Con estos samaritanos no llegaremos lejos
José Danor
Semanario “Aurora”
El lector Daniel Ganapol telefoneó a la redacción de Aurora para llamar la atención acerca de una entrevista publicada por el periódico y sitio digital El Mundo de España. No es la primera vez que lectores se dirigen a nosotros por algo que publica la prensa española. En la mayoría de los casos, la respuesta es «no nos sorprende, mejor dedique su valioso tiempo a leer otra cosa porque el antisemitismo de algunos colegas está tan impregnado en su escritura que ya nada los hará cambiar«.
Como nos pareció que en esta ocasión se violaron las mínimas normas morales que deben guiar la tarea de un periodista, le pedimos que envíe su respuesta para publicarla en Aurora. He aquí el texto de Daniel Ganapol, que ni aún en estas circunstancias perdió el sentido del humor:
«Rutinariamente comienzo mi día laboral leyendo los periódicos de España. Acompañado de mi conocida taza de te me dirijo instintivamente a los artículos que hablan sobre Israel. En realidad no se por qué hago eso, quizás tengo tendencias masoquistas ya que al final acabo con síntomas psicosomáticos que afectan mi delicado aparato digestivo.
El odiado enemigo de la civilización
Como siempre los diarios españoles no ahorran esfuerzos para manchar al odiado enemigo de la civilización contemporánea, Israel.
Generalmente me resigno a escribir un comentario cuando el periódico me da esa posibilidad, pero hoy, 13 de febrero no pude conformarme solo con eso. Un artículo de primera página del popular periódico «El Mundo« me dejó perplejo. Titulado «La samaritana de los parias de Israel«, nos relata como una misionera de la congregación comboniana, Alicia Vacas, se enfrenta al perverso estado sionista que maltrata deliberadamente a los miles de inmigrantes sudaneses que se amontonan en nuestras fronteras.
Así dice Alicia Vacas entre otras cosas no menos duras: «Al otro lado (de la frontera), los soldados (israelíes) esperan para enviarles de vuelta o trasladarles al Centro de Detención Sharonim. Allí deben demostrar que proceden de alguno de los pocos países a cuyos ciudadanos Israel concede asilo.
«Durante su estancia, sufren torturas y extorsión. Las mujeres, además, son violadas«, dice esta samaritana que no entiende por qué su sufrimiento apenas tiene repercusión mediática.
Al ser liberados, todo lo que reciben es un billete de autobús a Tel Aviv y una recomendación: que acudan a la clínica de la ONG para curar sus heridas«. Tengo la esperanza que las autoridades israelíes no se queden calladas esta vez ante semejante ataque, todos sabemos que las cosas no son así-«, concluye Ganapol.
Lo que no dice Daniel Ganapol es que él mismo pertenece a una asociación voluntaria que ayuda a estos inmigrantes ilegales. En la conversación con él, explicó que la institución «Mesilá« patrocinada por la Municipalidad de Tel Aviv presta asistencia a estas personas que llegan a Israel no como refugiados políticos sino en búsqueda de mejores horizontes.
Los lectores de Aurora saben perfectamente que en la inmensa mayoría de los asuntos que están en el orden del día, mi opinión es diametralmente contraria a la política del Gobierno. Entre otras cosas le reproché desde estas mismas páginas el hecho que en decenas de años no levantó una cerca de seguridad, similar a la que construyó el Gobierno de España alrededor de Melilla, para impedir la inmigración ilegal, el tráfico de personas y el contrabando de mercaderías. Ni hablar de la gran puerta abierta que tiene el terror en la frontera con Sinaí, donde las fuerzas de seguridad de Egipto perdieron por completo el control de la zona y bandas de traficantes de todo tipo y género son los dueños absolutos.
Cada tanto aparecen, reconozco que también medios de prensa locales y no solamente extranjeros, reclamos por irregularidades en la conducta de las fuerzas militares y de seguridad con relación a los inmigrantes ilegales.
El verdadero origen las torturas
Mas, aun los peores críticos no acusaron a efectivos de castigos corporales y mucho menos de violaciones. Si esto fuera así perderíamos por completo el sustento moral de nuestra permanencia en este castigado rincón de Oriente Medio.
En la entrevista afirma la misionera española: «Hasta nosotros viene gente con signos evidentes de violencia. Disparos y cicatrices mal curadas. Señales de torturas y descargadas eléctricas. Muchas mujeres llegan con embarazos avanzados pidiendo abortar. En suelo israelí, pero sin derecho al trabajo o a servicios sociales, los inmigrantes pasan de la policía a un callejón sin salida. En él hay miles de personas atrapadas«. Lamentablemente no aclara que estas torturas y heridas, si son reales, no fueron provocadas en territorio israelí y que las bandas de traficantes no están integradas ni apoyadas por israelíes.
Como si a la prenda le faltara un botón, a este texto le falta lo más elemental: el pedido de algún tipo de respuesta o explicación por autoridades israelíes, norma ética que, según lo que se desprende del texto, en España no todos los medios de comunicaciones respetan.
Es evidente que cabe colocar un gran signo de interrogación a las afirmaciones contundentes de quién redactó la entrevista y otro más a la responsabilidad de su superior, al que tampoco se le ocurrió otorgar el elemental derecho de reacción a la parte acusada, como enseñan en las academias de periodismo y como aprendimos nosotros, que no fuimos a la academia pero nacimos y crecimos en un país tolerante, con menos prejuicios y en el que la democracia no se aplica solamente en beneficio de los que tienen un espacio periodístico a su alcance.
Como dice el subtítulo de la entrevista, también nosotros pedimos a la comunidad internacional que actúe. Que actúe para ayudar a quienes buscan refugio en Europa y son perseguidos por los Gobiernos; que actúe a favor de la población siria que se encuentra desde hace meses bajo bombardeo de las fuerzas comandadas por un ilustre déspota que no hace mucho tiempo se abrazó amigablemente con autoridades del Viejo Continente que, directa e indirectamente le ayudaron a sustentar su régimen basado en el terror; que actué contra los fanáticos islamistas de Irán que acaban de cometer atentados contra diplomáticos israelíes en India y Georgia (suelo europeo); que haga algo por los pobladores de Eritrea y Sudán donde continúan las matanzas sin que a ningún misionero, ni comboniano ni de los otros, se le mueva un pelo ni le entrevisten. La lista es larga y excede el espacio de que dispone Aurora.
Por último, aunque no sirva para aliviar el enojo del lector, reiteramos nuestro consejo: es posible ejercer la libertad de prensa también desde el otro lado del mostrador, dejando de leer textos que, evidentemente, no reflejan la verdad o lo hacen solamente en forma parcial y hasta demasiado parcial.
La lectura les otorga mayor popularidad, lo que representa un premio para quienes no lo merecen.
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