Debra Kamin
NYTimes
30.10.2012
En la fiesta judía de la cosecha (Sukkot), decenas de mujeres israelíes dentro de la insula de los haredim ultraortodoxos tendrán una recompensa adicional que celebrar: la oportunidad de ir al cine. Películas «para» y «por» mujeres haredies eran, casi, desconocidas fuera de este sector hasta que la directora, Rama Burshtein, dio a conocer su película «Llenar el vacío» en el Festival de Cine de Venecia.
La película, que proporcionó a la ingenua Hadas Yaron el honor de ser reconocida la mejor actriz, se exhibió, luego, en el New York Film Festival, donde fue elogiada por los críticos, que señalaron que la experiencia técnica de Burshtein desmentía su escaso currículo. De hecho, mientras que «Llenar el vacío» era su primera película, tanto para espectadores seculares como religiosos, pasó casi dos décadas haciendo películas para las mujeres de su comunidad; películas con solo actrices y sin violencia, sexo y malas palabras. Y no estaba sola: mujeres ultra-ortodoxos en Israel hacen, desde un tiempo a esta parte (alrededor de unas seis al año), de acuerdo con las estrictas normas haredies: los hombres y las mujeres nunca pueden aparecer juntos en la pantalla; las tramas consideradas subversivas o contrarias a las creencias ultra ortodoxas están prohibidas, y cuando finaliza la película el público debe haber aprendido una lección moral para llevarse a casa. Las reglas rigen las audiencias: están segregadas por sexo.
También existen directores haredim que, durante mucho tiempo, realizaron películas (para ser vistos solo por hombres y niños) con la ayuda de unas pocas casas de producción. Las películas de mujeres, en cambio, se autofinancian. Se muestran en salones de bodas, durante los descansos de la escuela y los períodos de vacaciones (Sukkot, Hanukkah y Pesaj). Y aunque evitan aspectos de la modernidad, los asientos de plástico de los salones se llenan para las proyecciones. «Es un evento», dice Dina Perlstein (46), madre de 8 hijos, que vive en el enclave ultra-ortodoxo de Bnei Brak y que hizo ocho películas, la más nueva «Thin Ice», se estrenó durante Sukkot. «Esta comunidad no ve la televisión. Por eso, cuando llegan las vacaciones y hay una película, se dicen ‘quiero una película ahora mismo'».
Los filmes de Perlstein son tan populares que, después de ser proyectadas en Israel, se muestran en Estados Unidos y Europa. Se venden todas las entradas. Perlstein no es específica pero dice que sus películas tienden a producir millones de shekels en «taquilla».
Más allá de las reglas iniciales, los rabinos deciden lo que constituye cine kosher. «Debo consultar con mi rabino en cada paso del camino», dice Ruchama Mandl (31), cineasta, docente y madre de 6 hijos.
En «The Dreamers», un documental de Efrat Shalom Danon sobre esas cineastas haredies, Mandl se mostraba destrozada después de que su rabino no apreciara y considerara su película «Closed» ( no apta para el público más joven) ya que la acción gira en torno a una adolescente que se rebela, un poco en contra de su madre. Mandl y su esposo tomaron un préstamo de 50.000 shekels (uno13.000$) para hacer esa película, y están luchando para pagarla. Algunos de sus colegas, al igual que la estudiosa del tema Vinig Marlyn, dicen que el secreto está en ser terco. «Cuando uno cree en lo que hace, los rabinos no dicen «no»», dijo Vinig, quien escribió el libro «Cine ortodoxo» y está trabajando en su doctorado en esa materia mientras educa a 7 hijos. «La Halajá» – la ley judía – «no prohíbe a las mujeres actuar. El problema es cuando cantan o bailan, o algo así».
Incluso con las bendiciones de sus rabinos, las mujeres religiosas que quieren hacer cine se enfrentan a las preguntas de sus vecinos y a cierto desprecio ocasional. «Hay gente que me dice que es una pérdida de tiempo», dice Tikvah Stoloff (46), actriz y madre de 5 hijos. Stoloff dirige una popular tienda de pelucas (para mujeres haredi) fuera de su casa de Jerusalén, y esperó a realizar cine hasta que sus hijos fueron mayores. Ahora que empezó a actuar, dice que no dejará que los chismes se interpongan. «No es que no me importe, pero no me impedirá hacer las cosas que me gustan y me parecen bien. Sí! tengo algo de miedo a ser despreciada, pero hago algo que me encanta».
La actuación es más familiar para los haredim, y varios cursos, sólo para mujeres que actúan, están disponibles. Las opciones de directoras de cine «son más limitadas». Casi una docena de escuelas de cine se encuentran dispersas en Israel, pero ninguna está dirigida a haredim. Para los estudiantes ultra-religiosos existen cursos y algunas escuelas vocacionales, así como seminarios para muchachas a las que asisten antes del matrimonio.
La escuela de cine Torat HaChaim, en el centro de Israel, tiene como objetivo enseñar «cine judío», dice el director de la escuela Segev Cohen, que ve en las películas un instrumento que permite difundir las enseñanzas bíblicas. Para las lecciones, las escenas de películas seculares se cortan en clips, que cuentan con aprobación rabínica. Los hombres y las mujeres asisten a los cursos en edificios separados. En Jerusalén, está la más inclusiva y religiosa Escuela Ma’aleh de Televisión, Cine y Artes, que permite que, hombres y mujeres, estudien juntos, pero hay un rabino en el lugar, y las políticas de enseñanza reflejan sensibilidades piadosas. «No mostramos ni pornografía, ni sexo, ni violencia pura y dura, ni personas desnudas», dijo el director de Ma’aleh Neta Ariel, que es un ortodoxo moderno. «Pero, en nuestra biblioteca, hay todo tipo de películas, y a nuestros estudiantes, que consideramos adultos, los invitamos a tomar sus propias decisiones».
Las mujeres cineastas, que no asisten a esas escuelas, a aprender a manejar las cámaras a través de los ensayos y del error, intercambian conocimientos en el set, corrigiéndose sus errores, mientras que la película está en marcha.
Muchas mujeres consideran que Burshtein, que se crió en un hogar secular y asistió a la prestigiosa Sam Spiegel Film and Television School en Jerusalén antes de convertirse en una mujer religiosa, es su mentora y optó por «llenar ese vacío», para arrojar luz sobre la sociedad religiosa haredi. «El mundo exterior no sabe nada sobre nosotros», afirmó . «Se trata de abrir una ventana a un mundo que nadie conoce». Mandl no duda en que inspira a otras mujeres directoras. «Salimos de la nada», dice Mandl. «Yo no sabía nada. Y nos ayudó mucho». Burshtein, insiste en que aprende de ellas. «Son mis mentores». «Hacen cosas diferentes a mi. Lo hacen para su comunidad, algo que respeto y que es muy bello».
Como las mujeres cineastas haredi son cada vez más frecuentes, no está claro cuál será el efecto en una sociedad, ya de por si cerrada. Danon, que es secular, dice que, durante el rodaje de «The Dreamers» tenía la esperanza de descubrir una creatividad más marcada.»Al principio pensaba que sería una revolución», dice sobre su documental que se presentara en el Festival de Cine Internacional de Siracusa. «Pero me decepcionó su silencio. Hay autocensura. Y no tienen libertad de expresión». Lo que las mujeres deben de tener es la aprobación rabínica. «Hay sed tremenda de estas películas», dice la actriz Stoloff. «Y creo que los rabinos se dan cuenta que es muy importante, para las chicas kosher, ver; tener algo que las mantenga alejadas de las cosas no kosher. Se dan cuenta de que hay muchas y que están expuestas. Así que, en cierto modo, están a favor».
ATT. CIDIPAL
ES LA TERCERA FIESTA DEL PEREGRINAJE ; EN LAS CUALES SE ACOSTUMBRA A REGOCIJARSE. LO QUE CARACTERIZA A ESTAS TRES FIESTAS DEL REGALIM, ES SU CARÁCTER AGRÍCOLA.
TAMBIÉN VA ASOCIADO A ACONTECIÉNDOOS HISTÓRICOS OCURRIDOS CON EL PUEBLO EN LOS DÍAS DE MOSHE: EN PESAJ, EXODO DE EGIPTO, EN SHABUOT, EN LA ENTREGA DE LA TORAH, EN EL MONTE DE SINAI, Y SUKKOT, EL RECUERDO DE LAS TIENDAS EN LAS QUE VIVIERON EL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE CUARENTA AÑOS EN LE DESIERTO.