestina» que Arafat buscó «redimir» no era Cisjordania o Gaza, donde los palestinos estaban sujetos a autoridad jordana y egipcia, sino a todo el Estado de Israel dentro de sus fronteras de la «línea verde» de 1949. Es instructivo leer la versión original de 1964 del Pacto de la OLP en su artículo 24. «Esta organización ( la OLP ) no ejerce ninguna soberanía regional sobre Cisjordania en el Reino Hachemita de Jordania, en la franja de Gaza o en el área de Himmah.»
Dado que el Pacto original de la OLP explícitamente reconocía Judea, Samaria, la porción este de Jerusalén, y la franja de Gaza como pertenencia a otros Estados árabes, la única «patria» que buscaba «liberar» en 1964 era el Estado que pertenecía a los judíos. Tres años después en 1967, cinco Estados árabes –incluyendo Jordania- atacaron a Israel. Como resultado de su victoria en la guerra, ahora Israel ocupaba Cisjordania habiendo derrotado al agresor jordano, el cual ilegalmente había anexado Cisjordania 18 años atrás. La respuesta de la OLP a estos eventos fue revisar su Pacto, lo cual hizo el 17 de julio de 1968. Removió el lenguaje operativo del Artículo 24, aseverando por lo tanto por vez primera un reclamo «palestino» de soberanía sobre Cisjordania y la franja de Gaza. En otras palabras, el reclamo de los palestinos sólo es contra los judíos.
La ocupación jordana de Cisjordania y el control egipcio sobre la franja de Gaza fueron tipificados como brutal represión totalitaria. En palabras del mismo Arafat, en 1948 los egipcios empujaron a los palestinos en campos de refugiados, los mantuvieron detrás de alambre de púas, enviaron espías para asesinar a los líderes palestinos, y ejecutaron a aquellos que trataron de huir [8] . No había protestas palestinas por esta opresión o en nombre de cualquier autodeterminación que sintieran que les había sido negada.
Tardío Nacionalismo Palestino
La razón por la cual no había agitación entre los palestinos por su propia identidad nacional previamente a 1967 está perfectamente claro. El concepto de Palestina como una nación y los palestinos como un pueblo aparte no existía entre los árabes de las provincias turcas, las cuales se convirtieron en el Mandato Palestino Británico después de la Primera Guerra Mundial. A pesar de las torcidas, forzadas, y controvertidas narraciones de los apologistas de la guerra palestina contra Israel, como las de Rashid Khalidi, Baruch Kimmerling, y otros, nunca existió un Estado llamado Palestino, ningún país habitado por «palestinos», y antes de 1967 no hubo concepto alguno de una entidad separada política, cultural o lingüísticamente, representando un grupo definido que pudiera ser identificado con semejante apelativo.
De hecho, el caso es el contrario. Las respuestas árabes a las averiguaciones de la ONU en 1947 argumentaron que nunca hubo ni debería haber una Palestina. El área bajo discusión que reclamaban era históricamente parte del sur de Siria, y por siglos fue conocida como » balad esh-sham » (el país de Damasco). De hecho, en ese tiempo, el término «palestinos» era aplicado solamente a los judíos viviendo bajo en Mandato Palestino. Los árabes de la región eran conocidos como «árabes».
En una entrevista de fecha 31 de marzo de 1977 con el periódico asentado en Ámsterdam Dagblad de Verdieping Trouw , el miembro del comité ejecutivo de la OLP Zahir Mushe’in dijo: «El pueblo palestino no existe. La creación de un Estado palestino es sólo una forma de continuar nuestra lucha contra el Estado de Israel para nuestra unidad árabe. En realidad, hoy en día no hay diferencia entre jordanos, palestinos, sirios y libaneses. Solamente por razones políticas o tácticas hablamos actualmente acerca de la existencia de un pueblo palestino, desde que los intereses nacionales árabes demandan que sostengamos la existencia de un «pueblo palestino» para oponernos al sionismo. Por razones tácticas, Jordania, el cual es un Estado soberano con fronteras definidas, no puede reclamar Haifa y Jaffa, mientras como palestino yo indudablemente puedo demandar Haifa, Jaffa, Beer-Sheva y Jerusalén. Sin embargo, el momento en el que reclamemos nuestro derecho sobre toda Palestina, no esperaremos ni un momento para unir Palestina y Jordania.»
Inclusive hoy, los libros de texto de 5º grado sirios muestran una «Gran Siria» como Siria, Líbano, Jordania e Israel. No hay nación alguna llamada Palestina. El concepto de «palestinos» como árabes viviendo milenariamente en la «Palestina histórica» es una ficción creada para los propósitos políticos y militares descritos por Zahir Muhse’in. La reciente locura de agitaciones palestinas por la autodeterminación nacional es simplemente un falso manto de respetabilidad, detrás del cual el genocidio terrorista árabe puede perpetrarse contra Israel con el apoyo de los bienhechores internacionales e «idealistas». Después del Holocausto, los liberales occidentales no pueden ver amablemente el genocidio terrorista; pero pueden abrazar cándida y entusiastamente los profundos y sentimentales reclamos de un pueblo oprimido luchando por ser libre. Por ende, los propagandistas terroristas de Arafat necesitaron inventan las mentiras de una Identidad Nacional Palestina, así como de la ocupación y opresión israelí.
La Guerra de los Seis Días de 1967
Contrario a la actual propaganda árabe, pero congruente con todas las noticias contemporáneas a los eventos, Israel fue la víctima de la agresión genocida árabe de la guerra de 1967. El 15 de mayo de ese año, Egipto demandó que las fuerzas de paz de la ONU , asentadas en la Campaña Sinaí, evacuaran al instante. El Secretario General de la ONU , U-Thant, por razones nunca clarificadas, cumplió la demanda al instante. Entonces, Egipto cerró las Líneas de Tirana, bloqueando para embarque el puerto israelí de Eilat y moviendo dos batallones de tanques y una tropa de 150,000 a la frontera occidental de Israel. Un pacto militar con Siria y Jordania, así como una invasión ilegal del espacio aéreo de Israel para vuelos de vigilancia del reactor atómico israelí en Dimona, redondearon las amenazas. Estos fueron cinco casus belli : acciones definidas en derecho internacional como amenazas a la soberanía de un Estado que a su vez crea una causa legítima para respuesta militar defensiva. De haber respondido Israel con fuerza letal después de cualquiera de estos cinco sucesos, su acción militar habría sido completamente legal para el derecho internacional, como legítima respuesta defensiva a la existencia de amenazas por parte de un agresor.
Sin embargo, Israel no respondió inmediatamente; primero trató negociaciones políticas, pero sus quejas a la ONU no fueron respondidas. Sus recordatorios al Presidente Johnson sobre la garantía dada por EE.UU. en 1957 de que intervendría si las Líneas de Tirana fueran cerradas alguna vez, o si Egipto volviera a militarizar el Sinaí, cayeron en oídos sordos. El Presidente Johnson estaba demasiado envuelto en la guerra de Vietnam para considerar acción militar norteamericana en cualquier otro lado, a pesar de que el Presidente Eisenhower, cuando forzó al Primer Ministro Ben Gurión a retirarse del Sinaí después de la fenomenalmente exitosa Campaña Sinaí de 1956, había prometido la eterna vigilancia norteamericana para que Israel no volviera a sufrir una amenaza militar de Egipto.
Después de tres semanas de ver cómo crecían en tamaño y poderío las fuerzas egipcias – sirias – jordanas en sus fronteras, Israel trató una última acción diplomática. A través del comandante de la ONU de las fuerzas de paz en Jerusalén, el Coronel Od Bul (un noruego), el gobierno de Israel envió un mensaje escrito al Rey Hussein de Jordania: Si no invades Israel, Israel no invadirá Cisjordania. El Rey de Jordania ostensiblemente arrojó la nota de vuelta al Coronel Od Bul y se alejó.
El lunes 5 de junio de 1967, después de recibir inteligencia militar de que Egipto estaba a unas cuantas horas de lanzar una invasión a través de la franja de Gaza, Israel lanzó su ataque defensivo preventivo, un ataque aéreo que destruyó las fuerzas aéreas de Egipto, Jordania y Siria mientras aún estaban en tierra firme. Con el control de los cielos firmemente en manos de Israel, su armada e infantería pusieron a huir a las fuerzas egipcias, alcanzando el Canal de Suez en dos días.
A pesar de la advertencia de Israel, el Rey Hussein de Jordania comenzó un bombardeo de artillería de Jerusalén y otras ciudades israelíes a lo largo de la Línea Verde. Después de más de un día de bombardeo, con israelíes muertos, cientos de heridos y millones de dólares en daños, Israel envió un segundo mensaje al rey Hachemita: si detiene ahora mismo el bombardeo, lo consideraríamos su «salvo de honor» políticamente necesario y no tomaremos represalias. Este mensaje fue enviado a través de la Embajada de Rumania, desde su Embajador (Israelí) del Occidente de Jerusalén a su Embajador (Jordano) del Oriente de Jerusalén. El Rey Hussein ignoró la advertencia y lanzó una invasión de infantería sobre la Jerusalén judía. Fue sólo entonces que Israel respondió con su propia invasión de Cisjordania.
Después de casi una semana de constante bombardeo de artillería por parte de Siria sobre pueblos y villas israelíes en Galilea, Israel conquistó los Altos de Golán, destruyó la artillería de Siria, y echó atrás al ejército sirio dentro de 40 kilómetros de Damasco.
Israel no invadió Egipto más allá del Canal de Suez, a pesar de que sus fuerzas podrían haber avanzado casi sin oposición hasta Cairo. No cruzó el Río Jordán a pesar que la legión jordana estaba desmantelada, toda vez que algunas tropas habían arrojado sus botas y rifles para nadar más fácilmente hacia la orilla este. Y tampoco continuó su avance desde los Altos de Golán hasta Damasco, lo cual pudo fácilmente hacer ante un aterrorizado y diezmado ejército sirio. Israel detuvo su avance en los tres frentes después de haber alcanzado sus objetivos militares: la destrucción de los ejércitos que amenazaban su existencia, y el establecimiento de fronteras defensivas.
Derecho Internacional y Soberanía Israelí
Inclusive uno de los más críticos historiadores de Israel, el profesor Avi Schlaim, acepta que Israel fue la víctima de la agresión árabe en la Guerra de los Seis Días. Este es un punto crucial respecto al asunto de los asentamientos israelíes y la soberanía sobre Cisjordania y la franja de Gaza. El derecho internacional es muy claro. De haber sido Israel el agresor, su ocupación de Cisjordania y la franja de Gaza sería ilegal, así como lo sería toda futura expansión de la población israelí dentro de estos territorios.
Sin embargo, como víctima de la agresión, la posición legal de Israel es exactamente la opuesta. La disposición legal de territorios conquistados en una guerra defensiva puede ser determinada sólo por un tratado de paz entre los beligerantes. Si dicho tratado de paz es inexistente, la soberanía continuada y las actividades económicas de la víctima de la agresión sobre sus territorios ganados son completamente legales en tanto dicha actividad no perjudique a los habitantes nativos. De hecho, la soberanía de Israel sobre Cisjordania y la franja de Gaza fue benéfica, como todos lo vemos, hasta que la administración fue turnada a la Autoridad Palestina bajo los Acuerdos de Oslo.
Inmediatamente después de la guerra, Israel ofreció retornar territorio conquistado a cambio de una paz formal; las naciones árabes rechazaron esta oferta, tal como rechazaron ofertas similares en las guerras iniciadas por ellos mismos. Israel pudo legalmente anexar todos los nuevos territorios ganados, pero escogió no hacerlo porque esperaba que eventualmente las naciones agresoras recobraran la cordura y quisieran su tierra de vuelta, y entonces Israel entregaría dicha tierra a sus ocupantes previos a cambio de paz.
Israel hizo exactamente esto con Egipto, regresando todo el Sinaí con los Acuerdos de Campo David I en 1979. En estos acuerdos, el líder egipcio Anwar es-Sadar rehusó aceptar de vuelta la franja de Gaza, prefiriendo que los palestinos que vivían ahí permanecieran bajo soberanía israelí. Cuando Jordania aceptó un tratado de paz en 1994, el Rey Hussein explícitamente excluyó Cisjordania de consideración alguna, porque para entonces el 96% de los palestinos en el área estaban bajo el gobierno de la Autoridad Palestina , y Hussein concedió que él no poseía autoridad sobre el área o sobre su población árabe.
En suma, Israel es el único país conocido en toda la historia en existir por la vía de benéfico y legal desarrollo de tierra (opuesto al método casi universal de conquista). La victoria de Israel en la guerra de 1948 y en la guerra de 1967, en las cuales fue la víctima de una agresión genocida, y el rechazo de las naciones árabes a unirse a negociaciones de paz, dan a Israel el derecho de mantener su soberanía sobre sus territorios ganados, así como para desarrollar esos territorios en una manera que no sea perjudicial para el bienestar de los civiles nativos. De haber sido abiertos a la paz con Israel los líderes árabes, pudo haber existido un Estado palestino en 1937, y nuevamente en 1947, y nuevamente en 1949; y nunca habría existido el problema de los refugiados árabes. De haber sido abiertos a la paz con Israel los líderes árabes, nuevamente en 1967 y en el 2000, nunca habría existido una soberanía israelí continuada sobre los territorios en disputa de Cisjordania y Gaza.
Con este marco histórico, uno puede entender los asuntos que realmente están detrás de la controversia sobre asentamientos israelíes en Cisjordania y la franja de Gaza, así como la situación legal de los asentamientos.
LOS ASENTAMIENTOS
Hay cinco tipos de asentamientos: A. Asentamientos agrarios para propósitos militares, manejados en su mayoría por soldados; B. Asentamientos de judíos retornando a sitios ocupados por judíos previamente a 1948 (Hebron, Gush Etzion, el cuadrante judío de Jerusalén del Este); C. Suburbios en expansión de ciudades israelíes sobre o cerca de la «Línea Verde»; D. Asentamientos no relacionados con los anteriores; E. Asentamientos ilegales.
A. Asentamientos para Propósitos Militares
Los asentamientos agrarios manejados por soldados de la IDF fueron establecidos después de finalizar la guerra, ubicados a lo largo de lo que el IDF consideró corredores cruciales de defensa, especialmente a lo largo del río Jordán, cerca de la «Línea Verde», en los Altos del Golán, y cerca de Gaza. Dado que Egipto, Siria y Jordania permanecieron como Estados beligerantes durante décadas después de la guerra, y debido a que la OLP estaba activa tratando de desarrollar bases para terrorismo en los territorios conquistados, y debido a que Israel había sido invadido a través de estos países, estos asentamientos fueron en primer lugar pensados para servir con propósitos de defensa militar estratégica.
El plan Alon, desarrollado por el General Yigal Alon poco después de la guerra, avizoró una serie de estos asentamientos agrario-militares (conocidos como «nahal» en hebreo) protegiendo áreas estratégicas a lo largo del río Jordán (es importante recordar que el reino Hachemita de Jordania estuvo en estado de guerra de iure con Israel hasta 1994) y a través de partes de Cisjordania, lugares donde la vigilancia y el potencial para rápido establecimiento militar se estimaba esencial por propósitos de seguridad.
En muchos casos donde los granjeros palestinos utilizaron el sistema israelí de cortes, con el fin de interponer quejas acerca de que el ejército estaba innecesariamente tomando tierra sin propósito militar, la Suprema Corte de Justicia Israelí decidió a favor de los demandantes. El sitio militar en Beth El (cerca de Ramallah) es el caso más conocido, y probablemente uno de los pocos casos en la historia mundial donde el sistema legal del país victorioso decide a favor del derrotado, contrario a las demandas de seguridad del ejército. La IDF fue forzada a mover su base cerca de diez kilómetros más al oeste, para acomodarse a las quejas de tierra de los palestinos locales.
B. Asentamientos de Judíos Retornando a sus Casas Pre-1948
El asentamiento de civiles israelíes en Cisjordania comenzó poco después de la guerra de 1967, con un pequeño grupo de judíos ortodoxos asentando unas pocas casas en la antigua sección judía de Hebrón, seguido de un más grande reasentamiento de judíos en el rápidamente reconstruido Cuadrante Judío de Jerusalén del Este. Los judíos habían vivido en Hebrón casi ininterrumpidamente desde los días de Josué, 3100 años atrás, y fueron expulsados solamente durante los horrendos pogromos árabes de 1929 en los cuales cientos fueron masacrados. La presencia judía en Jerusalén tiene una similar historia de milenios, terminando dicha presencia sólo con la guerra de 1948 y la masacre de caso la mitad de la población del Cuadrante judío.
Más tarde, los judíos se reasentaron en las aldeas del área de Kfar Etzion (también conocida como Gush Etzion) al suroeste de Bethlehem. Ya que esta área había sido extensamente poblada y desarrollada en los comienzos del siglo 20 por los pioneros sionistas, y las hordas de árabes irregulares habían masacrado a la mayoría de los judíos de estas aldeas durante la guerra de 1948, el retorno de israelíes a estos sitios crearon asentamientos adicionales Tipo B.
C. Asentamientos de Suburbios Expandidos de Ciudades Israelíes en o sobre la «Línea Verde»
Áreas desocupadas alrededor de Jerusalén y al este de Kfar Saba y Netania (cerca de Tel Aviv) y al noreste de Petah Tiqvah fueron usados como sitios para grandes proyectos de construcción, los cuales creaban vivienda de bajo costo para la creciente población de las áreas de Jerusalén y Tel Aviv. En la mayoría de los casos, la tierra utilizada para estos proyectos era «Tierra de la Corona » jordana, tierra sobre la cual no podía individuo alguno reclamar propiedad privada. Ante la ausencia de la voluntad jordana de entrar en negociaciones de paz después de la guerra, la expropiación que de estas tierras desocupadas hizo Israel fue legal dentro de su soberanía, y fue legal pues fue creada vía acciones defensivas contra una nación agresora.
En casos donde árabes de Cisjordania legalmente poseían tierra que Israel quería para estos proyectos de expansión, Israel compraba la tierra a precios justos de mercado. La venta de tierra a Israel fue muy activa a lo largo de décadas tras la guerra de los Seis Días; tanto que cuando la Autoridad Palestina fue establecida en 1994, Arafat declaró que la venta de tierra a los judíos era una ofensa capital: y como resultado de esto, familias palestinas que se habían beneficiado de estas ventas fueron súbitamente puestos en peligro mortal, e inclusive algunos de ellos forzados a huir de Cisjordania.
El rápido crecimiento de la población judía de Jerusalén después de la guerra, presentó al gobierno israelí tanto con un problema como con una solución de considerable valía política. Áreas de denso asentamiento judío fueron desarrolladas con el fin de acomodar este crecimiento, y estos asentamientos fueron usados para rodear a Jerusalén, para que así el fenómeno 1948-1967 de un «Corredor Jerusalén» (donde Jerusalén fue rodeada en tres y media partes por pueblos y aldeas árabes hostiles con acceso a otras áreas israelíes restringido a un solo estrecho camino) no fuera recreado en el contexto de un futuro acuerdo de paz con los árabes. Las áreas circundantes (French Hill, Ammunition Hill, Gilo, Ma’aleh Adummin, Har Hamah, entre otros) fueron transformados en suburbios de altura que expandían el perímetro de la ciudad y acomodaban a la población burguesa. De éstos, solamente Gilo fue creado en propiedad privada. Una familia cristiana en Beit Jalla vendió el lugar a la municipalidad de Jerusalén en 1974.
D. Asentamientos No Relacionados con los 3 Tipos Anteriores
A lo largo del tiempo, la presión religiosa y de política de extrema derecha apoyó la creación de asentamientos en otros lados en Cisjordania y Gaza. Bajo los primeros ministros Begin y Rabin estos asentamientos proliferaron. Frecuentemente eran fundados cerca de viejos sitios sagrados judíos, como es el caso de la Tumba de José cerca de Nablus (Shechem bíblico).
Voceros árabes reclaman que estos asentamientos, algunos de los cuales fueron construidos dentro de Cisjordania y Gaza, robaban tierra de granjeros árabes. Israel reclama que la mayoría de la tierra utilizada para estos desarrollos estaba desocupada y no apropiada, por lo tanto calificando como «Tierra de la Corona » en la cual Israel tenía pleno derecho a construir y desarrollar. En cuanto propiedad privada era necesaria para la expansión de asentamientos, Israel clamaba haberla comprado de sus propietarios legítimos a precios justos de mercado.
Hubo considerable debate en el gobierno y sociedad israelíes respecto a si permitir estos asentamientos tipo D era productivo en el contexto del objetivo a largo plazo de Israel de alcanzar la paz. Ultimadamente, el gobierno sentía que crear «uvdot bashetah» (hechos en el campo – asentamientos que estaban ahí, literalmente en concreto, con edificios, poblaciones, actividades agrarias e industriales, conectados con infraestructura eficiente a las áreas israelíes pre-1967) serían útiles como fichas de negociación en futuras pláticas.
E. Asentamientos Ilegales [16]
Los asentamientos ilegales (o ruines ) fueron iniciados por asentadores renegados, comúnmente contrarios a la IDF y/o a las instrucciones del gobierno, en propiedad privada palestina en ocasiones. Los reclamos palestinos sobre dichas tomas ilegales de tierra han sido adjudicados en el sistema de cortes israelí con decisiones no poco frecuentes a favor de los palestinos. Estos asentamientos, ya sea en tierra ilegalmente tomada o no, son considerados ilegales por muchos en Israel. Algunos han sido desmantelados por la fuerza. Este es un asunto que en Israel involucra muchas emociones, con mayoría de judíos ortodoxos reclamando que todos los judíos puedan asentarse en cualquier lugar de la Tierra Prometida (especialmente en cualquier región donde Abraham vivió; p.e., Cisjordania desde Shechem/Nablus a Hebrón). El sentimiento contrario a los asentamientos entre los israelíes (especialmente los no religiosos) es difundido en mayor medida por estos asentamientos ilegales; y es casi exclusivo de este tipo de asentamiento en Cisjordania que el primer ministro Sharon ha considerado desmantelar, aun antes de las negociaciones de paz con la Autoridad Palestina.
La Legalidad de los Asentamientos
Los voceros anti-asentamientos (árabes, israelíes y otros) han repetidamente llamado a los asentamientos como ilegales, de conformidad con la Cuarta Convención de Ginebra y el derecho internacional. Sin embargo, inclusive un análisis superficial de los elementos relevantes del derecho internacional demuestra que esta interpretación de la Convención de Ginebra es un típico ejemplo del «doble discurso» orweliano. Son precisamente el derecho internacional, la Convención de Ginebra, y las resoluciones relevantes de la ONU las que definen estos asentamientos como legales.
De conformidad con la Cuarta Convención de Ginebra, la prohibición de exiliar poblaciones conquistadas y asentar población del territorio del conquistador en territorio conquistado corresponde a territorio conquistado en una guerra ofensiva. Estas secciones de la Convención fueron escritas para disuadir futuras acciones como las de los nazis en Europa del Este durante la Segunda Guerra Mundial. Dado que Israel adquirió soberanía sobre territorios en una guerra defensiva, es altamente cuestionable si estas prohibiciones aplican. El hecho de que el oponente beligerante (Jordania) permaneciera en guerra (hasta 1994) significó que la población conquistada era potencialmente hostil. Además, Israel nunca exilió ningún árabe de ningún territorio (excepto en 1992 cuando deportó a 400 terroristas al sur de Líbano en un intento de detener actividades terroristas).
Al contrario, debido a la política israelí de «puentes abiertos» a lo largo del Jordán (a pesar de que Jordania estaba aún en estado de guerra declarada con Israel), los árabes inmigraron a Israel en vasto número, y la población árabe de Cisjordania se triplicó de cerca de 650,000 en 1967 a más de 2,000,000 en 1994, con un crecimiento de asentamientos árabes (algunos estimados sugieren que durante este tiempo 260 nuevas aldeas o expansiones de sitios existentes árabes ocurrieron).
Es obvio, por lo tanto, que la actividad de asentamientos israelíes no solamente no infringió el bienestar de la población nativa, sino más bien creó un benéfico ambiente económico en el cual cientos de miles de árabes se pudieran integrar.
En lo que se refiere a territorio conquistado en una acción defensiva, la Carta de la Liga de las Naciones (la misma que le dio a Gran Bretaña el derecho a establecer un Mandato de Gobierno sobre Palestina y la cual declaró que el Mandato Palestino Británico sería la patria del pueblo judío) indica que la disposición de dicho territorio será parte de un tratado de paz entre las partes en guerra. Ante la ausencia de dicho tratado, la disposición de estos territorios permanece en disputa. Tales territorios serán referidos como «territorios disputados», no «territorios ocupados». Su ocupación continua por la parte defensiva es legal. Dado que las guerras de 1948 y 1967 fueron defensivas, la ocupación de territorios por parte de Israel más allá de los límites de la partición de 1947 y los límites del armisticio de 1949 es completamente legal. La Carta de la ONU acepta, y sin autoridad para modificaciones, la Carta de la Liga de las Naciones. Así que la Carta de la Liga de las Naciones es aún derecho internacional, y ofrece un balance congruente y racional de la Cuarta Convención de Ginebra (por ejemplo, la Carta describe los derechos de una nación ocupando territorio en una acción defensiva, y la Convención describe las limitaciones a la nación ocupando territorio en una acción ofensiva). Ambas son válidas bajo el derecho internacional.
Asimismo, es legal para la parte defensiva mantener ocupación ante la ausencia de un tratado de paz, con el fin de tomar medidas para mantener la seguridad. Por lo tanto, los asentamientos de Nahal (por razones militares) son legales de acuerdo al derecho internacional.
El derecho internacional es también claro respecto a que las poblaciones que han sido desposeídas de sus hogares ancestrales por una acción ofensiva, tienen el derecho de reasentarse cuando una exitosa acción defensiva recapture la tierra de la cual fueron echados. Por lo tanto, el retorno de judíos a Hebron, Gush Etzion, y el Cuadrante Judío es también legal dentro del derecho internacional.
La resolución 242 de la ONU (22 de noviembre de 1967) deja en claro que el propósito de la resolución es crear una paz justa y duradera, con garantías para la inviolabilidad territorial, fronteras mutuamente reconocidas, e independencia política para cada Estado en el área. De acuerdo a Eugene Rostow, uno de los redactores de la 242, el sentido simple de la resolución es que la administración israelí de Cisjordania y de Gaza es completamente legal hasta que una paz justa y duradera sea alcanzada. Dicha administración, en ausencia de un tratado de paz, y ante la continua hostilidad de las naciones árabes y los grupos terroristas, puede incluir el desarrollo de segmentos desocupados para vivienda de una población en crecimiento. Dicha actividad no es lo mismo que transportar población al territorio para reasentamiento. Así que el tercer tipo de asentamiento (C) es también legal.
El tipo D de asentamientos es más complejo. Nada en la Convención de Ginebra prohíbe desarrollo voluntario de los territorios en disputa. Lo que está prohibido es la deportación forzada y el desalojo organizado de población originaria por un asentamiento forzado de la población conquistadora. Así que, al punto que los asentamientos tipo D son una función de israelíes voluntarios asentándose en áreas de Cisjordania y la franja de Gaza sin secuestrar tierra palestina ni la remoción de población palestina, estos asentamientos tipo D son legales. Además, desde que Cisjordania y Gaza nunca fueron legalmente parte de ninguna nación soberana (eran parte del Mandato Palestino Británico hasta el 29 de noviembre de 1947, eran pretendidos por la ONU para ser parte del Estado de Palestina, y eran manejados y ocupados ilegalmente por Jordania y Egipto en la guerra de 1948, en claro desafío del plan de partición de la ONU y sus resoluciones 181 y 194, así como del derecho internacional), la ocupación de Israel de estos territorios después de la guerra de 1967 no viola los reclamos legítimos de ninguna nación.
Sin embargo, dado que algo de propiedad privada palestina fue tomada por el gobierno, y podría ser argumentado que, ya sea por complicidad o por diseño, el gobierno israelí patrocina estos asentamientos (por ende haciéndolo más un plan de gobierno que un asentamiento voluntario), parece justo decir que los asentamientos tipo D, aunque legales conforme a la Cuarta Convención de Ginebra y a las resoluciones relevantes de la ONU , podrían ser un área moralmente gris.
Por último, los asentamientos tipo E son palpablemente ilegales. Los funcionarios del gobierno israelí se han referido a ellos como asentamientos «ruines», las fuerzas de la IDF han desmantelado algunos, y el Primer Ministro Sharon ha señalado algunos más para seguir la misma suerte.
El Impacto de los Asentamientos en la Población Árabe
El impacto de los asentamientos israelíes (excluyendo los tipo E) ha sido casi exactamente lo contrario a los que dice la propaganda árabe.
Es importante notar que desde 1967 a 1992, la población y la economía de Cisjordania crecieron substancialmente. El nivel de vida de los palestinos, así como el ingreso per cápita promedio, se incrementaron casi exponencialmente. Esto se debió en parte al «Plan Marshall» israelí, el cual expandió la infraestructura, modernizó los caminos y las provisiones de agua, electricidad, y drenaje, e hizo disponible cuidado médico del Siglo 20. El progreso económico fue también en parte debido a la integración de la fuerza de trabajo palestina en la economía israelí, mediante el empleo de cientos de miles de palestinos en una gran variedad de negocios y esfuerzos agrícolas israelíes.
El crecimiento del turismo a través de Cisjordania fue un empuje mayor a la economía del área. La población de Cisjordania y la franja de Gaza se triplicó de 1967 a 1994, con una población árabe de 950,000 en 1967 a más de 3,000,000 para 1994. Siete universidades, algunas patrocinadas por donantes judíos y el gobierno israelí, se volvieron realidad donde antes sólo existían tres instituciones de entrenamiento de maestros.
Más que desplazar a los palestinos, la soberanía israelí sobre Cisjordania estimuló substancialmente el crecimiento y la mejora. Ha sido notado que cuando un asentamiento israelí de cualquier de los primeros 4 tipos es erigido, las áreas aledañas que habían estado inhabitadas se volvieron atractivas para tiendas palestinas que venden bienes agrícolas y herramientas industriales para los israelíes. Más tarde, casas palestinas secundaban a las tiendas.
Además, durante las décadas después de 1967 no hubo retenes o cierres o candados (excepto en raras ocasiones cuando la milicia israelí o las agencias centrales de inteligencia se percataban de la presencia terrorista en una aldea o pueblo específico). Los árabes de Cisjordania y la franja de Gaza compraban en Tel Aviv, y los judíos compraban al este de Jerusalén y Ramallah.
Es solamente a partir de 1994 (cuando el 96% de los palestinos viviendo en Israel pasaron al control autónomo e independiente de la Autoridad Nacional Palestina) que las economías de Cisjordania y la franja de Gaza se han minusvalorado y las vidas de los palestinos se han descompuesto por la dirigencia terrorista y despótica de la Autoridad. El PIB de Cisjordania en 2003 fue cerca de una décima de lo que era en 1992. Solamente por la guerra de terror de Arafat, es que Israel fue forzado a implementar las ahora famosas y grandemente exageradas medidas difíciles para detener los ataques terroristas y proteger las vidas de civiles.
Es también importante notar que los llamados «caminos apartheid» no existían previamente al ascenso de Arafat al poder en 1994, ni son realmente «apartheid». Durante las décadas de 1967 en adelante, los árabes y los israelíes usaban los mismos caminos, muchos de los cuales eran calles principales a través de pueblos y villas de Cisjordania, trayendo millones de dólares de turistas a los empobrecidos mercaderes árabes de pequeños pueblos. Solamente después de que Arafat comenzó su guerra de terror, los israelíes manejando a través de pueblos árabes se encontraron a sí mismos en peligro mortal, e Israel construyó los caminos «Sólo para Israelíes» (no «Sólo para Judíos»). Más que medidas punitivas contra los ofensores árabes que asesinaron o lastimaron a los conductores israelíes (judíos, cristianos y musulmanes), el gobierno optó mejor por crear este sistema de paso para que los israelíes pudieran llegar a sus destinos en Cisjordania y la franja de Gaza sin exponerse a ataques terroristas.
En suma, hasta que Arafat comenzó su guerra de terror, el crecimiento de la población israelí en Cisjordania y Gaza, y la expansión de aldeas y pueblos israelíes en esos territorios, fue altamente benéfico econonómicamente en las poblaciones de éstos, además de que no significó pérdida considerable de propiedad privada árabe, y fue acompañado de un mucho mayor crecimiento de la población y asentamientos árabes en Cisjordania y Gaza.
El Papel de los Asentamientos en el Proceso de Paz
El papel de los asentamientos en el contexto del conflicto actual, así como en el asunto contencioso de aplicar el «Mapa de Ruta» a futuras negociaciones de paz, es quizá el más complejo y difícil asunto con el cual lidiar. Esto es precisamente porque la propaganda árabe ha sido efectiva en establecer como axiomático que los asentamientos son:
a) Ilegales
b) Un síntoma del intento israelí de conquistar tierra palestina y son, por ende, un obstáculo para la paz
c) Un bastión de la ocupación permanente israelí de Cisjordania y la franja de Gaza y que, por ende, hacen imposible el compromiso territorial
d) Señal de la inherente falta de voluntad israelí a negociar una paz justa
Por lo tanto, será más útil analizar estas argumentaciones árabes, y ver qué tanto corresponden a la realidad histórica.
¿Son ilegales los asentamientos? Hemos visto ya que no lo son.
¿Son los asentamientos un obstáculo para la paz? De 1949 a 1967 no hubo asentamientos en Cisjordania y la franja de Gaza. Ni había paz. La beligerancia árabe no tenía relación alguna con los asentamientos de Cisjordania y Gaza. Los asentamientos a los cuales los árabes se opusieron en ese tiempo eran Tel Aviv, Haifa, Hadera, Afula, etc.
En junio de 1967, inmediatamente después de la Guerra de los Seis Días, y antes de que hubiera asentamientos israelíes en Cisjordania y la franja de Gaza, Israel propuso su dramática iniciativa de paz a la ONU y en pláticas sub rosa con Jordania. Esta iniciativa fue rechazada por todos los Estados árabes y la OLP en la Conferencia de Khartoum en el período agosto-septiembre de 1967. El obstáculo para la paz fue la mera existencia de Israel, no asentamientos en Cisjordania.
En 1979, como parte del acuerdo con Egipto, los asentamientos israelíes en el Sinaí fueron evacuados. En el contexto de un tratado de paz, los asentamientos son negociables y, por ende, desmantelados.
En 1979, como parte del acuerdo con Egipto, Israel congeló la expansión de asentamientos por tres meses, para así animar la entrada de Jordania en el proceso de paz egipcio-israelí. El congelamiento de asentamientos no estimuló la interacción pacífica. Arafat (para entonces ocupado en crear un Estado terrorista en el sur de Líbano) fue invitado para unirse a Egipto en las pláticas de paz, y el congelamiento de asentamientos fue pensado para animar su participación. Él se rehusó. La existencia de asentamientos en el Sinaí no interfería con los acuerdos de paz Israel-Egipto; y el congelamiento de actividades de asentamientos no animó a Jordania o a la OLP a entrar en acuerdos de paz.
En 1994, Jordania firmó un acuerdo de paz con Israel, mientras los asentamientos en Cisjordania y en la franja de Gaza seguían creciendo en tamaño y número. La existencia y expansión de los asentamientos de ninguna manera lesionó el proceso de paz con Jordania.
¿Los asentamientos hacen imposible el compromiso territorial? Los acuerdos discutidos en Madrid, Wye, Oslo y Taba incluyen todos el reconocimiento de que los asentamientos (unos cuantos, algunos, muchos, probablemente no todos) serán desmantelados en el contexto de un acuerdo de paz. Estos acuerdos fueron discutidos mientras los asentamientos se estaban expandiendo. Entonces los asentamientos no impiden las negociaciones.
Actualmente, cerca de 250,000 judíos viven en un total de 144 comunidades esparcidas a lo largo de Cisjordania y la franja de Gaza. 80% de ellos podrían ser traídos dentro de las fronteras del Israel pre-1967 con sólo un arreglo menor de los límites de la «línea verde».
Parte de la oferta de Barak a Arafat en el 2000 fue el intercambio de tierra de tal forma que los palestinos fueran compensados por el pequeño número de asentamientos que no serían desmantelados por la cesión de tierra israelí dentro de los límites pre- 1967 a la Autoridad Nacional Palestina. Esta oferta fue adicional al aproximado 95% de toda la tierra en disputa en Cisjordania y el 100% del territorio en Gaza que estaría bajo el control de la Autoridad Palestina. Arafat rechazó esta oferta, para la sorpresa y mohína del presidente Clinton.
¿La violación de acuerdos internacionales por parte de Israel, al construir los asentamientos, muestran su nula voluntad a negociar una paz justa? De acuerdo a la Convención de Ginebra y a la Resolución 242, hemos visto que los asentamientos no constituyen violaciones al derecho internacional. Por lo tanto, este argumento es una falacia.
Los acuerdos de Campo David ordenaban una moratoria de 3 meses en los asentamientos. El Primer Ministro Menahem Begin cumplió este acuerdo.
Los acuerdos de Oslo no dicen nada acerca de asentamientos. Estaba tácita e informalmente acordado que una moratoria en asentamientos sería una de las 16 medidas «constructoras de confianza» que Israel y la ANP tomarían. La provisión acerca de no cambiar el «estatus» de los territorios se refería al acuerdo de que ningún lado unilateralmente anexaría áreas (o las declararía como Estado independiente). Ante la presencia de notables, abiertas y provocativas violaciones de cada uno de los Acuerdos de Oslo por la Autoridad Nacional Palestina, casi inmediatamente después de su firma, el gobierno del Primer Ministro Netanyahu se sintió libre de toda obligación de mantener el acuerdo tácito informal. Dado que la Autoridad Nacional Palestina no estaba construyendo confianza al no cesar los ataques terroristas (de hecho estaba detrás de ellos), ¿por qué habría Israel de comprometer su seguridad y posición para negociaciones futuras?
Mientras Israel ha construido un total de 144 asentamientos en Cisjordania y Gaza, más de 260 nuevos asentamientos palestinos han sido construidos. Estos sirven como testimonio de la floreciente economía de Cisjordania y al crecimiento de la población palestina bajo el control israelí (1967-1994), contrario a los alegatos árabes de que Israel ha perpetrado genocidio y lesionado la economía de Cisjordania. ¿Bajo qué lógica podría alguien sugerir que estos asentamientos palestinos son menos amenaza a las negociaciones o a un cambio de estatus de los territorios que lo que podrían serlo los israelíes?
Resumiendo: Todos los asentamientos, excepto los tipo E (o «ruines»), son legales. Su crecimiento y expansión ha contribuido sustancialmente al mejoramiento económico de Cisjordania y la franja de Gaza. Cuando no había asentamientos allí, no se alcanzó compromiso territorial o acuerdos de paz algunos. Los compromisos y acuerdos que se pudieron alcanzar con posterioridad fueron alcanzados a pesar de la existencia de asentamientos en Cisjordania y Gaza. Los asentamientos israelíes no violan acuerdo internacional alguno; por lo tanto, es irracional sugerir que asentamientos israelíes en Cisjordania y la franja de Gaza obstaculizan la paz. Por el contrario, es la falta de voluntad de la Autoridad Nacional Palestina de controlar a los grupos terroristas árabes, de parar la incitación y negociar honestamente, lo que hace imposible el compromiso.
¿Qué Tal el Retiro Unilateral?
Parte de la intención en crear «uvdot bashetakh» (hechos en el campo) era crear «fichas de negociación» para futuras pláticas. Son uno de los asuntos que Israel negociará. Eso es lo que claramente Netanyahu y Barak tenían en mente cuando animaron la expansión de asentamientos después de la violación de Arafat de los Acuerdos de Oslo. No hay justificación racional para detener unilateralmente el crecimiento de la población, mientras la otra parte mantiene un estado de guerra a pesar del acuerdo para cesar la violencia.
La seguridad necesita el Plan Alon y que existan asentamientos militarmente garantizados; especialmente a la luz del surgimiento de actividades terroristas patrocinadas abiertamente por Hamas y por lo menos otros 9 grupos terroristas operando en Israel. Adicionalmente, estas necesidades existen a la luz de muchas facciones terroristas y Estados árabes que se rehúsan a considerar cualquier paz con Israel, que continúan perpetrando odio a lo judío en los medios y en la educación, y que continúan promulgando los objetivos de Hamas y otros grupos de terror para la total destrucción de Israel. Los asentamientos y la presencia de la IDF en los núcleos de mayor población árabe en Cisjordania reducen sustancialmente la habilidad de los grupos terroristas de exitosamente lanzar sus ataques. El retiro unilateral refuerza la habilidad de los grupos terroristas para sostener una guerra de terror.
Cualquier desmantelamiento unilateral de asentamientos será fácilmente interpretado por la Autoridad Nacional Palestina y por el liderazgo terrorista como una victoria para el terrorismo. Esto, de hecho, es exactamente lo que ha sucedido tras la decisión del Primer Ministro Sharon de unilateralmente desmantelar asentamientos judíos en la franja de Gaza y en la parte norte de Cisjordania. Los voceros terroristas se regocijan en el aparente éxito de su actividad terrorista, la cual, dicen, es la verdadera motivación de la decisión de Sharon; y mientras voceros palestinos sugieren que el retiro unilateral de la franja de Gaza es otra decepción israelí. De acuerdo a su lógica, en cambio de real una real concesión a la demanda palestina de autodeterminación, el retiro unilateral está de hecho encaminado a distraer al mundo y al liderazgo palestino de tal forma que Sharon pueda reforzar su sujeción sobre Cisjordania y continuar expandiendo los asentamientos judíos allí.
Después de Oslo, Netanyahu abandonó cualquier idea sobre un congelamiento de los asentamientos porque la Autoridad Nacional Palestina dejó en claro su intento de no honrar Oslo y perseguir una política de terror implacable. Algunos creen que parte de su propósito en crear más asentamientos era para enviarle a Arafat una clara señal: ‘Si tú sigues con tu comportamiento anti-Oslo, el área que puede terminar siendo el Estado palestino se irá haciendo más y más pequeña’. Suena lógico, especialmente desde que una respuesta militar habría sido justificada pero habría causado ira mundial. No funcionó, aunque un número de intelectuales palestinos y líderes políticos (más notablemente Elyas Freij, alcalde de Bethlehem, citado en el Washington Post , 1991) abogaron públicamente por la negociación, pues el crecimiento de los asentamientos israelíes en Cisjordania dejó en claro que «el tiempo está del lado de Israel ahora».
No funcionó, probablemente porque Arafat nunca intentó negociar realmente. Él siempre intentó perpetrar su largamente soñada solución final de la destrucción total de Israel. En su discurso de 90 minutos por teléfono móvil a una estación libanesa de radio de la OLP , el 4 de abril de 2002 (desde su cuarto en los cuarteles de Ramallah los cuales Israel había rodeado y parcialmente destruido en la Operación Escudo Protector), Arafat delineó su estrategia. Con la ayuda de otros Estados árabes, con el éxito de la propaganda árabe de gradualmente debilitar la legitimidad de Israel a los ojos del mundo, de tal modo que las fuerzas de la ONU pudieran ser instaladas para asistir a los palestinos y maniatar a los israelíes en una batalla futura, y con los EE.UU. como único amigo de Israel pero en mal clima, teniendo dificultades morales y políticas para proveer asistencia a lo que se definiría como una nación «granuja» o «pícara», los ejércitos del terror y sus aliados podrían usar Cisjordania como una plataforma de lanzamiento de la gran Jihad final contra Israel. El intento de Arafat, como fue expresado en ese discurso, ha sido corroborado por la destrucción israelí de grandes redes de contrabando de armas manejando cientos de toneladas de armamento ilegal y municiones desde 2001, más recientemente las 50 toneladas de armas en el barco Katrine A, y los túneles de contrabando desde Sinaí hasta la franja de Gaza. Si se permite continuar a esta acumulación de terror, comprometerá en última instancia el bienestar de todo el mundo libre, tal y como lo conocemos.
No hay justificación racional para un compromiso unilateral cuando la otra parte mantiene un estado de guerra. El retiro unilateral refuerza la habilidad de los terroristas de sostener una guerra de terror. A la luz del implacable compromiso de los grupos terroristas y de las frecuentes declaraciones públicas de Mahmoud Abbas elogiando a los grupos terroristas, definiendo a sus bajas como mártires, y haciendo votos para nunca usar la fuerza contra ellos, es irracional sugerir que futuras concesiones israelíes generarán una voluntad palestina de reciprocidad. De hecho, ha sucedido lo opuesto. El fracaso de Campo David II se debió en gran parte a la estrategia de Arafat de embolsarse las concesiones de Barak, sin hacer concesiones sustanciales en retorno, y luego demandando más de Barak (ver Dennis Ross, The Missing Peace , 2005).
En agosto de 2005, Israel unilateralmente se retiró de la franja de Gaza y removió todos los asentamientos israelíes del área, junto con todos los 8,500 pobladores judíos; adicionalmente, desmanteló asentamientos al norte de Cisjordania. Israel ha hecho una concesión sin precedentes históricos en un intento de relanzar el proceso de paz y demostrar a los palestinos que está abierto a intercambiar tierra por paz. Aun así no hubo movimiento de parte de ningún líder palestino en reciprocidad; al contrario, hubo líderes terroristas en la radio, la TV y los periódicos declarando que el retiro era una gran victoria para el terrorismo árabe, y que debía haber una escalada de ataques terroristas para que Israel pudiera ser eliminado y toda Palestina «liberada». En otras palabras, el problema no son los asentamientos. Éstos fueron desmantelados. El problema es la existencia de judíos en la tierra entre el Río Jordán y el mar, y el compromiso del liderazgo terrorista árabe a la destrucción de Israel y el genocidio de su gente.
CONCLUSIÓN
El más famoso episodio reciente del rechazo a la creación de un Estado palestino contiguo que sea viable, y a la solución del problema de los refugiados, fue en el año 2000 cuando el presidente de la Autoridad Palestina , Arafat, rechazó la más generosa oferta del presidente Clinton e inició una cruel intifada contra Israel. En ese tiempo, el Primer Ministro israelí Barak, esperando terminar el prolongado conflicto con los árabes, aceptó la oferta a pesar del hecho de que hubiera forzado a Israel a hacer dolorosas concesiones.
La mayoría de los asentamientos israelíes en Cisjordania y la franja de Gaza son legales y no violan el derecho internacional o resoluciones relevantes de la ONU. La mayoría no implica el robo de ninguna tierra palestina. El movimiento de asentamientos ha provisto enormes beneficios a los árabes de esas áreas y ha triplicado a la población árabe y disparado la economía de Cisjordania –hasta el inicio del gobierno de Arafat. Los asentamientos no crean bloques para que tropiece la paz u obstáculos a las negociaciones de paz. Pueden ser, y han sido, desmantelados en el contexto de negociaciones con una contraparte honesta. Las concesiones sobre asentamientos deben ser hechas solamente en el contexto de negociaciones, las cuales pueden iniciar solamente después de que los líderes palestinos detengan la violencia, finalicen la guerra de terror, y den por terminado el discurso de odio, el sermón de odio, y la enseñanza del odio que ha permeado a la sociedad palestina desde 1994.
Ahora que, dolorosa y unilateralmente, Israel ha abandonado todos los asentamientos de la franja de Gaza y la parte norte de Cisjordania, será más fácil para los palestinos demostrar si tienen intención de caminar rumbo a la paz. Sus acciones hasta ahora no son muy promisorias.
No hay asunto relacionado con los asentamientos en Cisjordania que no pueda ser honorablemente resuelto, para la mutua satisfacción en la mesa de negociaciones, entre partes honestas y pacíficas negociando de buena fe. La pregunta de los asentamientos restantes es materia de negociaciones finales.
Es un hecho que de ningún Estado soberano se esperaría otra cosa.
Nota de porisrael. Estamos en julio del 2009 y se calculan 400.000 judíos en Cisjordania.
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