Sal Emergui
elmundo.es
«Cuando escuché cantar a Antonio por primera vez, sentí que era mi hermano. Sólo que él aún no lo sabía», dice Pavlo Rosenberg. Este cantante israelí-muy famoso en un país al que llegó cuando tenía seis años de su Rosario natal- tenía un sueño: «Conocer y actuar con el gran Antonio Carmona».
Por eso, hace unos meses viajó a Madrid en su búsqueda. Lo encontró y conquistó con sonrisas y canciones en hebreo. «Somos una buena mezcla gitana y judía», nos comenta sonriendo el artista español en Jerusalén.
De ese flechazo ha nacido una amistad convertida en energético dúo musical que desbordó la pasión en una actuación celebrada en un abarrotado auditorio de Tel Aviv.
Carmona aceptó la invitación del israelí para conocerse musicalmente, emocionarse en Jerusalén y respirar el paisaje de la Galilea. El postre ya lo traía él: casarse en una Iglesia de la ciudad santa. O como nos dice, «confirmar mi amor».
Carmona y Orellana en su boda en Jerusalén (Foto: Sal Emergui)
«Hace 20 años nos casamos por lo civil y antes de venir le dije que nos íbamos a casar en una iglesia en Tierra Santa», cuenta mientras su mujer y manager, Mariola Orellana, reconoce: «Ha sido todo muy rápido y una gran sorpresa. Sólo al llegar a Jerusalén, me di cuenta de que iba en serio. Antes pensaba que estaba bromeando».
Pero el pastor Stan Dolan de la Iglesia Bautista en Jerusalén no está para bromas y sí para oficiar bodas. «Antonio lleva el traje con el que yo me casé hace tres años», avisa Rosenberg igual o más emocionado que la pareja llegada de su amada Sefarad.
El atardecer aparece en Jerusalén mientras el cantante israelí afina la guitarra que acompañará el camino de su nuevo/viejo hermano. Dolan oficia una de las ceremonias más intimas y espontáneas que su templo ha presenciado. Como únicos testigos, Rosenberg, su esposa, dos amigos y su banda musical. «Es una pareja muy alegre y transmiten una gran emoción», nos dice el pastor.
Tras algunas lágrimas provocadas por la canción de Rosenberg y las bendiciones de rigor, la pareja se intercambia anillos y promete fidelidad eterna.»Soy la mujer más feliz. No hay mejor tierra que ésta para casarse», proclama Orellana. «Somos muy espirituales. La Biblia me apasiona aunque yo no sea religiosa. Estar en donde todo se inició es algo increíble», explica a este periodista en la Jerusalén sobre la que tanto leyó.
Una vez acabada la boda, la guitarra de Rosenberg y el cante gitano y taconeo de Carmona hacen temblar la Iglesia situada en el centro de Jerusalén.
El que fuera vocalista de Ketama recuerda el «encuentro» con Rosenberg. «Nos vimos por primera vez en el bar «Válgame Dios». Hablamos y le dije ´mira, si te gusta mi música me tienes que llevar a Israel´. No pasaron dos días y me llamó. Había reservado ya el vuelo, hoteles, la Galilea, Jerusalén, concierto…»
Rosenberg da su versión: «Tras presentarme y hablar un poco me puse a cantar en hebreo en el bar en Madrid. Media hora y varias copitas después, llegaron sus amigos con guitarras y cantamos juntos». «Hace 13 años yo cantaba canciones de Ketama en Israel y después ya hice en hebreo sus temas «Para que tú no llores» y «Puerto moruno», añade.
Pavlo (no es un error, escribe su nombre con v baja) Rosenberg y Carmona durante su actuación en Tel Aviv.
Según Carmona, «los dos somos cantantes de una música con raíces profundas que queremos que se abra a otros sitios. Aquí no soy nadie y por eso me sorprendió el amor que recibí en el concierto de Tel Aviv».
Le preguntamos por el conflicto entre israelíes y palestinos y el hecho de que uno ya está curtido en mil entrevistas con artistas que han venido pese a la presión de grupos propalestinos y otros que por la misma razón no lo han hecho.
«He venido sólo a un encuentro de amigos y musical. Es una maravilla que alguien de tan lejos haya hecho un éxito de una canción tuya en otro idioma», contesta Carmona que se extiende en el agradecimiento: «Desde que llegué, me sentí como en casa. La gente, la comida, las ganas de vivir, las playas…son como nosotros. Aquí hay una energía increíble. Nada más llegar, me llevó a una fiesta con 30 amigos suyos. Como los gitanos… Yo en medio de todos y sin hablar ni una palabra de inglés».
Y evoca otra época. «Cuando Pavlo canta en hebreo, me recuerda a mi tierra, a Granada, mi raíz… Me recuerda a Boabdil. Es una mezcla de culturas basada en el respeto».
«Desde el primer momento, ha sido espectacular. Hemos viajado por todo el mundo y nunca hemos tenido un recibimiento como en Israel. Su familia, su espectacular banda…», resume Orellana.
Rosenberg cantando antes de iniciarse la ceremonia (Foto:Sal Emergui)
Tras compartir siete intensos días, Carmona y Rosenberg planean colaborar en el futuro. El primero regresa a España casado por la Iglesia y hermanado con un cantante que hace poco no conocía. El segundo se queda recordando cada minuto de la actuación y con el sueño cumplido. Siente que Carmona ya sabe que es su hermano.
P.D. Es triste que se deba recordar porque es algo (teóricamente) obvio pero la publicación de las fotos requiere el permiso del autor. O al menos eso me enseñaron en la Facultad de Periodismo hace ya unos años…
Siete horas después….
P.D (II) Dos medios me han llamado para publicar la foto escribiendo el autor y medio. Otros no han cogido la foto, simplemente han copiado partes importantes del texto sin citar el autor ni el medio.
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