Editorial
The Washington Post
18 de Setiembre 2012
En la pasada semana uno de los ganadores de las protestas frente a las embajadas de los EEUU en el Medio Oriente, fue el Presidente Palestino Mahmoud Abbas. Antes de la erupción que produjo la película anti musulmana , el Sr. Abbas y el Primer Ministro Salam Fayyad habían afrontado una semana de demostraciones y huelgas en la Ribera Occidental, que algunos comenzaban a comparar con las rebeliones contra los regímenes árabes autocráticos. Gracias a esa erupción de anti americanismo y la oportuna disminución de precios y de los incrementos impositivos, el movimiento de la oposición por el momento parece haberse hundido. Pero de una u otra forma, La Autoridad Palestina del Sr. Abbas aparece dirigida hacia el problema.
El presidente de 76 años de edad, ha estado enterrándose en un agujero político desde principios del año pasado, cuando anunció una nueva estrategia para buscar el reconocimiento de la estructura del Estado Palestino, por parte de las Naciones Unidas y un tratado de reconciliación con el movimiento rival Hamas. La oferta del reconocimiento fracasó en otoño pasado en el Consejo de Seguridad de la O.N.U., donde los palestinos no pudieron, incluso, obtener los ocho votos necesarios para una mayoría simple. Mientras tanto las conversaciones con Hamas se encuentran estancadas y las elecciones largamente postergadas y prometidas para el pasado mayo, fueron otra vez atrasadas.
Durante este tiempo el Sr. Abbas ha rechazado por demás negociaciones con Israel, poniendo como pretexto la continua construcción de asentamientos en la Ribera Occidental. Israel ha ofrecido a la Autoridad Palestina un número de concesiones a cambio de la renovación del proceso de paz, incluida liberaciones de detenidos y una concesión de gas natural potencialmente lucrativa. Pero el Sr. Abbas no estaba de acuerdo.
En cambio cuando las demostraciones en la Ribera Occidental iban in crescendo, el Sr. Abbas sostuvo una conferencia de prensa en Ramallah, el 8 de Setiembre confirmando que él renovaría la iniciativa en la O.N.U., ésta vez buscando un voto en la Asamblea General, actualizando el estatus palestino hacia un estado observador-no miembro. Funcionarios palestinos dicen que el nuevo estatus les permitiría asociarse a más organismos de la O.N.U. y desarrollar acciones contra Israel en la Corte Penal Internacional.
Sin embargo el voto, no crearía un estado-y esto podría acabar con la Autoridad Palestina del Sr. Abbas. Israel probablemente dejaría de proporcionar los fondos fiscales que cubren las dos terceras partes del presupuesto de la Autoridad; el Congreso, que ha sostenido con más de $ 200.000.000 en la financiación de la AP, por iniciativa de la O.N.U. del año pasado, podría bloquear toda la ayuda norteamericana. Esto empeoraría las dificultades económicas, causadas por una pérdida de la financiación extranjera que observa huelgas y demostraciones que el Sr. Abbas procura desactivar. No sólo la administración Obama sino también gobiernos árabes amistosos como el de Jordania aconsejan al Sr. Abbas, que las iniciativas de reconocimiento serían contraproducentes.
El líder palestino parece haber dejado cierto margen de maniobra: Él dice que la iniciativa para el reconocimiento comenzaría con “consultas” con otros miembros de la O.N.U., antes de su discurso en la Asamblea del próximo 27 de setiembre. Otros funcionarios palestinos han insinuado que las consultas pueden ser prolongadas; el Sr. Abbas esperaría obtener concesiones del Primer Ministro Benjamín Netanyahu y antes de las elecciones del 6 de noviembre del Presidente Obama, si él fuera el ganador, en canje de hacer caer la iniciativa. ¿Pero cuál será el final? Como recientemente puntualizó el canciller de Jordania, las negociaciones con Israel son el único camino realista para el establecimiento de un Estado Palestino. La respuesta negativa del Sr. Abbas en aceptar este hecho podría resultar ser su perdición.
NT *En ajedrez, táctica que consiste en sacrificar peones u otras piezas, con la estrategia de obtener una posición favorable.
Traducido para Porisrael, por Carlos Alberto Vainberg.
Difusion: www.porisrael.org
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