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| lunes diciembre 23, 2024

OTAN: Turquía contra Israel


Presidente Aznar, Embajador John Bolton, Robert Agostinelli, Presidente Alejandro Toledo, Lord David Trimble, Lord Weidenfeld, Fiamma Nirestein, Marcelo Pera, William Shawcross, Andrew Roberts y Carlos Bustelo

 

Iniciativa Amigos de Israel

http://www.friendsofisraelinitiative.org/article.php?c=96

La Alianza Atlántica se dispone a celebrar en Chicago su 63 aniversario con una cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, los próximos días 20 y 21 de mayo. La OTAN ha sido en su esencia una organización que defendió la libertad y el orden liberal frente al asalto del comunismo durante los años de la Guerra Fría. Con la desaparición de la URSS, la OTAN puso su empeño en exportar la estabilidad en su entorno cercano, como en los Balcanes donde por primera vez desarrolló misiones de combate para forzar la paz entre los contendientes de la guerra civil que conllevó el desmembramiento de la antigua república de Yugoslavia.

En aras a servir de motor de la estabilidad, la OTAN también puso en marcha una serie de diálogos orientados a acercar a los postulados políticos, económicos y de seguridad de los aliados a sus vecinos. Tanto en el Este de Europa como en el Mediterráneo. Precisamente en este punto es donde entra en escena Israel.

De hecho, en los últimos años la OTAN e Israel han intensificado su colaboración técnica y han formalizado la relación con un acuerdo de cooperación bilateral. Se han intercambiado oficiales y se han diseñado ejercicios en los que unidades israelíes eran invitadas a participar. Y es que es un hecho indiscutible que desde el punto de vista técnico-militar, ambas partes tienen mucho que beneficiarse mutuamente.  Por poner un solo ejemplo, muchas tropas de los miembros de la OTAN que acaban desplegadas en Afganistán pasan por un curso de preparación en contrainsurgencia en suelo israelí.

Sin embargo, esta creciente y positiva relación no ha podido romper con el tradicional cinismo conque muchos de los aliados tratan al Estado de Israel. Por ejemplo, se ha negado la posibilidad de avanzar más rápido en la relación bilateral para no incomodar a los países norafricanos que también participan del llamado diálogo Mediterráneo. Aún peor, los aliados occidentales se han dejado secuestrar por la creciente postura anti-israelí del único miembro de la OTAN no occidental: Turquía. El gobierno islamista de Ankara siempre se opuso a que la OTAN profundizara su relación con Israel, paralizó el desarrollo de maniobras navales con buques israelíes y acaba de vetar la presencia de Israel en la próxima cumbre de Chicago sobre la base de que aún no a recibido disculpas oficiales de parte de Israel por el asalto al Mavi Marmara.

Como se recordará, el Mavi Marmara era una de las naves que formaban la mal denominada «Flotilla de la Libertad» cuyo objetivo era romper el bloqueo sobre las costas de Gaza y que por eso tuvo que ser interceptada por comandos de la IDF que fueron recibidos violentamente y que tuvieron que defender sus propias vidas. Aquella acción se saldó con ocho muertos.

Que Turquía explote aquel incidente entra dentro de la lógica de su política exterior llevada a cabo por Erdogan, cuya ambición no es sino convertirse en una potencia regional determinante en el Levante y el mundo árabe. Menos lógico fue que sus aliados de la OTAN no recriminaran que el gobierno turco alimentase  y apoyase que activistas radiales asaltaran a un vecino como Israel con el que la OTAN no solo estaba en buenos términos, sino con el que se estaba planteando una más estrecha relación. Claramente el comportamiento de Ankara, incitando a la violencia contra Israel, no era lo que se podía esperar de un fiel y leal aliado.

El actual veto de Turquía a la presencia de Israel en la cumbre de Chicago no sólo es condenable sino que llena de bochorno al resto de aliados y a la OTAN. Primero porque como las investigaciones de la ONU han mostrado, Israel actuó correctamente en defensa propia por lo que asumir colectivamente la postura del gobierno islamista de Turquía va en contra de toda lógica. En segundo lugar,  y mucho más importante, porque Israel es, en el actual contexto estratégico, un asset de alto valor para la OTAN y la seguridad de sus miembros.

Considérese, por ejemplo, que toda la periferia sur de la OTAN se encuentra sacudida por la inestabilidad producto de los cambios acaecidos con la llamada «primavera árabe». De Marruecos a Yemen hay una ola islamista que gana posiciones cuando no una violencia abierta, como en Libia y Siria. Israel es la única isla de estabilidad en ese mar de cambios y riesgos, la única democracia con la que sostener un diálogo estratégico que beneficie a los intereses de seguridad de los aliados.

Igualmente ocurre con la amenaza de Irán que afecta por igual a Israel que a las naciones  occidentales. Se puede decir con rotundidad que lo único que se interpone entre nosotros y la bomba iraní es Israel que, con constancia y paciencia, ha hecho ver al mundo, los peligros del régimen iraní y ha motivado que se adopten las medidas necesarias para disuadir a los ayatollahs de que se hagan con la bomba atómica.

Si la Alianza Atlántica fuera seria en realidad, e hiciera honor a su retórica de organización en pro de la democracia, la libertad y la dignidad de la persona con la que siempre decora sus decisiones y acciones, no podría alberga dudas: hay que apostar por Israel, parte integral del mundo occidental aunque se encuentre enclavado geográficamente en Oriente Medio y debería rechazar el veto de Turquía, una nación que de manos de sus actuales dirigentes es cada vez menos aliada y más un problema.

 
Att. Iniciativa Amigos de Israel
Difusion: www.porisrael.org
 

 
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