Ron Ben Yishai
Ynet
27/10/2012
Presunto bombardeo en una fábrica de armas en Sudán fuerza a Teherán a reevaluar las amenazas israelíes.
El Ministro sudanés, que acusó a Israel de perpetrar un ataque aéreo a una fábrica de armas cerca de Khartoum, sabía – en apariencia- de lo que hablaba. Mostró a periodistas un video de un enorme cráter, cerca de dos edificios destruidos y lo que parecía ser un misil atravesado en el terreno. Por supuesto, el cráter podía haber sido el resultado de un accidente de trabajo que hiciera estallar explosivos en el lugar. Y el cohete, que puede haber sido producido localmente, puede explotar durante el incendio. Pero una evidencia adicional circunstancial apoya el reclamo del ministro sudanés sobre que, Israel, estuvo involucrado. Los testigos testimonian haber visto aviones volar sobre la zona durante el amanecer y, lo más importante, el ministro sabe bien que, Israel, tenía un motivo para atacar la fábrica de armas. Esa fábrica, que está situada dentro del complejo militar cerca de Khartoum, y elabora varios tipos de cohetes y armas livianas, fue construida con ayuda de Irán, hace unos cuatro años, en el marco de un acuerdo de cooperación entre los dos estados ´parias´. Sudán está aislado de la comunidad internacional debido al genocidio en Darfur, y Occidente impuso severas sanciones contra Irán por su programa nuclear. Ambos gobiernos tienen interés (o, al menos, tenían uno hasta hace poco) en transferir armas a Hamas en Gaza. El nombre de la fábrica, ´Yarmouk´ alude a la identidad de sus “clientes” palestinos. Como parte del acuerdo, los sudaneses ganaron dinero y, en apariencia, recibieron armas, mientras que, los iraníes, acortaron el suministro de rutas a Hamas en Gaza, Hezbollah en Líbano y tal vez, incluso, a Siria. Por tanto disminuyó el riesgo de ataques israelíes sobre convoys de armas ( o eso pensaron en ese momento).
Si el reclamo del ministro sudanés sobre que, cuatro aviones de guerra israelíes, bombardearon la fábrica de armas es cierto, eso es una impresionante demostración del largo brazo estratégico de Hamas. Pero no nos dejemos llevar. La Fuerza Aérea Israelí probó, 27 años atrás, que puede atacar, con éxito, objetivos ubicados a más de 1500 kilómetros de distancia. En 1985, aviones israelíes bombardearon cuarteles de la OLP en Túnez, pero el hecho que, el objetivo, estuviera situado cerca de la costa ayudó a las fuerzas israelíes a acercarse, sin ser detectados. Khartoum está ubicado adentro del territorio sudanés y rodeado por numerosas instalaciones de radar. El ministro sudanés dijo que, los aviones israelíes, utilizaron contramedidas electrónicas para evitar la detección – por parte de defensas aéreas sudanesas. Pero, los expertos dicen que, pueden haber volado sobre “zonas muertas”, donde no fueron detectados por radares. En todo caso, los sudaneses no pueden probar que Israel atacó la fábrica de armas.
Sin embargo, si aviones israelíes llevaron a cabo el ataque, eso significa que se fue a unos 1600 kilómetros de Israel, casi la misma distancia entre el centro de Israel y las plantas de enriquecimiento de uranio en Irán; una cerca de la ciudad de Kashan (“Natanz”) y la otra cerca de Qom (“Fordow”). Por tanto, el ataque, si fue perpetrado por Israel, envió un fuerte mensaje a Teherán.
Hasta ahora los iraníes no tomaron en serio las amenazas de Israel. No creyeron que Israel tenía la capacidad de atacar sus instalaciones nucleares o que el gobierno israelí tuviese el coraje de arriesgarse a perder decenas de pilotos y aviones. Pero, ahora, luego del ataque en Sudán y el bombardeo de un reactor sirio (2007), que la prensa extranjera atribuyó a Israel , los iraníes pueden re-evaluar la seriedad de Netanyahu y de Barak cuando declaran que “todas las opciones están sobre la mesa”.
No hay duda que, las explosiones en la fábrica de armas sudanesa, brindó elementos – en Karthoun, Gaza y Teherán- y dejó algo para pensar
ATT. CIDIPAL
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