Eyal Zisser
Israelhayom.com
Desde la revolución en Egipto en febrero de 2011, y aún antes, durante el régimen de Mubarak, funcionarios israelíes dieron la voz de alarma, incesantemente, de que la península de Sinaí estaba convirtiéndose en un fértil caldo de cultivo para organizaciones armadas terroristas que trataban de convertirla en una base para ataques contra Israel.
Por sus propias razones, las autoridades egipcias, por lo general, prefirieron ignorar las advertencias. De todos modos, el control egipcio sobre Sinaí era sólo parcial – particularmente desde el derrocamiento de Mubarak – y es posible que esperaran que los grupos terroristas con base en Sinaí se abstuvieran de atacar a soldados y policías egipcios.
Sin embargo, los elementos jihadistas internacionales, inspirados por al-Qaida, no ven una gran diferencia, como lo demostraron claramente ayer, entre soldados egipcios y soldados israelíes. Además, de acuerdo a la cosmovisión de al-Qaida, los herejes de casa – significando los musulmanes que han vendido sus almas a EE.UU. y Occidente, o se las vendieron a los chiitas en Irak o, en Siria, al secular Bashar al-Assad – son mucho peores que los judíos y los estadounidenses.
Al igual que en Afganistán en su momento, después en Irak y, ahora, en Siria, Sinaí se está convirtiendo en un escenario desde el cual emprender la jihad (guerra santa) y luchar contra los herejes, y está atrayendo a los radicales de todo el mundo árabe y musulmán. Estos extremistas islámicos han aprovechado el vacío de seguridad en Sinaí, y han explotado la ira de las tribus beduinas locales contra el régimen de El Cairo y su disposición a cooperar (por lo general por dinero).
La agenda de estas organizaciones terroristas es clara: Luchar contra los herejes, incluyendo la cooperación del régimen egipcio con EE.UU. y el mantenimiento de un tratado de paz con Israel. Su radicalismo se manifiesta en la falta de escrúpulos mostrado al atacar a personal de seguridad egipcio que está, en esencia, comandado, nada menos que por el presidente egipcio, Mohamed Morsi, él mismo un miembro de la Hermandad Musulmana. El extremismo, al parecer, no tiene fronteras.
Hoy en día, a diferencia de Irak o Siria, el terrorismo islámico radical en Sinaí no está operando bajo una organización paraguas claramente identificable. En el pasado, hace muchos años, grupos terroristas islámicos operaban en Egipto, algunos de los cuales estaban afiliados a la organización de la jihad Islámica egipcia. Los miembros de estos grupos fueron los responsables de asesinar al presidente egipcio Anwar Sadat en 1981, así como de muchos otros actos terroristas. Aquellos que desean continuar su camino ahora han crecido para propagar el extremismo y el terrorismo desde Sinaí.
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Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusión: www.porisrael.org
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