Dore Gold
Jerusalem Center for Public Affairs
20.9.2012
La semana pasada, la luz de los reflectores se concentró en el encuentro del Partido Demócrata, al norte de Carolina, en el marco de la discusión que estalló sobre la plataforma del partido en relación al status de Jerusalem. Contrariamente a la plataforma, en las tres campañas anteriores a las elecciones presidenciales, en la versión original, consolidada éste año, fue eliminada intencionalmente la referencia a Jerusalem como capital de Israel.
El Senador de Nueva York, Charles Shomer, criticó la versión.
Por el contrario, otros voceros del Partido Demócrata, determinaron que la eliminación surge de un “error técnico” y, derivado de ello, solicitaron crear la impresión que el cambio no fue intencional. Finalmente, la plataforma fue corregida y se le restituyó una mención tradicional a Jerusalem como capital de Israel, entendiendo que la nueva versión dejaba al Presidente Obama expuesto a la dura crítica del candidato republicano, Mitt Romney, por la forma en que el gobierno elige alejarse de Israel.
Cabe destacar la forma en que la plataforma fue retocada despertando la disputa dentro del mismo Partido Demócrata. El Presidente de la Convención Demócrata, Alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, presentó la corrección para la aprobación del plenario y se requirieron tres votaciones verbales seguidas para alcanzar la mayoría de dos tercios necesarios para su aprobación. La mayoría fue medida por intermedio de la voz de los votantes (a favor o en contra). Las cámaras de televisión se focalizaron en uno de los representantes del Partido Demócrata que vestía una remera y, sobre ella, una inscripción en lengua árabe que dejaba ver su excitación por la decisión del Alcalde.
Ninguno de los cronistas preguntó el ¿Por qué? de hecho que el Partido Demócrata eligió cambiar, desde el principio, la versión del ítem de su plataforma referido al status de Jerusalem y si de base, aparecía la estimación según la cual la cuestión de Jerusalem no tendría demasiada influencia en períodos de elecciones, a partir del hecho que, en el pasado, los gobiernos de Israel estuvieron dispuestos a dividir la ciudad en el marco de un acuerdo estable.
Los veteranos del Partido Demócrata reconocían el cuadro de situación. La cuestión de Jerusalem influía, de manera significativa, en el sistema electoral al tiempo que, el Presidente Carter, se enfrentaba a la candidatura del Partido Demócrata para un segundo mandato presidencial. El 1° de marzo de 1980, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 465, que condenaba la construcción de asentamientos, llamaba a su desmantelamiento y de modo inusual incluía definidamente en ese contexto a los barrios judíos construidos en Jerusalem.
Tradicionalmente, Estados Unidos acostumbraba a imponer su veto a las decisiones unilaterales de ese tipo y, en ésta ocasión, el embajador norteamericano en la ONU, Donald McHenry, levantó su mano apoyando la resolución, siendo aprobada por los miembros del Consejo de Seguridad y arrastrando tras sí una tormenta en el sistema político de Estados Unidos. El Presidente Carter sostuvo, según su consideración, que las menciones hacia Jerusalem, que aparecían en el borrador de la plataforma desaparecieron al momento de su presentación ante el Consejo de Seguridad y, por eso, instruyó a apoyarla. Entre el Departamento de Estado y los representantes ante la ONU hubo un corte en la comunicación y eso aportó a la votación a favor de la resolución. Líderes judíos en Estados Unidos, incluidos funcionarios del Partido Demócrata, no dieron crédito a las explicaciones de Carter. Arthur Goldberg, designado en la Corte Suprema por el Presidente Kennedy y que se desempeñara, luego, como embajador de la ONU, atacó la política del gobierno de Carter en el tema de Jerusalem en una carta enviada al editor del The New York Times.
Unas dos semanas después del “altercado” en el Consejo de Seguridad, el Senador Edward Kennedy, rival de Carter por la candidatura del Partido Demócrata a la presidencia, derrotó al presidente en las Primarias en Nueva York y Connecticut. La comunidad judía no olvidó la votación de Carter en el tema de Jerusalem en el marco del Consejo de Seguridad.
En las elecciones a la presidencia del mes de noviembre del mismo año, el candidato del Partido Republicano, Ronald Reagan, triunfó mientras Carter obtuvo, según se sabe, el índice de voces judías más bajo en comparación a los otros candidatos demócratas. El mensaje sobre la importancia de Jerusalem para la comunidad judía fue, entonces, claro para las personalidades más experimentadas de la política norteamericana.
Las elecciones en éste año, no se parecen a las de 1980 y existe la posibilidad que los dirigentes del Partido Demócrata consideraran que, Jerusalem, ya no es más importante a los ojos del judaísmo de Estados Unidos, tal como lo fuera en el pasado. Pero, ¿Será cierto? Un profesor examinó las posiciones de los judíos de Estados Unidos en los principales temas del proceso político, sobre la base de encuestas del Consejo Judío Norteamericano (AJC). Sus hallazgos, publicados en un artículo, fueron sorprendentes.
La encuesta del AJC, repite cada año la misma pregunta: ¿Debería Israel, en el marco del acuerdo estable con los palestinos, renunciar al status de Jerusalem como ciudad unificada bajo la soberanía israelí? En 2001, el alto número de 44% de los encuestados, se identificó con una nueva división de Jerusalem, mientras el 50% manifestó su oposición. Los resultados de la encuesta del año 2010, señalaron un cambio de posición por parte de la comunidad judía. Solo 35% de los encuestados apoyaron una nueva división de Jerusalem mientras el 60% se opuso a cualquier cesión. Esos datos dan cuenta que Jerusalem unificada es importante para los judíos de ese país y que quien supuso lo contrario no hizo bien su tarea.
La idea de Jerusalem unificada gozó del apoyo, tanto por parte de los demócratas como de los republicanos. La ley “Embajada en Jerusalem” de los años ´90, que reconoció la unidad de Jerusalem bajo soberanía israelí y como capital de Israel, fue presentada en conjunto para aprobación del Senado, a manos de los líderes del Partido Demócrata y del Partido Republicano. La debilidad del apoyo de Estados Unidos a Jerusalem unificada constituye una leve desviación de la posición norteamericana de la tradición bi-partidista, existente durante muchos años. La actual cuestión terminó con un “gol en contra” para aquellos que intentaron promover esa agenda.
Jerusalem Center for Public Affairs
Att. CIDIPAL
Difusion: www.porisrael.org
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