Carlos Alberto Vainberg
Es un viernes que atardece en el Natzrat de arriba
en el octubre promedio horizonte de fin,
perfil de cerros con sombras bañadas
por el redondo amarillos mutante,
que viaja a inundar de luz a Occidente.
En medio de los púrpuras-grises, celestes-rosados,
verdes-amarillos, calmos, intensos de vegetales,
copas cromáticas de flores amantes,
humos blancos de aromas non sanctos
judíos profesantes cantando sus salmos.
Venus asoma y en los espacios va labrando
loas al Corán ampliadas,
las luces del hombre se expanden
en la cercana Caná,
donde flotan los espacios del milagro.
Los grabados como escultura de un todo
marcos que cobran vida,
en la diversidad del arte callejero
los niños apuntan la magia con una redonda,
todos juegan una gran fiesta.
Estelas de cigueñas que pasaron
con palomas que acurrucan aleteos finales,
en el triunfo de las flores y la vida
fantástico cuadro de pura candidez,
desde los arribas del Natzrat, en este atardecer naiff.
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