José Luis Piczenik
Algunos analistas internacionales afirman que estamos ante una nueva era histórica. El final de una civilización y el inicio de una nueva concepción de sociedad mundial marcan el punto de inflexión de un nuevo periodo. La afirmación como tal, no tiene un justificativo científico. Es parte de un debate de ideas pero difícilmente quien es contemporáneo de la vivencia pueda visualizar la modificación con objetividad. Si parece mas “históricamente correcto” asegurar que existen cambios sustanciales en nuestros días.
¡ El mundo ha cambiado ¡ Parece ser un aserto reiterado en los tiempos que corren,en especial por aquellos que transitan la primavera de su existencia.No hay nada cierto,lo cierto es la variación…..John Kenneth Galbraith coincide en materia económica en su obra “La era de la incertidumbre” con lo expuesto por el sociólogo polaco Zygmunt Baumman en “Vida Liquida”,ambos destacan la mutación permanente y el ritmo vertiginoso de las sociedades actuales.
La evolución tecnológica emerge avasallante y empequeñece las otroras revoluciones industriales de los siglos XVIII y XX. El uso de esta herramienta acorta distancias y conceptos en aras de una globalización mundial.Nuevas formas energéticas fluyen dejando atrás patrones de producción indiscutidos en décadas pasadas.La economía se muestra como un esquema mecánico de funcionamiento, en el que un país vive volatilidades en sus balanzas comerciales hoy deficitarias y mañana superavitarias traspasando las consecuencias nacionales e impactando en la vida de la región y el planeta.
El aumento de grandes poblaciones sumergidas y carentes de alfabetización con nuevas concepciones laborales lleva a un materialismo ciego y un frenesí consumista que se transforma en el objetivo central de sus habitantes. La mega producción asiática y sus efectos en la pérdida de fuentes de trabajo en los países industrializados motiva una incertidumbre laboral que modifica el pensamiento de la humanidad. Hoy soy, mañana dejo de serlo, parece ser la constante funcional de la actualidad..
¿Cómo afectan estos fenómenos a sus protagonistas, los seres humanos? Pues bien: la mutación no solo se da en la esfera material del individuo, también abarca el sentir y pensar.Esto se manifiesta en la perdida de los vínculos afectivos, la aceptación de familias monoparentales, escasez de desarrollo emocional y desvalorización de los saberes humanistas y filosóficos que según opinan algunos son de siglos pasados, sin reparar que son basamento de la moral universal, tan deprimida en los tiempos que corren.
En este contexto,el experto en demografía judía Sergio Della Pergola responde a algunos cuestionamientos que le realizara el prestigioso periódico español “La Vanguardia”. A la pregunta “¿Quién es judío hoy ?” La respuesta no deja de ser impactante: “Es judío quien se reconoce como tal”. Queda claro pues, que la condición étnica o religiosa emerge del propio definido y como tal es subjetivo. Aquí también se ha dado un cambio pasando a ser un concepto secular o humanista, del religioso que regia tiempo atrás. Durante siglos la condición era definida por los no judíos, en muchos casos por los propios opositores al judaísmo que caricaturizaban y rotulaban la cuestión creando un prototipo en la opinión mundial. En muchos casos nuestros antepasados aceptaban tal definición y esta se transformaba en un postulado sin discusión en los textos y las mentes del pasado.
Hoy, gracias al cambio, es un sentimiento propio del judío que se traduce en distintas formas de accionar. Es tan parte de la comunidad hebrea mundial quien se siente parcial de un club deportivo judío de San Pablo, como el que disfruta con la gastronomía ashkenazi de Nueva York, pasando por el que lamenta un atentado terrorista en Paris o el mas “reconocido” que ora y viste con atuendos típicos en un templo de la ciudad de Buenos Aires. Claro que todos deben agregar un ingrediente básico: el auto reconocimiento.
Afirma con éxito, Della Pergola, que mientras la globalización económica es impersonal, difusa, anónima, la identificación a un grupo o comunidad se vuelve necesidad en el mundo actual. La situación sociológica encuentra eco en los estudios demográficos. Pasamos de ser un pueblo sumamente prolífico a no superar los quince millones de almas. La asimilación, las persecuciones y los genocidios hicieron su tarea.”Cada vez somos menos y mas viejos” afirma el sociólogo italiano, con un dejo de preocupación y duda: la tasa de crecimiento comunitario tiene desde hace décadas números rojos, incluso estos guarismos se dan en el propio Estado de Israel donde la tasa de población árabe casi duplica la de la población judía y la tasa de población no judia supera ampliamente a la judia.
Durante siglos el concepto de la Tora (Deuteronomio 7:1-5) “hijo de vientre judío” o “converso bajo severas normas halajicas” fue considerado el elemento identificador del nacimiento de un ser. El judaísmo no busco nunca un aumento de sus feligreses a través del proselitismo.Quien se acercaba a la doctrina y esencia mosaica podía formar parte de su pueblo, pero debía conoce las Leyes de la Tora. La conversión es un rito que se lleva a cabo en una corte rabínica de tres jueces, previos estudios de religión y bajo la absoluta convicción de querer serlo. Perder la condición de judío no se prevee en los textos religiosos, aunque si la expulsión y rechazo de la comunidad por un mal accionar.
No es justo pensar que en un mundo dinámico, las concepciones y valoraciones étnicas deban quedarse inmóviles. El judaísmo no solo ha sido parte de la humanidad sino que ha tenido el privilegio de marcar etapas y aportar a la civilización, grandes obras y hombres que fijaron la ética y la moral universal. Resulta inimaginable evocar el pasado sin la cultura hebrea.
La evolución de los tiempos nos lleva a concluir la definición de Della Pergola.Hoy es el interior del individuo el que marca su caracterización y su pertenencia.
Esa pauta podrá ser el deseo,el sentimiento,el afecto,la emoción o lo que el individuo considere,lo que si resulta convincente es que ya no nos definen los otros sino que el principio normativo lo establecemos nosotros mismos.Soy judío porque lo siento así, guste a quien guste.
Vale entonces la reflexión, de quien será considerado judío en el Siglo XXII, el que nazca de antepasados judíos, el que se convierta, el que quiera serlo o el que la mayoria lo considere como tal. El futuro tiene la respuesta. Nosotros solo la reflexión.
Semanario Hebreo.
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