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La grieta sunita – chiita y su relación con Israel


Dore Gold

Jerusalem Center for Public Affairs

8 de mayo de 2012

Queda ahora claro como el sol que el eje principal del conflicto en el Medio Oriente no es el conflicto israelí-árabe sino el que se vive dentro del propio Islam entre sunitas y chiitas. Esa batalla se ubica detrás del telón del derramamiento de sangre en Siria entre el régimen alauita, apoyado por Irán y la mayoría sunita entre los habitantes de Siria, apoyada por Arabia Saudita y Qatar. La batalla sunita-chiita nutrió las guerras internas en Líbano durante largos años al final de las cuales, ganaron los chiitas por medio de sus representantes, la organización Hezbollah. La batalla chiita-sunita se posiciona detrás de los levantamientos en Bahréin contra el gobierno sunita y es la fuente de parte importante de la guerra civil de Yemen, donde los chiitas premeditadamente luchan contra la conducción sunita.

Actualmente, parece que los intereses de Israel se acercan a los de los sunitas, en especial dado que Irán es el factor de empuje de los chiitas a posiciones de fuerza. Pero ¿Será correcto definir así los intereses de Israel en el largo plazo?  Un ex funcionario norteamericano, con  gran conocimiento sobre Irán, recuerda a sus lectores los estereotipos existentes en la institución de seguridad norteamericana con respecto al quiebre entre sunitas y chiitas. Cita una fuente del Pentágono diciendo en los años ochenta que los chiitas son “monstruos deseosos de sangre, come-niños”.  Esos prejuicios tuvieron expresión en un contexto político específico. Al mismo tiempo Estados Unidos designó a gente de Muyahidín en Afganistán y a sus aliados sunitas extremistas que lucharon sin pausa en el ejército soviético al momento en que los chiitas en Líbano atacaban, en cualquier oportunidad,  las fuerzas de la Marina en Beirut.

Israel cuenta con sus propias versiones para las mismas teorías. Una concepción popular entre los expertos en seguridad de los años ochenta  suponía que justamente los chiitas (y no los sunitas)  son los que perpetran atentados suicidas. Pero el ascenso de los movimientos Hamas y Al Qaeda sunita demostró, por encima de cualquier duda, en especial tras los atentados del 11de septiembre, hasta cuánto esos estereotipos no eran simples.

El quiebre original entre sunitas y chiitas surgió en el siglo VII  alrededor de la pregunta sobre el continuador de Mahoma. Los sunitas creían en la tradición tribal según la cual los sabios de la comunidad eligen, entre ellos, al líder más honorable como califa de la comunidad musulmana. Los chiitas eligieron a Alí y coronaron a sus descendientes como imam bajo la concepción que quien siga el camino de Mahoma  debe provenir de la familia. La palabra chiita es parecida, desde el punto de vista de la lengua hebrea a la palabra “fracción” y los chiitas son conocidos como “Fracción de Alí”.

Las luchas por la herencia alrededor del continuador de Mahoma desembocaron, más tarde, en diferencias teológicas con derivaciones militares-estratégicas cuando sunitas y chiitas gobernaron las potencias islámicas rivales. La batalla chiita-sunita llegó a nuevos récord con la fundación del reino chiita en el año 1501, cuando el Islam chiita se transformó en religión oficial de Persia bajo el Shah Ismail. El reinado chiita luchó contra el Imperio Otomano sunita y hasta el día de hoy  los musulmanes sunitas sostienen que el motivo del fracaso otomano – para estallar las puertas de Viena y conquistar  así toda Europa-  fue que los chiitas les clavaron a los otomanos un cuchillo por la  espalda.  En ese período, los judíos del  Irán chiita sufrieron mucho más que los que vivían bajo los sunitas, donde los otomanos recibieron con bendiciones  a los refugiados judíos que padecían en ese momento del azote de la Inquisición en España.

En contrario de ellos, la institucionalidad chiita de Irán comenzó a desarrollar una idea extraña a la creencia sunita según la cual los judíos son fuente de impureza. Por ejemplo, si un judío tocaba una fruta en el mercado de Teherán, un musulmán chiita no podía comer las frutas por ello. Otro ejemplo sobre los judíos a los que se les prohibía salir de sus casas en la lluvia por temor a que las gotas que caen del judío  sean impuras para los musulmanes. El Shah Abbas (1586-1628), dictó que los judíos debían islamizarse o ser sentenciados a pena de muerte aunque, luego, alivió esos dictados. En el año 1839 los judíos debieron enfrentar la elección de islamizarse o morir y muchos tomaron para sí el Islam hacia el exterior, mientras guardaban su judaísmo en secreto.

¿Cómo es la situación hoy? Con el ascenso del Ayatola Khomenei al gobierno volvió a ser popular la tendencia anti-judía. En el libro “Gobierno Islámico” escribió Khomenei: “Debemos protestar y hacer saber a la gente que los judíos y sus seguidores extranjeros se oponen a las bases del islam y quieren conformar un gobierno judío en todo el mundo”. Considerando su posición con respecto al pueblo judío no sorprende que en 1979 llamara a Israel “Tumor canceroso del Medio Oriente”, agregando: “Sobre todo musulmán se impone el compromiso de preparase para la guerra contra Israel”. El Ayatola y otros se refirieron a Israel como un tumor canceroso o un germen, lo que recuerda por supuesto a la definición de los judíos como impuros. Hombres religiosos extremistas de Irán, responsables del adoctrinamiento de la Guardia Revolucionaria, explican que los judíos son el origen de la corrupción en el mundo. Otra personalidad de la Guardia Revolucionaria, el Ayatola Noori  Hamdani, dijo que se debe derrotar a los judíos para abonar el terreno a la llegada del Imam desaparecido.

¿Es posible que esa doctrina iraní convierta al islam chiita en un problema central de Israel que, por su naturaleza, prefiere a la parte sunita? En los días anteriores a la creación del Estado, los chiitas ayudaron en el sur de Líbano a las localidades del norte y, en los primeros años 80, lucharon contra la OLP junto a Israel, antes del ascenso de Hezbollah.

El líder de los chiitas en Irak, el Ayatola Ali  al- Sistani rechaza el extremismo iraní y en su sitio de internet escribe que los judíos y los cristianos son puros. Más aún, la ideología de Los Hermanos Musulmanes nutre, constantemente,  las tendencias anti-israelíes entre los sunitas.

Con la llegada de la “Primavera Árabe” esas tendencias se extienden con falta de tolerancia de los movimientos salafistas hacia todo aquel que no sea parte del Islam.

El Estado de Israel debe cuidar sus intereses vitales en el Medio Oriente pero no dejarse empujar hacia el interior de la batalla sunita-chiita, basándose en estereotipos injustificados de un lado u otro en la batalla mencionada.

Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs

CIDIPAL

 
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