Avital Indig Motzash
De YNetNews
Israelíes religiosos están regresando a la “Gran Naranja”.
Desde el tiempo en que Tel Aviv fue fundada ha sido hogar de residentes religiosos que comprendían una parte integral de la primera ciudad hebrea. La primera legislación municipal incluso prohibía el tránsito de carros por la Calle Herzl los Sábados y era ilegal regar el jardín en el día de descanso.
Desde entonces la comunidad religiosa de Tel Aviv ha experimentado sus altas y bajas. Cuando la ciudad comenzó a “secularizarse” en el decenio de 1970 y los precios empezaron a subir, los residentes religiosos comenzaron a irse de la ciudad prácticamente en masa. Los que podían permitirse quedarse se mudaron principalmente a los barrios de Bavli y Nahalal Yitzhak.
El profundo impacto que tuvo la retirada de Gaza en 2005 sobre el sector nacional-religioso, y la toma de consciencia de lo importante que era mantener un diálogo con todos los sectores de la sociedad israelí, hizo entender a muchos que el “Estado de Tel Aviv” era no menos importante que el Estado Judío.
Actuando sobre esa realidad varios grupos religiosos se establecieron en la esperanza de mejorar la percepción que los residentes seculares y observantes tenían unos de los otros, así como de apuntalar a las sinagogas existentes en Tel Aviv.
La principal oposición surgió de los propios religiosos locales, ya que la comunidad religiosa de Tel Aviv temía que los recién llegados tomaran el control de sus instituciones educativas y trataran de absorberlos en la campo nacional-haredi. Después de algunos años tormentosos la comunidad llegó a un acuerdo de status-quo: la Escuela Moriah de la Calle Zeitlin se convirtió en una escuela nacional-haredi en la que los alumnos están segregados por género, mientras que la Escuela Meiron del norte de Tel Aviv representa un abordaje más moderado.
Aviad y la Dra. Hannah Friedman se mudaron a Tel Aviv desde Gush Etzion con sus hijos.
Aviad dice que puede ver cómo creció el número de residentes religiosos de Tel Aviv. “Por ejemplo, en nuestro primer año en la Escuela Meiron había entre 14 y 18 alumnos en cada clase. Este año mi hija está asistiendo a una clase de primer año con otros 54 alumnos”.
“Realmente me gusta la ciudad, y siento su influencia sobre toda mi familia. Acabamos de terminar de guiar a nuestra hija Hagar de 12 años a través de su conversión (al judaísmo); es algo que no podría haber ocurrido en Gush Etzion”.
Otra cosa que no podría haber ocurrido en Gush Etzion fue el establecimiento del minian Ortodoxo más liberal de Tel Aviv, en el que los Friedman fueron decisivos. El minian incluye una pareja lesbiana. “Sólo en Tel Aviv hay una comunidad de gays y lesbianas religiosos”, dice Hannah.
Otro aspecto importante del cambiante rostro religioso de Tel Aviv es la llegada de judíos europeos, muchos desde Francia y muchos de ellos observantes. Los nuevos 8nmigrantes han abierto varias confiterías, panaderías y rotiserías kosher así como comercios que venden comida gourmet kosher.
Pero, dicho con todo respeto por las familias idealistas y por los nuevos inmigrantes, el factor principal de la “inflación” religiosa en Tel Aviv son los religiosos solteros. Usualmente, el religioso soltero que vive en Tel Aviv es mayor y prefiere vivir solo. Elad Yana, de 32 años, explica: “Tel Aviv es mucho menos claustrofóbica desde una perspectiva social; aquí las amistades son menos pegajosas y dependientes”.
“Aquí es natural salir con amigos del trabajo o de la escuela, y hay menos presión para pasar tiempo sólo con personas del sector (religioso)”, agrega Yana.
Pero eso tiene un precio. “Cuando una vive a cinco minutos de la playa y en el piso de abajo hay un bar de citas eso tiene un efecto, y no hay nada que una pueda hacer al respecto”, dice Michal, una mujer soltera observante de 30 años.
En cuanto a la modestia en el vestir Michal dice: “Las jóvenes se permiten vestirse más provocativamente. Shorts, y cosas así. Muchos tipos (religiosos) sólo usan kipá en el Shabat, y eso de ´ningún contacto físico´ no es exactamente una prohibición que se observe muy cuidadosamente. Yo conozco muchachas que hacen cosas que se sienten libres de hacer sólo con tipos seculares porque están ´fuera de límites´ cuando se trata de un shiduj”.
Algunos de los residentes religiosos de más edad miran de reojo a la nueva generación que se está mudando a la ciudad. Hay ambivalencia; por un lado hay menos peligro de que los minian se terminen por falta de fieles; por otro lado, hay una brecha de dos generaciones entre la vieja guardia y los más jóvenes, muchos de los cuales tienen opiniones más liberales.
Rami y Kika Goren, fundadoras de la Sinagoga Kommemiyut Avraham, buscan activamente miembros jóvenes para mantenerla en atividad en el futuro.
“Cuando vimos lo que estaba ocurriendo en la ciudad nos dimos cuenta de que a pesar de los nuevos minian en realidad no había un minian ´normal´ para jóvenes. Eran sinagogas nacional-haredi o ´igualitarias´. Decidimos dirigirnos a todas las personas jóvenes que buscaban una sinagoga ´regular´ y los animamos a unírsenos”.
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