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| viernes noviembre 22, 2024

Lamentaciones por el muro y el templo


Nuevo intento palestino de deslegitimar el derecho del Pueblo Judío sobre sus lugares sagrados «nihil novi sub sole»

Lic. Samuel Leillen

Publicado en «SEMANARIO HEBREO», Uruguay, 16.12.10

No hay fronteras para los intentos de deslegitimación de la presencia judía en Palestina. Y esto no ha comenzado con la soberanía israelí proclamada en 1948. Ahora se trata del lugar más venerado por el judaísmo, ubicado en el barrio judío de la antigua ciudadela amurallada de Jerusalén.

Recientemente, un destacado funcionario de la Autoridad Palestina (AP) sostuvo, en un informe de cinco páginas, que el Muro de los Lamentos, Muro Occidental o Kótel (en hebreo), no tiene significado alguno para el pueblo judío, dado que. «los judíos no veneraron el Muro de los Lamentos en ningún momento previo a la Declaración Balfour de 1917», por la cual el Reino Unido se declaraba favorable a la creación de un hogar nacional judío en la Palestina bajo su mandato. Por lo tanto, «no existe ninguna santidad del Muro de los Lamentos en el Judaísmo» y de hecho, «el lugar es un santuario musulmán».

Inmediatamente, EE.UU. condenó fuertemente ese informe y los rechazó «como incorrecto en base a los hechos, insensible y altamente provocador», señaló el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, agregando que «EE.UU. considera que este tipo de declaraciones perjudican los esfuerzos del presidente Obama por reavivar las negociaciones directas entre israelíes y palestinos, estancadas desde finales de noviembre».

EL MONTE DEL TEMPLO

El Kótel es parte del paredón occidental del Monte del Templo. El Monte del Templo, denominado Harem al Sharif (el Ilustre Santo Lugar) por los musulmanes, es un área de la Ciudad Vieja de Jerusalén, rodeado por una muralla que demarca y sostiene una plataforma de aproximadamente 485 m. (lado occidental) por 315 metros (lado norte). El lugar es consagrado tanto por los judíos como por los musulmanes, si bien durante el período del Reino Cruzado de Jerusalén, en el siglo XI, funcionaba allí el cuartel general de la Orden Militar de los Templarios, con la Iglesia Templum Domini (que reemplazó a la Mezquita de la Cúpula de Oro) y las dependencias de residencia, establos y depósitos (utilizando la Mezquita El Aksa).

¿Por qué es sagrado para los judíos? Varias razones: aquí estaba el Templo de Jerusalén – de allí el nombre; aquí Abraham estuvo dispuesto a ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac en señal de sumisión a la voluntad celestial; aquí está la «Piedra Original» del mundo y centro del Paraíso bíblico; aquí posa eternamente la Gloria Divina (Shjiná).

A pesar de ser el lugar más santificado por los judíos, ellos tienen prohibido el acceso por el «temor de pisar el lugar del Sancta Sanctorum» al cual tenía acceso solamente el Supremo Sacerdote en los rituales del Día del Perdón. Esta milenaria prohibición, fue confirmada por una declaración firmada por cientos de rabinos inmediatamente después de la Guerra de los Seis Días en 1967 e incorporada por el Supremo Rabinato de Israel como disposición vigente hasta nuestros días.

¿Por qué es sagrado para los musulmanes? El Islam considera que el Profeta Mahoma recibió el Corán, según verbo de Alá y de manos del arcángel Gabriel, en una visita que hizo al lugar sobre un caballo volador (Corán, Sura XVII «El viaje nocturno»). Las mezquitas indican el trayecto: por la Mezquita de la Cúpula de Oro (en el lugar donde estaba el Templo de Salomón) Mahoma subió al cielo, y en el área de la Mezquita El Aqsa, un poco más al sur, descendió. Es el tercero en importancia después de las ciudades sauditas de Meca, lugar de nacimiento de Mahoma, y Medina, centro de su poder. Adosado al Monte, está El Burak, el lugar donde Mahoma amarró a su caballo: algunos dicen en la parte interior, otros dicen en la parte sur, otros dicen que en el Muro de los Lamentos.

SOBERANÍA Y ADMINISTRACIÓN

Para evitar el estallido de un conflicto religioso, Moshé Dayán propuso en 1967, al pasar toda Jerusalén a la soberanía israelí, dejar la explanada de las Mezquitas bajo la administración del Wakff, y derivar los temas de seguridad a la Policía de Israel. El Gobierno de Unidad Nacional de entonces, izquierda y derecha juntos, aprobaron el criterio.

El Wakff es el Sistema Patrimonial Musulmán, la administración musulmana de los lugares que pertenecen a la «nación islámica», en el más amplio sentido de la palabra.

Variados sectores judíos no aceptaron ni la prohibición religiosa ni la limitación política, insistiendo que en los marcos de la libertad de cultos que Israel otorga y protege, se debe permitir también que los judíos puedan rezar sobre el Monte Sagrado. Intentos por la fuerza, peticiones ante tribunales, manifestaciones públicas, apelaciones a la Suprema Corte de Justicia, no lograron modificar la política oficial y la Policía israelí actuó en decenas de eventos con energía y determinación, evitando que los judíos organicen rezos, individuales o colectivos, sobre la explanada.

Si es así, ¿Cuál es la situación del Muro de los Lamentos? Recordemos que el Kótel es parte de la muralla occidental que sostiene la explanada de las Mezquitas. Por lo tanto, el Wakff  insiste que es parte del Monte del Templo, y por lo tanto está bajo su jurisdicción.

En 1996, cuando se habilitó al público el acceso al túnel que bordea el Kótel, la reacción musulmana fue violentísima, Arafat lo calificó una transgresión a los sagrados derechos islámicos, por considerarlo el lugar de El-Burak. Pero he aquí las grandes confusiones: incluso si la leyenda habla del muro occidental de la Mezquita El Aksa, el Kótel no es parte de esta mezquita: ya señalamos que es el muro occidental de la plataforma sobre la cuál están las dos mezquitas…

REFRESCANDO LA MEMORIA

El Kótel existía ya 635 años antes que fuera construída la Mezquita El Aqsa, inaugurada en el año 705 D.C. (después de la muerte de Mahoma en el 632….). Desde el siglo XII se permitió allí el rito judío, convirtiéndose en el segundo lugar en importancia para la santificación judía, después del Monte del Templo. En el siglo XVI, al establecerse el Imperio Otomano, el Sultán turco Suleimán el Magnífico ordenó diseñar en forma apropiada el lugar para el rezo de los judíos y formalizó el derecho de los judíos de elevar allí sus plegarias.

Hasta el siglo XI se discutió en el Islam donde fue el lugar en el que fue atado el caballo de Mahoma, El Burak. Algunos sostenían que Mahoma debía haber entrado por el portón oriental, el Portón de la Misericordia, reservado para el acceso del Mesías (por donde Jesús había entrado al Monte del Templo). Otros alegaban que fue desde la parte sur, que linda con la Mezquita El Aqsa y que era el lado de acceso en la época que el Templo existía a principios de la era cristiana (los Portones Hulda). Hasta entonces, nadie elevó la idea que fuera el Kotel el lado de acceso de Mahoma al Harem el Shariff (y dejemos de lado por un momento la versión de los historiadores que insisten que Mahoma jamás estuvo en Jerusalén…).

En el siglo XVII se localizó el mitológico lugar de la atadura del caballo sobre el paredón sur, a unos 100 metros de distancia de lo que hoy conocemos como el Muro de los Lamentos. Se supone que recién a fines del siglo XIX se empezó a identificar el lugar de El Burak con el Kótel de los judíos. En esa época los judíos comenzaron a colocar en el lugar mesas, sillas, armarios con ejemplares de la Toráh, encargaron la reparación de los pisos e intentaron comprarle el espacio al Wakff.

Los musulmanes se opusieron, recurrieron al Sultán y éste reglamentó la prohibición: a partir de entonces determinaron los musulmanes que tanto la entrada de Mahoma al Monte como el lugar de la atadura del caballo fueron en el Kótel, junto a la puerta descubierta en 1848 por el misionero James Thomas Berkeley y que lleva su nombre, que conduce a unas escaleras que permiten el acceso a la explanada de las mezquitas.

SANTIDAD EXCLUSIVAMENTE JUDÍA

Durante el Mandato inglés (1920-1948), los judíos renovaron sus intentos de adquirir el Monte de los Lamentos. Esto provocó la reacción de los musulmanes que lo interpretaron como un primer paso para apoderarse de todo el Monte y construir el Tercer Templo Judío, reemplazando a las dos mezquitas. Iniciaron una violenta campaña internacional e intensificaron la construcción de casas apoyadas sobre el Kótel para deslegitimar su santidad.

En todos los períodos de su dominio sobre Jerusalén (638-1099, hasta la llegada de los Cruzados; 1187-1917, hasta la llegada de los ingleses; 1948-1967, hasta la reunificación de la ciudad por los israelíes), los musulmanes jamás rezaron junto al Kótel, si bien construyeron una mezquita en su extremo sur. Tampoco lo incluyeron en las guías de turismo que publicaron en 1914, 1965 y 1990.

Sin embargo, los ingleses establecieron que el Kótel es sagrado tanto para judíos como para musulmanes, y establecieron en 1929 una Comisión Investigadora Internacional bajo el patrocinio de la Liga de las Naciones, ante la cual los musulmanes elevaron tres razones para demostrar que el lugar es santo para el Islam: a) es parte de los bienes del Wakff; b) es el lugar de El-Burak; c) es parte de la explanada de las mezquitas, lugar santo para el Islam.

La Comisión rechazó el primer argumento, diferenciando propiedad del Wakff de carácter sagrado, destinada al culto, como una mezquita – de propiedad que no es santa a pesar que sus beneficios o alquileres se utilizan para obras de beneficencia o mantenimiento del culto. La Comisión señaló que tal vez el lugar de El Burak es más al sur y que tampoco por allí se entra a la Mezquita El Aqsa. Por lo tanto, la Comisión estableció que el Kótel no es ni fue nunca lugar santificado para el Islam y que el lugar es santo sólo para los judíos.

Pero también determinó la Comisión que la propiedad del lugar es del Wakff y éste la debe administrar según lo establecido por el Gobierno Mandatario en el Libro Blanco de 1928 y las reglamentaciones que se establezcan posteriormente. Estas recomendaciones se convirtieron en ley por edicto real de 1931.

OPINIONES ENCONTRADAS

En julio de 1996 el Prof. Abdul Haddi Falachi, experto en Historia de las Religiones e Imám de la comunidad musulmana de Italia, señaló que los musulmanes no atribuyen santidad al espacio entre las dos mezquitas, y la prueba está que por allí transitan calzados, suelen fumar, a veces juegan a la pelota e incluso hacen algún picnic. Si es así entre las mequitas, con más razón aún los muros que rodean la explanada de las mezquitas, y parte de ellos son el Muro de los Lamentos.

De todas maneras, la tradición, la política, las creencias, las leyendas, las sensibilidades, los conflictos, determinaron una división de facto entre el Monte, bajo administración musulmana, y el Kótel, convertido en exclusivo sitio religioso y símbolo nacional de los judíos.

La legislación israelí ratificó esta situación de exclusividad religiosa judía: las adyacencias al Kótel, inclusive toda construcción y todo pasillo subterráneo o superior que la entrada a ellos sea por la explanada del Kótel, son lugares sagrados judíos. Según este texto, también el túnel que bordea la parte exterior de la muralla occidental, y pasa por debajo de las casas del barrio musulmán, es lugar santo judío. Todos ellos están bajo la jurisdicción del Supremo Rabinato de Israel.

Pero hubo mucho esmero en no «confiscar» el Kótel. Por un lado, al hacerlo sería como determinar que los judíos no están interesados en el Monte del Templo. Por el otro lado, podría provocar reacciones indeseables e innecesarias. Por lo tanto, se prefirió mantener el status quo existente.

A MANERA DE LLAMADO DE ATENCIÓN

¿Cuáles serán los próximos tópicos en la permanente campaña por deslegitimar lo judío en esta parte del mundo? ¿Y qué pasará con los Santos Lugares del cristianismo?

Simplemente como ejemplo de muchos, recordemos que en el año 1490 un Consejo Religioso Musulmán determinó que la Abadía de la Dormición, sitio que marca el lugar donde la Virgen María cayó en su «sueño eterno», sobre el Monte Sión, está en un lugar que «desde siempre» fue mezquita, «Nebbi Daud», donde se resolvió venerar la memoria del Rey David. Cristianos y judíos tenían vedado el acceso al lugar.

Realmente, «no hay nada nuevo bajo el sol».

Lic. Samuel Leillen – 5.12.2010

 
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