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¿Por qué no funcionará la disuasión contra Irán?


Alan M. Dershowitz

20 de marzo de 2012

http://www.stonegateinstitute.org/2958/iran-deterrence

Después de la fuerte renuncia del presidente Obama a la «contención» y de su expresión de voluntad de utilizar la fuerza militar como último recurso para evitar que Irán desarrolle armas nucleares, algunos, en la izquierda, siguen oponiéndose a cualquier amenaza de utilizar la opción militar. Encabezando este enfoque está Fareed Zakaria, quien recientemente, en su programa de CNN, caracterizó la política de Obama como «un grave error», y pidió en cambio una «firme política de contención y disuasión».

Pero la política que propone Zakaria es cualquier cosa menos sólida. Por el contrario, es un llamado a la inacción. Asume que a Irán se le permitirá desarrollar armas nucleares, pero que será disuadido de usarlas efectivamente, por la amenaza de una represalia nuclear. Zakaria señala el hecho que la disuasión tuvo éxito en la prevención de la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, así como también entre India y Pakistán. Afirma que cada parte fue eficazmente disuadida por la amenaza de segura destrucción mutua. Dice que funcionará igual de bien con Irán.

Hagamos una pausa, por un momento, para comprender exactamente lo que conlleva una política de disuasión. Toda política de ese tipo se basa en la promesa de que, si un lado lanza un ataque nuclear, el otro lado tomará represalias con un ataque nuclear, igualmente devastador, asegurando así la destrucción de ambas sociedades y la muerte de millones de civiles inocentes. Por lo tanto, la primera pregunta es si Estados Unidos, realmente, estaría dispuesto a tomar represalias contra un ataque nuclear contra Israel, lanzando bombas nucleares sobre Teherán, matando a millones de sus habitantes civiles. La segunda pregunta es si cualquier país civilizado – Estados Unidos o Israel – estaría dispuesto a matar a millones de civiles iraníes, porque sus líderes tomaron la decisión de utilizar armas nucleares contra Israel o Estados Unidos. La tercer pregunta – y la que nunca formularon los partidarios de la disuasión – es si sería legal, en virtud de las leyes de la guerra, tener como objetivo a millones de civiles en un ataque nuclear de represalia.

Éstos son los tipos de preguntas que Fareed Zakaria y sus colegas pacifistas se niegan a formular. Y la razón por la que se niegan a formular estas difíciles preguntas es, 

precisamente, porque sabemos las respuestas que darán: Se opondrán categóricamente a cualquier ataque de represalia que tenga como objetivo la población civil en la implementación del ojo por ojo de una política de disuasión de segura destrucción mutua. Si no me creen, ¡Pregúntenle!

En cuanto a la legalidad de la disuasión nuclear, la Corte Internacional de Justicia emitió una decisión, en 1996, en un caso que cuestionaba la legalidad de usar, o la amenaza de usar, armas nucleares. La decisión de la mayoría se negó «a pronunciarse… sobre la práctica conocida como ‘política de disuasión'». Sin embargo, sí dictaminó, unánimemente, que cualquier «amenaza de usar armas nucleares» debe «ser compatible con las exigencias del derecho internacional aplicables en conflictos armados, particularmente las de los principios y normas del derecho internacional humanitario…» 

Estas normas generalmente prohíben, por supuesto, tener como objetivo los centros de población civil y exigen proporcionalidad, incluso en el bombardeo de objetivos militares. Dado que las armas nucleares son, por su naturaleza, prácticamente incapaces de destruir objetivos militares sin infligir un sinnúmero de víctimas civiles, parece deducirse que no pueden ser utilizadas, salvo en contra de objetivos militares aislados, tales como barcos y submarinos en alta mar, o ejércitos en desiertos o montañas. En una votación dividida, el tribunal dictaminó que:

«La amenaza o el uso de armas nucleares sería, generalmente, contrario a las normas del derecho internacional aplicable en conflictos armados…»

«Sin embargo, en vista del estado actual del derecho internacional y de los elementos de hecho a su disposición, la Corte no puede concluir definitivamente si la amenaza o el uso de armas nucleares sería lícito o ilícito, en una circunstancia extrema de legítima defensa, en la que la supervivencia misma de un estado esté en juego».

En otras palabras, sería ilegal que Estados Unidos amenace o use armas nucleares como elemento disuasorio, ya que su «misma supervivencia» no estaría en juego, pero podría ser legal que Israel lo hiciera porque es un pequeño estado cuya misma supervivencia, de hecho, estaría en juego si fuera atacado con armas nucleares.

Menachem Begin, el Primer Ministro israelí que ordenó el ataque preventivo contra el reactor nuclear iraquí en 1981, expresamente renunció a la segura destrucción mutua como una política. Dijo que la «moralidad» israelí nunca permitiría un ataque de represalia contra una ciudad iraquí: «Los niños de Bagdad no son nuestros enemigos».

Un ataque preventivo, por otro lado, siempre está dirigido contra un objetivo militar. Sólo una persona – un técnico nuclear – murió en el ataque autorizado por Begin.

Parece ser irónico que Zakaria, y otros que pretenden ser «palomas», esté a favor de una política de segura destrucción mutua, que amenaza la muerte de millones, por sobre una política preventiva que tiene como objetivos a instalaciones nucleares militares. Pero no es irónico en lo absoluto, ya que tales palomas estarían en contra,  en realidad, de llevar a cabo la amenaza, que es central para cualquier política creíble de disuasión. Para ellos, la disuasión es un bluf – una amenaza hueca y los iraníes lo verán claramente.

Es por eso que el presidente Obama tiene razón en renunciar a la contención e insistir en que no está blufeando cuando dice que a Irán no se le permitirá desarrollar armas nucleares, incluso si hace falta un ataque militar quirúrgico para detenerlos.

No estoy aquí argumentando a favor de un ataque preventivo contra Irán en este momento. Estoy argumentando en contra de basarse en una política de disuasión y contención, porque no creo que funcione en relación con Irán, Israel y Estados Unidos.

¿Qué pasa si la disuasión y la contención no funcionan, e Irán esté a punto de lanzar cohetes nucleares contra ciudades israelíes? Aquellos que ahora defienden sólidamente la disuasión – en lugar de la prevención quirúrgica – simplemente les dirán a los israelíes que queden: «Uy. Nos equivocamos. Lo sentimos. Construiremos un nuevo Museo del Holocausto».

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

 
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