Hay una apropiada respuesta moral y jurídica a la intolerancia de Walker. El editor que había solicitado permiso para publicar el libro de Walker en hebreo, simplemente, debería seguir adelante y hacerlo sin su permiso y por encima de su objeción. Walker podría entonces demandar por infracción a la ley de derechos de autor, y la cuestión se plantearía de lleno en si las leyes de derechos de autor, que están diseñadas para fomentar la promoción de la literatura, pueden utilizarse para censurar escritos y para evitar que ciertas personas tengan acceso a los mismos, en base al lenguaje en el que leen.
Las leyes de la mayoría de los países occidentales prohíben la discriminación por motivos de raza, religión y origen nacional. Walker es culpable de violar tanto el espíritu como la letra de estas leyes. No se debería permitir que las leyes de derecho de autor se utilicen al servicio de la intolerancia y la censura. Pero incluso si fuera lícito que Walker evitara que los hebreo parlantes lean su libro, el hacerlo sería inmoral, y el editor también podría considerar realizar un acto de desobediencia civil, como Walker misma lo ha hecho. Walker participó en los esfuerzos ilegales para romper el totalmente lícito bloqueo militar israelí de la Franja de Gaza – un bloqueo diseñado para impedir que Hamas y otros grupos terroristas lleven armas a Gaza que se usan contra la población civil israelí. Al hacerlo, ha prestado apoyo material al terrorismo, en violación de la ley de Estados Unidos y otros países. Su intolerancia contra el estado judío y su apoyo a los terroristas no conoce límites. Ahora, incluso, está dispuesta a imponer la censura de sus propios escritos, como una herramienta de apoyo al terrorismo.
No debería permitírsele que se salga con la suya, con tal intolerancia. Tampoco sus acciones deben ser vistas como moralmente elevadas.
Las leyes de derecho de autor no fueron, ciertamente, diseñadas para alentar o permitir incluso la censura selectiva, basada en el origen nacional o la religión. Estoy seguro de que tribunales razonables sentenciarían en contra de Walker, si tratara de demandar a una editorial que se negó a seguirla en su censura intolerante. La inacción frente a la intolerancia es inaceptable. La intolerancia de Alice Walker debería ser respondida volviendo contra ella su propia arma: la palabra escrita. Sus escritos deberían publicarse en hebreo, le guste o no, y las regalías deberían aportarse a la NAACP y otras organizaciones de derechos civiles que entienden el verdadero significado de la lucha contra la intolerancia y el apartheid real.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.