Grupo ReVista
28 de Agosto de 2012
El teletipo de la Agencia EFE Israel ahoga a los palestinos del Sur de Hebrón destruyendo sus pozos (22 de agosto de 2012) apunta desde el mismo titular a una clara toma de partido y es una manera de predisponer al lector.
El artículo es un fiel ejemplo de periodismo sesgado: una única versión de los hechos y ninguna fuente oficial. A su vez, los testimonios que respaldan la tesis implícita componen una única voz repetida que acusa exclusivamente a Israel de todos los males, sin contextualizar la información.
AUSENCIA DE VERSIÓN OFICIAL
Una vez más la agencia española no consigue comunicar con las autoridades israelíes y asegura que «Efe solicitó al Ejército su versión, que no respondió a sus preguntas».
Sin embargo, para hablar de la demolición de unos pozos en el sur de Hebrón, podía haber intentado comunicar con COGAT, que es el organismo que regula las políticas israelíes en los territorios, o al Joint Water Commitee, que se encarga de los acuerdos acuíferos.
El texto de EFE comienza diciendo:
«A la falta de agua en las colinas del sur de Hebrón […] se suma la demolición de cisternas por el Ejército israelí, que ahoga a unos residentes palestinos que viven con cinco veces menos agua que lo recomendado por la OMS y veinte menos que los colonos judíos vecinos.»
¿En qué se basa la agencia para asegurar que «los colonos judíos vecinos» consumen 20 veces más agua que los palestinos? Ninguna fuente sostiene la información, de manera que se pueda presentar ese dato como una verdad inapelable.
Sin embargo, ni las propias autoridades palestinas mantienen esa teoría.
Según un documento de Enero de 2012 del Dr. Haim Gvirtzman, del Begin-Sadat Center para Estudios Estratégicos de la Universidad de Bar Ilan – The Israeli-Palestinian Water Conflict: An Israeli Perspective – el consumo doméstico neto de agua per cápita entre los palestinos es mayor que el requerimiento mínimo estimado por la Organización Mundial de la Salud – 100 litros por día per cápita -. Por otra parte, este mismo informe señala que los palestinos afirman que el consumo de agua israelí medio es cuatro veces mayor que el de la media palestina y no 20 como sostiene el artículo.
Es más, los datos de ese mismo informe revelan otra cuestión: desde 1967 la cantidad de agua dulce natural utilizada por Israel ha decrecido en un 66,5% per cápita (de 508 metros cúbicos/cápita/año en 1967 a 170, en 2006); en tanto que la cantidad utilizada por los palestinos en Cisjordania se ha incrementado en un 10 % per cápita (de 93 metros cúbicos/cápita/año a 129). El consumo actual sería de 150 metros cúbicos/cápita/año para los israelíes, frente a 140 por parte de los palestinos.
FUENTES POLITIZADAS
La mayoría de las fuentes mencionadas en el artículo corresponden a ONGs en la zona. Por ejemplo, Ziyaad Lunat, portavoz de la organización Ewash, que agrupa a 30 ONG que tal y como EFE señala «trabajan en agua, saneamiento e higiene en los territorios palestinos ocupados». Pero no todos los miembros de Ewash tienen una visión de la zona desprovista de prejuicios. Ma’an Centro de Desarrollo, por ejemplo, dedica su libro Existir es Resistir:
«… a todos los palestinos de Valle del Jordán que han sufrido y luchado para mantener su tierra y resistir el régimen de apartheid israelí y que continúan, a día de hoy, más fuertes que nunca, en esta lucha» (el resaltado es de ReVista).
Otro testimonio es el de Naser Nawaya, pero EFE no indica quién es ni qué relevancia o representatividad tienen sus palabras:
«Tenemos varios pozos de agua en Susia pero a muchos no nos deja acceder el Ejército y otros han sido destruidos por los soldados y los colonos»
Una vez más, el lector debe creer, sin más, en la aserción, sin más socorro que el de la fe periodística.
FALTA DE CONTEXTO
Y, volviendo una vez más a las diferencias de consumo, la agencia sostiene:
«La localidad de Susia es una de las más afectadas por lo que las ONGs califican como «escasez inducida»: sus 320 habitantes viven con menos de veinte litros por persona al día -frente a los 100 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).»
¿A qué se refiere con «escasez inducida»? ¿Acaso no hay una escasez coyuntural de agua en Medio Oriente? Y la Autoridad Palestina, ¿no tiene ninguna responsabilidad en el tema?
EFE hubiera podido contextualizar su artículo recordando que palestinos e israelíes firmaron el Acuerdo Provisional Palestino-Israelí sobre Cisjordania y la Franja de Gaza en septiembre de 1995 (a partir de los acuerdos de paz surgidos de Oslo II). En el Anexo III, Apéndice I, Artículo 40 (Acuerdo del Agua), de dicho acuerdo, se estipula la forma en la que las partes deben actuar en lo relativo al agua en Cisjordania. El principio 7 del Acuerdo del Agua describe las responsabilidades palestinas. En el punto 2 se menciona el suministro adicional a las áreas de Hebrón, Belén y Ramala desde el Acuífero del Este u otras fuentes acordadas en Cisjordania.
En concordancia con el acuerdo, a partir de 2008 Israel aprobó la perforación de 70 pozos de agua (principalmente en el Acuífero del Este), con una capacidad extracción total estimada en más de 50 millones de metros cúbicos de agua (MCM) al año.
Aproximadamente la mitad de estos pozos aún no han sido perforados o puestos a funcionar por la Autoridad Palestina del Agua (PWA por sus siglas en inglés).
Es más, los palestinos rechazaron una propuesta de Estados Unidos, que había ofrecido 250 millones de dólares para construir una planta desalinizadora en Hadera, que cubriera específicamente las necesidades palestinas. La capacidad de desalinización de dicha planta se estimaba en 150 MCM de agua al año para el proyecto, y hubiese supuesto un incremento considerable en la cantidad de agua disponible para los palestinos.
Según los acuerdos firmados, todos los pozos de agua deben ser aprobados por el Joint Water Comité (JWC), organismo de cooperación israelo-palestino en términos de agua. A pesar de ello, los palestinos han excavado más de 250 pozos sin la aprobación del comité, principalmente en el Acuífero del Norte. Esto contraviene el Acuerdo Provisorio que consigna que los palestinos deben utilizar el Acuífero del Este para sus necesidades futuras.
Por su parte, la Autoridad Israelí del Agua denunció que los palestinos extraen agua de manera ilegal del proveedor israelí de agua (Mekorot), que suministra tanto a israelíes como a palestinos. Por este motivo, hay escasez de agua en Hebrón, Bani Naim, Beita y otros pueblos y comunidades palestinas. A esto, hay que reiterar se suma el hecho de que los palestinos no han desarrollado el Acuífero del Este, a pesar del hecho de que la JWC aprobó cada solicitud para perforar pozos en el mismo. La extracción de agua de este acuífero supone una cantidad adicional de 40 MCM de agua al año.
Esta información es fácilmente accesible a través de un medio tan cotidiano como internet. Pero, aún así, EFE elige publicar que:
«… generalmente bajo el argumento de que no tiene los permisos administrativos que el mismo Ejército deniega habitualmente (entre 2000 y 2007 fueron rechazadas el 94% de solicitudes de construcción en el Área C).»
Sin embargo, Israel asegura en su informe de 2009 que la mayor parte de los pedidos han sido aprobados, por el JWC, que es el encargado de evaluar y autorizar la construcción de pozos para la extracción de agua. Según la Autoridad Israelí del Agua The Issue of Water between Israel and the Palestinians, 2009 – el JWC ha aprobado la perforación de 59 pozos de agua para consumo por parte de los palestinos, 11 pozos para irrigación y 22 pozos de observación. También aprobó la mejora de 42 pozos en las inmediaciones de Qalqilya y Tulkarm y 31 en el Valle del Jordán.
No todos han sido perforados.
La crónica continúa asegurando:
«Este año, los residentes de Susia están pagando cerca de seis euros el metro cúbico del agua, un precio que en otras comunidades de la zona ha llegado a los exorbitantes 12 euros, frente al euro que pagan las ciudades palestinas con suministro, según datos de la ONG española Acción Contra el Hambre.»
La referencia de la información que ofrece EFE es la ONG española Acción Contra el Hambre. Su director, Olivier Longué, publicaba en su blog el 22 de febrero de 2011 lo siguiente:
«Desde la Segunda Intifada, el castigo colectivo ha convertido sus vidas en una pelea diaria. …ver la cartografía de la zona desde 1948 deja en evidencia el deseo de Israel de un territorio bajo su control absoluto. Si de la superficie de Cisjordania se borra lo «conquistado» por el Muro, las colonias, las zonas bajo control militar israelí para «mantener la seguridad» y las reservas naturales de interés para la biosfera, el resultado es un archipiélago, un conjunto de islotes entre los que es difícil encontrar conexiones. Mi pregunta hoy es arriesgada: ¿tal vez es hora de dejar de hablar del doble estado para concentrarse en encontrar una salida alternativa capaz de garantizar los derechos básicos de los dos pueblos? No tengo respuesta. «
Una pregunta no sólo arriesgada, sino que implicaría la desaparición del Estado de Israel. Un testimonio más de un sector politizado y que son las únicas referencias de la crónica de EFE.
Más adelante, el artículo vuelve a recordar la diferencia de consumos y denuncia el uso en piscinas, industrias, etc. Pero no tiene en cuenta que al examinar los consumos de agua de israelíes y palestinos, sólo debe considerase el ‘agua dulce’, que es la que se encuentra en disputa. El agua residual tratada y el agua de mar desalinizada son fuentes artificiales que ambas partes pueden producir y no son parte del agua natural de suministro.
¿ES ISRAEL EXCEPCIONAL?
Por otra parte, al leer el artículo de manera más profunda, nace la sensación de que la del agua es otra de las tantas situaciones excepcionales que se dan en el marco del conflicto palestino-israelí. ¿Pero es así realmente?
El diario El País, sin embargo, explicaba el 19 de junio de 2007 que:
«En España hay unos 510.000 pozos ilegales. De cada uno de ellos se extraen anualmente más de 7.000 metros cúbicos de agua, cantidad suficiente para regar durante un año una hectárea de maíz. […] En lo que va de legislatura se han cerrado un centenar de estos 510.000 pozos ilegales, la mayoría en la cuenca del Guadalquivir, donde existen unos 10.000; frente a los 60.000 de la cuenca del Guadiana y los 19.000 de la comunidad de Madrid»
Parece que cerrar pozos ilegales no es una hazaña exclusivamente israelí. Pero el artículo apenas ofrece datos que pueda poner en contexto la situación, en una región especialmente asolada por la sequía, no «inducida».
¿Cómo es posible que en un artículo sobre el agua falten fuentes de las autoridades competentes? Sobre todo la palestina. ¿Por qué no se menciona al Comité Conjunto del Agua? Aducir una falta de respuesta de una entidad oficial, por otra parte, no impide una simple búsqueda por internet, donde se encuentran documentos oficiales que pueden ser referidos igualmente. Por otra parte, no se trata de una noticia de última hora que no puede esperar una respuesta de un ente contactado.
Pero una pregunta clave que queda sin respuesta es: ¿por qué fueron clausurados los pozos? ¿Tal vez no reunían las condiciones legales para mantenerse abiertos? O tal y como parece querer insinuar la agencia EFE ¿es por la maldad intrínseca de los israelíes?
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