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| jueves noviembre 21, 2024

La resurrección (legal) de Mein Kampf en Alemania


Julián Schvindlerman

Revista Compromiso – Año 4. No. 21

http://www.daia.org.ar/Site2009/ces/2012_abril.php

En noviembre de 1923, Adolf Hitler junto a un grupo de seguidores intentó derrocar al gobierno bávaro. Fue arrestado, enjuiciado y sentenciado a cinco años de prisión, pero cumplió apenas una fracción de su condena.

Hitler usó efectivamente su tiempo en prisión. Durante los nueve meses que estuvo en la cárcel dictó a Rudolph Hess anécdotas autobiográficas y observaciones políticas que darían forma a una de las obras más perniciosas e influyentes del siglo XX: Mein Kampf (Mi Lucha). Inicialmente, quiso titular a su libro Cuatro años y medio de lucha contra las mentiras, la estupidez y la cobardía, pero su editor Max Amann, jefe de Franz Eher Verlag, sugirió el título por el cual su relato-arenga de alrededor de setecientas páginas es conocido.

 

El libro se publicó en dos volúmenes, en 1925 y 1926, se convirtió en un best seller e hizo rápidamente a Hitler millonario. Para 1933, Mein Kampf había vendido un millón de ejemplares y para 1945 había vendido diez millones de copias. Su popularidad eclipsó los trabajos de otros miembros del Partido Nazi -tales como Quebrando el interés esclavista de Gottfried Feder y El mito del siglo veinte de Alfred Rosenberg- y tuvo su edición de lujo en 1939, en ocasión del cumpleaños número cincuenta del Fhürer. El éxito editorial fue más resultado de la política nazi de obsequiar un ejemplar a cada pareja recién casada en Alemania a partir de 1936 que de su calidad literaria. El propio Benito Mussolini, el fascista italiano aliado del Nazismo, dijo que el libro era “un tomo aburrido que nunca he podido leer” y que las ideas vertidas en sus páginas eran “poco más que clichés comunes”. A la vez, sus ideas nacionalitas radicales y postulados racistas fueron bien recibidos por un importante segmento de la sociedad alemana de la época. Además de las ediciones de 1925/26 y la de 1936, una nueva edición fue publicada en 1940 por la Oficina Postal Nazi para que los alemanes enviaran el texto a sus familiares en el frente.

 

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Mein Kampf  ha estado prohibido en Alemania. El Estado de Baviera heredó los derechos de autor de la obra y ha pujado por frenar su divulgación pública. En 1999, por caso, luego de que el Centro Simon Wiesenthal alertara que Amazon y Barnes and Noble estaban ofreciendo ejemplares del libro a residentes en Alemania, el Estado de Baviera intervino y logró detener esas ventas. A principios de año frustró los deseos de un editor británico de publicar fragmentos de la obra en un semanario. Pero ahora, enfrentado al hecho de que su copyright vencerá el 1 de enero de 2016 (cuando se cumplirán setenta años de la muerte de Hitler y según la ley alemana caducarán los derechos de autor), ha decidido publicarla. Conciente de que editores neonazis u oportunistas harán uso de esa libertad, el Estado de Baviera optó por hacer pública la obra de Hitler acompañada de comentarios de historiadores que la pondrán en contexto. A su vez, la disponibilidad del volúmen en Internet ha hecho cada vez más dificultosa la tarea de contener su propagación.

 

Para una nación que ha abordado su pasado nazi de manera ejemplar, donde usar públicamente una esvástica o hacer el saludo nazi es considerado un delito, no será fácil lidiar con el nuevo escenario. La sola idea de ver en un futuro no muy lejano a algún pasajero cómodamente sentado en su asiento de ómnibus leyendo Mein Kampf en Berlín  resultará intensa para muchos, especialmente sobrevivientes de la Shoá. Y aún cuando el libro es hoy en día vendido libre y masivamente en muchos otros países, puntualmente en el Medio Oriente, su aparición en la esfera pública alemana conlleva una sensibilidad especial. Dadas las circunstancias, la determinación de publicar esa obra nefasta comentada por historiadores, luce sabia.

 

Posdata: menos conocida es la historia de la secuela de Mein Kampf que Hitler presuntamente dictó en Munich a partir de 1928. Según Gerhard Wienberg -investigador judeo-alemán-norteamericano, autor de El segundo libro de Hitler: la secuela no publicada de Mein Kampf– convencido de que el fiasco electoral de aquél año fue producto de la incomprensión popular de sus ideas, Hitler produjo un nuevo manuscrito de alrededor de doscientos páginas. Este no fue editado ni publicado durante la época nazi y el propio Hitler ordenó que fuese guardado en una caja de seguridad en 1935, aparentemente preocupado porque los objetivos de su política exterior detallados en el manuscrito cobraran estado público. Fue descubierto inicialmente en 1945 por un oficial norteamericano, pero tomó estado público recién a partir 1958 cuando fue hallado en los Estados Unidos en un archivo de material nazi capturado por los aliados. Fue publicado en Alemania en 1960 por el Instituto de Historia Contemporánea asentado en Munich, con una introducción y observaciones del historiador que lo encontró. Se lo llamó Zweites Buch (El Segundo Libro). Algunos historiadores cuestionan que la autoría de este texto sea del propio Hitler.

 

 
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