Ana Jerozolimski
Semanario hebreo. Uruguay
Siempre suena bien iniciar negociaciones. Hablar, indudablemente, es mejor que disparar. Por eso, habrá habido algunos observadores felices al leer en “The New York Times” que Estados Unidos e Irán habrían acordado iniciar negociaciones sobre el tema nuclear iraní. Aunque tanto la Casa Blanca como Teherán desmintieron, la reacción de los analistas fue unánime: “no hay humo si no hay fuego”.
El Presidente Barack Obama, cuya reelección no está por cierto asegurada todavía, siempre fue propenso al diálogo. En principio, es una buena forma de encarar las cosas. Tratar de convencer, de explicar, de buscar la vía del entendimiento, y no de zambullirse directamente en el campo de batalla.
La pregunta, para analizar si en definitiva es bueno o no, es con quién…quién está del otro lado.
Y es indudable que Irán ha estado jugando con todo aquel que negoció con sus representantes. Negoció con las potencias, con Europa…y siguió enriqueciendo uranio al 20%, mucho más de lo necesario para un plan nuclear con fines pacíficos. Irán ha aprovechado todas las diferentes instancias de diálogo, para ganar tiempo. Lo dicen observadores conservadores y liberales. Es simplemente cuestión de leer el mapa.
Unos pocos meses después de asumir Obama como Presidente de Estados Unidos, su asesor para asuntos de terrorismo John Brennan declaró que “el terrorismo no es nuestro enemigo”. Con el 11 S de fondo y diversos atentados terroristas contra Occidente ya en el mapa, su declaración resultó sorprendente. Acto seguido, agregó: “Los islamistas y jihadistas no son nuestro enemigo”, con lo cual preocupó a los entendidos en la materia. Si no ellos…entonces quién….
Recordamos aquellas problemáticas declaraciones, porque el tema de fondo es identificar la actitud correcta precisamente para lograr evitar un enfrentamiento. La conciliación y el intento de apaciguar no es siempre la mejor receta, si no van acompañados de un claro mensaje sobre la disposición a actuar con firmeza.
Irán está sufriendo los efectos de las sanciones económicas y darle ahora el respiro de negociaciones no es la mejor receta a seguir. Sólo una presión firme y continua para dejarle claro que no podrá seguir desafiando al mundo libre, podrá obtener resultados. Y será precisamente la firmeza lo que podrá impedir un ataque. Darle más tiempo con negociaciones, podría derivar , por el contrario, en que gane terreno en el área nuclear, hasta que luego, sea ineludible tomar la decisión
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