George Chaya
02/10/2012
La guerra civil siria se instalo en la agenda de la administración Obama. Algunos líderes árabes presionan al presidente a jugar un rol más agresivo para la salida de Assad pero la agudización de las protestas islámicas han generando la sensación de que algo ha salido mal en el apoyo de su administración a la democracia en el mundo árabe, donde no hay democracia ni garantía de alcanzarla dado el incendiario sentimiento islamista anti-estadounidense.
Los ataques a objetivos diplomáticos norteamericanos y la muerte en Libia del embajador estadounidense han disparado el debate en el salón oval sobre si es tiempo de alejarse del mundo árabe y su interminable caos o continuar con su apoyo. Algunos funcionarios plantean tomar distancia asustados por las revueltas, lo cual es mal presagio para la futura estabilidad regional. Sin embargo, esas voces que murmuran pidiendo alejarse, no entienden que cuando colapse Siria, donde la violencia sectaria es imparable, la presencia de Al-Qaeda allí podría ser mucho más perjudicial para los intereses estadounidenses, israelíes, jordanos y libaneses.
Es evidente qué Obama desearía retirarse después de lo que acaba de suceder en El Cairo y Bengasi. El caos islamista visto en Libia debería servir de advertencia si decide dar la espalda al mundo árabe. Siria podría ser mucho más peligrosa que Libia para EE. UU y la región, y todavía no es demasiado tarde para que haga algo. Las potencias regionales como Turquía y Arabia Saudita apoyan abiertamente con armas livianas a los rebeldes, pero han dejado claro que no van a jugar un papel mayor sin apoyo de EE.UU. No obstante, el peligro de caer en una guerra de poder con Irán y Rusia mantiene a Obama y sus socios europeos temerosos de ir más allá. De allí que solo suministra ayuda humanitaria y logística, pero no armamento, según sostiene su administración. Por otra parte, cualquier intervención militar en Siria debería llevarse a cabo sin autorización del Consejo de Seguridad, donde Rusia se ha opuesto en reiteradas oportunidades. La duda de Obama es que sus agencias de inteligencia le han dicho que en la oposición siria -la gente que se supone que debe apoyar- muchos de ellos son elementos de Al-Qaeda. Allí esta entrampado el presidente en la complejidad de la crisis Siria, la misma cuestión que no entendió antes en Libia ni Egipto cuando facilito la llegada al poder de grupos islamistas. También la crisis nuclear con Irán, sobre si debe o no apoyar un ataque preventivo israelí para detener el programa nuclear de Teherán en tiempos pre-eleccionarios coloca a Obama en una posición incomoda cuando no irresoluta. Según el presidente, la economía de Irán está cediendo a las sanciones, y él cree poder alcanzar un acuerdo diplomático sobre su programa nuclear, o eso es lo que sus funcionarios defienden en la teoría. Lo que no esta claro, es que hace pensar a Obama que tendrá éxito negociando con Irán para detener su programa nuclear, siendo que el régimen de Teherán cuenta con redes de profundidad en Siria y podría ser más hábil que cualquier potencia occidental o árabe en generar un caos mayor al actual en una era post-Assad.
Algunos funcionarios estadounidenses defensores de intervenir en Siria, lo cual es probable que tenga lugar en algún momento, aunque Obama ya ha dicho que intervendría solamente si Siria utiliza armas químicas, sostienen que si los rebeldes logran derrocar a Assad por su cuenta, la resultante del caos crearía un fuerte incentivo para la intervención y que el riesgo de no intervenir otorgaría un mayor margen operativo a los yihadistas al no tener ningún aliado sobre el terreno el día después que Assad caiga. Así, EE.UU. no tendría ningún poder para apoyar a los moderados en la nueva Siria.
La pasada semana hable con un colega de Christopher Stevens, el embajador estadounidense asesinado en Bengasi, me pidió preservar su nombre, pero dijo que lo último que hubiera querido ver Chris era el retiro de los EE.UU. del mundo árabe, incluida Siria. Pero que le preocupaba que Obama utilice Libia como excusa para un retiro regional de los EE.UU.
Lo concreto es que el proceso esta en movimiento y todo puede cambiar de un momento a otro, mas aun cuando el tiempo de las presidenciales se acerca.
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