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Receta para la Guerra: Retirada Unilateral de la Margen Occidental


Khaled Abu Toameh

8 de junio de 2012

Al igual que antes, las posibilidades de Hamas de hacerse cargo de la Margen Occidental son altas, después del fracaso de Fatah, la facción gobernante de Abbas, para poner en práctica significativas reformas o combatir la rampante corrupción.

 

El Ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak cree que Israel debería considerar una retirada unilateral de la Margen Occidental, si las negociaciones con la Autoridad Palestina no dan resultados.

Bajo las actuales circunstancias, tal medida daría lugar a la creación de otra entidad radical islámica palestina, esta vez en las partes de la Margen Occidental que serían entregadas a Mahmoud Abbas y Salam Fayyad.

Cualquier tierra que se entregue a la Autoridad Palestina acabaría en manos de Hamas.

En el verano de 2005, Israel se retiró de la Franja de Gaza, entregándosela a Abbas y a sus poderosas fuerzas de seguridad de 40.000 miembros, dominadas por Fatah.

Unos meses más tarde, gracias a unas libres y justas elecciones parlamentarias, que se celebraron a petición de EE.UU. y algunos países de la UE, Hamas llegó al poder.

Una de las razones principales por las que Hamas obtuvo una victoria en esa elección, se debió a que se atribuyó el crédito por sacar a Israel de la Franja de Gaza, mediante cohetes y atentados suicidas.

Un año más tarde, en el verano de 2007, necesitó menos de 10.000 milicianos de Hamas para derrotar a las fuerzas de seguridad de Abbas y derribar todo el régimen de la Autoridad Palestina en la Franja de Gaza.

El gobierno de Hamas en la Franja de Gaza, desde entonces, ha traído más sufrimiento y derramamiento de sangre, tanto para los israelíes como para los palestinos.

Una vez que Israel lleve a cabo una retirada unilateral, es probable que el mismo escenario se repita en la Margen Occidental.

Aunque Hamas no tiene una fuerte presencia militar en la Margen Occidental, el movimiento parece gozar de mucha popularidad entre los palestinos.

La así llamada Primavera Árabe, que ha visto el ascenso de los islamistas al poder en varios países árabes, ha envalentonado a Hamas y otros grupos radicales palestinos, como la Jihad Islámica.

Estos grupos han logrado atraer a muchos seguidores, ofreciéndose como la mejor alternativa a las corruptas dictaduras seculares del mundo árabe, respaldadas por occidente.

Al igual que antes, las posibilidades de Hamas de hacerse cargo de la Margen Occidental son altas, después del fracaso de Fatah, la facción gobernante de Abbas, para poner en práctica significativas reformas o combatir la rampante corrupción.

Fatah perdió las elecciones parlamentarias de 2006, principalmente, debido al involucramiento de sus líderes en la malversación de fondos públicos. Desde entonces, Fatah no ha extraído las conclusiones de su derrota y, ni siquiera, ha sido capaz de formar una nueva lista de candidatos capaces que podrían atraer a los votantes palestinos.

Los mismos hombres de Fatah que perdieron la votación continúan, de hecho, llevando la batuta en Ramallah – como si nunca hubieran perdido.

Incluso si los islamistas no toman el poder en la Margen Occidental después de la retirada unilateral israelí, es casi seguro que la Autoridad Palestina no sería capaz de impedir que las bandas y los clanes locales tomen el poder.

El caso de Jenin, una ciudad en la Margen Occidental, es un buen ejemplo de la debilidad de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, especialmente en lo que respecta a la imposición de la ley y el orden: Los funcionarios de la Autoridad Palestina han admitido que Jenin ha estado controlada, en los últimos dos años, por milicianos de Fatah y matones que trabajaban junto con muchos altos oficiales de seguridad palestinos, imponiendo un régimen de terror e intimidación sobre los residentes de la ciudad.

Una retirada unilateral de la Margen Occidental podría significar que las ciudades palestinas como Ramallah, Nablus, Jenin, Belén y Hebrón, caerían en las manos de Hamas o bien en las de las bandas armadas de Fatah.

Abbas y Fayyad no serían capaces de hacer mucho para evitar un retorno a las escenas de anarquía y caos que, alguna vez, prevalecían en la calle palestina.

El caos y la violencia, dentro de las ciudades palestinas, se extenderían también hacia Israel, obligándolo a lanzar otra operación del tipo «Muro Defensivo», como la de 2002, para despejar el área de bandas armadas.

Antes de retirarse de cualquier área, Israel necesita asegurarse de que los que estarán a cargo no huyan, entregando los territorios a Hamas o a otras bandas locales. Bajo las actuales circunstancias, una retirada unilateral e incondicional sólo sería una receta para más violencia, derramamiento de sangre y represión.
 

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

 
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