Karin Kloosterman
De Israel21c
¿Un nuevo tratamiento israelí podría salvar a millones de personas de la muerte y de discapacidades severas después de un ataque cerebral?
Un equipo de seis personas de la recientemente fundada compañía Thrombotech cree que tienen grandes probabilidades. Su nuevo fármaco amplifica los efectos de uno de los pocos fármacos que existen en el mercado para casos de ataque cerebral al tiempo que previene peligrosos efectos laterales.
Cuando alguien sufre un ataque cerebral hay una ventana de tiempo crítica para llegar a un hospital. Si es un ataque isquémico, que significa que una arteria del cerebro está bloqueada, los médicos tienen que lograr que la sangre fluya al cerebro lo más rápido posible.
El único tratamiento aprobado que existe hoy para esos casos es una enzima llamada tPA. Si se la administra dentro de las tres horas la tPA disuelve los coágulos que bloquean el flujo de sangre al cerebro, pero sólo puede ser utilizada en el diez por ciento de los casos y puede provocar efectos laterales muy peligrosos, tales como hemorragias.
Pero, excepto por la tPA, no hay muchas cosas en el arsenal de un médico para luchar contra los serios efectos de un ataque cerebral, que son la principal causa de discapacidad en el mundo y la tercera causa de muerte en los EEUU después del cáncer y las enfermedades cardíacas.
Esa es precisamente la necesidad no satisfecha en el mercado de unos 3.000 millones de dólares anuales a la que apunta Thrombotech, que tiene su sede en Ness Ziona.
Resultados dramáticamente mejores
En lugar de aventurarse en el complicado e históricamente frustrante ámbito de los intentos de desarrollar nuevos fármacos neuro-protectores, Thrombotech diseñó una tecnología para hacer más potente y efectivo el tratamiento con tPA.
El péptido sintético, llamado THR-18, resultó de investigaciones llevadas a cabo en el Centro Médico Hadassah-Ein Karem llevadas a cabo por el Profesor árabe-israelí Abdel-Raouf Hijazi. El THR-18 se liga con la tPA dando más poder a la eliminadora de coágulos y aumentando la ventana de tiempo en la que la tPA puede ser efectiva, de tres horas a nueve. Estudios pre-clínicos sugieren que el THR-18 también reduce significativamente los efectos laterales potencialmente peligrosos de la tPA.
Ruth Ben-Yakar, ejecutiva de Thrombotech, veterana de la industria biotecnológica israelí, dice a ISRAEL21c que el fármaco experimental puede permitir que la tPA se utilice hasta en el 85% de las víctimas de ataques cerebrales isquémicos, incluyendo aquellos cuyos síntomas y severidad del ataque los habrían excluido de ese tratamiento.
“Es importante comprender que todos los fármacos neuro-protectores, que deberían proteger al cerebro de daños causados por la falta de oxígeno, han fracasado. Es una situación muy desafortunada, pero esa es parte de la razón por la que creo firmemente en este fármaco”, dice, refiriéndose al THR-18.
Después de exitosos test de toxicidad de Fase I Thrombotech se está embarcando en la próxima etapa de ensayos clínicos para cumplir con los requisitos de la FDA estadounidense. Ya se están reclutando participantes para la Fase IIa de pruebas clínicas en Israel, Europa y EEUU.
Si todo transcurre según las expectativas de la compañía un nuevo tratamiento para hacer que la tPA funcione mejor podría estar en el mercado ya hacia 2017.
Los principales accionistas de Thrombotech incluyen a Clal Biotechnology Industries, Ofer Hi-Tech y Hadasit Bio-Holdings. La compañía también está estudiando otras indicaciones para su terapia, que podría incluir el tratamiento de coágulos causados por eventos cardiovasculares y alta presión sanguínea.
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